¡Les damos la bienvenida a todos ustedes a este programa de JW Broadcasting®!
El 8 de marzo de 2025 fue el día de la graduación de la clase 157 de la Escuela de Galaad.
54 estudiantes de 28 países estudiaron la Biblia a fondo durante varios meses.
Antes de recibir los diplomas, ¿qué palabras de ánimo les dieron algunos miembros del Cuerpo Gobernante, sus instructores y otros hermanos de experiencia?
Estamos muy felices de presentarles algunas partes de la graduación, que tuvo lugar en el Centro Educativo de la Watchtower en Patterson, Nueva York.
Por fin, queridos estudiantes, llegó el día.
¡Qué bien!, ¿no?
Se gradúan hoy, 8 de marzo de 2025.
Parece que fue ayer cuando los presentaron a la familia Betel, ¡qué rápido se han ido estos cinco meses!
Hoy es su graduación, y estamos encantados de acompañarlos en este día especial.
Claro, entendemos que hoy tendrán momentos altos y bajos, quizás ahora al pensar que van a separarse de sus amigos de la clase 157.
Se han vuelto verdaderos hermanos durante el curso.
La idea de marcharse puede ser algo agridulce.
Como dijo un graduado hace poco, es como tener una boda y un funeral el mismo día.
En los últimos cinco meses, han tenido un programa de alimentación espiritual como ningún otro.
Estudiaban y se preparaban el día antes de cada clase, ¡y con qué intensidad!
Lo hacían con sangre, sudor y lágrimas.
Y era así para prepararse para las clases, los exámenes… Y era todo un reto mantener ese ritmo.
Y, ¡quién sabe!, puede que estos últimos días hasta lo hayan extrañado.
Bien, es por esta razón que mi primer discurso tiene el título “Mantengan el hambre, mantengan la sed”.
Primero, mantengan el hambre.
Veamos dos cosas por las que nunca deberían perder el hambre mientras siguen dando servicio sagrado a Jehová.
Busquen conmigo Mateo, capítulo 5, y fíjense en el versículo 3.
Ya saben de qué habla este versículo —es en el Sermón del Monte—, y en Mateo 5:3 Jesús dice: “Felices los que reconocen sus necesidades espirituales, porque el Reino de los cielos es de ellos”.
Son “felices los que reconocen sus necesidades espirituales” o, según la nota, “los mendigos del espíritu”; incluso se podría decir “los que tienen hambre de alimento espiritual”.
¿Cuál es la lección?
Mantengan el hambre.
Sean como los osos antes de hibernar.
Ellos entran en un estado de hiperfagia, que es un aumento del apetito.
En ese periodo, algunos osos consumen 20.000 calorías al día.
Dedican 20 horas cada día a buscar comida.
Puede que durante la escuela fueran como osos hambrientos: quizás devoraran los alimentos espirituales, y a veces también los físicos.
Y tal vez ahora estén pensando en perder unos kilitos.
Pero, espiritualmente hablando, ¿cuál es la principal diferencia entre un oso a punto de hibernar y ustedes?
Que ustedes no van a hibernar.
Tienen poco tiempo para descansar desde que terminan el curso hasta que comienzan sus asignaciones.
Y no pueden vivir de las reservas de Galaad.
Probablemente se van a enfrentar a pruebas mayores que las que tuvieron durante el curso.
Así que su situación no es como la de los osos antes de hibernar: es más bien como la de las aves antes de migrar.
Ellas también entran en un estado de hiperfagia, y eso las prepara para sus largos viajes y lo que tienen por delante.
Quizás ustedes no migren —aunque algunos de ustedes sí—, pero tal vez tengan un nuevo trabajo que exija que fortalezcan su espiritualidad.
¿Cuál es la clave del éxito?
El hambre, mantener el hambre.
¿Saciará Jehová esa hambre?
Examinemos un milagro que realizó Jesús.
Vayamos a Juan, el capítulo 6, y leamos el versículo 11.
Es uno de los milagros donde Jesús alimenta a una multitud.
Estamos en Juan 6:11.
La pregunta era: ¿saciará Jehová su hambre espiritual?
Veamos la respuesta en Juan 6:11: “Jesús tomó el pan y, después de darle gracias a Dios, lo repartió entre los que estaban sentados allí; hizo lo mismo con los pescaditos, y comieron todo lo que quisieron”.
Multiplicando cinco panes y dos pescados, alimentó a probablemente más de 15.000 personas.
¿Y a cuántos está alimentando hoy Jesús espiritualmente?
A millones.
¿Y cuál fue el resultado?
En aquel entonces, “comieron todo lo que quisieron”.
Y lo mismo les pasará a ustedes.
Mantengan el hambre, sigan alimentándose espiritualmente.
Pueden comer todo lo que quieran.
Por ejemplo, ¿qué encontramos en JW Library®?
Más de 330 adoraciones matutinas y más de 10 años de programas mensuales.
Son más de 120 horas de alimento espiritual.
Las asambleas regionales completas del 2020 al 2022; si queremos, podemos volver a verlas.
Estos son solo los videos; además, están los audios —que incluyen la música—… … y, claro, las publicaciones escritas.
Tenemos La Atalaya desde 1950 y ¡Despertad! desde 1970.
Solo en JW Library, están disponibles 1.815 números de La Atalaya y 1.011 de ¡Despertad! ¿Está dando Jehová mediante su Hijo el alimento al tiempo debido?
¡Por supuesto que sí!
Como dice Isaías 25:6: “Jehová de los ejércitos hará para todos los pueblos un banquete de platos suculentos, un banquete de buen vino, de platos suculentos llenos de médula, de vino bueno, filtrado”.
¡Qué bien alimentados estamos!
Podemos comer tanto alimento espiritual como queramos.
Jehová, mediante Jesús, dio alimento en el siglo primero; y Jehová, mediante Jesús, da el alimento espiritual a su pueblo hoy día.
Así que mantengan el hambre.
¿Se imagina comer su plato favorito y decir: “¡Una y no más!”?
No; lo come vez tras vez.
Y lo mismo pasa en sentido espiritual.
Todos podemos volver a alimentarnos con lo que nos gustó en el pasado.
Aunque nos gustan las cosas nuevas, como las aclaraciones de creencias, conviene volver a ver lo que ya sabemos y así grabarlo bien en la mente.
¿La lección?
Bueno, aunque nos guste aprender cosas nuevas a veces, vuelvan a ver las notas de Galaad.
Sigan repasando, mantengan el hambre.
No piensen que están llenos.
Cada vez que terminen de estudiar, quédense con hambre de aprender más.
Piensen en el próximo plato.
Eso es tener hambre espiritual.
Pero hablemos de otro tipo de hambre.
Si aún están en Mateo 5, noten lo que dice Jesús en el versículo 6: “Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”.
¿Y quiénes son esas personas?
La nota de estudio dice: “Los que están deseando que desaparezcan la corrupción y la injusticia, y que […] todo el mundo respete las normas de Dios […].
Ellos ya se esfuerzan por vivir de acuerdo con estas normas”.
¿Cuál es la lección?
Tengamos hambre de la justicia de Dios.
¿Y cómo sacia Jehová nuestra hambre de justicia?
Una Atalaya dice que estos “deseos quedarán satisfechos por completo en el nuevo mundo”.
Y lo esperamos “con anhelo”.
En otra Atalaya también se explica que, por esta razón, “no nos desconcierta […] que en este mundo satánico predominen la violencia y la opresión”.
Aun así, no somos insensibles a las circunstancias, a las injusticias que vemos en este mundo.
Evitamos ser como los burlones que se mencionan en 2 Pedro 3:4.
Ellos dicen que “todas las cosas siguen exactamente igual que desde el principio de la creación”.
¡Pero no!
La decadencia moral del mundo demuestra que el Reino de Dios y su justicia están cerca, muy cerca.
¡Y cuánto nos consuela saberlo!
Mantengan el hambre de la justicia de Dios, seguros de que serán saciados.
