¡Bienvenidos a un nuevo programa de JW Broadcasting®!
Este mes aprenderemos qué significa ser fieles en todo aspecto de nuestra vida.
¿Cómo podemos ser fieles cuando pasamos por pruebas muy difíciles?
María Fernanda, Matías y Esteban pasaron por situaciones muy duras.
Ellos nos contarán qué les dio paz y consuelo.
¿Le da miedo a veces ofrecer cursos de la Biblia?
El episodio de hoy de “El hierro afila el hierro” le dará sugerencias prácticas que lo ayudarán a sentirse más seguro.
Y el nuevo video musical anima a los jóvenes a ser fieles y a escoger el camino en la vida que los hará felices.
¡Esto es JW Broadcasting!
En el parque nacional de Yellowstone en Estados Unidos hay un géiser llamado Old Faithful (o Viejo fiel).
Se le da ese nombre debido a la regularidad de sus erupciones.
En la actualidad, este géiser expulsa miles de litros de agua hirviendo cada 90 minutos como promedio.
Contando desde su última erupción, se puede predecir la siguiente erupción con un 90 % de exactitud, con un margen de error de 10 minutos.
¡Y ese no es el géiser más predecible del parque!
Impresionante, ¿verdad?
Y es que no nos sorprende que se use la palabra fiel para referirse a cosas inanimadas, porque en la creación hay muchas cosas fieles y confiables.
Por ejemplo, en Salmo 89:37 se dice que la Luna es “un testigo fiel en los cielos”, porque es muy confiable.
Aparece en el cielo siguiendo un patrón fijo: fielmente da una vuelta alrededor de la Tierra cada 27,3 días.
Aunque admiramos la fidelidad que hay en la creación, valoramos más a las personas que demuestran fidelidad en su vida.
Este tipo de personas son leales y confiables.
Leamos lo que se dice de la fidelidad en 1 Corintios 4:2: Un mayordomo era un administrador de la casa que podía tener a su cargo los negocios y propiedades del amo y a los demás sirvientes.
¡Cuánta responsabilidad!
Pero piense en esto: un mayordomo podría tener muy buenas cualidades y habilidades, pero no servirían de nada si era irresponsable, infiel y desleal a su amo.
Para ser un buen mayordomo era indispensable que fuera fiel.
Igual que un mayordomo, los cristianos tenemos que ser fieles y confiables.
¿Qué piensa Jehová de las personas fieles?
Lo mismo que dijo el rey David en el Salmo 101:6: El profeta Jeremías dijo algo parecido en Jeremías 5:3: Y el Salmo 37:3 dice: “Vive en la tierra y actúa con fidelidad”.
Así que el título de este discurso es: “Seamos fieles en todo aspecto de nuestra vida”.
Vamos a hablar de dos ejemplos de fidelidad y analizaremos algunas formas prácticas de demostrar que somos fieles.
Empezamos este discurso hablando del ejemplo de un géiser.
Un géiser puede representar bien la fidelidad de los humanos, porque erupcionan constantemente, pero de una manera impredecible.
Pero un géiser no describe para nada la inalterable fidelidad de Jehová, nuestro “fiel Creador”, como lo llama 1 Pedro 4:19.
El Sol y la Luna, que siempre están ahí, representan mejor la fidelidad de Dios, que nunca cambia.
Hablando a la nación de Israel, Moisés dijo lo que leemos en Deuteronomio 32:4: ¿Fue Jehová fiel a los israelitas?
Claro que sí.
Cuando Moisés les dijo estas palabras, probablemente recordaron que Jehová fielmente había sacado a sus antepasados de Egipto y los había rescatado a través del mar Rojo.
Fielmente, había mantenido con vida a millones de israelitas durante los 40 años que vagaron por el desierto.
Y los había llevado hasta la frontera de la Tierra Prometida.
Josué, el sucesor de Moisés, también fue testigo de la fidelidad de Jehová.
De niño, cuando vivía en Egipto, tuvo que haberse enterado de que Jehová había prometido a los israelitas que tendrían su propia tierra.
Cuando llegó el momento de entrar en esa tierra, vio con sus propios ojos cómo Jehová luchaba a favor de su pueblo.
Josué vio desplomarse las murallas de Jericó.
Vio cómo el Sol se quedaba quieto hasta que los amorreos fueron derrotados.
Y con el paso del tiempo vio cómo Jehová, el Dios fiel, los ayudaba a derrotar a una nación tras otra.
Después de vencer a sus enemigos, Josué pudo decir a la nación lo que leemos en Josué 23:14: “Ni una sola palabra”.
Josué había visto que Jehová cumplía fielmente sus promesas.
Quizá a usted le vienen a la mente otros ejemplos de la fidelidad de Jehová, como el cumplimiento de las profecías mesiánicas, el cumplimiento de la promesa de Dios de alimentar a su pueblo espiritualmente en nuestros días mediante “el esclavo fiel y prudente”, etc.
Y es que Jehová es el ejemplo perfecto de fidelidad.
Podemos entender mejor lo que significa ser fieles en todo aspecto de nuestra vida analizando el ejemplo de los tres amigos del profeta Daniel.
Cuando eran jóvenes, Hananías, Misael y Azarías demostraron que eran fieles en algo que para algunos podría parecer insignificante.
