JW Broadcasting: Septiembre de 2019

Hola a todos.

Nos alegra mucho que estén con nosotros en el programa de este mes.

Como pueden ver, hoy me acompañará un amigo.

Porque...

¿somos amigos, verdad?

Claro, David.

¡Cuánto me alegro!

Les presento a Herman van Selm.

Es ayudante del Comité de Redacción, y trabajamos juntos en el Departamento de Redacción.

Herman tiene mucho que contar.

Nació en los Países Bajos y fue misionero durante muchos años en Sudamérica.

¿Cómo fueron esos tiempos?

Buena pregunta, David, te cuento.

Mi esposa, Kay, y yo servimos en tres lugares.

Resumiría esa etapa de nuestra vida en tres palabras: desafiante, emocionante y gratificante.

Una de las asignaciones era complicada, porque vivíamos en una zona aislada de la selva en la que no había más Testigos.

Pensábamos: “¿Lograremos encontrar a alguien que quiera servir a Jehová?

¿Por dónde empezamos?”.

Íbamos en bicicleta para visitar a toda la gente.

Con el tiempo, llegamos a conducir 25 cursos bíblicos.

Guau.

Y, a pesar de la fuerte oposición de los vecinos, los estudiantes progresaban mucho.

Por ejemplo, una mujer y sus hijos trabajaron duro para construir esta bonita choza, y se nos llenaron los ojos de lágrimas cuando ella nos dijo: “Esta choza la hicimos para celebrar las reuniones.

Es para Jehová”.

Impresionante.

Un día, unos valientes estudiantes de la Biblia nos mostraron sus cartas de renuncia a su Iglesia.

En esa semana, el pastor de la iglesia de aquel pequeño pueblo recibió un montón de cartas.

Y supongo que no le gustaría mucho recibirlas.

No eran precisamente cartas de fans.

Fue muy gratificante para Kay y para mí ver cómo Jehová convirtió aquel pequeño grupo en una congregación.

De hecho, a todos nos fortalece saber que, no importa dónde vivamos, Jehová cuida de personas que este mundo considera insignificantes pero que para él son muy valiosas.

Buenas fotos, me encantan.

Y, ahora, ¿qué vamos a ver en el programa de este mes?

Bueno, David, conoceremos al hermano Andrey Nesmachniy, un exjugador de fútbol profesional.

Su historia puede ayudarnos a analizar nuestras prioridades en la vida.

Después veremos qué hace Thomas para equilibrar su trabajo seglar con su adoración a Jehová.

Y escucharemos una canción muy alegre que nos recuerda lo maravillosa que es la “familia” que tenemos en la organización de Jehová.

Qué interesante.

Empezamos.

Este es el programa de septiembre de 2019 de JW Broadcasting.

Este mes, me toca desarrollar dos temas.

Primero...

Me gustaría hablarles de la traducción de nuestras publicaciones.

Hay un detalle en particular al que quisiera dirigir su atención.

Muchos de ustedes se han mudado —por razones económicas o para ayudar más en la predicación— a un país donde no se habla su lengua materna.

Otros se han mudado a una congregación de lengua extranjera en su propio país.

Y, en algún momento, tal vez hayan comparado un artículo en su lengua materna con la versión en otra lengua, y hayan encontrado ciertas diferencias.

Quizá se pregunten a qué se debe.

Claro, jamás pensaríamos que los traductores fueron desleales o descuidados, o que fueron demasiado lejos.

No.

Confiamos en que nuestros hermanos cumplen bien con su labor y en que debieron tener buenas razones para hacer dichos cambios.

En este segmento explicaremos algunas de las razones que hay de por medio.

Primero hablemos de un principio básico que siguen nuestros traductores: se espera que transmitan el mensaje original con fidelidad, pero sin perder de vista cómo habla la gente.

Sí, deben transmitirlo con exactitud, claridad y naturalidad, y, por supuesto, de manera digna.

Ahora bien, ¿cómo se consigue que una traducción sea exacta y, al mismo tiempo, natural?

Recordemos que los traductores no son como los escribas judíos que copiaban las Escrituras Hebreas y que, para asegurarse de que su texto fuera idéntico al original, debían contar tanto las palabras como las letras que iban copiando.

Traducir es muy diferente.

Por ejemplo, si en el original hay siete palabras, no es obligatorio que en la traducción haya siete palabras.

Puede que no todas las palabras del original estén en la traducción, pero sí deben estar todas las ideas.

Por citar un caso, el inglés es un idioma que da buen uso a la repetición.

¿A qué nos referimos?

A que en inglés se puede repetir con otras palabras la idea de la oración anterior, y no suena mal.

Pero, en algunos idiomas, dichas repeticiones no suenan bien, por lo que alguien pudiera criticar la calidad de la redacción de nuestras publicaciones.

Entonces, lo que pueden hacer los traductores es combinar las dos oraciones en una, siempre y cuando logren transmitir la idea completa.

O, si resulta más natural en su idioma, también pueden dividir en dos una oración larga del texto original.

Así que, al comparar un párrafo del original con el párrafo traducido, no deberíamos alarmarnos y decir: “¡Pero es que este párrafo es más corto que este otro!”.

A veces, algunos hermanos que han aprendido un segundo idioma preguntan: “¿Y por qué esto no se tradujo palabra por palabra?

Se pudo haber dicho exactamente lo mismo”.

Tal vez sea posible usar las mismas palabras y “decir” lo mismo, pero ¿les sonaría natural a los hablantes nativos?