Queridos estudiantes, mantengan el hambre espiritual, mantengan el hambre de la justicia de Dios.
Pero ¿y lo de mantener la sed?
De eso hablaremos al final del programa.
A continuación, algo que siempre esperamos con muchas ganas: la sección De primera mano. En esta ocasión se entrevistará a estudiantes de sucursales que atienden a casi el 25 % de los publicadores del mundo.
El hermano Lippold, otro de los instructores de Galaad, realizará las entrevistas.
¿De qué países son?
Veámoslo.
¡Bienvenidos a De primera mano!
En Hechos 1:8, Jesús les dijo a sus discípulos que tendría testigos hasta en “la parte más lejana de la tierra”.
Y hoy vamos a conocer a hermanos de la clase 157 que están sirviendo en lugares lejanos de la tierra.
Nuestro primer invitado es Fernando Simão, de Brasil.
—Bienvenido, Fernando.
—Gracias.
¡Qué bueno tenerte en el programa!
—Un placer.
—Vienes de Brasil, y estás sirviendo allí en la sucursal de São Paulo.
Así es.
Pero sé que hay una parte de Brasil a la que le tienes un cariño especial.
Sí, la región del Amazonas me encanta.
¿Y qué es lo que te gusta de esa región, Fernando?
Pues en dos palabras: la gente.
—Qué bien.
—Son increíbles.
Tengo curiosidad.
¿Cómo es la gente allí?
Es que aceptan fácilmente la verdad.
Ellos son personas que realmente quieren servir a Jehová; les gusta oír hablar de él.
Y es sorprendente porque, cada vez que vamos allí a predicarles, ellos nos escuchan.
Y ¿de qué hablan con ellos?
¿Cómo son las conversaciones?
Pues hablamos con ellos de diferentes temas.
Pero, como viven en medio de la selva, rodeados de todas las cosas que ha creado Jehová, lo usamos para conversar con ellos.
Y, claro, también se enfrentan a problemas, problemas que solo el Reino solucionará.
Así que también les hablamos de esos temas.
Interesante.
Y cuéntanos, ¿qué fue lo que te llevó a ir a esa región?
Todo empezó hace muchos años.
En casa se quedó un hermano que iba a la Escuela de Entrenamiento Ministerial, en São Paulo.
Él vivía en la Amazonia y predicaba en un barco.
Fue él quien nos invitó a ir.
Así que mis dos hermanos menores y yo fuimos para allá.
Entonces, así fue como comenzó tu amor… Sí.
… por la región del Amazonas.
Ajá.
¿Y han hecho campañas de predicación en la zona?
Sí.
Hace unos años se llevó a cabo una gran campaña; tuvo muy buenos resultados.
Ha habido un gran aumento.
Muchas personas están aceptando la verdad.
Hay nuevas congregaciones, nuevos circuitos...
Y muchos hermanos están predicando en la zona.
Recuerdo que mencionaste algo que te impresionó sobre los hermanos que fueron a las campañas de predicación.
Sí.
¿Nos lo quieres contar?
Algunos de ellos decidieron quedarse.
Al principio solo iban por una o dos semanas.
Pero, al ver la necesidad, ellos tomaron la decisión de mudarse y quedarse a vivir allí.
Están ayudando a las congregaciones.
Esos hermanos son un ejemplo.
Sé que en Brasil tienen Escuelas para Evangelizadores del Reino.
¿Cómo ha ayudado esta escuela en la predicación en esa región?
En los últimos años, muchos hermanos han sido enviados para servir en la zona.
Después de la escuela, a estos hermanos se les asigna a congregaciones que necesitan ayuda.
Y han sido un verdadero regalo de Jehová, porque están ayudando a los hermanos del lugar.
¡Qué bueno!
La sucursal de Brasil y Servicios de Audio y Video prepararon un video sobre la predicación… Sí.
… en la región del Amazonas.
Tengo ganas de ver cómo es ese lugar y por qué es tan especial para ti.
—¿Lo vemos?
—Claro, claro.
Brasil es enorme.
Es el país más grande de Sudamérica y el quinto más grande del mundo.
Tiene una gran variedad de paisajes: humedales, sabanas, montañas y selvas tropicales.
Por Brasil pasa el río más largo del mundo: el imponente Amazonas.
En Brasil hay unos 920.000 publicadores.
Todos los años se forman nuevas congregaciones, nuevos circuitos, y se bautizan unas 25.000 personas.
¡La obra en Brasil no para de crecer!
Y todavía hay mucho trabajo que hacer.
¿Sabían que en la región del Amazonas de Brasil viven más de 28 millones de personas y que se hablan cientos de idiomas indígenas?
Una gran ayuda ha sido la Escuela para Evangelizadores del Reino.
En los dos últimos años, se han celebrado 54 clases de la escuela en los dos centros de educación bíblica que tenemos y en otros lugares de Brasil preparados para ello.
La escuela se centra mucho en la región del Amazonas porque allí se necesita mucha ayuda.
De hecho, a un cuarto de los estudiantes que se gradúan en Brasil se les envía a esa zona.
Pero, cuando los graduados llegan a su destino, no están solos.
Los hermanos de la zona les dicen cómo actuar en ciertas situaciones, qué decir o qué no decir.
Estos hermanos se convierten en sus maestros.
La predicación en la región del Amazonas implica viajar grandes distancias.
Recuerdo que, en una de nuestras primeras visitas al interior, los hermanos de allí me decían: “Hermano, tiene que quedarse más tiempo para poder ir con nosotros al interior”.
Y yo pensé: “¡Pero si ya estoy en el interior!”.
Entonces descubrimos que hay un interior del interior, y eso significa más días de viaje y trayectos en barco más largos.
Nos graduamos en la escuela el 6 de octubre de 2024, y nos enviaron a la región del Amazonas.
Al principio nos pusimos un poco nerviosos porque no sabíamos cómo era el lugar ni si encontraríamos trabajo o no.
La verdad es que esperábamos que fuera más difícil, pero en realidad no lo ha sido.
Nos está yendo genial aquí.
Esta asignación ha sido un verdadero regalo para nosotros.
La predicación en esta zona es una maravilla; la gente te recibe muy bien.
Brasil es un gran país con personas de gran corazón.
Jehová sin duda está bendiciendo a estos hermanos tan trabajadores que se esfuerzan por llevar la verdad a las zonas más apartadas de Brasil.
¡Es impresionante, Fernando!
Es increíble todo el trabajo que se está haciendo en esa región.
Así es.
¿Cuántos días te has quedado como máximo en la región del Amazonas?
Una vez estuve unos 20 días, 20-25 días, más o menos.
¿Y cuánto tardaste en llegar?
Pues a veces más de un día en barco, en un barco que va lento.
Hay barcos más rápidos, avionetas… Pero la experiencia es genial.
Disfrutas del viaje.
Es muy bonito.
El río es impresionante.
No importa cómo se viaje, ir a predicar… Sí.
—… es un gran honor.
—Así es.
Muchas gracias, Fernando.
—Y gracias por… —Muchas gracias.
… hablarnos de este lugar tan especial aquí en De primera mano. Un placer.
Nuestros siguientes invitados son Carla y Judah Curran, de Centroamérica.
Carla, Judah, gracias por estar aquí en De primera mano. Los dos están sirviendo en México, en la sucursal de Centroamérica.
¿Cuánto tiempo llevan allí en México?
Ya llevamos siete años, no mucho.
Antes estábamos sirviendo en Honduras.
¡Qué bien!
Sé que eres de Canadá.
¿Cómo terminaste en Honduras?
Por mis padres, sí.
De pequeño, papá y mamá siempre buscaban lugares donde ayudar más.
Nos mudamos muchas veces.
Tengo un hermano y una hermana.
La familia de cinco siempre se estaba mudando.
Cuando tenía 15 años, papá y mamá nos dijeron: “El siguiente lugar será: Honduras”.