¿Recuerdan cuánto los presionaron para que comieran alimentos impuros?
Probablemente, sus fieles padres les habían enseñado a obedecer estrictamente los mandatos de la Ley relacionados con los alimentos.
Para Jehová estos mandatos eran tan importantes que, después de dárselos, dijo las palabras que se registran en Levítico 11:45: El rey de Babilonia ordenó que se les diera a los tres hebreos y a otros jóvenes “una ración diaria” de manjares; entre ellos había algunos alimentos prohibidos por la Ley.
Ellos pudieron haber razonado que las restricciones alimentarias de la Ley no eran tan importantes, al menos comparados con los Diez Mandamientos.
Pero no, estos jóvenes fieles querían obedecer todos los mandatos de la Ley de Dios.
Decidieron no contaminarse con esos alimentos y pidieron comer legumbres.
Cuando tomaron esa decisión, no pensaron en qué alimentos eran los más sabrosos.
Daniel pidió que les permitieran seguir esa dieta durante 10 días.
¿El resultado?
Al terminar estos 10 días, Jehová bendijo a estos jóvenes por su fidelidad, y “su aspecto era mejor y más saludable” que el de los demás jóvenes.
¿Lo de la comida era algo insignificante?
Para Jehová, no.
Para él era algo muy importante, y los jóvenes hebreos lo veían igual que él.
Su fidelidad en lo que parecía ser un asunto pequeño los preparó para una prueba mayor que los esperaba.
Hananías, Misael y Azarías ya tenían la costumbre de ser fieles en todo aspecto de su vida.
Por eso, cuando el rey Nabucodonosor les pidió que se arrodillaran ante la imagen de oro en la llanura de Dura, ¿qué fue lo que hicieron ellos?
Se negaron rotundamente.
Y tomaron esa decisión, aunque sabían que el rey acabaría arrojándolos a un horno de fuego.
Cuando leemos lo que le dijeron al rey en Daniel 3:17, 18, podemos percibir lo fieles que eran a Dios.
Ahí dice: Por la decisión que tomaron, estos jóvenes tan valientes fueron arrojados al horno.
Pero, como sabemos, Jehová los rescató.
¡Qué testimonio tan increíble les dieron no solo al rey y su corte, sino a todos los que hemos leído este relato en el libro de Daniel a lo largo de los siglos!
Ellos solo adoraban a Jehová, su único Soberano, y demostraron ser fieles en cosas grandes y pequeñas.
Ahora bien, ¿cómo podemos imitar a Jehová y a los tres hebreos y ser fieles en todo aspecto de nuestra vida?
Lo que Jesús dijo en Lucas 16:10 puede ayudarnos.
Dijo: Estas palabras son tan ciertas ahora como lo fueron hace 2.000 años.
Quizá nosotros nunca tengamos que enfrentarnos a una prueba de fidelidad tan extrema como la que afrontaron los tres hebreos cuando se negaron a inclinarse ante la imagen.
Pero ser constantes en hacer lo correcto y ser confiables en cosas pequeñas demuestra que entendemos lo que es ser fieles en todo aspecto de nuestra vida.
Salmo 31:23 nos asegura que “Jehová protege al fiel”, y esto es cierto cuando somos fieles incluso en cosas pequeñas.
Hay muchos aspectos de nuestra vida en los que debemos ser fieles a Jehová, por ejemplo, participando en la predicación todos los meses y entregando nuestro informe.
Ser fieles en nuestro matrimonio también es muy importante para Jehová.
¿Y qué hay de ser fieles permaneciendo neutrales en los conflictos políticos y sociales de este mundo?
¿Y en nuestro día a día?
¿Demostramos que somos fieles con nuestra conducta?
En su estudio personal o adoración en familia, ¿por qué no analiza cómo seguir siendo fieles en todos estos aspectos?
Hablemos de ustedes, jóvenes.
Estamos superorgullosos de su fidelidad a Jehová.
Sabemos que a muchos de ustedes se les presiona para caer en la inmoralidad sexual o para hacer cualquier otra cosa que desagrade a Jehová.
Una cosa es saber lo que tienes que hacer o lo que se espera de ti y otra muy diferente es tener el valor de hacerlo justo cuando te están presionando o tentando.
Los tres hebreos podrían haber pensado que, si comían de esos alimentos, nadie se iba a enterar, ya que estaban muy lejos de sus padres y de sus amigos.
También podrían haber razonado que, como era la orden del rey, no les quedaba más remedio que obedecerla.
Además, es posible que otros jóvenes sí comieran de esos alimentos y lo consideraran todo un honor.
Pero los jóvenes hebreos sabían muy bien lo que dice Proverbios 15:3: “Los ojos de Jehová están en todas partes”.
Esos jóvenes estaban decididos a ser fieles. Jóvenes, si aprenden a superar las pruebas en cosas que podrían parecer insignificantes, podrán superar pruebas de fe más grandes.
Nunca olviden que los beneficios de ser fieles superan por mucho el alivio momentáneo de ceder a la presión.
Hablemos de otro aspecto en el que tenemos que ser fieles: nuestro arreglo personal.