Por muy bien que alguien domine una segunda lengua, son los hablantes nativos que se expresan con propiedad quienes pueden determinar si algo suena natural.

Reconocer ese hecho es una muestra de modestia.

Otro asunto que deben tener en cuenta quienes han aprendido otro idioma es este: si los hablantes nativos los oyeran criticar la traducción, ¿no empezarían a desconfiar de la traducción de la que dependen para alimentarse espiritualmente?

Desde luego, nadie es perfecto y, mientras personas imperfectas sean quienes traducen, puede haber errores.

Pero podemos estar seguros de que los traductores se toman muy en serio su labor.

La traducción es un tema complicado.

Yo no soy ningún experto.

Por eso, veamos lo que podemos aprender de algunos hermanos que han colaborado por años en este campo.

Les presento a Nick Ahladis, Nick Exarcheas y Saki Marais.

Como acabamos de ver, el objetivo de los traductores es expresar las ideas de forma exacta, clara y natural, y eso no es nada fácil.

Hablemos de algunos de los problemas que presenta la traducción.

Los dividiremos en tres temas y veremos qué hay detrás de las soluciones que aplican los traductores.

Los temas son Comencemos por las expresiones bíblicas.

Por favor, Nick, dinos por qué puede resultar muy difícil traducir ciertas expresiones.

Bueno, antes de contar con la “Traducción del Nuevo Mundo”, nuestros hermanos tenían que usar Biblias producidas por otras religiones.

Y, a menudo, en dichas Biblias había expresiones que tienen que ver con doctrinas falsas.

Por lo tanto, al hacer nuestra propia traducción de la Biblia, debemos cuidar que no se introduzca ninguna expresión que distorsione el mensaje.

¿Podrías darnos un ejemplo de alguna expresión mal traducida en las Biblias producidas por la cristiandad?

Una es la expresión “espíritu santo”.

En muchas Biblias producidas por la cristiandad, la expresión usada transmite la idea de un ser espiritual que vive en el cielo.

Incluso se han empleado frases como “fantasma santo” o “demonio santo”.

Eso debe confundir mucho a los lectores.

Pero ¿qué han hecho nuestros traductores para remediarlo?

Muchos de ellos han visto que una buena manera de traducir la expresión “espíritu santo” es “poder santo” o “fuerza santa”.

Puede que nos suene extraño, pero en realidad transmite la idea correcta.

De hecho, en Génesis 1:2, la “Traducción del Nuevo Mundo” en inglés y en otros idiomas usa la frase descriptiva “fuerza activa de Dios”, y no “espíritu de Dios”, como otras Biblias.

Bien, eso quiere decir que nuestros hermanos ahora usan una expresión que todos entienden sin ningún problema.

¡Qué bien deben sentirse de contar con la “Traducción del Nuevo Mundo”!

Sin duda.

Aun así, los hermanos se tienen que adaptar a estas nuevas expresiones.

Recordemos que llevaban años usando los términos de la Biblia anterior al enseñar la verdad a la gente.

Pero, cuando comienzan a ver las nuevas expresiones en su estudio personal y a usarlas en las reuniones y la predicación, se dan cuenta de las ventajas que estas ofrecen, y valoran aún más la “Traducción del Nuevo Mundo”.

Gracias por esa explicación.

Pasemos al segundo tema: las comparaciones.

¿Qué problema en particular presentan las comparaciones?

Pues que no en todas las culturas pueden usarse las mismas.

Para que una comparación sea útil, los lectores deben ser capaces de identificarse con ella.

Jesús mismo basó sus comparaciones en asuntos cotidianos, como la agricultura, la construcción y la pesca.

Y las comparaciones de nuestras publicaciones también son así.

Hace un tiempo, un artículo que recalcaba la necesidad de ser paciente en medio de situaciones difíciles planteó el ejemplo de quien se ve atrapado en un atasco en la autopista.

Un equipo de traducción explicó a la Sección de Ayuda al Traductor que la mayoría de sus lectores nunca ha estado en un atasco.

A quien vive en la ciudad eso podría parecerle increíble, pero es así.

Por eso pidieron permiso para usar otro ejemplo: hacer la fila para moler maíz en el molino, algo más conocido entre ellos.

Se les dio permiso para usarlo, pues ayudaba a los lectores a captar el punto: que hay que tener paciencia.

Son comparaciones totalmente distintas, pero recalcan el mismo punto, que, en este caso, era la importancia de ser pacientes.

Así que, cuando estemos leyendo “La Atalaya” u otra publicación en un idioma y veamos que se usa una comparación distinta a la que aparece en inglés, podemos estar seguros de que los traductores han recibido permiso para hacer el cambio, a fin de que el mensaje sea más claro.

Muy buena explicación, gracias.

Ahora vayamos al tercer punto, que es el vocabulario.

Y nos referimos a las palabras de cada idioma.

Hay quien cree que para cada palabra importante en su lengua existe un equivalente exacto en otra.

Traducir sería muy sencillo si las cosas fueran así.

Pero, pensemos en la palabra “paz”, por ejemplo.

Hace algunos años tuvimos una asamblea que hablaba de la paz de Dios.

Tal vez digamos: “‘Paz’ no es tan difícil de traducir”.

Sin embargo, en los discursos de aquella asamblea la palabra “paz” se usó cerca de 350 veces.

En ocasiones se refería a la paz entre Dios y una persona; otras veces, a la que debe haber en la familia y con los demás, y otras, a la paz mental.