Así que pensamos: “OK, suena bien”.
Y, bueno, literalmente llenamos nuestro auto por dentro, por encima, nos despedimos de la familia y viajamos en el auto desde Canadá hasta Honduras.
Así fue, con 15 años, Honduras se convirtió en mi hogar.
Y la predicación era mi vida.
Me hice precursor poco después de llegar.
Y luego me nombraron precursor especial, y fue genial ir a lugares remotos del país.
Y también estuve en una isla llamada Guanaja y La Mosquitia.
Tengo muy buenos recuerdos de esa época.
Genial.
Pero me dijiste que tu papá lo planea todo.
Para alguien de 15 era como empacar y salir, pero… Seguro que hizo mucho más, pero parecía eso.
Sí.
Y tú, Carla, ¿cómo llegaste a Honduras?
Pues yo nací en Irlanda, pero mis padres son de Inglaterra.
Desde jóvenes han sido muy aventureros, por eso fueron a Irlanda, para ayudar allí.
Se conocieron, se casaron, sirvieron de precursores especiales… Y, cuando mi hermano y yo llegamos, siguieron siendo precursores especiales pero con nosotros.
Así que crecimos predicando.
Ellos amaban esa vida y nos enseñaron a amarla también.
Así que cuando terminé de estudiar me fui de casa, empecé el precursorado y, sí, seguí disfrutando de la predicación.
Y, en esa época, varios de mis amigos querían predicar en el extranjero, ayudar donde hiciera falta.
Y, bueno, eso se convirtió en una meta para mí también.
Yo también quería hacer más.
Y un día una amiga me escribió para decirme que había una oportunidad de irnos juntas a Honduras.
Me dijo: “Es una pequeña isla; se llama Guanaja.
Está en el Caribe”.
¿Por qué no?
No rechazas una oferta así.
Pero en ese momento no tenía dinero, no me quedaba nada en el banco, solo ponía dos dólares de combustible en el auto cada vez.
Eso no daba para mucho.
Y justo en ese momento, media hora después de ese mensaje, mi jefe me ofreció un puesto a tiempo completo solo por un par de meses.
Y dije que sí.
Jehová me ayudó a poder ir a Honduras.
Y, después de trabajar tres meses, llegué allí, a una muy muy pequeñita isla en medio del Caribe.
Y un precursor especial que tenía el pelo rojo me fue a buscar en barco.
Era él.
En menos de un año nos casamos.
Sí.
Judah, dijiste que Honduras llegó a ser tu hogar.
¿Hay algo en específico de Honduras o de Centroamérica, México, que te haga sentir así?
Pues, como dijo Fernando, la gente.
Es que, cuando mi familia llegó a Honduras, lo vio enseguida.
Viajamos en auto a Honduras siete días, una familia de cinco sentados juntos, ¿se pueden imaginar lo que es?
Y, justo cuando llegamos al país, nos encontramos con un huracán del que no sabíamos.
Día siete: llegamos a Honduras, y estaba el huracán Mitch.
Así fue.
Íbamos viajando por el país, llovía a mares, llegamos a un pueblito y no pudimos seguir.
La carretera estaba inundada.
Intentamos regresar, y ya habían cerrado el puente.
Encima no hablábamos el idioma.
Estábamos ahí atrapados y mi papá bajó la ventanilla y dijo lo que pudo en español: “Testigos de Jehová”, con el poquito español que sabía en ese momento.
Luego aprendió un poco más.
Y, cuando un hombre lo oyó, señaló a una mujer.
Resulta que era una hermana, una de los siete publicadores que había en el pueblo.
Nos llevaron a su casa, y eso que estaban en medio de un huracán, sufriendo, pero felices de atendernos.
Y recuerdo que nos dieron de comer; nos dieron pollo frito.
Una hermana tenía un restaurante, lo que nos encantó.
Por unos días estuvimos atrapados, pero nos sentíamos como en casa.
Y así fue por todo Honduras.
Es que a los hermanos les encantaba invitarnos a sus hogares; son muy cariñosos.
¡Guau, cómo los recibieron!
¡Qué hospitalarios!
¿Qué dirías tú?
¿Qué piensas, Carla?
Yo diría que desde el principio estás dentro.
¿A qué te refieres?
Pues que no hace falta romper el hielo, no está esa fase de adaptación.
En cuanto llegas a la congregación, eres uno más.
Y, si pasas por delante de su casa y, por ejemplo, tienes sed o tienes calor, te hacen entrar, te sientan enfrente del ventilador, te dan agua...
¿Una siesta?
Tienen una cama, una hamaca, un porche, si es lo que quieres.
Es que ellos no solamente te dan lo que quieran darte, sino lo que tú necesitas de verdad.
Sea lo que sea lo que necesites, están dispuestos a dártelo.
Qué bonito.
Te pueden ir a buscar al aeropuerto si lo necesitas.
Sí.
—Qué bueno, ¿no?
—Aprendí rápido.
Y tú, Judah, cuando eras un joven precursor especial soltero, ¿eran hospitalarios contigo?
Sí, sí que lo eran.
Y me da vergüenza admitir que me invitaban tanto que en realidad nunca tuve que cocinar.
Sigue sin hacerlo.
Y es que nunca tuve que aprender a cocinar.
Los hermanos eran tan hospitalarios conmigo… Gracias, hermanos de Honduras.
Es muy bonito llegar a un país lejano y que los hermanos te hagan sentir como en casa.
Había una expresión que los hermanos usaban cuando me invitaban.
Decían: “Ven a comer, que le echamos más agua a la sopa”.
Es un dicho, sin importar lo que vayan a comer.
Era un gesto bonito.
¿Dicen algo parecido en portugués?
Sí, les ponemos más agua a los frijoles, pero es la misma idea.
—Es lo mismo.
—Sí.
¿Y qué hay del ministerio?
¿Cómo es la predicación en los lugares en los que estuvieron?
En Centroamérica y en donde estuvimos en Honduras se respeta la Biblia.
Es muy fácil conversar con la gente.
Y eso te obliga a aprender a usar la Biblia.
Recuerdo que cuando llegué yo no había usado mucho la Biblia al predicar, solo me sabía un texto.
Y ahora salía a predicar con familias que tenían niños de unos 10 años que se sabían muchos textos y los leían.
Y yo: “¿Pero cómo es que se saben tantos textos?”.
Pero, al predicar allí, me di cuenta de que era porque a la gente le gusta escuchar lo que dice la Biblia.
Y eso me ayudó a manejarla mejor.
Bueno, y tú, Carla, fuiste de Irlanda a Honduras.
¿Te costó mucho adaptarte?
Como dijo Judah, tienes que aprender a usar bien tu Biblia.
Quizás antes usabas uno o dos versículos, tus favoritos, pero allí puedes usar una gran variedad de textos.
Disfruté mucho de conocer mejor la Biblia.
Y también terminas conociendo muy bien las publicaciones porque das muchos cursos bíblicos, y las tienes que usar.
Eso te ayuda mucho.
Y algo que me gustaba mucho de ellos es que, cuando ibas a su casa, aunque no te esperaran, te hacían pasar, sacaban su Biblia y, además, tomaban nota o subrayaban mientras estaba hablando.
Ver cuánto valoraban la Biblia hizo que yo valorara todavía más el maravilloso regalo que es la Biblia.
¡Increíble, eso que nos cuentas!
La sucursal de Centroamérica y Servicios de Audio y Video prepararon un video para que veamos algunos de esos lugares y también la hospitalidad de los hermanos.
—¿Qué les parece si lo vemos?
—Claro que sí.
Centroamérica es una gran región que incluye los países de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice.
Centroamérica se extiende en forma de arco por unos 1.800 kilómetros (o 1.100 millas).
Sin importar en qué parte de esta zona te encuentres, nunca estarás a más de 200 kilómetros (o 125 millas) del mar.
En septiembre de 2012, la sucursal de Centroamérica —que está en México— empezó a supervisar la predicación en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.