¡Qué bueno fue escuchar en el Informe 2 del Cuerpo Gobernante del 2024 los cambios relacionados con nuestra forma de vestir para las reuniones y la predicación!
Los felicitamos, hermanos y hermanas, por arreglarse de una manera digna para todas esas ocasiones.
¿Pero cómo podemos ser fieles al elegir la ropa que vamos a ponernos en nuestro tiempo libre, cuando estamos de vacaciones o en reuniones sociales con nuestros amigos?
Primera a Timoteo 2:9, 10 anima a nuestras hermanas a Claro, este principio también nos aplica a nosotros, los hermanos.
Y en 2 Corintios 6:3, 4 dice que “En todo lo que hacemos” incluye nuestra forma de arreglarnos.
Un artículo titulado “¿Somos fieles en todas las cosas?” que salió en La Atalaya del 15 de julio de 2005 dijo: “Nuestra indumentaria ha de ser apropiada y presentable, pues sirve de testimonio a quienes nos observan. […] Debemos ir siempre bien arreglados.
Para algunos, la fidelidad en la elección de la ropa quizás parezca un asunto de muy poco peso, pero Dios lo considera importante”.
Recordemos esto a la hora de vestirnos y arreglarnos.
Bueno, ¿con qué nos vamos a quedar de este discurso?
Todos admiramos la fidelidad que se ve en la creación.
Pero sobre todo admiramos a las personas que son fieles en todo aspecto de su vida.
En la Biblia, tenemos ejemplos extraordinarios de fidelidad que podemos imitar, como Jehová, los tres hebreos y muchos otros.
El principio que hay en Lucas 16:10 puede ayudarnos a ser fieles en cosas importantes y en cosas que algunos consideran de poca importancia.
Queridos hermanos, queremos animarlos a seguir siendo fieles a nuestro Dios, Jehová.
Recuerden Proverbios 28:20: “El hombre fiel recibirá muchas bendiciones”.
Por supuesto, la razón principal por la que somos fieles no es por conveniencia, sino porque amamos a Jehová.
Y podemos estar seguros de que Jehová seguirá bendiciéndonos mucho si somos fieles en todo aspecto de nuestra vida.
Jesús demostró una lealtad incomparable, aunque sufrió muchísimo.
A continuación veremos cómo sus palabras y su ejemplo ayudaron a María Fernanda, Matías y Esteban en los momentos más oscuros de su vida.
Estábamos pasando la tarde con mi familia en la pileta.
Y al otro día me desperté, sentía que me faltaba el aire, entonces fuimos al médico.
En un análisis de sangre terminó encontrándose que tenía una bacteria en la pierna que se llama Staphylococcus. Terminé quedándome internado en el hospital 55 días.
Tuve una colonoscopia, y a los poquitos días me dijeron que tenía un cáncer en el colon.
Me pidieron que hiciera más estudios, y ahí salió que también estaba afectado el hígado.
Era una persona muy humilde, muy cariñosa, sí.
Él amaba mucho a Jehová, era un compañero muy bueno, un amigo realmente.
Íbamos a cumplir 25 años.
En realidad, no sabemos… No sé por qué, pero, bueno, él decidió quitarse la vida.
Entonces nunca pensé que podía decidir algo así.
Creo que, si hay una palabra más fea que cáncer, es metástasis.
Es como que… me subieron en un torbellino y me bajaron, y me encontré con la vida cien por ciento diferente a lo que yo venía acostumbrada.
En total fueron 10 operaciones.
Las primeras cuatro fueron las más difíciles, porque estaba en posible riesgo de cortarme la pierna.
Todas las mañanas uno se despierta con una angustia muy grande, un dolor, una presión en el pecho… no puedes respirar.
Y yo en un principio pensé que Jehová estaba dejando pasar y no estaba haciendo nada.
Si ni siquiera Jesús podía esperar que Jehová lo cubriera y lo cuidara y le hiciera salir de la prueba, yo no tendría que pensar: “¿Y por qué me pasa esto a mí?”.
No, sino más bien es al revés, es: “¿Por qué no a mí también?”.
Un día los doctores vienen con unos papeles diciendo que ellos ya tenían la autorización del juez para operarme y transfundirme sangre ese mismo día.
Como yo todavía era menor de edad, en cuenta mucho mi opinión y mi decisión no la tomaban.
Ya ahí me di cuenta de que no era hacia mí, sino que era hacia Jehová.
Por eso es que desde ese momento ya todo estaba en manos de él.
En muchas cosas veo la mano de Jehová: en los amigos, los hermanos que están al pendiente… Decidimos que íbamos a contarles a los demás.
Y, es más, a nuestros amigos, antes de que preguntaran, les íbamos a contar.
Un texto que compartieron muchas veces es el texto que dice que Jehová es protector de viudas.
Fue un recordatorio constante de que Jehová me va a cuidar.
Y así fue.
Así que fue 3 meses de quimioterapia.
Luego fue la operación.
La operación… nos dijeron que podía durar unas 10 horas.
Y una cosa que me acuerdo que pensaba era que, bueno, cuando yo abriera los ojos después de la cirugía, o iba a ver el techo de la sala de cirugía o iba a ver el nuevo mundo.
Y en mi familia, cuando hubo problemas económicos, mi mamá hacía dulces y salía a vender.
