La promesa que hace Jesús en Juan 5:28, 29 nos habla de uno de los temas más importantes de la Biblia: la resurrección.
Pero hace falta fe para verla como algo real porque, si no es algo real para nosotros, no nos va a dar consuelo.
El caso de Tina nos ayuda a entenderlo.
Su esposo murió por culpa del cáncer.
Y ella dijo: “Al principio no hallaba consuelo en la esperanza de la resurrección.
Yo necesitaba tener a mi esposo en ese momento y mis hijos necesitaban a su padre”.
Y lo que sintió Tina es totalmente normal.
Como la muerte no era parte del propósito de Dios para nosotros, no sorprende que nos cause dolor.
Pero Tina sigue diciendo: “Ahora, cuatro años después, me aferro a esa esperanza.
[…] Me ayuda a seguir adelante”.
¿Por qué cambió?
Ella explica: “Imaginarme nuestro reencuentro hace que me sienta feliz y en paz”.
¿Te has sentido alguna vez como se sintió Tina?
¿Era que Tina no creía en la resurrección?
No, ella creía.
Pero en ese momento de tanto dolor la idea del Paraíso y la resurrección parecía algo lejano, una simple idea.
¿Qué la ayudó a verlo como algo real?
Usar la imaginación.
¿Qué es la imaginación?
¿Por qué es tan importante?
¿Y cómo puede esta fortalecer nuestra esperanza en la resurrección?
Empecemos por qué es la imaginación.
Es sin duda un hermoso regalo de Jehová.
Hay quien la ha definido como “la capacidad de la mente para formar imágenes […] de cosas que no están presentes […] o que no han sido experimentadas directamente”.
¿Y por qué es tan importante?
Porque Jehová nos la dio para que incluso en tiempos difíciles nos pudiéramos enfocar en cosas bonitas y positivas.
Por ejemplo, pensemos en cómo la imaginación ayudó a Tina a tener fe en la resurrección.
Gracias a ella, Tina la vio como algo real, porque se vio allí, en la resurrección, y eso por fin le dio consuelo. ¿Y cómo podemos nosotros usar la imaginación para fortalecer nuestra fe en la resurrección?
Es verdad que la mayoría de nosotros llevamos vidas muy ocupadas y no tenemos tiempo.
Por eso se nos hace difícil ponernos a meditar y usar la imaginación.
Pero hay tres cosas que podemos hacer para que la esperanza de la resurrección sea más real para nosotros y seamos capaces de vernos allí.
Primero, cuando leamos un relato de la Biblia en el que haya una resurrección, tratemos de visualizarlo.
¿Y cómo se hace eso?
Pues haciéndonos una película en la mente de lo que está pasando en el relato.
Imaginemos la escena, los personajes, lo que están sintiendo.
Y tratemos de ver dónde están, de escuchar sus voces y oler los aromas.
Vamos a practicar todo esto leyendo un relato, la resurrección de Lázaro.
Está en el capítulo 11 del Evangelio de Juan.
Leeremos del versículo 18 al 21 y luego el 32: “Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros.
Muchos judíos habían venido a ver a Marta y a María para consolarlas por lo de su hermano.
Cuando Marta se enteró de que Jesús venía, fue a su encuentro; pero María se quedó sentada en la casa.
Marta entonces le dijo a Jesús: ‘Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto’”.
Y el 32: “Entonces María llegó adonde estaba Jesús y, cuando lo vio, cayó a sus pies y le dijo: ‘Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto’”.
¿Ves en tu mente la aldea de Betania, los caminos polvorientos y toda aquella gente de duelo?
¿Puedes ver los rostros tanto de Marta como de María, cubiertos de lágrimas, cuando fueron a hablar con Jesús?
¿Qué crees que sintieron cuando lo vieron?
¿Qué habrá sentido Jesús cuando le reprocharon con respeto que no había venido cuando lo llamaron?
Sigamos en el 33: “Jesús, al verla llorando a ella y también a los judíos que la acompañaban, se conmovió en lo más profundo de su ser y se sintió angustiado.