¿Qué se está haciendo en diferentes partes de Centroamérica para llevarles el mensaje a las personas?
Sí, la verdad, ha sido una muy bonita experiencia estar aquí en El Salvador.
Pues la capacitación que recibimos, personalmente que recibí yo, en la Escuela para Evangelizadores del Reino, ha sido muy útil en el territorio actual.
Y la escuela nos enseó muchas cualidades, entre ellas cómo mostrar empatía.
Las personas necesitan saber que las queremos escuchar.
Bueno, las personas son bastante religiosas y devotas de su fe.
Intento demostrar cualidades cristianas, ¿verdad?, como las que estamos aprendiendo en el folleto Una obra de amor. Hoy observamos más a la gente, hoy escuchamos más lo que nos quieren decir y esperamos el momento preciso para poder predicarles.
Eso indica que Jehová está bendiciendo los esfuerzos que hacemos por encontrar a los merecedores.
Aquí en La Ceiba se predica en diferentes idiomas, por ejemplo, lenguaje de señas, misquito, garífuna y español.
Jehová ha bendecido los esfuerzos de los publicadores.
Los publicadores han hecho un gran esfuerzo para llegar a las personas del territorio en su propio idioma.
Eso les trae una alegría a ellos, cuando escuchan que uno los saluda en su propio idioma.
Entonces, eso ha sido muy bueno, muy positivo.
También tenemos la utilidad de jw.org y tenemos los videos.
Y eso es algo que uno solamente ve: cómo resplandece el rostro de ellos cuando les enseñan un video en su propio idioma.
Ellos se sienten completamente asombrados y muy contentos de que hemos hecho videos en el idioma de ellos.
He visto la bendición de Jehová en el territorio, pues… en el apoyo que hay de parte de nuestros hermanos, sentir que tenemos muchos compañeros para predicar, para hacer revisitas, cursos bíblicos… Eso es sin duda una bendición que viene de Jehová y hace que se disfrute todavía más la predicación.
La Ciudad de México es una de las más grandes del mundo.
Tan solo la zona principal tiene más de nueve millones de habitantes.
Allí se hablan muchos idiomas; no solo los más grandes, como el español, el inglés, el francés…, sino también idiomas indígenas.
Que haya tantos idiomas es un desafío porque ¿cómo llegas a toda esa gente?
Algo que ha sido de gran ayuda es la predicación pública.
Por ejemplo, tan solo en Ciudad de México tenemos al menos 24 ubicaciones en las que se lleva a cabo la predicación pública especial en áreas metropolitanas.
Eso nos da la oportunidad de llegar a las personas en su idioma materno.
Hace poco, se formaron dos grupos de criollo haitiano.
Es muy bonito recibir a personas que hablan otro idioma y poder aprender para poder transmitir el mensaje de Jehová en ese idioma.
Como pueden ver, parte de la belleza de Centroamérica es su diversidad.
Los siervos de Jehová reflejan “como espejos” su gran amor; se esfuerzan por llegar a todas las personas, sin importar su nacionalidad, idioma o cultura.
¡Impresionante!
Muchas gracias.
Es increíble ver tanta variedad y el trabajo que están haciendo los hermanos.
Vi que hay mucha agua, muchas playas bonitas, ¿les gusta nadar?
Sí, en la isla en la que estábamos, pues casi todas las semanas pasábamos un día en la playa, nadando y haciendo esnórquel.
Un agua cristalina, preciosa.
Lo extraño.
Cristalina.
También hay mucha agua en el Amazonas.
¿Nadas tú allí?
Sí, pero no siempre está tan cristalina.
Y a veces hay cocodrilos y pirañas.
Hay que mirar antes.
Sí, pero te puedes arriesgar.
Como decía, Judah, Carla, es muy bonito ver todo lo que están haciendo los hermanos.
Muchas gracias, de verdad.
Gracias por contarnos cómo va la obra allí en Centroamérica.
—Gracias.
—Un placer.
Ahora vamos a conocer a Christian y Karina Zaguetti, de Filipinas.
Christian, Karina, bienvenidos.
Gracias por estar aquí en De primera mano. —Gracias.
—Gracias.
Ustedes están sirviendo en la sucursal de Filipinas, pero no son de allí: son de Brasil.
¿Cómo es que terminaron sirviendo en Filipinas?
Buena pregunta, yo me pregunto lo mismo, cómo fue que terminamos allá.
Bueno, lo que pasó fue que nos trasladaron de la sucursal de Brasil a la de Filipinas por un proyecto del Departamento de Computación; era por dos años.
Así que iba a ser un proyecto largo.
Sí, y ya llevamos allí casi 15 años.
Pero eso está bien.
¿Y cómo pasó?
¿Qué fue lo que hizo que al final acabaran en Filipinas?
Bueno, pues recibimos una invitación.
Nos preguntaron si estábamos dispuestos a ir a servir a otra sucursal.
Yo había estado en Betel de Brasil soltero por 12 años, y luego nos casamos.
Yo estuve ahí.
—Fernando estuvo allí.
—¿Fernando estuvo allí?
Sí.
Sí, él fue a nuestra boda.
Nos permitieron seguir en Betel, y solo unos meses después de habernos casado fue que nos preguntaron si queríamos servir en otra sucursal.
—Lo hablamos, … —Sí.
… lo pensamos, oramos y dijimos: “Quizá más adelante”.
Yo era nueva en Betel.
Pero acabaron en Filipinas.
Sí, solo tres meses después nos llegó una nueva invitación: la de ir a servir a Filipinas.
Así que nos dimos cuenta de que Jehová quería que sirviéramos en otro país.
Entonces oramos y dijimos que sí.
No queríamos ser como Jonás y decir que no.
Y nos fuimos.
Bueno, Jonás fue un profeta valiente.
Así es.
Y ustedes también lo son.
Jonás fue a su destino, y ustedes fueron a Filipinas.
Ahora están lejos de casa, ¿qué dirían que los ayudó a adaptarse a su nuevo hogar?
Sin duda, la hermandad, la organización de Jehová, que es una gran familia.
Aunque estamos lejos de casa, sentimos el amor de nuestros hermanos en la congregación y en Betel.
Cómo nos recibieron…, siempre se preocupaban por que estuviéramos bien, y es que se desvivían por cuidarnos a los dos.
Fue muy lindo verlo y eso hizo que nos sintiéramos como en casa rápido.
—Ya lo creo.
—Sí.
¿Puedes darnos un ejemplo, Christian, de lo que hicieron los hermanos?
Bueno, los hermanos hicieron muchas cosas para que nos sintiéramos como en casa.
Recuerdo algo que nos llegó al corazón.
Sí.
Fue cuando todavía íbamos al comedor de Betel todos los días a comer, para el desayuno, el almuerzo y la cena.
Había con nosotros un hermano soltero allí en la mesa, en el comedor, que era de una de las zonas más apartadas del país.
Y en esa época nos estaba costando adaptarnos a los desayunos.
Era pescado y arroz, sí.
—El desayuno te miraba.
—Pescado y arroz.
Unos ojos grandes.
Ojos grandes, con la cola, estaba todo el pescado ahí, y el hermano —yo creo que estaba preocupado por nosotros— me dijo: “¿Cuál es tu comida favorita?”.
Y en ese momento lo único que se me ocurrió fue decir: “Una hamburguesa y papas fritas.
Creo que esa es mi comida favorita”.
En vez de pescado y arroz, hamburguesa y papas para desayunar.
Bueno, lo decía para almorzar o cenar.
Sí.
Después, justo al día siguiente, en la puerta de nuestro cuarto había un paquete que… Sí.
… el hermano nos había dejado.
Él quería que nos sintiéramos bien.
Fue increíble.
Esa fue solo una de las muchas cosas que… Fue todo un detalle, sí.
… los hermanos hicieron por nosotros para cuidarnos.
Y en el paquete, hamburguesa y papas fritas.
Hamburguesa y papas, sí.
