El texto del día es 1 Timoteo 4:16.
Este texto, en parte, dice: “Presta constante atención […] a tu enseñanza”.
¿Esas palabras les suenan familiares?
Las hemos leído muchas veces.
¿Pero lo estamos haciendo?
Cuando estaba preparándome para esta adoración matutina, me pregunté algo parecido: “¿Qué estoy haciendo yo en este sentido?
¿Estoy prestando constante atención a mi enseñanza?”.
Eso me dejó pensando.
Puede que, por culpa de la pandemia, no hayamos mejorado mucho nuestra enseñanza.
Quizás los varones no hayamos tenido la oportunidad de presentar discursos nuevos porque no hemos podido asistir presencialmente a las asambleas.
O tal vez hayamos caído en el mal hábito de que, cuando damos discursos, los leemos palabra por palabra porque podemos verlos en la pantalla, y esto ha provocado que dejemos de basarnos en un bosquejo.
O tal vez la predicación se ha convertido en una rutina en la que solo escribimos cartas y dejamos mensajes de voz.
Incluso en estas circunstancias tan diferentes, debemos prestar atención a nuestra enseñanza porque es más importante que nunca que ayudemos a otros a tener fe en Jehová, en su Hijo y en su organización.
Con eso en mente, analicemos dos cosas que pueden ayudarnos a prestar atención a nuestra enseñanza.
La primera es meditar en el ejemplo perfecto de Jehová y la segunda es utilizar herramientas que nos ayuden a enseñar igual que él.
Empecemos con el primer punto: imitemos a Jehová.
Como sabemos, él es el ejemplo perfecto de lo que es un buen maestro.
Tal vez esto nos recuerde el texto de Isaías 48:17.
¿Por qué no lo leemos juntos?
Isaías 48:17 dice: “Esto es lo que dice Jehová, tu Recomprador, el Santo de Israel: ‘Yo, Jehová, soy tu Dios, el que te enseña por tu propio bien, el que te guía por el camino en que debes andar’”.
Él nos enseña y nos guía.
Podemos pasar horas meditando en cómo Jehová nos enseña, cómo nos guía y nos motiva de manera perfecta, meditar en cómo corrigió la manera de pensar de personas como Job, Jonás y otros cuando su punto de vista estaba equivocado.
¿Qué hizo Jehová?
Pudo haberles dado un largo sermón.
Pudo haberse pasado horas explicándoles por qué lo que ellos pensaban estaba mal.
Pero no hizo eso.
Les hizo pocas preguntas bien pensadas y lo aplicó de forma sencilla.
Les llegó directo al corazón solo con eso.
¡Qué gran ejemplo de enseñanza!
Jehová también se vale de ejemplos y de medios visuales cuando enseña.
Pensemos en el ejemplo que utiliza en Isaías 44:14-17.
Ahí habla de que un hombre corta un árbol, toma la mitad de la madera y hace fuego, con el fuego se calienta y prepara comida, y con la otra mitad talla un ídolo y se inclina ante él.
¡Qué ejemplo más claro!
Muestra lo tonto que es creer que un ídolo es capaz de ayudarnos.
¿Y qué hay de las visiones, que eran como las producciones audiovisuales de hoy día?
Hombres como Ezequiel, Daniel y otros pudieron verlas y los impresionaron muchísimo.
Así que Jehová sabe muy bien el poderoso impacto que tienen los ejemplos y los medios visuales.
Además, Jehová nos pone el ejemplo perfecto de cómo ayudar a alguien a llegar a la conclusión correcta y motivarlo a actuar.
Eso es un arte.
Él nos enseña y nos guía.
Entonces, ¿podemos esforzarnos por imitar la forma en la que Jehová enseña?
Además, Jehová nos dignifica cuando nos enseña.
Eso también forma parte de la manera en la que nos guía.
De hecho, fíjense en lo siguiente.
Vamos de vuelta a Isaías 30, y vean lo que dice cuando habla sobre nuestro Gran Instructor.
Isaías 30:21: “Y, en caso de que te desvíes a la derecha o a la izquierda, oirás con tus propios oídos estas palabras detrás de ti: ‘Este es el camino. Anda en él’”.
¿Por qué dice que estas palabras están detrás de nosotros?
¿Por qué no delante? ¿No sería mucho más fácil que Jehová nos dijera: “Haz esto así o asá, y todo saldrá bien”?
Pero no hace eso. Él nos dignifica.
Primero nos da instrucciones y luego nos permite pensar en cómo las pondremos en práctica.
Así respeta nuestra forma de ser y nos ayuda a sentirnos cómodos.
Aun así, él está cerca; sus palabras están detrás de nosotros para darnos un toquecito en el hombro y guiarnos si nos hemos desviado hacia la derecha o hacia la izquierda.
Esto lo hace porque sabe que los humanos no nos beneficiamos más ni aprendemos más cuando tenemos que obedecer una lista de reglas y aprenderlas de memoria.