Les preguntó: ‘¿Dónde lo han puesto?’.
Le contestaron: ‘Ven, Señor, y lo verás’.
A Jesús se le saltaron las lágrimas”.
¿Qué cara crees que tendría Jesús cuando empezó a llorar?
¿Qué habrá pensado aquella gente cuando vio sus lágrimas?
¿Lo vieron como alguien fuerte o alguien débil?
Versículo 38.
Dice: “Jesús, después de conmoverse otra vez en su interior, fue a la tumba.
En realidad era una cueva, y había una piedra tapando la entrada.
Jesús dijo: ‘Quiten la piedra’”.
¿Qué ruido habrá hecho aquella gran piedra al moverse?
¿Pueden imaginarse el sonido de la piedra raspando los muros y del suelo crujiendo?
¿Y pudieron palpar la tensión en el ambiente mientras todos esperaban?
Por último leamos el 43 y el 44: “Y, después de decir esto, gritó con fuerza: ‘¡Lázaro, sal!’.
El que había estado muerto salió.
Tenía los pies y las manos atados con vendas y la cara envuelta con una tela.
Jesús les dijo: ‘Quítenle las vendas y dejen que se vaya’”.
Teniendo en cuenta todo el poder y la autoridad que tenía Jesús, ¿se imaginan con cuánta seguridad llamó a Lázaro para que saliera?
¿Qué imagen se les vino a la mente cuando leyeron que Lázaro salió de la tumba atado con vendas?
¿Qué habrías sentido tú en ese instante?
Imaginarnos estos relatos nos ayuda a ver el poder de Jehová y de sus promesas, y eso tiene el efecto de fortalecer nuestra fe.
Esto que hemos hecho no es otra cosa que ver para poder creer.
Pero, si para algunos no ha sido fácil este ejercicio, otra manera de usar la imaginación y de meditar es aprovechar las imágenes de nuestras publicaciones.
Tenemos muchas imágenes y también mapas que hacen que los relatos de la Biblia cobren vida.
Tomemos como ejemplo esta imagen que en la Biblia de estudio está vinculada al versículo 44.
¿Qué puedes percibir?
Imagínate allí en esa tumba oscura y fría.
¿Cómo se sentirían los amigos y familiares de Lázaro?
¿Y cómo se sentiría Lázaro al ver a sus hermanas?
Si piensas en estos detalles y así vives la escena, sentirás que la resurrección es una esperanza para ti.
Una tercera manera de usar la imaginación para fortalecer nuestra fe es, además de leer y meditar, llevar un diario.
Les pongo un ejemplo para aclarar a qué me refiero.
Un anciano llamado Christian perdió hace poco a su esposa, Juliet, después de 54 años de matrimonio.
Para rellenar ese hueco, ese vacío que quedó en su vida, el hermano dice que habla mucho con Jehová y medita.
En esas conversaciones, él le hace preguntas a Jehová, como se las hace un niño a su padre, totalmente seguro de que las responderá.
Entonces el hermano escribe todo eso en un diario con la intención de enseñárselo a su querida esposa después de que resucite.
De esa manera, se ve allí con ella en el nuevo mundo.
¿Se fijaron en lo que dice el hermano?
Él ya se ve allí, en el nuevo mundo.
Piensa en tus seres queridos que han muerto.
¿Te ves tú allí dándoles a todos la bienvenida?
¿Cómo será ese reencuentro?
¿Te imaginas sus sonrisas, el sonido de su voz, su alegría…?
¿Qué será lo primero que les digas?
¿Qué te van a decir ellos?
Si, tal como hicieron Christian y Tina, usas tu imaginación hoy para verte allí, para meditar y para poner por escrito tus pensamientos, tu esperanza en esas promesas será fuerte aún en tiempos difíciles.
Aunque usar la imaginación no va a hacer que tengamos fe, sí la fortalece, porque hará que la resurrección sea algo real para nosotros.
Mucho más que una doctrina, será algo que podemos ver y sentir.