Lo hizo feliz.
Totalmente feliz.
Claro que sí.
Te hizo sentir como en casa, ¡qué detalle tan bonito!
Bueno, sirven en la sucursal, que está en Manila.
Manila es una de las ciudades más densamente pobladas del mundo.
¿Cómo es predicar allí, en la ciudad de Manila?
Sí, es verdad, es una de las ciudades más densamente pobladas del mundo.
Hay gente por todos lados.
Pero algo bueno es que es fácil hablar con las personas de la verdad y de la Biblia, especialmente de la Biblia, así como pasa en los lugares donde predican Judah y Fernando.
Son personas que respetan la Biblia.
En Manila se predica de muchas formas: en las calles, tenemos predicación metropolitana, se usan los carritos...
Hay muchos territorios de negocios que abarcar, y predicamos en los centros comerciales.
¿En los centros comerciales?
Sí, esa es una manera muy interesante de predicar, ¿verdad?
Sí, es difícil no distraerse con las tiendas.
Y me encantan las cafeterías.
Y es interesante, porque puedes hablar con la gente en esos lugares.
Ellos no le ven ningún problema si lo haces justo en el momento adecuado.
En la cafetería, ¿no?
Sí, en la cafetería, claro, ¿por qué no?
Ya veo por qué a Christian le encanta tanto el café.
Sí.
Yo voy a tratar de buscar un centro comercial en medio de la selva del Amazonas… … que tenga cafetería.
Con cafetería, sí, sería bueno.
También hay un video preparado por la sucursal de Filipinas y Servicios de Audio y Video.
Tenemos ganas de ver cómo es la predicación allí, sobre todo en la zona metropolitana de Manila.
¡Vamos a verlo!
Filipinas es un país compuesto por más de 7.000 islas e islotes.
Se encuentra en el sudeste asiático, en el océano Pacífico, a unos 800 kilómetros (o 500 millas) de la costa de Vietnam.
¿Sabían que Filipinas es el segundo país más poblado de Asia que tiene el inglés como lengua oficial?
Solo lo supera la India.
La capital, Manila, forma parte de una gran área metropolitana conocida como la Gran Manila.
Es interesante que, aunque esta es la región más pequeña de Filipinas, es la más densamente poblada: tiene más de 13 millones de habitantes.
¿Y cómo se predica en una zona tan poblada?
Más del 10 % de los publicadores de Filipinas viven en la Gran Manila, o sea, más de 30.000 publicadores.
Y es de notar que más de 9.400 de ellos sirven como precursores.
La Gran Manila es una ciudad de contrastes: tiene rascacielos en la zona central de negocios, pero también muchas calles estrechas y callejones llenos de casitas improvisadas.
En una calle de menos de un kilómetro (0,6 millas) pueden vivir cientos de familias.
Algunas congregaciones de nuestro circuito, en especial las del área metropolitana, tienen que predicar en muchos edificios de viviendas.
Por eso, los cuerpos de ancianos de las congregaciones capacitan a algunos publicadores para que puedan abarcar bien esos territorios.
Algunas zonas de la Gran Manila están tan pobladas que no hay mapas exactos ni todo el mundo tiene dirección.
Por eso, en estos lugares es difícil saber si se ha abarcado bien el territorio o no.
Pero, gracias a la capacitación de los hermanos y a algunas herramientas digitales, se están haciendo mapas de estas zonas.
En la Gran Manila, también se está atendiendo el campo de la lengua de señas filipina.
Muchos hermanos están aprendiendo este idioma para llevarles las buenas noticias a las personas sordas.
Estamos viendo la bendición de Jehová con el cumplimiento de Ageo 2:7.
Como dice el texto, Jehová está sacudiendo nuestro territorio para que las personas valiosas, quienes quieren conocerlo mejor, formen parte de su organización y le sirvan.
Personalmente, me anima mucho ver que los hermanos son fieles y siguen predicando con alegría.
Lo hacen no porque no tengan otra opción, sino porque son felices haciendo la labor que Jehová les ha encomendado y porque aman a la gente.
Así es, como pueden ver, para predicar Filipinas es un paraíso.
Jehová se está asegurando de que no se pase por alto a nadie en este momento histórico de los últimos días.
¡Guau, cuánto se está haciendo y cuánto queda por hacer!
Pero, una pregunta.
El hermano mencionó que hay muchos publicadores en la zona metropolitana de Manila y muchos precursores también.
Incluso con tantos hermanos, ¿siguen necesitando ayuda para predicar?
Sí, se necesita ayuda.
De hecho, es una zona del país donde sigue aumentando la cantidad de publicadores.
Por poner un ejemplo: cerca del 20 % de todas las personas que se bautizan en Filipinas son de esta zona del país, de la Gran Manila.
Está claro que en esa región seguirá habiendo mucho crecimiento, sí.
¡Qué interesante!
Muchas gracias.
Christian, Karina, gracias por estar aquí y por todo el trabajo que están haciendo, por hacer de Filipinas su hogar y apoyar la obra en ese país.
Y gracias también a todos ustedes por estar aquí en De primera mano y apoyar con entusiasmo la obra de predicar.
Jesús dijo que “los campos están […] listos para la cosecha”, y vimos que así es.
Es muy bonito ver el entusiasmo con el que nuestros hermanos están predicando las buenas noticias del Reino de Dios.
Y también vimos que la Escuela para Evangelizadores del Reino está impulsando la predicación en todo el mundo.
Nos vemos en el próximo episodio de De primera mano. Ahora es el momento de escuchar el discurso principal de esta graduación.
Lo presentará un miembro del Cuerpo Gobernante, el hermano Mark Sanderson.
Y él ha escogido el título: “Lo deseable en un hombre es…”.
Escuchémoslo.
Es “tan alto como los cielos”.
“Llena la tierra”.
Puede durar “mil generaciones”.
Es más, “dura para siempre”.
¿Qué es?
Es una de las cualidades más hermosas de Jehová, es su amor leal.
Pero ¿qué es el amor leal?
Noten lo que dice una de nuestras publicaciones: “[El amor leal] es difícil de definir en muchos idiomas”.
Y eso incluye el inglés, de eso estoy totalmente seguro.
Dar una definición concreta de lo que es el amor leal no es nada fácil, pero lo voy a intentar.
El “Glosario” que hay en nuestra traducción para términos bíblicos lo define así: “[El amor leal es el] amor motivado por el compromiso, la integridad, la lealtad y el apego profundo”.
Otra cita dice que el amor leal “es una bondad que se adhiere amorosamente a las personas y que se manifiesta en actos continuos de bondad”.
¿Lo notaron?
“Se manifiesta en actos continuos de bondad”.
Pero, para mí, la mejor cita que encontré es esta.
Dice lo siguiente: “La mejor manera de captar la esencia de la expresión […] ‘bondad amorosa’ es estudiando cómo trató Dios a sus siervos a lo largo de la historia”.
Interesante.
Pensemos en lo que hizo Jehová.
Protegió y alimentó a los israelitas los 40 años que estuvieron en el desierto.
Utilizó a los jueces para rescatarlos de sus enemigos cuando ya vivían en la Tierra Prometida.
Y, cuando se descarriaban, también usó profetas para ayudarlos a regresar y así salvarlos de la idolatría.
Y, como Jehová fue leal a ellos tanto en los buenos momentos como en los momentos más difíciles, les pudo decir lo que encontramos en el libro de Jeremías, capítulo 31, versículo 3.
Hacia la mitad del versículo Jehová dice: “Te he amado con un amor eterno.
Por eso te atraje a mí con amor leal”.
¡Qué cierto es esto!
Es ese amor leal de nuestro Padre, Jehová, lo que nos atrae a él, porque es algo seguro; podemos contar con eso.
Tanto en los buenos momentos como en los momentos más difíciles de nuestra vida, cada uno de nosotros puede tener total confianza en que Jehová le va a expresar su amor leal mediante actos continuos de bondad.