Entonces dije: “Bueno, hay que hacer dulces”.
Y una hermana, que tenía en su momento un negocio, me dice: “Yo te los vendo, Fer”.
Eso fue una ayuda enorme porque yo no soy vendedora por naturaleza.
Buscando los datos sobre este documento se termina encontrando un error.
Mi apellido es Canal, y al final le habían agregado una ese, por lo que ese documento era inválido para poder transfundirme sangre ese día.
Ya con el tiempo empecé a mejorar y me empezó a tranquilizar el saber que no estaba juzgando a Jehová preguntándole dónde estaba, sino que el hacerse esa pregunta es una muestra de necesitarlo a Jehová.
Cuando a veces algo me preocupa, digo: “A ver, Jehová te cuidó hasta ahora.
Entonces, lo va a seguir haciendo”.
Entonces, es eso, es la confianza completa en que Jehová se va a hacer cargo de mí.
Mi salud física está en las mejores condiciones que podría estar, y también mi condición espiritual con Jehová, mi amistad, se fortaleció mucho.
Nosotros obtuvimos más cosas buenas que malas.
No es que yo estoy diciendo que me gustaría volver a pasar por lo mismo.
No, obviamente que no.
Pero la realidad es que todas las cosas que aprendimos de Jehová… yo no sé cómo las hubiéramos aprendido si no hubiéramos pasado por una situación así.
Si está pasando por una situación difícil, recuerde que no está solo.
Nunca dude en pedir ayuda.
Jehová también lo ayudará a usted con cariño a aguantar y a seguir siendo fiel.
El amor a Jehová nos impulsa a ayudar a otros a conocerlo.
Y ofrecerles un curso bíblico es una de las mejores formas de hacerlo.
Pero, a veces, tal vez nos sintamos inseguros o incómodos.
En este episodio de “El hierro afila el hierro”, aprenderemos cómo ofrecer un curso bíblico con confianza.
Hola, mi nombre es Byungchul Lim.
Bienvenidos a “El hierro afila el hierro”.
¿En alguna ocasión le ha pasado lo siguiente?
Le habla de Jehová a alguien y se da cuenta de que le toca el corazón.
Qué bonito es eso, ¿verdad?
A usted le dan ganas de ofrecerle un curso de la Biblia, porque, claro, amamos a las personas y a Jehová.
Sin embargo, puede que no nos atrevamos a ofrecer un curso bíblico.
Tal vez no queremos parecer insistentes, o nos da miedo que nos rechacen.
Así que ¿qué podemos hacer para ofrecer cursos bíblicos con confianza?
Hola, otra vez salió a hacer ejercicio.
Es usted muy disciplinado.
Pues tengo que hacerlo para no enfermarme.
Pero mire, fíjese en lo que dice esta noticia.
Se lo dije hace meses, ¿recuerda?
¿Por qué las cosas están tan mal?
Sí, están mal.
¿Cree que algún día van a estar mejor?
Mmm...
Dígame, ¿tendrá el hombre la capacidad de resolver esos problemas?
Tiene la capacidad de empeorarlos.
¿¡Qué se puede hacer!?
Entonces, si el ser humano es incapaz de hacer algo, ¿habrá otra solución?
¿Otra solución?
No lo sé, no me lo parece.
¡Nuestro hermano hizo un excelente trabajo!
Se interesó por el señor, escuchó atentamente e hizo buenas preguntas.
¿Y saben qué más hizo el hermano después?
Una oración a Jehová, muy cortita, para pedirle ayuda.
Antes de ofrecer un curso, orar a Jehová es lo primero que hay que hacer.
Incluso si dudamos en ofrecer un curso bíblico por el miedo al rechazo, cuando le oremos a Jehová pasará lo que dice Filipenses 2:13: Jehová nos dará “tanto el deseo como las fuerzas para actuar”.
Y bendecirá los esfuerzos que hagamos.
Así que, aunque nos dé miedo hablar, pausemos un momento, pidámosle ayuda a Jehová en oración y entonces pongamos manos a la obra.
¿Sabía que la Biblia nos enseña que sí hay otra solución para los problemas?
Permítame enseñárselo aquí en mi celular.
“El Reino de Dios traerá ‘paz en abundancia’”.
El Reino de Dios… podría ser una solución.
Pero ahora tengo más preguntas.
Lo entiendo.
Yo también tenía muchas preguntas, pero encontré las respuestas en la Biblia.
Usted también puede estudiar la Biblia y encontrar las respuestas que busca.
¿Estudiar la Biblia?
Sí.
Hay quienes creen que estudiar la Biblia significa ir a clase con otra gente o tal vez tener que hacer un examen...
¿Cómo podemos quitarles esta idea equivocada?
Bueno, lo segundo que hay que hacer es demostrar cómo son nuestros cursos bíblicos.
Este video del kit de enseñanza de JW Library® responde a preguntas frecuentes de cómo son nuestros cursos bíblicos.
Si ellos mismos ven de qué se trata, se sentirán más motivados a aceptar el curso.
¿Usted también estudió la Biblia así?
Sí, y me gustó muchísimo estudiarla.
El video dice que los consejos de la Biblia me darán un futuro maravilloso.