Ahora, en algunos idiomas no hay solo una palabra para referirse a todos esos tipos de paz.

Hay una palabra para referirse a la paz que Dios nos da, otra para cuando no hay guerra y otra más para cuando las personas se llevan bien unas con otras.

Así que aquellos traductores tuvieron que entender bien el punto que se quería transmitir y luego esforzarse por expresar la idea correcta según el contexto.

Al pensar en todo esto, vemos que es una maravilla la forma en que Jehová nos hizo.

Tenemos la capacidad de pensar —de formar conceptos e ideas en nuestra mente— y de sentir, y, además, la capacidad de expresar todo eso con palabras.

Y cada idioma lo hace de manera distinta.

Sí, así es.

Cada idioma tiene su vocabulario y su forma de expresar las cosas.

Me llama mucho la atención cómo se han traducido ciertas expresiones acuñadas originalmente en inglés y que usamos mucho los Testigos, tales como “servicio del campo”, “superintendente de circuito”, “Salón del Reino” y “precursor especial”.

Los traductores han tenido que hallar expresiones equivalentes que tengan sentido.

A simple vista, no parece tan difícil, ¿verdad?

Solo hay que hallar en el otro idioma el equivalente para “salón” y el equivalente para “reino” —y seguro que los hay—, y entonces juntarlos para formar la frase “Salón del Reino”.

Tal vez existan las palabras como tales, pero una traducción literal de “Salón del Reino” podría dar una idea equivocada.

En países donde todavía hay reyes, “Salón del Reino” puede hacer pensar en un edificio de gobierno o, quizás, en un salón que pertenece al reino de los testigos de Jehová.

Y no es el caso.

Por eso, el Cuerpo Gobernante ha aprobado nombres como “lugar de reunión de los testigos de Jehová” o “salón de los testigos de Jehová”.

No son expresiones idénticas a la original, pero logran el mismo objetivo, y la gente no se hace una idea equivocada.

Sin duda, los traductores se enfrentan a problemas difíciles de resolver.

Entonces surge la pregunta: ¿cómo pueden asegurarse los equipos de traducción más nuevos o los de lugares remotos de que su trabajo sea de la mejor calidad posible?

Todos los equipos de traducción, aun los más pequeños o los más remotos, mantienen buena comunicación con el Comité de Redacción del Cuerpo Gobernante.

Sí, sabemos que el Cuerpo Gobernante dirige la obra desde la sede mundial, pero ¿están al tanto de todo lo que hacen los traductores?

Bueno, el Comité de Redacción confía en los traductores y no trata de controlar cada detalle de su trabajo.

Pero ha preparado algunos cursos para enseñarles principios básicos de traducción y la forma en que pueden ponerlos en práctica al traducir para la organización.

Así se logra que en todos los idiomas se transmita el mismo mensaje.

Y, cuando algún equipo no está seguro de que la solución que ha hallado es la mejor, de que ha dado en el clavo, escribe al Comité de Redacción para preguntar si, según el contexto, se está transmitiendo la misma idea.

Además, el Comité de Redacción contesta cientos de preguntas cada semana, dando así capacitación continua a los traductores.

Todos ellos pueden consultar las respuestas y, así, aprenden unos de otros cómo resolver los problemas más sensibles y complejos.

Este modo tan efectivo de comunicarse unifica la forma de pensar de los traductores y hace posible que expresen el mismo mensaje, lo que, a su vez, une a la hermandad en la misma forma de pensar.

Excelente.

Muchísimas gracias por explicarnos todos estos detalles relacionados con la traducción.

Impresiona ver que Jehová está haciendo todo lo contrario a lo que hizo en Babel.

Con su espíritu santo, ha formado un pueblo unido de personas en toda la Tierra, para quienes los idiomas no son una barrera.

Gracias, hermanos.

Ahora entendemos mejor todo lo que conlleva producir una traducción de calidad.

Aprendí muchísimo, y seguro que quienes nos escuchan también.

Bien, en el siguiente video veremos una historia que es muy especial para mí.

¿Saben?

En los años setenta, mi esposa y yo estábamos en la obra de circuito en Montreal (Canadá).

Bueno, pues un martes por la tarde, después de la reunión, me abordó un siervo ministerial.

Estaba muy entusiasmado.

Me dijo: “David, trabajo con un hombre que dirige una pequeña iglesia.

¡Y me ha invitado a su casa!”.

“Qué bien”, le dije.

Y él contestó: “No, no, no, no lo entiendes.

Ellos nunca invitan a nadie a su casa que no sea de su Iglesia.

Creo que es una gran oportunidad”.

“Bueno —dije—, si tiene interés, invítalo a la reunión este fin de semana.

Me encantaría conocerlo”.

Ese fin de semana estuve pendiente de aquel hombre, pero no se presentó.

Y el siervo ministerial tampoco apareció.

Poco después, un lunes por la mañana —muy temprano—, recibí una llamada de Laurier Saumur, un precursor especial que era muy conocido en Montreal.

Laurier me dijo: “Tenemos un problema.

Hay mil personas que quieren estudiar la Biblia, y muchas de ellas van a venir a las reuniones esta semana”.

Eran miembros de aquella religión.

Le pedí al hermano Saumur que organizara los cursos bíblicos.

¿Qué había pasado?

Resulta que el siervo ministerial había ido a la casa del hombre y le había predicado.

Entonces, el hermano visitó a otros responsables de aquella Iglesia.