Queridos hermanos, ¿no les parece que el amor leal de Jehová es maravilloso?
Aunque es cierto que nunca vamos a poder mostrar el mismo amor leal que nos muestra Jehová, las Escrituras nos dicen que este es un sentimiento que debemos sentir por los demás.
Vamos a leer juntos esta idea en Proverbios 3:3. Dice: “Que el amor leal y la fidelidad no te abandonen.
Átalos a tu cuello; escríbelos en la tablilla de tu corazón”.
¿Qué aprendemos de esto?
Que Jehová quiere que nosotros también mostremos amor leal a los demás.
Pero ¿cómo podemos nosotros mostrar amor leal a las personas?
Recordemos que el amor leal que Jehová siente por sus siervos hace que se apegue a nosotros con un sentido de compromiso y lealtad.
Nosotros también debemos sentir ese mismo apego hacia nuestros hermanos, hacia los demás, y no solo decirles que los queremos; hay que demostrárselo.
Y la mejor forma de hacerlo es imitando a Jehová con actos de bondad constantes y continuos.
¿Y por qué este es un tema tan importante para ustedes, que se están graduando hoy?
Analicemos tres razones.
Y esta es la primera: todos ustedes han recibido amor leal por parte de otros.
Por ejemplo, ¿cómo llegaron a esta graduación?
No me refiero a cómo llegaron aquí a este auditorio, sino a cómo llegaron a este momento tan especial en sus vidas: el día de su graduación de la Escuela de Galaad.
Me gustaría que se tomaran unos segundos para pensar en esa pregunta.
¿Quiénes les mostraron amor leal?
¿Quiénes fueron los que los ayudaron para que pudieran estar aquí en esta graduación?
¿Quién estuvo a tu lado tanto en las buenas como en las malas?
Tal vez algunos de ustedes piensen en sus padres.
Seguro que muchos de esos padres están aquí.
Y ellos están muy felices, no hace falta ni que lo diga.
Pero quizás el que los ayudó fue el que les dio el curso de la Biblia.
O un superintendente de circuito que los animó cuando eran jóvenes, o una hermanita mayor en la congregación que vio su potencial y los animó a ser precursores o a enviar la solicitud a Betel.
Pues hoy es un buen día para recordar esos buenos momentos que guardan en su corazón.
Piensen en esas personas que les han mostrado amor leal y los han ayudado a lo largo de su vida.
Entonces, si quieren ser como Jehová y mostrarles amor leal a ellas, envíenles una notita, una carta, un e-mail, un mensaje de texto, un regalito, un detalle, un acto de bondad que haga más fuerte el amor leal que los une.
¿Y por qué es bueno que recuerden a esas personas?
Porque, por una parte, los ayuda a ser humildes y modestos.
Les recuerda que todos los logros que han alcanzado hasta ahora y también los logros que alcancen en el futuro no solo son el resultado de sus esfuerzos; cualquier logro que alcancen es también el resultado del amor leal que les muestra Jehová y del amor leal que les muestran sus seres queridos.
Y el efecto de hacer algo por ellos, aunque sea algo muy pequeño, puede ser muy poderoso.
Recuerdo que una vez se me vino a la mente un matrimonio que nos ayudó muchísimo en los procesos judiciales que hubo en Moscú.
Entonces decidí mandarles un mensajito para ver cómo estaban, cómo les iba… Solamente quería que supieran que estaba pensando en ellos.
Y, unos minutos después, recibí una respuesta. Decían: “No podemos creer que nos hayas escrito.
Los dos estábamos de rodillas orándole a Jehová, suplicándole que nos consolara, cuando de repente escuchamos un ‘tin’ en nuestro teléfono”.
Demuestren que son como su Padre celestial, muéstrenles amor leal a todos los que les han mostrado amor, a quienes los ayudaron a estar aquí hoy en las primeras filas de este auditorio.
Segunda razón: los varones que se están graduando hoy aquí van a servir como superintendentes en sus asignaciones, y todos ellos siempre les demostrarán amor leal a los hermanos y hermanas que estén a su cargo.
Claro, esto puede sonar muy obvio porque es lo que se espera que hagan.
Pero, como somos imperfectos, puede ser un reto.
¿En qué sentido?
Como hemos dicho hasta ahora, el amor leal es ese vínculo que se forma entre dos personas y se fortalece mediante los actos continuos de bondad que esas dos personas se muestran a lo largo de su vida.
¿Pero cuál es el problema?
Que los seres humanos tenemos la tendencia a crear vínculos con quienes nos caen bien, es decir, con quienes tienen gustos o habilidades parecidos a los nuestros.
A los del Departamento de Servicio les caen bien sus compañeros, los viajantes, los misioneros, los precursores especiales… ¡Son tan buenos…!
A los traductores les encanta estar con otros traductores.
“Ese hermano ayudó a traducir la Biblia, ¡guau!”.
Si fuera por ellos, estarían todo el tiempo juntos.
¡Y a los de Asuntos Legales les caen bien los abogados!
¡Ups! Es broma, es broma, siempre los hemos querido, ¿eh?
Y así con los demás departamentos.
Como vemos, es muy fácil sentir cariño por las personas que nos caen bien o a las que admiramos por sus capacidades.
Pero les hago una pregunta, ¿qué hay de esos hermanos fieles, de esos siervos leales de Jehová con los que quizás no conectamos de inmediato?
Vamos a decirlo más claro: ¿qué hay de esos hermanos que son fieles, pero que nos irritan?
No te escondas.
Como esos que nunca te contestan… Pues ¿qué vamos a hacer con todas esas personas?
Para dar una respuesta vamos a ir a la Biblia, porque, para ser francos, la Biblia está llena de personas así.
Por ejemplo, hablemos de Abrahán.
¿A quién no le cae bien Abrahán? Pero echémosle un vistazo de nuevo al relato de Génesis 18.
Solo vamos a recordar algunas ideas, porque ustedes lo conocen muy bien.
Y, si vamos bajando un poco, ya hacia el final del capítulo vemos que Abrahán está hablando con Jehová. A partir del versículo 24 Abrahán empieza a negociar con Jehová y le dice: “¿Y si hay 50? ¿Y si hay 45? ¿Y si hay 40?
¿Y si hay 30? ¿Y si hay 20?
¿Y si hay 10?”. ¡Qué tortura!
Lo siento, pero eso es muy irritante.
Pero, aunque fue un poquito insoportable, ¿cómo trató Jehová a este siervo fiel?
Con amor.
Con amor.
Fue leal y se apegó a él.
Incluso cuando ya habían pasado 1.000 años de la muerte de Abrahán, Jehová seguía llamando a Abrahán “mi amigo”.
Eso sí que es amor leal.
¿Y qué hay de Pedro?
Ese sacaba a cualquiera de quicio.
Pensemos en aquella ocasión descrita en Mateo 17.
Aquí vemos a Jesucristo en aquel momento en el que ocurrió la transfiguración.
Este era un momento milagroso, ¿verdad?
Y Pedro también está ahí viendo la transfiguración de Jesús, y lo ve hablando con Moisés y con el profeta Elías.
¡Qué cosa tan increíble!
¿No les hubiera gustado a ustedes estar allí viendo ese milagro?
¿Pero qué va y dice Pedro?
“¿Y si armamos unas tiendas y nos vamos todos de camping?”.
Parece mentira.
¡Qué paciencia hay que tener!
Y, aparte de eso, recordemos que Pedro negó a Jesús tres veces.
Eso fue muy serio.
¿Pero cómo lo trató Jesús, aunque Pedro a veces se comportara así?
Pues le dio “las llaves del Reino”.
Le confió grandes responsabilidades.
Le mostró amor leal incluso a Pedro.
¿Qué aprendemos?
En su labor de superintendentes van a trabajar con muchos hermanos, y algunos de ellos serán irritantes.
Por eso, no olviden el principio bíblico que encontramos en Lucas, capítulo 6. Vamos a leerlo.