¿Cómo que un futuro maravilloso?
Aquí está la respuesta.
“¡Disfrute de la vida para siempre!”.
Después de ver el video, puede ir al folleto ¡Disfrute de la vida! y, luego, mostrarle a la persona la contraportada.
Si usted ve que le gusta la información, siga este tercer paso para que aumente su curiosidad.
Averigüe lo que le interesa a la persona.
¿Cómo?
Vaya a la página 15 del folleto y pídale que escoja el tema que más le atraiga.
Este: “Cómo encontrar paz interior”.
Sí, tener paz es importante.
¿Qué le parece si examinamos esa lección en nuestra primera clase de la Biblia?
Está bien.
¿Qué horario le conviene más?
¡Qué bien lo hizo nuestro hermano!
¡Comenzó un curso de la Biblia!
¿Recuerdan cómo lo hizo?
Siguió estos tres pasos que vimos.
El primero es orar a Jehová.
Quizás no se atreva a ofrecer un curso bíblico, pero Jehová puede darle “tanto el deseo como las fuerzas” para hacerlo.
El segundo es demostrar cómo son nuestros cursos bíblicos.
Tenemos varias formas de hacer esto.
Por ejemplo, usar el propio folleto Disfrute de la vida o el video ¿Cómo son nuestros cursos bíblicos? del kit de enseñanza.
Y el tercer paso es averiguar lo que le interesa a la persona.
Use la página 15 del folleto para averiguar cuál de los temas le atrae más a ella.
Pero recuerde esto: mucho más importante que cualquier método o técnica es mostrar amor a Jehová y a las personas, así como lo hizo Jesús.
Sin duda eso será lo que más le ayudará a lograr su objetivo de hacer discípulos.
Bueno, después de haber visto estos puntos tan prácticos, yo ya quiero salir a ofrecer un curso bíblico.
Y espero que ustedes también tengan las mismas ganas.
¡Qué sugerencias tan buenas!
¿Por qué no tratamos de ponerlas en práctica todos los días?
Si estamos atentos cuando hablemos con la gente, seguro que encontraremos oportunidades de ofrecer cursos bíblicos.
Más que nunca, la gente necesita aprender de Jehová y su propósito para la humanidad.
El mensaje de la Biblia puede transformar su vida; eso fue lo que le pasó a Moses Maphoto.
Una noche la policía entró en nuestra casa.
Derribaron la puerta a patadas y rompieron las ventanas.
Nos dijeron que se iban a quedar con la casa, que ya no era nuestra.
Desde ese día siempre estaba enojado, muy enojado, y me prometí a mí mismo que haría lo que fuera para conseguir justicia y libertad.
El apartheid dividía a las personas.
Por ejemplo, los blancos recibían una educación, y los negros recibían otra.
La educación que recibíamos los negros era de un nivel muy bajo.
Cuando el Gobierno hacía el presupuesto, la mayor parte del dinero iba para los blancos.
Esto se veía incluso en las escuelas.
Los salones de clases de los negros estaban a reventar, nada que ver con los de los blancos.
Cuando era joven, decidí que quería ser abogado porque quería usar la ley para luchar contra el apartheid. Pero mi punto de vista cambió después de que nos quitaran la casa y nos trataran con tanta crueldad.
Ahora quería una solución rápida, algo que nos ayudara a encontrar paz, que nos ayudara a encontrar libertad y justicia.
Así que me uní a una organización política.
Crucé la frontera para entrar a otro país y allí recibí entrenamiento militar.
Ellos me nombraron comandante y me pusieron a cargo de un grupo de soldados que luchaba por la libertad.
Como comandante, tenía que buscar lugares secretos donde pudiéramos almacenar nuestras armas y también entrenar a los que querían unirse a nuestra organización.
Los preparábamos para que formaran parte de nuestro grupo guerrillero.
Les enseñábamos a usar armas y diferentes explosivos que teníamos almacenados en esos lugares.
Era un hombre muy cruel que no respetaba a nadie ni le tenía miedo a nada.
Me sentía decepcionado porque, como organización, yo esperaba que hubiera unidad entre nosotros, ya que todos teníamos el mismo objetivo.
Pero no, había mucho odio, había mucho prejuicio y muchas peleas.
Mi esposa ya era testigo de Jehová.
Ella me propuso que alguien viniera a darme clases de la Biblia, y yo acepté.
Así que una hermana empezó a venir a hablarme de las buenas noticias del Reino de Dios.
Pero no me gustó nada cuando me dijo que el Reino de Dios iba a destruir a todos los otros gobiernos, incluyendo mi organización política.
Me enojé tanto que empecé a hablarle muy mal, pero ella siguió sonriendo, nunca me gritó y ni siquiera me contestó mal.
Eso me sorprendió y me impresionó mucho.
Me invitaron al Salón del Reino.
Allí me llamó mucho la atención que todos participaban.
Incluso los niñitos levantaban su mano y respondían con sus propias palabras.
Se notaba que todos estaban bien preparados y muy atentos, porque sus comentarios eran muy atinados; encontraban los textos de la Biblia rapidísimo.
Yo, que fui a la universidad, no podía hacer eso.
Así que pensé: “¡Guau! Yo quiero ser como ellos”.