Deseaban saber lo que dice la Biblia, y querían que también otros de sus compañeros aprendieran sobre ella.

Así que la mitad de los integrantes de esa Iglesia, unas mil personas, aceptaron un curso bíblico.

¿Qué es lo que motivó a aquel líder a invitar al hermano a su casa?

Vean el siguiente video y, cuando termine, les contestaré esta pregunta.

A mediados de la década de los setenta, se pidió ayuda a varios hermanos de Montreal para que atendieran una situación única.

Un precursor especial que ayudaba a organizar la obra en aquel tiempo informó que unas mil personas de la misma iglesia querían estudiar la Biblia con los testigos de Jehová.

Y todo gracias a un testimonio informal.

La historia comienza así...

Un día, un hermano de la congregación se me acercó para contarme algo que le había ocurrido con un compañero de trabajo.

Aquel hombre estaba a cargo de una pequeña iglesia, y el hermano había podido predicarle informalmente.

El hombre le dijo que deseaba estudiar la Biblia y que quería convencer al resto de los miembros de su iglesia para que también estudiaran la Biblia con los testigos de Jehová.

La verdad es que esta persona tenía cierta influencia en su religión.

Así que les contó a los miembros de su iglesia lo que el hermano le había explicado y los convenció de que les faltaba entender mejor las enseñanzas de la Biblia.

Fue algo tan extraordinario que muchas personas se enteraron de lo ocurrido.

Según escuché, alrededor de mil personas querían estudiar la Biblia.

No había suficientes hermanos y hermanas para dirigir todos esos cursos.

Así que se formaron grupos de 10, 12 o 15 personas que tomaban clases de la Biblia en Salones del Reino una o dos veces a la semana.

Era una pregunta tras otra.

Todos teníamos preguntas.

Pero la Biblia siempre respondía las preguntas de manera lógica.

Un versículo explicaba lo que no entendíamos en otro.

Nos dimos cuenta de que la Biblia contestaba todas nuestras preguntas.

Al principio, se estudiaba en grupos de dos o tres familias.

Y, sí, usaban la Biblia para responder las preguntas.

Eso me impresionó porque no sabía nada de la Biblia.

Y pensé: “La Biblia habla de esto y de eso otro también”.

Fue todo un descubrimiento.

Primero estudiábamos los padres sin los niños.

Y, al ir aceptando la verdad, nosotros se la enseñábamos a nuestros hijos.

Todos se portaban muy bien durante el estudio.

Los niños estaban muy calladitos con su libro “La verdad” y su Biblia frente a ellos.

Cuando estas familias venían al salón, los niños se sentaban con sus padres, sin moverse, y ponían atención a lo que se decía.

Yo era pequeña cuando comenzaron a venir.

Lo recuerdo muy bien.

Muchos de ellos tenían mi edad, así que los veía como futuros amigos.

Era muy emocionante.

Mi primera reunión fue aquí, en Laval.

Esa reunión me ayudó a que más adelante decidiera ponerme de parte de la verdad, comenzara a adorar a Jehová e hiciera de la verdad mi forma de vida.

Cuando era joven, le tenía mucho miedo a la muerte.

Fue un gran alivio aprender que los muertos no sufren, que es como si estuvieran durmiendo.

Las cosas que deseaba tener y que podría haber conseguido pasaron a un segundo plano.

Ahora quería tener una vida sencilla, seguir la guía de la organización y criar a mis hijos en la verdad.

Hoy día, estos hermanos hacen mucho en la organización, realizan diferentes labores y tienen grandes responsabilidades.

Mi papá siempre se esforzó por dar un buen ejemplo a todos sus hijos, y eso me marcó.

Ahora mi esposa y yo tenemos el privilegio de servir aquí en la sucursal de Canadá.

Yo tenía 8 años cuando mi familia empezó a asistir a las reuniones.

Tengo muy buenos recuerdos de cómo la congregación se interesó por nosotros y nos cuidó.

A los 15, comencé a leer la Biblia todos los días y a estudiarla.

Desde ese momento, supe lo que quería hacer con mi vida: servir a Jehová a tiempo completo.

Estoy segura de que Jehová podía ver lo que había en nuestro corazón.

Jehová nos dio mucha ayuda.

No se puede tener nada mejor.

Sin su ayuda, seguiríamos en esa religión y nunca habríamos conocido la verdad.

Pero Jehová encontró la manera de llegar a los que tenían “la actitud correcta”.

Un testimonio informal llevó a muchas personas a estudiar la Biblia y a cambiar sus vidas.

El hermano pudo dar un buen testimonio, pero ¿qué fue lo primero que movió al líder de aquella iglesia a escucharlo?

La buena conducta del Testigo.

Era muy bondadoso, y a ese hombre le impresionó mucho ver la manera en la que trataba a los demás en su trabajo.

Un poeta dijo: “Prefiero ver puesto en práctica un sermón que escuchar uno cada día”.

Aquellas palabras demostraron ser muy ciertas en esta emocionante historia.

Esta experiencia encaja muy bien con la siguiente parte del programa.

En esta escenificación veremos que la conducta de un cristiano —incluso en el trabajo— puede tener un efecto enorme en la gente que lo rodea.

A veces, odio mi trabajo.

No sé cómo Jason puede estar siempre tan feliz.

Le pregunté por qué no había aceptado el dinero y me enteré de que es testigo de Jehová.

Mi esposa también lo es, así que sé muchas cosas sobre ellos.

Pero lo que Jason hizo me llamó mucho la atención.