Lucas 6, vayamos al versículo 32: “Si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen?
Porque hasta los pecadores aman a los que los aman.
Si tratan bien a los que los tratan bien, ¿qué mérito tienen?
Hasta los pecadores hacen eso”.
Así que hay que querer a todos los hermanos, y no solo a los que nos caen bien, porque todos son fieles.
Traten a los hermanos y a las hermanas que están a su cargo con amor leal.
Esfuércense por querer incluso a quienes los irriten.
Tercera razón: los hermanos necesitan que les muestren amor leal.
El propósito de esta escuela es preparar hombres y mujeres que den estabilidad y fortalezcan al pueblo de Dios.
¿Y quiénes componen ese pueblo?
Tanto hombres como mujeres humildes y sencillos, que hacen todo lo que pueden por servir a Jehová.
Hay viudas, hay huérfanos, hermanos mayores, hermanos que han sufrido dificultades o han sido víctimas de desastres naturales, hermanos que tienen enfermedades graves y hermanos que están en prisión debido a su fe.
Todos estos hermanos y hermanas necesitan que ustedes se apeguen fielmente a ellos con amor, que les confirmen su cariño mediante continuas muestras de bondad.
Pero, para hacer eso, va a hacer falta algo más que solo sentir cariño.
Hay que dar tiempo y energías, y eso incluye nuestras energías emocionales.
Jehová nos pide que tratemos así a nuestros hermanos.
Vamos a leerlo en Zacarías 7:9. Ahí dice: “Esto es lo que dice Jehová de los ejércitos: ‘Juzguen con verdadera justicia y trátense unos a otros con amor leal y misericordia’”.
Como vemos, Jehová nos pide que nos tratemos “unos a otros con amor leal”.
Si tratan con amor leal a los hermanos que están pasando por dificultades, por problemas, demostrarán que han entendido el propósito de la Escuela de Galaad.
Saldrán de aquí para fortalecer a sus hermanos, para darles estabilidad, para mostrarles amor leal y brindarles su apoyo.
Por favor, no lo olviden: todos ellos necesitan su amor leal.
En este discurso hemos aprendido que el amor leal es una de las cualidades más hermosas de nuestro Padre celestial.
También aprendimos que Jehová desea que todos mostremos amor leal a los demás.
Por eso repasaremos los momentos que tenemos —guardados en el corazón— en los que alguien nos mostró amor leal de alguna manera.
Les mostraremos amor leal a todos los que estén a nuestro cargo —incluso a los que nos irriten—, y haremos todo lo posible por mostrar amor leal a los que sufren y tanto necesitan nuestras muestras de bondad y nuestro tiempo.
¿Y qué pueden esperar ustedes, que se van a graduar hoy, si se esfuerzan por mostrar amor leal de todas estas formas?
Primero, que Jehová va a sentir un amor profundo por cada uno de ustedes.
Y, segundo, que los hermanos y hermanas a los que van a servir los van a querer mucho.
¿Cómo lo sabemos?
Lo sabemos por lo que está escrito en Proverbios 19:22. Dice: “Lo deseable en un hombre es su amor leal”.
¡Que Jehová los bendiga a todos adondequiera que vayan a servir!
Y nunca se olviden de esto: que “lo deseable en un hombre es su amor leal”.
Ahora ha llegado el momento de entregar los diplomas.
El hermano Michael Banks, ayudante del Comité de Enseñanza, me ayudará con los nombres y los destinos.
En primer lugar, los hermanos Ángel irán a la sucursal de Colombia.
La hermana Bords continuará en la sucursal de Estados Unidos.
Los hermanos Chibuye regresarán a la sucursal de Zambia.
Los hermanos Chumbu regresarán a la sucursal de Malaui.
Los hermanos Curran volverán a la sucursal de Centroamérica.
El hermano Dakramanji regresará a la sucursal de Canadá.
El matrimonio Flynn volverá a la sucursal de Colombia.
La hermana Harli regresará a la sucursal de Indonesia.
Los hermanos Hemmink volverán a los Países Bajos.
Los hermanos Hernández continuarán en la sucursal de Estados Unidos.
Los Hissem han sido asignados a la sucursal de Europa central.
El hermano Kaiser volverá a la sucursal de Europa central.
La hermana Makure regresará a la sucursal de Papúa Nueva Guinea.
El hermano Pavičar irá de vuelta a la sucursal de Serbia.
El matrimonio Petropoulos regresará a la sucursal de Grecia.
El hermano Phiri irá a la sucursal de Uganda.
El hermano Pocero regresará a la sucursal de España.
Los hermanos Quinçay regresarán a la sucursal de Nueva Caledonia.
El matrimonio Ribble ha sido asignado a la sucursal de Etiopía.
El hermano Saldaña regresará a la sucursal del Perú.
Los hermanos Sánchez regresarán a la sucursal de Haití.
El hermano Simão volverá a la sucursal de Brasil.
Los hermanos Stephenson han sido asignados a la sucursal de Brasil.
Los hermanos Stock regresarán a la sucursal de Europa central.
Los hermanos Tóth volverán a la sucursal de Hungría.
La hermana Vargová regresará a la sucursal de la República Checa y Eslovaquia.
El hermano Walthéry regresará a la sucursal de los Países Bajos.
El hermano y la hermana Zaguetti han sido asignados a la sucursal de Brasil.
El hermano Zurru volverá a la sucursal de Italia.
A Michael le tocó lo difícil.
¿Les gustaría ver junta a toda la clase?
La clase 157 de Galaad, ¡qué bueno que no tenemos que decir “Jegar-Sahadutá”, como mencionó el hermano Splane en una graduación anterior!
Ese es el término arameo para Galaad.
Bien, ahora el hermano Sebastian Stock leerá la carta de los estudiantes.
“Al Cuerpo Gobernante: Los pasados cinco meses, hemos visto con nuestros propios ojos a nuestro Gran Instructor.
Profundizamos en su Palabra, y nuestros corazones ahora están llenos de amor, gratitud y confianza en él.
Cuando empezamos esta escuela, veíamos los textos como piezas sueltas de un rompecabezas, útiles para situaciones específicas.
Pero ahora hemos visto cómo se juntan todas esas piezas para formar o crear el cuadro completo de las verdades de la Biblia.
Gracias por regalarnos la oportunidad de estudiar a fondo la Palabra de Dios y hacer un viaje por sus páginas.
Gracias también por darnos a todos nosotros de su tiempo y de sus energías.
No solo disfrutamos de sus discursos, sino también de su compañía después de las clases.
Ver su humildad y que han desarrollado ‘la mente de Cristo’ nos ha animado y fortalecido muchísimo.
Nos contagiamos de su amor y su profundo respeto por la Palabra de Dios y queremos seguir aprendiendo de ella más y más.
También queremos imitar su ejemplo de entrega y abnegación.
Le damos muchas gracias a Jehová por haberlos utilizado para enseñarnos el buen camino en que debemos andar.
Además, estamos muy agradecidos por todo lo que hicieron nuestros instructores.
Ellos nos ayudaron a mirar ‘con cuidado la ley perfecta’ de la Palabra de Dios, a identificar los principios y a ponerlos en práctica en nuestra vida.
Al explicar los relatos con tanto entusiasmo, esos relatos dejaron de ser simples palabras y cobraron vida en nuestras mentes y corazones.
Su amor y su dedicación por el arte de enseñar nos impulsó a hacer todo lo posible para beneficiarnos al máximo de las clases.
¡Y cuánto agradecemos la labor de todos los miembros del Departamento de Escuelas Teocráticas!
Aunque su trabajo no siempre es tan evidente, nos facilitaron mucho las cosas cada día para que todo saliera bien.
También le estamos muy agradecidos a la familia Betel de Estados Unidos por su hospitalidad y generosidad.
Nos han demostrado de muchas maneras qué implica mostrar amor y bondad a extraños.
Y ellos hacen esto clase tras clase, año tras año.
¡Qué contento debe estar Jehová con todos ellos!