Él sabe que lo mejor para nosotros es darnos principios y permitirnos ponerlos en práctica al mismo tiempo que contamos con la ayuda de alguien que nos guía y nos advierte cuando estamos a punto de desviarnos a la derecha o a la izquierda.
¿Qué les han parecido estos métodos que utiliza Jehová?
¿Los estamos usando para enseñar y dar guía?
¿Qué puede ayudarnos a lograrlo?
Esto nos lleva al segundo punto.
La organización de Jehová nos ha dado maravillosas herramientas que recopilan muy bien los métodos con los que Jehová enseña y guía.
Usarlas nos ayudará a mejorar nuestra enseñanza.
Analicemos dos de ellas.
La primera es nuestro hermoso libro nuevo, Disfrute de la vida. Este libro está diseñado para ayudarnos a utilizar los mismos métodos de enseñanza que utiliza Jehová.
Por ejemplo, incluye preguntas bien pensadas, ejemplos muy sencillos y ayudas visuales como imágenes o videos que ayudan a las personas a aplicar lo que aprenden.
Esta herramienta no solo ayuda a las personas que no conocen a Jehová a acercarse a él, también nos ayuda a nosotros a imitar a Jehová en la forma de enseñar.
¿La estamos aprovechando?
¿Estoy aprendiendo a motivar al estudiante a expresar lo que piensa, o sigo hablando yo todo el tiempo y me limito al método de preguntas y respuestas?
Si todavía no lo han hecho, ¿por qué no estudian el formulario S-196, Cómo usar “Disfrute de la vida” en el ministerio?
Pueden verlo en la pantalla y, si no les resulta familiar, pídanles una copia a sus ancianos.
Noten lo que se menciona en el párrafo 7: Y al final del párrafo 8 dice: Y al final de estas pautas hay varias referencias que podemos buscar y estudiar para seguir mejorando.
¿Qué les parece? ¿No es un buen tema para algunas noches de adoración en familia?
¿Qué más podemos hacer?
Podemos pedirle a un buen maestro que nos acompañe a un curso y que se fije en cómo lo estamos haciendo.
¿Hablamos demasiado?
¿Estamos dándole suficiente tiempo al estudiante para pensar y llegar a la conclusión correcta por sí solo?
Si no tenemos un curso, ¿podemos pedirle a alguien que nos invite al suyo para ver cómo lo hace?
Y también podemos buscar otras ocasiones en las cuales usar estas técnicas, por ejemplo, al consolar a alguien, al hacer una visita de pastoreo, durante la adoración en familia o al capacitar a alguien.
Estos son algunos ejemplos de cómo podemos usar esta herramienta, y no solamente en la predicación, para ayudar a personas en el territorio, sino también para que nosotros podamos mejorar nuestros métodos de enseñanza.
¿Qué otra herramienta tenemos?
Tenemos el folleto Seamos mejores lectores y maestros. En él encontramos consejos muy sencillos y directos que nos ayudan a imitar los métodos de enseñanza de Jehová.
Si revisamos el índice, podemos ver que nos enseña a hacer preguntas, a usar ejemplos, destacar los puntos principales y muchas cosas más.
Y, como recordarán, incluye varios videos muy sencillos y claros que nos muestran lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer.
¿Cuándo fue la última vez que repasamos este folleto y vimos los videos?
Y los varones podríamos preguntarnos: “¿En qué punto en específico estoy trabajando para mi próximo discurso?
¿Puedo prepararme mejor para dar el discurso de ‘Tesoros de la Biblia’ en la reunión de entre semana?”.
Podemos usar esa parte para practicar cómo dar un discurso basándonos en un bosquejo.
“¿Estoy aprovechando esta oportunidad?
¿Podría usar estas técnicas para dar un discurso de seguridad o algún otro discurso para mi departamento o mi equipo?”.
Si hemos leído el folleto, sabemos que muchos de los consejos que vienen aquí se pueden aplicar en la predicación, al consolar a otros, al hablarles de Jehová a nuestros familiares y también al capacitar a otros hermanos.
Solo hemos visto un par de ejemplos, pero entendemos el punto.
Hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar nuestra enseñanza.
¡Qué felices nos hace que Jehová haya nombrado a un “esclavo fiel y prudente” que constantemente nos proporciona excelentes herramientas para ayudarnos!
Acabamos de hablar de dos de ellas, pero hay muchas más.
En Hebreos 5:12, el apóstol Pablo les dijo a los cristianos del primer siglo: “A estas alturas [o, como dice la nota, “en vista del tiempo”] ya deberían ser maestros”.
Esas palabras nos aplican aún más a nosotros “a estas alturas”.
“En vista del tiempo”, nosotros ya deberíamos ser maestros.
Así que depende de nosotros.
Decidámonos a imitar el ejemplo perfecto de Jehová al enseñar y dar guía, y aprovechemos al máximo las excelentes herramientas que tenemos gracias a la organización de Jehová.
Que cada uno de nosotros siga esforzándose por prestar constante atención a su enseñanza.
https://tv.jw.org/#es/mediaitems/VODPgmEvtMorningWorship/pub-jwbvod25_38_VIDEO