Me preguntaba por qué Jason no creía que se merecía ese dinerito extra.

Es muy buen trabajador, y la mayoría de nuestros supervisores aceptan sobornos.

Entonces me mostró un texto de la Biblia: La relación que tiene Jason con Dios influye en todo aspecto de su vida, incluida su actitud hacia el trabajo.

Por eso, aunque otros hagan cosas poco honradas, él no.

Me doy cuenta de que Jason practica lo que cree.

Jason me invitó a visitar la construcción en la que trabajaba como voluntario.

Me sentí como si estuviera en otro mundo.

Personas de diferentes razas trabajando juntas, sin prejuicios...

¡Y todos voluntarios!

Jason me ofreció un curso de la Biblia.

Emma me lo había ofrecido varias veces, y siempre lo había rechazado.

Pero esta vez acepté.

Me gustaba lo que aprendía y, también, ir de vez en cuando al Salón del Reino.

Pero tenía que trabajar horas extras para mantener a mi familia.

No podía ir todas las semanas.

Oye, Jason, ¿cómo consigues hacer todo?

Trabajo, familia, reuniones...

¡Incluso el voluntariado!

Intento recordar siempre lo que Jesús dijo en Mateo 6:22.

Jesús dijo que nuestros ojos son como una lámpara y que, si están bien enfocados, todo nuestro cuerpo brillará.

Es imposible enfocarse en dos cosas a la vez.

Jesús quería que sus seguidores se centraran en un solo objetivo: hacer la voluntad de Dios.

Así que, en vez de dejar que las cosas materiales nos distraigan, mi esposa y yo tenemos una vida sencilla.

No nos endeudamos sin necesidad ni compramos cosas que nos quitarían mucho tiempo y nos distraerían.

Llevar una vida así nos deja tiempo para lo que de verdad es importante.

Si le preguntaras a Emma, ¿qué preferiría?

¿Que ganaras más dinero o que pasaras más tiempo con ella en el Salón del Reino?

El ejemplo de Jason me impactó.

Es honrado y trabajador, pero su empleo no es lo más importante en su vida.

Me hizo pensar en las decisiones que tomo, y he decidido que yo también quiero trabajar “con toda el alma” para Jehová.

Santiago 2:17, 18 dice, en parte: “La fe por sí sola, sin obras, está muerta. [...] Muéstrame tu fe sin las obras y yo te mostraré mi fe por medio de mis obras”.

Bueno, en su trabajo, Jason demostró su fe con obras, y eso motivó a Thomas a aceptar un curso bíblico y a progresar espiritualmente a pesar de los obstáculos.

Este ejemplo y otros de la vida real, como el que vimos en el video anterior, nos recuerdan muy bien que podemos dar un gran testimonio con nuestras acciones.

Ahora bien, ¿qué pasa si, para demostrar nuestra fe, tenemos que dejar atrás algo que ha sido muy importante para nosotros hasta ahora?

La historia del jugador de fútbol Andrey Nesmachniy puede ayudarnos a tomar la decisión correcta.

El fútbol era mi vida.

Siempre había soñado con ser futbolista profesional.

Pensaba que la felicidad venía de la fama, de una carrera de éxito y del dinero.

Cuando tenía seis años, mis padres me inscribieron en un equipo de fútbol.

Me encantaba jugar.

Me pasaba todo el día en la cancha, incluso hasta muy tarde en la noche.

Cuando yo tenía 12 años, mi mamá comenzó a estudiar la Biblia y me enseñó sobre Jehová.

Más o menos un año después, empecé a predicar de casa en casa.

A los 17 años, terminé de estudiar y recibí una invitación del club de fútbol Dínamo de Kiev.

Nunca olvidaré ese día.

Estaba superemocionado porque desde niño siempre había soñado con jugar en el Dínamo.

A partir de ese momento, dediqué toda mi energía y todo mi tiempo al fútbol.

Todos los días entrenábamos o teníamos partido.

No tenía tiempo para las cosas espirituales.

Claro, como siempre estaba con mis compañeros de equipo, cada vez me parecía más a ellos.

Llevaba una vida inmoral porque, con tanto dinero, podía hacer lo que quisiera.

Las discotecas, la vida nocturna...

El ambiente era muy inmoral.

Todo el mundo quiere ser tu amigo y conocerte.

Y, por supuesto, eso era muy tentador.

También invertí grandes sumas de dinero en propiedades.

Quería asegurar mi futuro y el de toda mi familia para que tuviéramos mucho dinero y nunca nos faltara nada.

Creía que eso era la verdadera felicidad.

Seguí llevando ese estilo de vida durante nueve años.

Todo cambió cuando hablé con la directiva del equipo por un problema que surgió.

No dejaron de insultarme.

En ese momento, sentí que no valía nada, que era como un vaso desechable que usas, aplastas y luego tiras a la basura.

Además, estaba llegando una nueva generación de jugadores de fútbol...

jugadores más jóvenes.

Dejé de ser titular en el equipo.

También empezó la crisis económica y el valor de las propiedades cayó drásticamente.

Entré en pánico.

No sabía qué hacer.

Y empecé a pensar en qué sentido tiene la vida: “¿Cuál es su verdadero propósito?

Si no es tener una carrera ni tener dinero, ¿cuál es?”.

Entonces recordé todo lo que había aprendido de Jehová cuando era más joven.

Comencé a estudiar la Biblia otra vez, ahora con mi esposa.

Después de un año, volví a salir a predicar y en el 2009 me bauticé como testigo de Jehová.