Su gran ejemplo nos llegó a lo más hondo.
Y, ahora que vamos a nuestros destinos, recordamos las palabras de David: ‘Sé fuerte y valiente, y ponte a trabajar.
No tengas miedo ni te aterrorices, porque Jehová Dios, mi Dios, está contigo’.
Gracias por este maravilloso regalo de capacitarnos para fortalecer y estabilizar al pueblo de Dios vayamos donde vayamos.
Sus hermanos, clase 157”.
¡Lo lograron!
Ya se graduaron.
Estamos orgullosos de ustedes.
Pero no por los logros académicos que han conseguido durante el curso, sino por los efectos en ustedes: la sabiduría, el amor que han cultivado gracias a la educación divina.
Estamos seguros de que tendrán un efecto fortalecedor y estabilizador en el territorio de sus respectivas sucursales.
En la introducción hablamos de la necesidad de mantener el hambre.
Pero ¿qué hay de mantener la sed?
Hablemos de eso unos minutos.
Hablemos de una sed que tenemos que saciar día tras día.
Busquen conmigo el Salmo 143 y fíjense en los versículos 5 y 6.
En Salmo 143:5, 6 David dice: “Recuerdo tiempos pasados; medito en todo lo que has hecho; con gran interés reflexiono en la obra de tus manos.
Hacia ti extiendo mis manos; soy como una tierra reseca que tiene sed de ti”.
Así que David tenía sed de Jehová.
Su sed era como la sed de agua de una tierra reseca.
El agua hace que la tierra reviva y florezca.
Al igual que un torrente seco de África revive y florece cuando llegan las lluvias y saturan el terreno, nosotros reviviremos si saciamos nuestra sed de Jehová todos los días.
¿Pero cómo?
¿Cómo lo hacemos?
Bueno, queremos aprender cada día más acerca de nuestro Padre, profundizar en su Palabra.
En Oseas 6:3 leemos: “Conoceremos a Jehová, pondremos todo nuestro empeño en conocerlo. […] Vendrá a nosotros como una lluvia torrencial, como lluvia de primavera que satura la tierra”.
Aun pasando por Galaad, solo conocen “los bordes” de los caminos de Jehová.
Todavía tenemos mucho que aprender mediante la organización, la organización de Jehová.
Mantengan la sed de aprender.
Aprendan más de Jehová.
Y otra cosa: saquen siempre tiempo para orar.
“Oren constantemente”, como dice 1 Tesalonicenses 5:17.
La nota de estudio explica que Pablo no esperaba que oraran en todo momento, sino que animaba a los tesalonicenses a apoyarse siempre en la oración.
Tengan sed de Jehová.
Tengan una relación estrecha con él.
Acudan siempre a él.
¿Saciará Jehová la sed que ustedes tienen?
¡Claro que sí!
Fijémonos en un detalle muy interesante de la vida de Sansón.
Vayamos a Jueces, el capítulo 15.
Antes ya vimos que Jehová va a saciar nuestra hambre espiritual y también saciará nuestra sed.
En Jueces 15:17-19 se describe un episodio de la vida de Sansón.
Poco antes podemos leer que “el espíritu de Jehová lo llenó de poder”.
Se volcó en la misión que había recibido, luchando contra los enemigos de Jehová, los filisteos, y matando a miles de ellos “con la quijada de un burro”.
¿Y luego?
El versículo 17 dice: “Cuando terminó de hablar, arrojó la quijada y llamó a aquel lugar Ramat-Lehí.
Entonces le dio mucha sed y llamó a Jehová diciéndole: ‘Fuiste tú quien le dio a tu siervo esta gran victoria.
¿Y ahora tengo que morirme de sed y caer en manos de los incircuncisos?’.
Así que Dios hizo que un hueco que había en Lehí se abriera, y empezó a salir agua.
Sansón bebió, recuperó las fuerzas y revivió.
Por eso a aquella fuente, que está en Lehí hasta el día de hoy, la llamó En-Hacore”.
En-Hacore, donde Jehová abrió un hueco para saciar la sed de Sansón, y así recuperó las fuerzas y revivió.
¿Cuál es la lección?
Tranquilos, no hay ninguna quijada de burro antitípica.
Pero en el futuro van a estar muy ocupados en las asignaciones que reciban, igual que lo estuvo Sansón.
Así que no olviden volver a En-Hacore para recuperar las fuerzas perdidas acercándose a nuestro Dios.
Él es la clave para que tengan éxito.
Mantengan el hambre, mantengan la sed, queridos graduados de Galaad.
En esta graduación de Galaad, como en todas las ocasiones en las que comemos y bebemos a la mesa de Jehová, queremos que nuestros sentimientos sean los del escritor del Salmo 107:1, 9.
Allí dice: “Denle gracias a Jehová porque él es bueno; su amor leal dura para siempre”.
Esto encaja con el discurso del hermano Mark.
Y en el versículo 9 añade: “Porque él ha saciado al sediento y ha llenado al hambriento de cosas buenas”.
Por eso, alabemos a Jehová por todos los regalos espirituales que nos da.
En resumen, mantengan el hambre del alimento espiritual y de la justicia de Dios.
Mantengan la sed de Jehová día tras día, y él, como amoroso Padre, seguirá saciándolos con un banquete de platos suculentos.
Queridos graduados, los queremos mucho.
¡Cuánto debió fortalecer y animar este programa a los graduados!
Y a nosotros también.
Pero no solo eso, en las siguientes semanas más discursos de la graduación se publicarán en la aplicación JW Library y en la sección de “Videos” de jw.org.
En la videopostal de este mes viajamos a los Países Bajos.
En holandés, el nombre del país significa “tierras bajas”.
Y tiene sentido, porque más de un cuarto del país está por debajo del nivel del mar y porque casi el 20 % de sus tierras antes estaban inundadas o eran pantanos.
Sus emblemáticos molinos y sus típicos zuecos nos recuerdan que allí vivir en medio del agua es parte del día a día.
Para protegerse de las inundaciones usan un ingenioso sistema de dunas, diques, barreras y aparatos de bombeo.
“El agua de la vida” de la verdad bíblica empezó a inundar las calles de este país a principios del siglo veinte.
Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, había unos 500 testigos de Jehová.
Durante la ocupación nazi, fueron cruelmente perseguidos.
Más de 300 hermanos fueron enviados a campos de concentración.
Lamentablemente, más de 130 murieron.
A pesar de las dificultades, los hermanos se mantuvieron leales, y con la ayuda de Jehová la predicación siguió creciendo.
En agosto de 1945, se celebró la primera asamblea después de la guerra.
La asistencia fue de 4.000 personas.
En la actualidad, unos 30.000 publicadores predican en el país.
En los pasados tres años, el total de precursores regulares y especiales ha aumentado en un 36 %.
En los Países Bajos se ven bicicletas por todos lados.
Cerca del 30 % de los viajes se hacen en bicicleta.
A los hermanos les encanta predicar sobre ruedas.
En un país con tantos ríos y canales, los hermanos predican de barco en barco y de buque en buque, como en Rotterdam, donde se encuentra el puerto más grande de Europa.
Nuestra visita termina en Leiden, una ciudad histórica preciosa.
Fue esta ciudad la que vio nacer en 1606 al famoso pintor holandés Rembrandt.
En esta ciudad hay dos congregaciones.
Una de ellas es De Kooi.
Su territorio está cerca de los campos de tulipanes, que florecen de abril a mayo y atraen a millones de turistas todos los años.
La cocina tradicional holandesa es conocida por su repostería, los arenques y los stroopwafels, que son dos gofres o waffles rellenos de sirope.
Los quesos holandeses son conocidos por todo el mundo, como el edam y el gouda, que llevan el nombre de los pueblos donde se originaron.
La congregación De Kooi tiene 129 publicadores, y muchos de ellos visitaron el pintoresco molino Meerburgermolen para enviarles su amor y cariño.
¡Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting!