¿Cómo dirían ustedes que se siente en estos momentos la mayoría de la gente?
Muchos estarían de acuerdo en que la gente está asustada.
Es interesante que, en 1982, el libro “Vivir para siempre” dijo lo siguiente: “El temor es probablemente la emoción predominante en la vida de la gente hoy”.
Y este comentario del “esclavo fiel y prudente” estaba basado en lo que dijo Jesús sobre la señal de los últimos días.
Seguro que recuerdan que, además de guerras, terremotos, hambre y epidemias, en Lucas capítulo 21, versículo 11, Jesús también incluyó “escenas espantosas” o sucesos aterradores en la señal de los últimos días.
Y, en Lucas 21:26, Jesús habló de un sentimiento que muy pronto invadirá a los enemigos de Dios justo antes de que vean la señal del “Hijo del Hombre”.
¿Recuerdan lo que sentirían?
Tendrían miedo.
Jesús dijo: “La gente se desmayará del miedo y la ansiedad por las cosas que van a venir sobre la tierra habitada”.
¿Y qué podemos decir del pueblo de Jehová?
Como grupo, por supuesto que nosotros no nos desmayamos de miedo, ni lo haremos cuando las cosas empeoren a medida que se acerque la gran tribulación.
¿Por qué no?
Bueno, porque Jehová nos ha enseñado cómo mantener la calma cuando pasan cosas malas en el mundo o en nuestra vida.
Pensemos en una manera en la que Jehová nos preparó para el año 2020.
Lo hizo dándonos en el 2019 Isaías 41:10 como texto del año.
Cuando analizamos ese texto el año pasado, se nos recordó que, para que el miedo no nos controle, es muy importante meditar en las tres fortalecedoras promesas que encontramos en Isaías 41:10.
Volvamos, por favor, al folleto “Examinando”.
¿Ven cuáles son esas tres promesas?
Primero, Jehová está con nosotros.
Segundo, él es nuestro Dios.
Y, tercero, él nos ayudará.
Esta mañana, me gustaría contarles algunas experiencias muy bonitas que demuestran que podemos confiar plenamente en estas tres promesas.
Para empezar, vamos a hablar de una hermana, a la que llamaremos Anna, que está en la cárcel por su fe.
Una compañera de celda se dio cuenta de que Anna recibía tantas cartas de ánimo que no podía contestarlas todas.
Cuando nos llegó esta experiencia en noviembre del año pasado, ¿saben cuántas cartas había recibido ya nuestra hermana?
Más de 1.700.
Así que su compañera de celda se ofreció amablemente a ser su secretaria.
Según cuenta Anna, quedaron en que esta mujer leería cada carta con mucho cuidado y después le preguntaría a ella qué responder.
Hacía tan bien su trabajo que incluso empezó a responder algunas cartas ella sola.
Pero las circunstancias de Anna en prisión no eran las mejores.
Un día, uno de los guardias hizo una inspección en su celda y le dijo a Anna que le entregara su Biblia.
Ella le suplicó que no se la quitara, pero él se la llevó de todas maneras.
Anna se puso a llorar.
Entonces pasó algo inesperado.
Para su sorpresa, sus otras compañeras de celda empezaron a hacer mucho ruido y a golpear las puertas exigiendo que le devolvieran inmediatamente la Biblia a Anna.
Le dijeron al guardia: “Para Anna, la Biblia es más importante que la comida”.
Y es que sus compañeras siempre la veían leyendo la Biblia.
Finalmente, el guardia le devolvió la Biblia a nuestra hermana.
Más tarde, Anna pasó por otra situación complicada.
Lo que pasó fue que, un día, dos prisioneras de su celda, empezaron a cantar canciones gitanas o romaníes que hablaban sobre los delitos que habían cometido.
Aunque Anna no entendía del todo lo que las mujeres estaban cantando, estaba bastante segura de que estaban usando un lenguaje vulgar.
En ese mismo momento, Anna le pidió a Jehová que hiciera algo para ayudarla.
Y una vez más pasó algo sorprendente.
Una de las mujeres gitanas empezó a cantar una de nuestras canciones del Reino.
Anna no lo podía creer.
Y le preguntó: “¿Cómo es que te sabes esa canción?”.
Entonces terminaron de cantarla juntas.
Resulta que la madre de esta mujer había estudiado la Biblia con los testigos de Jehová y, durante esa época, ella se había aprendido de memoria esta canción.
Anna dijo que lo que le pasó fue una prueba de que Jehová responde muy rápido las oraciones y que incluso puede usar a personas que no son Testigos para animar a sus siervos.
Bueno, hermanos, volviendo a la promesa que encontramos en Isaías 41:10, ¿puede haber alguna duda de que Jehová está con Anna y con todos nuestros hermanos y hermanas que están presos en este momento?