Sentí gran felicidad y satisfacción.

Ninguna medalla o trofeo me había hecho sentir algo así.

Me di cuenta de que no podía ser esclavo de dos amos, pero todavía tenía que jugar dos años más en el Dínamo de Kiev.

Aunque fue una época difícil, aproveché esta oportunidad y, gracias a Jehová, pude dar un buen testimonio.

Hubo algunos futbolistas que mostraron interés en la verdad.

En el 2011, cuando acabó mi contrato, terminé mi carrera como futbolista.

El capítulo 6 de primera a Timoteo dice que no pongamos nuestra “esperanza en las riquezas inseguras, sino en Dios” y que seamos “ricos en buenas obras”.

Muchos me preguntan: “¿Te arrepientes de haber dejado el fútbol?

¿Te gustaría volver?

¿Lo echas de menos?”.

Y de todo corazón les digo que no.

No lo echo de menos y no me gustaría volver a esa vida porque no hay nada más valioso que mi relación con Jehová.

Todo lo que ofrece este mundo es temporal y como un espejismo.

La gente solo ve una cara de la moneda: la fama y el dinero.

La otra cara son las lesiones y las decepciones.

Es una vida muy dura en sentido psicológico y emocional; en realidad eres un esclavo.

Por eso, lo mejor es darle todo lo que tienes al único que lo valora de verdad.

Lo que hagas por Jehová siempre te hará sentir feliz y satisfecho.

¿Han visto que Andrey mencionó que no podía “ser esclavo de dos amos”, y que fue eso lo que lo llevó a abandonar el mundo del deporte profesional?

Así es, en muchas ocasiones la fe nos motiva a dejar carreras profesionales y actividades que antes amábamos.

Es como dijo Pablo en Filipenses 3:8.

Allí él dice: Podemos estar seguros de que nada que tengamos que desechar para conservar nuestra relación con Jehová tiene verdadero valor en comparación con las bendiciones que obtenemos de ser sus amigos.

Volvemos contigo, David.

Gracias, Herman.

¡Qué gran historia!

En mi segunda intervención en este programa...

Me gustaría hablar del siguiente tema: “Hagamos cálculos”.

Sí, lo han oído bien, “Hagamos cálculos”.

Puede que las matemáticas no sean su tema favorito, pero, como veremos, a veces son necesarias.

En ocasiones, hacer cálculos es imprescindible para trazar una línea de tiempo u obtener información adicional para que nuestra lectura de la Biblia sea más amena.

Y todos queremos que sea más amena, ¿verdad?

Claro que sí.

Comencemos con un número que se nos puede pasar por alto fácilmente al leer la Biblia.

Vayamos a Mateo 19:28 y veamos cómo a veces un simple número nos da mucha información.

Mateo 19:28: ¿Vieron algo interesante aquí?

Les daré una pista: estas palabras se dijeron al final del ministerio terrestre de Jesús.

¿Les da eso una pista?

Bueno, les daré otra: el número 12.

Para ese momento, Jesús ya sabía que solo 11 de sus apóstoles serían fieles.

Aun así, dijo que habría 12 tronos en su Reino, no 11.

¿Qué significaba eso?

Que Judas tendría que ser reemplazado por otro apóstol.

Y, sin duda, así fue.

Bueno, esta fue fácil, ¿no?

No había que hacer muchos cálculos; solo era un número.

Pero veamos ahora cómo hacer cálculos nos puede ayudar a responder algunas preguntas.

En la adoración en familia, un niño podría preguntar si Noé y Abrahán se conocieron.

¿Qué le responderíamos?

¿Lo sabemos?

Quizás podríamos contestar “la Biblia no lo dice” y dejar el tema ahí.

Pero podemos averiguarlo si hacemos los cálculos.

Esto es lo que sabemos: el Diluvio ocurrió en 2370 antes de nuestra era.

No hay ninguna duda de que esta fecha es correcta.

Si quieren comprobarlo, pueden buscarlo en la entrada “Cronología” de la obra “Perspicacia”.

La fecha del Diluvio: 2370.

Y Noé vivió 350 años más después del Diluvio.

Así que, si le restamos 350 a 2370, sabemos que Noé murió en el año 2020 antes de nuestra era.

¿Recuerdan cuál era la pregunta?

Era si Noé y Abrán se conocieron.

Abrán entró en la tierra de Canaán en el año 1943 antes de nuestra era.

De nuevo, si quieren comprobarlo, vayan a la entrada “Cronología” de “Perspicacia” y encontrarán toda la información que necesitan.

Así, en 1943, Abrahán (que entonces se llamaba Abrán) entró en la tierra de Canaán cuando tenía 75 años.

Así que, Abrán debió nacer 75 años antes de 1943.

Si a esa fecha le añadimos los 75 años, sabemos que Abrán nació en el año 2018 antes de nuestra era.

Por lo tanto, Noé murió en el año 2020 y Abrán nació dos años después, en el 2018.

Nunca se conocieron, pero estuvieron a punto.

Nuestras publicaciones a menudo dicen que Jonatán tenía como mínimo 30 años más que David.

Pero la Biblia no habla de eso.

Pudiera ser que un estudiante avanzado de la Biblia —ya saben, ese que quiere pruebas de todo— les pregunte sobre eso.

¿Podrían demostrarlo?

¿Qué dicen?

Podrían, si hacen los cálculos.

El rey Saúl reinó sobre Israel por 40 años, y después comenzó a reinar David.

¿Cuántos años tenía David cuando se convirtió en rey?

La Biblia dice que “tenía 30 años”.

Eso significa que, cuando David nació, Saúl ya había gobernado Israel durante 10 años.

Pero, cuando Saúl fue nombrado rey, Jonatán ya era adulto.

Probablemente ya estaba en el ejército y, para estar en el ejército, tenía que tener como mínimo 20 años.

Así que, si Jonatán tenía por lo menos 20 años cuando Saúl comenzó a reinar y David nació 10 años después de eso, ¿qué diferencia de edad había entre Jonatán y David?

Unos 30 años; 20 más 10 igual a 30.

El próximo es un poco más difícil, pero es el último.

Vamos allá.

La obra “Perspicacia para comprender las Escrituras” dice que Moisés y Job fueron contemporáneos.

Pero la Biblia no habla de eso.

Entonces, ¿por qué lo decimos?

De nuevo, ¿qué debemos hacer?

¿Qué dicen?

Sí, tienen razón.

Hacer cálculos.

La prueba de Job debió ocurrir tiempo después de la muerte de José.

Lo sabemos porque en Job, capítulo 1, Jehová le dijo a Satanás: “No hay nadie como él [como Job] en la tierra”.

“Nadie”.

Si José hubiera estado vivo, Jehová habría dicho que no había nadie como José y Job en la Tierra.

Y, si la prueba hubiera ocurrido antes, Jehová habría dicho que no había nadie como Jacob y Job, como Isaac y Job o como Abrahán y Job.

Y, recuerden, solo hubo dos años entre Noé y Abrahán, así que llegamos a la conclusión de que la prueba de Job ocurrió después de que José muriera.

¿Cuándo murió José?

La fecha está clara: en 1657 antes de nuestra era.

¿Cómo lo sabemos?

Bueno, si no les gustan las matemáticas, créanme, no querrán saberlo.

Sin embargo, la obra “Perspicacia” y la Biblia aportan toda la información necesaria para averiguarlo.

Pero, sigamos con el análisis.

Comencemos con el año en que murió José, 1657.

Eso fue 144 años antes de que Israel saliera de Egipto comandado por Moisés en 1513.

Así que la prueba de Job debió ocurrir en algún momento dentro de ese periodo de 144 años.

Esa es una gran pista: 144 años antes de que Israel saliera de Egipto.

¿Comienzan a unir todas las piezas?

Y ahora la gran pista: Job vivió 140 años más después de su prueba, así que, cuando Israel dejó Egipto, probablemente él aún estaba vivo en la tierra de Uz.

¿Conclusión?

Job y Moisés fueron contemporáneos.

Entonces, ¿qué hemos aprendido al hacer cálculos?

A simple vista, podríamos decir: “Bueno, hemos aprendido que Abrahán nació dos años después que Noé.

Hemos demostrado que Jonatán tenía como mínimo 30 años más que David.

Y que, sin duda, Moisés y Job fueron contemporáneos”.

Es verdad, eso es lo que aprendemos a simple vista.

Pero estoy seguro de que ninguna de estas cuestiones les ha quitado nunca el sueño.

Sin embargo, hay algo más que podemos aprender de todo esto.

Lo que nos gustaría que recordaran es que, a veces, un número es mucho más que un número.

Puede darnos información que no obtendríamos de otra forma.

Y, si entendemos esto, este análisis habrá valido la pena.

Así que, cuando vean un número en la Biblia, no huyan de él.

Deténganse y piensen en él.

Seguro que no se arrepienten.

Bien, después de tantos números, ¿qué tal un poco de música?

Gracias a la canción de este mes, podremos disfrutar un poco de la alegría que produce viajar a una asamblea internacional y pasar tiempo con nuestra familia espiritual de diferentes partes del mundo.

♪♪ ¡Qué emoción!

¡Vaya sensación!

Nuestro avión ha aterrizado.

De mi hogar salí, ahora estoy aquí.

¡La aventura comenzó!

¿Cuántas cosas habrá por delante?

¡Esto es tan apasionante!

Una oportunidad de mostrar mi bondad y abrir mi corazón.

(ESTRIBILLO) Tú eres un hermano, tú eres mi familia.

Da igual tu idioma y tu país: tú eres mi familia.

Recibí, al llegar aquí, una alegre bienvenida.

A mi alrededor solo había amor, ¡imposible de olvidar!

Aunque seamos de sitios lejanos, nos queremos como hermanos.

Y no voy a olvidar que por esto hay que darle las gracias a Jehová.

(ESTRIBILLO) Tú eres un hermano, tú eres mi familia.

Da igual tu idioma y tu país: tú eres mi familia.

Y es que a mí me hace tan feliz visitar lugares nuevos para predicar por la tierra y mar el mensaje salvador.

Aunque seamos de mil y una razas, nos sentimos como en casa.

Esta es una hermandad que te da su amistad, su afecto y su amor.

Es tan genial tener amigos en cualquier lugar: de Mali a Canadá, de Japón a Finlandia.

(ESTRIBILLO) Tú eres un hermano, tú eres mi familia.

Da igual tu idioma y tu país: tú eres mi familia.

Un pueblo que se ama, hermanos, familia de verdad.

Y nuestro amor es muy real, pues todos servimos a Jehová.

Indio, georgiano, navajo, fiyiano, sueco, angoleño o guaraní, búlgaro, maya, ruandés, coreano...

Tú eres mi familia. ♪♪ Esta canción expresa muy bien la gran emoción que sentimos cuando conocemos a otros miembros de nuestra familia espiritual.

Totalmente de acuerdo.

Me encanta.

Bueno, pues, este mes hemos visto que nuestras acciones pueden motivar a personas de buen corazón a aceptar la verdad.

Estuvimos entre los bastidores de Traducción para ver qué implica su trabajo.

E hicimos algunos cálculos.

Herman, es un placer trabajar contigo en el Departamento de Redacción, y ha sido un honor estar contigo en el programa de este mes.

Gracias, David.

Gracias a ti.

Muchas gracias por tu ayuda.

¿Saben? Me han dicho que a muchos de ustedes se les comunicará este mes cuándo celebrarán su próxima asamblea regional.

¿Les gustaría saber cuál es el tema de la asamblea regional del 2020?

Les cuento el secreto...

en voz baja.

El programa está basado en Filipenses 4:4, y el título es...

“¡Alégrense siempre!”.

¿Verdad que es muy interesante?

Vamos a disfrutar mucho cuando hagamos la campaña de invitación.

¿Se imaginan las tarjetas con un tema así?

La gente mirará la tarjeta y dirá: “¿Por qué están tan alegres?”.

Y se lo explicaremos.

Pero, antes de terminar el programa de hoy, vamos a hacer con Herman una visita breve a Botsuana, un país del sur de África.

Botsuana está repleto de maravillas de la naturaleza.

Entre ellas, se encuentra el delta del Okavango, un refugio natural para la vida salvaje.

El país cuenta, además, con la mayor concentración de elefantes del mundo.

Sin embargo, solo hay unos 2,5 millones de habitantes, que viven esparcidos a lo largo y ancho de este gran país.

Y, con solo 2.316 publicadores, la proporción es de un Testigo por cada mil habitantes.

Así que a estos publicadores les encanta recibir a los hermanos de otros países que hacen campañas de predicación para ayudarlos a abarcar cientos de kilómetros de territorio no asignado; y pueden estar allí unos días —o incluso semanas— con tal de llegar hasta las aldeas más apartadas.

Actualmente, hay 45 congregaciones y 2 grupos aislados.

La Congregación Etsha, ubicada en la zona de Moremi del Okavango, es pequeña, solo tiene 7 publicadores, y no hay ancianos.

Pero el entusiasmo de estos publicadores es asombroso: viajan hasta lugares muy distantes, a menudo a pie, para asistir a las reuniones.

Y el problema no es solo la distancia, los animales salvajes se mueven a sus anchas por la zona.

A pesar de todos los desafíos, los hermanos se alegran mucho de poder servir juntos a Jehová y participar en el ministerio.

Esta congregación es solo una muestra de lo que hacen hermanos fieles de todo Botsuana para llevar la verdad hasta las zonas más remotas del país.

Los quieren mucho y les envían saludos a todos.

Les transmitimos nuestro amor a los hermanos de Botsuana, y a todos ustedes, dondequiera que estén.

Los queremos mucho, hermanos.

Hasta la próxima.

Esto es JW Broadcasting, desde la central mundial de los testigos de Jehová.



Tal vez te interesen estas entradas

Entrada destacada

Sé hospitalario

¿Qué es ser hospitalario? ¿Pero y eso qué es? Es una cualidad de la que habla la Biblia. Ser hospit…

Entradas Populares

JW Broadcasting: Julio de 2025

JW Broadcasting: Julio de 2025

¡Bienvenidos a un nuevo programa de JW Broadcasting®! Este …

Enlaces de Videos 2025 (Videos Publicados)

Enlaces de Videos 2025 (Videos Publicados)

JW Broadcasting: Julio de 2025 [57:41] Mon, 07 Jul 2025 15:…

Secretos para un matrimonio feliz: El respeto

Secretos para un matrimonio feliz: El respeto

El respeto. A veces nos esforzamos mucho por respetar a los…

JW Broadcasting: Junio de 2025 (graduación de la clase 157 de la Escuela de Galaad)

JW Broadcasting: Junio de 2025 (graduación de la clase 157 de la Escuela de Galaad)

¡Les damos la bienvenida a todos ustedes a este programa de…

Seth Hyatt: Decida con la ayuda de Jehová (2 Crón. 16:9)

Seth Hyatt: Decida con la ayuda de Jehová (2 Crón. 16:9)

¿Alguna vez ha tomado una mala decisión? O tal vez sea mejo…

Sé hospitalario

Sé hospitalario

¿Qué es ser hospitalario? ¿Pero y eso qué es? Es una cualid…

2025 | Informe 4 del Cuerpo Gobernante

2025 | Informe 4 del Cuerpo Gobernante

Bienvenidos, queridos hermanos, a este programa. Hoy hablar…

Stephen Lett: Ayudemos a los jóvenes a progresar (Mar. 10:13, 14)

Stephen Lett: Ayudemos a los jóvenes a progresar (Mar. 10:13, 14)

¿Qué sentimientos les produce ver un corderito muy pequeñit…

Mark Noumair: “Trabajen [...] por el alimento que permanece para vida eterna”

Mark Noumair: “Trabajen [...] por el alimento que permanece para vida eterna”

Para alimentar a los miembros de la familia Bethel de todo …

Troy Snyder: Nuestro papel en la santificación del nombre de Jehová (Mat. 6:9)

Troy Snyder: Nuestro papel en la santificación del nombre de Jehová (Mat. 6:9)

“Padre nuestro que estás en los cielos, que tu nombre sea s…