También vi que la educación que recibían en la organización de Jehová era de muy buena calidad, comparada con la que recibíamos durante el apartheid, que era muy mala.
He aprendido que confiar en las personas es inútil, es “perseguir el viento”, pero confiar en Jehová Dios nos hace felices.
Desde que era niño, lo que más quería era encontrar la libertad, también encontrar la paz y ser una persona feliz.
Pero no pude conseguir nada de eso hasta que entré al Salón del Reino.
Allí encontré verdadera libertad, verdadera justicia y verdadera felicidad, y allí me enseñaron lo que realmente es el amor.
Mi vida ha cambiado totalmente.
Ahora soy amigo de Jehová.
Y esa amistad me ha convertido en una persona cariñosa, una persona que se pone en el lugar de otros, que se esfuerza por ser humilde y por vivir en paz con los demás.
Me he vestido por completo con la nueva personalidad.
Moses anhelaba dos cosas: justicia y unidad.
Y aprendió que solo el Reino de Dios puede conseguirlas.
La Palabra de Dios tiene consejos que nos ayudan a llevarnos bien con los demás, empezando por la familia.
En el siguiente video veremos cómo la lectura diaria de la Biblia promueve la paz en el matrimonio.
No poner en práctica los principios bíblicos en el matrimonio puede acabar con la paz.
Poco a poco, las diferencias de opinión y los choques de personalidad pueden ir debilitando esa relación pacífica que una vez tenían.
Si ya han perdido esa paz y desean recuperarla, ¿hay alguna forma de hacerlo?
Vean lo que dice Isaías 26:3 acerca de Jehová: Sí, si se apoyan por completo en Jehová, disfrutarán de una paz constante.
En el matrimonio de Abrahán y Sara había paz porque siempre seguían con cuidado la guía de Jehová, incluso cuando pasaban por dificultades o enfrentaban cambios drásticos.
Y, ustedes, ¿cómo pueden demostrar que confían en Jehová?
Buscando la guía que nos da en su Palabra, la Biblia.
A algunos les cuesta convertir la lectura de la Biblia en un hábito, pero el esfuerzo vale la pena.
Hay que aprovechar toda oportunidad.
¿Pueden hacer algún cambio en su rutina diaria?
Los consejos que hay en la Biblia los ayudarán a recuperar la paz en su matrimonio.
Por ejemplo, Mateo 7:12 dice: Pero no se trata solo de leer, también hay que hacer lo más importante: poner en práctica lo que leen.
Si cada uno pone en primer lugar las necesidades de su pareja, harán que se sienta amada y valorada.
Otro principio que encontramos en la Biblia es el de Mateo 5:5, que dice: Cuando nos esforzamos por mantener la calma, en el hogar habrá un ambiente relajado, de paz.
A todos se nos anima a leer la Biblia por nuestra cuenta, pero qué bueno sería si pudieran leerla también en pareja, si es posible.
Hablen sobre lo que hayan aprendido y aprovechen las herramientas de estudio para aprender todo lo que puedan acerca de las hermosas cualidades de Jehová.
Así se sentirán más cerca de él y fortalecerán la “cuerda triple” de su matrimonio, es decir, la relación entre ustedes y Jehová.
Incluso cuando surjan problemas o situaciones inesperadas en su vida, seguirán sintiendo la paz que solo Jehová, quien dio origen al matrimonio, puede dar.
Si este es un buen momento para hablar en privado con su pareja, ¿por qué no pausan el video y contestan las siguientes preguntas?
Lo que vimos en el video fue realista y motivador.
Cuando un matrimonio lee la Biblia con regularidad, juntos y por separado, y aplican lo que aprenden, hacen que reine la paz en su hogar.
La Biblia no solo tiene principios que no pasan de moda, sino que habla de personas reales de las que podemos aprender mucho.
Una de ellas fue Job, un hombre que nos enseñó mucho sobre lo que es la integridad.
De eso hablará la siguiente adoración matutina del hermano Robert Ciranko.
¿Sabían que en toda la Biblia Jehová solamente describe a dos de sus siervos como personas íntegras?
A David y a Job.
En 1 Reyes 9:4, Jehová le dijo a Salomón que anduviera en sus caminos como lo hizo su padre David, “con un corazón íntegro”.
Y, en las dos ocasiones en las que habló con Satanás sobre Job, dijo: “No hay nadie como él en la tierra.
Es un hombre íntegro y recto”.
Por supuesto, la Biblia menciona a muchos otros hombres y también mujeres que demostraron integridad, por ejemplo, Abrahán, Daniel y sus tres amigos y todos los que Pablo mencionó en Hebreos, capítulo 11, por mencionar algunos.
Y, claro, el mayor ejemplo de todos es Jesucristo.
Está claro que Jehová se fija en las personas que muestran integridad.
Las valora y las ama.
Por eso es que todos los siervos fieles de Jehová deben tener esta cualidad.
Pero ¿qué significa ser íntegro?
Esforzarse siempre por ser limpio en sentido moral y tener siempre el deseo de hacer lo que está bien.
Una persona que demuestra integridad tiene fuertes principios morales y sigue esos principios en todo momento.
Podríamos decir que esa persona hace lo que es correcto, incluso cuando es difícil o cuando nadie lo está mirando.