Aunque nos separen de nuestra familia y amigos, estamos seguros de que Jehová siempre cuidará a sus siervos y les dará su cariño.
Ahora les contaré una segunda experiencia que recibimos en julio y que demuestra que Jehová es nuestro Dios, que es la segunda promesa de Isaías 41:10.
Le pasó a un hermano al que llamaremos Peter.
Él cuenta: “Los primeros meses que estuve en prisión, me pusieron en aislamiento, separado de todos los demás.
Me sentía muy triste y soñaba con recibir una visita de pastoreo.
Pensé en lo bueno que sería hablar con dos hermanos que llevaran corbata.
Había oído que en algunas congregaciones, después de una visita de pastoreo, los hermanos decían que ‘las corbatas’ los habían visitado.
Yo quería una de esas visitas, así que le dije a Jehová: ‘Sé que es prácticamente imposible en este momento, pero me gustaría que “las corbatas” vinieran a verme’ ”.
Peter sigue diciendo: “Poco tiempo después, me llegó una carta con una tarjeta.
La tarjeta era una camisa rosa con una corbata amarilla”.
La pueden ver en las pantallas.
Y Peter dice: “Dentro de la tarjeta, estaba la letra de la canción 103, ‘Nuestros pastores son un regalo de Dios’ ”.
Hermanos, ¿se imaginan cómo se sintió Peter en ese momento, lo cerca que sintió a Jehová?
Él explica: “Aquello fue la respuesta a mi oración, una auténtica visita de pastoreo.
Me animó más de lo que nunca hubiera imaginado.
Fue uno de los mejores días de esa época tan difícil.
Llorando, le agradecí a Jehová su ayuda.
Vi claramente que Jehová se preocupa por mis necesidades emocionales.
Guardaré esta tarjeta para no olvidarlo nunca”.
¿Vemos cómo cumplió Jehová en este caso la segunda promesa: “Yo soy tu Dios”?
Jehová le dio a Peter lo que necesitaba de una manera inesperada y muy tierna.
Al analizar esta parte de Isaías 41:10, “La Atalaya” decía que hoy más que nunca debemos recordar que Jehová lo tiene todo bajo control.
La gente tiene miedo porque se sienten incapaces de controlar todo lo que está pasando.
Y, aunque nosotros tenemos los mismos problemas que tienen los demás, gracias a las promesas de Jehová, sabemos que no hay razón para que tengamos miedo.
Los problemas a los que nos enfrentamos son como fuertes vientos que sacuden un avión.
Algunos pasajeros entran en pánico.
¿Pero por qué nosotros no?
Porque sabemos quién es el piloto.
Es Jehová, nuestro Dios.
Veamos una última experiencia que encaja muy bien con la parte de Isaías 41:10 en la que Jehová dice: “Yo te ayudaré”.
En Illinois, vive nuestra querida hermana Antonia, que es ungida y tiene 90 años.
No puede salir de casa y no tiene dispositivos móviles ni acceso a Internet.
Debido a la pandemia, le preocupaba mucho tener que celebrar sola la Conmemoración.
¿Cómo ayudó Jehová a Antonia?
La congregación hizo planes para que pudiera celebrar la Conmemoración con otra hermana, sin poner en peligro la salud de ninguna de ellas.
Patty, una amiga muy querida, se ofreció a ayudar a Antonia si se le permitía.
Así que se consultó a un médico que dio instrucciones detalladas para proteger la salud de las dos hermanas.
Tenían que ponerse guantes y mascarilla, y desinfectar el plato y la copa que usarían para pasar el pan y el vino.
Cuando le explicaron el plan a nuestra hermana Antonia y le preguntaron si quería que Patty la ayudara, ella contestó: “Sí, con todo mi corazón”.
Así que las dos hermanas escucharon juntas el discurso de la Conmemoración.
Antonia participó del pan y del vino con lágrimas en los ojos.
Muy emocionada, dijo: “Le pido a Jehová que me ayude a seguir siendo fiel y digna de servirle”.
Queridos hermanos, estas experiencias nos llegan al corazón, ¿verdad?
Lo que Jehová hizo por Anna, Peter y Antonia demuestra que lo que dijo “La Atalaya” es cierto, y cito: “Nada en el universo puede hacer que Jehová deje de amar a sus siervos.
Su lealtad a nosotros es inquebrantable”.
Entonces, ¿les gustaría tener aún más confianza en Jehová, nuestro Dios y Padre?
¿Por qué no aprovechamos este día para meditar en Isaías 41:10?
Intentemos aprendernos este versículo de memoria.
Sigamos esforzándonos por conocer mejor a Jehová leyendo la Biblia y meditando en ella regularmente y con calma.
Aunque el pueblo de Dios enfrente pruebas, seguiremos adelante seguros de que Jehová está con nosotros.
Y lo haremos con fe, no con miedo.
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