Es una gran bendición tener en nuestra organización a hombres y mujeres de todas las edades que se esfuerzan por usar sus vidas para servir a Jehová de todo corazón.
La Biblia los felicita por tener esa buena disposición.
Por ejemplo, en 1 Timoteo 3:1 el apóstol Pablo dijo: “Si un hombre está esforzándose por ser superintendente, desea una labor muy buena”.
Hablando de este texto, La Atalaya del 15 de mayo de 2010 dice lo siguiente.
Les leo: “Ningún hombre se convierte en superintendente de forma automática.
Tiene que trabajar con empeño para alcanzar esta ‘obra excelente’.
Y eso incluye atender con verdadero interés las necesidades de sus hermanos”.
Y noten lo siguiente: “En vez de actuar movido por ambiciones o intenciones ocultas, su único deseo es ayudar”.
La verdad es que siempre se necesitan más hermanos y también hermanas que tengan ese deseo sincero de servir a los demás.
Necesitamos más precursores, más misioneros, más superintendentes de circuito, más betelitas, más ancianos, más siervos ministeriales, más voluntarios de construcción.
La lista no se acaba nunca.
Por eso, es muy importante que todos nos preguntemos constantemente qué podemos hacer para serles de más utilidad a Jehová y a nuestros hermanos y hermanas.
Esto nos lleva a una pregunta: ¿qué es lo que más necesitamos para poder crecer en sentido espiritual?
¿Qué tal el conocimiento?
¿Será el conocimiento lo más importante?
Bueno, 1 Corintios 8:1 dice que “el conocimiento llena de orgullo, mientras que el amor edifica”.
Así que necesitamos conocimiento.
Pero eso no es lo más importante.
Cuando Malinda Keefer habló con el hermano Russell en 1907 sobre su deseo de iniciar el servicio de tiempo completo, también le comentó que necesitaba adquirir más conocimiento antes de poder hacerlo, pues ella había recibido publicaciones de los Estudiantes de la Biblia tan solo un año antes de esa conversación.
¿Y saben qué le respondió el hermano Russell?
Se lo leo: “Si quieres esperar hasta que lo [sepas] todo, jamás comenzarás; [...] aprenderás a medida que hagas el trabajo”.
¡Qué cierto!
¿Y será lo más importante la fe o la esperanza?
Es muy importante que tengamos fe.
Hebreos 11:6 dice que sin fe hay algo que es imposible.
¿Qué?
“Agradarle a Dios”.
Y claro que necesitamos esperanza.
Hebreos 6:19 dice que la esperanza “es como un ancla para el alma”, “segura y firme”.
¿Entonces qué es lo más importante para crecer en sentido espiritual y para poder ayudar a nuestros hermanos?
Leámoslo en 1 Corintios 13, y busquemos el versículo 13.
Dice: “Sin embargo, quedarán estas tres cosas: la fe, la esperanza y el amor.
Pero la mayor de todas es el amor”.
¿Por qué decimos que el amor es lo más importante, lo que más necesitamos para crecer en sentido espiritual?
Bueno, pues es por lo que leímos en el texto de hoy.
1 Juan 4:8: “Dios es amor”.
Hablando de este versículo, La Atalaya del 1 de junio del año 2002 dijo lo siguiente: “Su amor es tan intenso, tan puro, tan perfecto, está tan presente en su personalidad y sus acciones, que con toda propiedad se puede decir que es la mismísima personificación del amor”.
Todo, todo lo que Jehová hace está motivado por su amor.
Así que es imposible imitar a Jehová Dios, es imposible crecer en sentido espiritual y es imposible ser útiles para Jehová si no nos motiva el amor.
De hecho, el apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 16:14: “Háganlo todo con amor”.
Los cristianos y las cristianas que tienen esta actitud, que de verdad actúan o hacen las cosas motivados por amor, son muy útiles para Jehová.
De hecho, en Efesios 4, el apóstol Pablo habló de hombres que eran “como regalos”.
Busquemos, por favor, este capítulo, Efesios 4, y leeremos el versículo 11.
Aquí Pablo enumera algunas de las tareas que realizan estos hombres: “Dio a algunos como apóstoles, a algunos como profetas, a algunos como evangelizadores, a algunos como pastores y maestros.
Los dio para corregir a los santos, para la obra ministerial y para edificar el cuerpo del Cristo”.
Bueno, acabamos de leer una lista de tareas que los hermanos hacen dentro de la organización de Jehová.
Pero ¿por qué reciben estos hermanos estas responsabilidades en la congregación?
Hay una pista en el versículo 15.
Leámoslo: “Pero nosotros, diciendo la verdad, crezcamos por amor en todas las cosas hacia aquel que es la cabeza, Cristo”.
Y ahora fijémonos en lo que dice al final del 16: “Cuando cada miembro cumple bien su función, esto contribuye a que el cuerpo crezca al edificarse sobre el amor”.
¿Entonces cuál es la clave?
Las personas espirituales sienten amor y también lo demuestran.
Es por eso que estos hermanos reciben esas responsabilidades, porque tienen una motivación correcta.
Su amor por Dios y por sus hermanos es cada vez más grande.
Pero ¿y si no tienen esa motivación?
Pablo explicó por qué es tan importante sentir amor y demostrarlo.
Veamos 1 Corintios, capítulo 13; y leeremos los primeros tres versículos.
1 Corintios 13:1: “Si hablo las lenguas de los hombres y de los ángeles pero no tengo amor, soy como un gong que resuena o como un címbalo ruidoso.
Si tengo el don de profetizar y entiendo todos los secretos sagrados y todo el conocimiento y si tengo toda la fe como para mover montañas pero no tengo amor, no soy nada.
Si doy todo lo que tengo para alimentar a otros o si entrego mi cuerpo para poder sentirme orgulloso pero no tengo amor, no me sirve de nada”.
¿Qué aprendemos?
Que a Jehová le gustan las personas que no hacen las cosas para impresionar, las personas que no hacen las cosas para obtener un privilegio o un puesto mayor.
Le gustan las personas que lo aman con todo el corazón y que aman a los demás de la misma manera que Jehová y Jesús también aman a la gente.
El hermano Volodia, de Ucrania, es anciano y precursor regular.
Él, junto con otros nueve hermanos, se ofreció para llevar comida y medicamentos a otros hermanos en una de las grandes ciudades de allá.
Por ahora, las personas en esta ciudad dependen por completo de la ayuda humanitaria, pues las tiendas y las farmacias están totalmente vacías.
También les llevan gasolina a hermanos locales que usan sus autos para ayudar a otros hermanos de la zona.
Aunque arriesgan sus vidas, estos hermanos viajan a esa ciudad dos o tres veces por semana, dependiendo de cuándo hay bombardeos menos intensos.
Les llevan lo necesario a sus hermanos para cubrir sus necesidades básicas y también transportan a aquellos que quieren dejar la zona.
Volodia dijo lo siguiente: “Yo no soy especial.
Nos ayudamos entre todos y sentimos el apoyo de Jehová”.
Es realmente maravilloso, queridos hermanos, ser un testigo de Jehová y estar rodeados de hombres y mujeres cuya motivación es su profundo amor por Jehová y su deseo sincero de servir a otros.
Que todos busquemos maneras de seguir haciendo crecer nuestro amor para ser herramientas cada vez más útiles en las manos de nuestro maravilloso e impresionante Dios, Jehová.
Entradas