De hecho, cuando mejor se ve la integridad de una persona es cuando está pasando por una prueba o cuando se la presiona para que deje de hacer lo que es correcto.
Entonces, ¿cómo se puede llegar a ser íntegro?
Primero, tenemos que establecer cuáles son nuestros valores más importantes.
Son valores que, sean cuales sean las consecuencias, jamás vamos a traicionar.
Y en este sentido podemos aprender mucho de Job.
¿Qué valores eran más importantes para él?
Encontramos la respuesta en el libro de Job 1:1: “En la tierra de Uz había un hombre llamado Job.
Era un hombre íntegro y recto que temía a Dios y evitaba todo lo malo”.
Esos eran los valores más importantes para Job.
Job sentía un sano temor a desobedecer a Jehová.
Lo respetaba profundamente porque lo amaba.
Y esto está de acuerdo con lo que escribió Salomón cientos de años más tarde en Eclesiastés 12:13.
Acompáñenme a leerlo.
Eclesiastés 12:13: “Después de oírlo todo, la conclusión es esta: teme al Dios verdadero y obedece sus mandamientos, porque eso es todo lo que el hombre debe hacer”.
O como lo parafrasea una Biblia en inglés: “Teme a Dios y haz lo que te dice”.
El comentario para el texto de hoy cita lo que explicó una Atalaya. Esa Atalaya decía que la clave para ser íntegros es el amor a Dios.
Ese amor debe ir acompañado de una profunda devoción.
Somos leales a él porque es nuestro Padre.
Alguien íntegro siente una devoción tan completa por Jehová que sigue haciendo lo que es correcto a pesar de las dificultades.
Pensemos de nuevo en el caso de Job, que ni siquiera en los peores momentos le dio la espalda a Jehová.
Él dijo: “¡Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad!”.
Igual que Job, todos tenemos la responsabilidad y el privilegio de demostrarle a Jehová que le obedecemos y le servimos por el amor que le tenemos.
Es interesante que, en el capítulo 31, Job menciona una serie de malas acciones que habrían demostrado falta de integridad de su parte si alguna vez él las hubiera cometido.
Examinemos algunas de ellas, porque eso nos ayudará a ver lo que tenemos que evitar para seguir siendo personas íntegras.
En los versículos 9 a 11 del capítulo 31, Job dice que, si su corazón hubiera sido seducido por una mujer, eso habría sido un comportamiento vergonzoso, un delito que merecía el castigo de los jueces.
Claro, sabemos que Job se mantuvo limpio moralmente porque en el versículo 1 dijo que había hecho un pacto con sus ojos para no interesarse indebidamente en otra mujer.
Así que Job no solo evitó cometer adulterio, tampoco dio el primer paso hacia ese pecado mirando a otra mujer con un mal deseo.
Así lo hacen las personas íntegras: respetan las normas morales de Jehová y la santidad del matrimonio.
Hay otro ejemplo en el versículo 16, donde Job dice “si me negaba a darles a los pobres lo que deseaban”.
Y, en el versículo 17, habló de compartir comida con los huérfanos.
Pero sabemos que Job era generoso con los más necesitados porque, en el capítulo 29, versículo 12, él dijo que “rescataba al pobre […,] al huérfano y al que no tenía quien lo ayudara”.
Así que las personas íntegras se preocupan de los demás y los ayudan, y cuidan de los huérfanos y de las viudas.
En el versículo 24, Job también dice “si puse mi confianza en el oro”.
Job había sido rico en un principio, pero no era codicioso ni materialista.
Y cuando perdió todas sus riquezas reconoció el hecho de que, como él mismo lo dijo, desnudo había salido de la matriz de su madre y desnudo volvería.
Las personas íntegras no se concentran en buscar cosas materiales, sino que ponen en primer lugar el Reino.
Un último ejemplo en el versículo 33.
Job dijo: “¿Alguna vez he tratado de encubrir mis ofensas […]?”.
En el capítulo 13, versículo 23, Job pidió que le dijeran cuáles eran sus errores y sus pecados.
Y al final aceptó que lo corrigieran, pues reconoció que se había apresurado a declararse a sí mismo justo.
De hecho, no mucho después de que Elihú y Jehová lo reprendieron, Job dijo que se arrepentía en polvo y ceniza.
Así que las personas íntegras no tienen problema en reconocer sus errores y aceptan que los corrijan.
Claramente, Job era un ejemplo de integridad.
¿Sabían que pidió que se hiciera un registro escrito de todo lo que tuvo que sufrir y aguantar?
Veamos cómo lo expresó en el capítulo 19, versículos 23 y 24.
Dijo: “¡Ojalá se anotaran mis palabras!
¡Ojalá se pudieran escribir en un libro!
¡Si se grabaran en la roca para siempre con un instrumento de hierro y con plomo…!”.
¡Qué bueno que Jehová le concedió su deseo a Job e hizo que su historia de integridad quedara escrita!
¡Y qué bueno que hizo que se incluyera en la Biblia y no que quedara grabada en una roca en medio del desierto, en Arabia, por allá donde vivía Job!
¿Cómo podríamos resumir la historia de Job en una oración?
Un comentarista de la Biblia lo hizo bastante bien al decir: “El libro de Job cuenta la bella historia de una persona real que pasó por muchos sufrimientos y fue muy incomprendida, pero que se mantuvo íntegra y humilde, y fue recompensada por Dios”.
La historia de Job nos enseña que, sin importar los problemas que enfrentemos, tener una fuerte amistad con Dios y ser fieles a nuestros valores más importantes nos ayudará a mantener nuestra integridad y que, cuando pasemos por pruebas, Jehová nos ayudará, tal como lo hizo con Job.
Salmo 84:11 dice: “Jehová no retendrá nada bueno de los que viven con integridad”.
Cuando sentimos completa devoción por Jehová y se lo demostramos obedeciéndolo y haciendo lo correcto día tras día, incluso al pasar por problemas, haremos que Jehová se sienta feliz y frustraremos los planes de Satanás, justo igual que hizo Job hace mucho tiempo.
Como Job, ustedes, jóvenes, tienen muchas oportunidades de demostrar su amor a Dios tomando buenas decisiones.
El nuevo video musical, La vida que me hará feliz fortalecerá su decisión de mantenerse cerca de Jehová.
♪♪ Ahora que me toca decidir, ¡hay tanto para elegir!
¿Qué hacer o estudiar, y en quién confiar?
No sé bien cuál es mi lugar.
Pero sé que Jehová es real para mí.
Él sabe qué es lo mejor y lo que quiere es hacerme feliz.
En la Biblia puedo encontrar la guía exacta para conseguir la vida que realmente me hará feliz.
Otras veces pienso que quizás no esté tan mal encajar.
Y yo siento en mí una lucha interior, ¡qué traicionero es el corazón!
Entonces oro a Dios y veo con claridad que tengo a mi alrededor buenos amigos que me ayudarán.
En la Biblia puedo encontrar la guía exacta para conseguir la vida que realmente me hará feliz.
No pienso mirar lo que he dejado atrás, tan solo me fijo en lo que vendrá.
En la Biblia puedo encontrar la guía exacta para conseguir la vida que realmente me hará feliz.
¡Qué vida tan feliz! ♪♪ Este programa sin duda ha fortalecido nuestra fe.
Vimos cómo encontrar consuelo cuando pasamos por pruebas difíciles, cómo los matrimonios pueden hacer que reine la paz en su hogar leyendo la Biblia todos los días, cómo ofrecer cursos bíblicos en nuestras conversaciones diarias y cómo estudiar la Biblia puede cambiar la vida de las personas dándoles esperanza.
Antes de terminar, veamos una videopostal.
Cuando se imagina un paraíso, quizás piense en playas de aguas cristalinas, palmeras meciéndose al viento, frondosas selvas y arrecifes de coral repletos de vida.
Quizás piense en Samoa.
Las islas Samoa brillan como gemas en el Pacífico sur.
El archipiélago está dividido en dos partes: Samoa y Samoa Americana.
Aunque solo hay unos 65 kilómetros (o 40 millas) entre ellas, están separadas por la línea internacional de cambio de fecha, lo que hace que haya una diferencia horaria de un día completo.
Así que, todos los años, uno de los primeros discursos de Conmemoración tiene lugar en Samoa, y uno de los últimos, en Samoa Americana.
En estas islas abundan los cocoteros.
Los samoanos lo llaman “el árbol de la vida” porque con él se preparan alimentos, bebidas, medicinas, combustibles y hasta refugios.
En 1940, Harold Gill llegó a estas islas para predicar, pero las autoridades le pidieron que se fuera.
Como su barco tardaba cinco días en salir, aprovechó para repartir todas las publicaciones que pudo con su bicicleta.
Una de esas publicaciones acabó en manos de Pele Fuaiupolu.
En 1952, después de que Pele conociera a un hermano de Inglaterra en el trabajo, él y su esposa, Ailua, se convirtieron en los primeros Testigos samoanos.
Hoy en día hay en Samoa 12 congregaciones con 606 publicadores.
En la isla de Upolu se encuentra la Oficina Remota de Traducción, donde se traducen las publicaciones al samoano.
Es fácil ver a nuestros hermanos predicando en el puerto principal de Samoa, Apia.
Pero, como la mayoría de los samoanos viven en las zonas rurales cercanas a la costa, los hermanos predican en pueblitos, plantaciones de taro y en la isla de Manono, adonde solo se puede llegar en barco.
En esa isla no hay autos, así que para predicar los hermanos recorren la isla a pie.
A nuestros hermanos les encanta pasar tiempo juntos.
Comen alimentos deliciosos como taro, pana, leche de coco oka —que es pescado crudo con crema de coco— y su famoso chocolate caliente, llamado Koko Samoa. Los domingos, las familias pasan horas juntas y preparan riquísimas comidas en un umu que es un horno tradicional de tierra hecho con piedras volcánicas.
Tocan música, cantan y bailan danzas tradicionales como la siva y el fa’ataupati, o “baile de las palmadas”.
La congregación Saleapaga está en la isla de Upolu.
En su territorio hay playas y el famoso To-Sua Ocean Trench, que es una piscina natural en el cráter de un volcán.
Los 21 publicadores de la congregación Saleapaga les envían sus saludos y todo su cariño.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.