Michael Banks: ¿Dejarán huella? (graduación de la clase 158 de la Escuela de Galaad)

Era alrededor del año 45 de nuestra era.

El lugar, Antioquía de Siria, la tercera ciudad más grande del Imperio romano.

La congregación cristiana tenía mucho potencial para crecer en esa ciudad, pero había que organizar ese trabajo.

Necesitaban a alguien que pudiera animar, consolar e inspirar a otros.

Una persona que dejara huella.

¿A quién recomendó la congregación?

¿Por qué la persona elegida fue la ideal?

Y ¿qué lecciones aprendemos de este relato?

Abramos la Biblia en Hechos, capítulo 11.

Son los primeros años de la congregación.

Veamos a quién recomendaron.

Pero antes el contexto nos enseña que la persecución obligó a los cristianos a irse a lugares tan lejanos como Antioquía, a unos 550 kilómetros (o 350 millas) de Jerusalén.

Bueno, ¿y qué pasó ahí?

Algunas personas de habla griega empezaron a interesarse en la verdad.

Así que ¿a quién enviarían?

Versículo 22: “Esta noticia llegó a oídos de la congregación de Jerusalén, y ellos enviaron a Bernabé a Antioquía”.

Bernabé, él fue a quien enviaron.

Él era alguien que dejaba huella.

En realidad, él se llamaba José, que significa “Jah ha añadido”.

¡Qué buen nombre para un levita!

Pero, según los apóstoles, el nombre Bernabé iba mejor con su forma de ser cariñosa, su personalidad, su trato amable.

Bernabé significa “hijo del consuelo” o “hijo del ánimo”.

Entonces, ¿eligieron a Bernabé solo por su personalidad?

Vamos a verlo.

Leamos el versículo 24: “Porque Bernabé era un hombre bueno que estaba lleno de espíritu santo y fe”.

“Era un hombre bueno”, no solo era un hombre justo.

¿Por qué era tan bueno?

¿Qué hacía que destacara?

Recuerden que, en el año 36 de nuestra era, Pablo aún era conocido como Saulo, el que perseguía a los cristianos; y muchos le temían.

Es más, en Hechos 9:26, la Biblia nos dice que “todos le tenían miedo” en la congregación.

Pero “Bernabé fue a ayudarlo”.

Fue Bernabé quien lo llevó adonde estaba Pedro y adonde Santiago.

Bernabé le dio su apoyo.

Así que Bernabé defendía a los indefensos, le tendía una mano a quien lo necesitaba.

¿Qué aprendemos de esto?

Que un hombre bueno no solamente ve el problema; también ayuda a solucionarlo.

Por eso Bernabé era tan bueno.

Además, Bernabé “estaba lleno de espíritu santo”.

Esta expresión significa que Jehová le había dado a Bernabé su espíritu santo.

Este actuaba libremente en él, y Bernabé seguía la dirección del espíritu.

Esta expresión se usa en referencia a otras dos personas en las Escrituras.

La primera fue Jesús, después de bautizarse y de que el espíritu lo dirigiera al desierto.

Y la segunda fue Esteban, antes de que lo apedrearan.

Bernabé era tan fiel como ellos.

Ahora, aquí también dice que tenía fe.

¿Qué significa eso?

Que Bernabé confiaba en la forma en la que Jehová hacía las cosas y en que Jesús dirigía la congregación.

Una Atalaya dijo que tal vez Bernabé había sido uno de los discípulos de Jesús.

De ser así, él vio “Las buenas noticias según Jesús” en vivo y en directo.

Debe haber visto el amor de Jesús en acción, su compasión, su preocupación por la gente.

Eso debió fortalecer su amor por Jehová.

Debe haber llegado a su corazón y haberlo motivado a estar listo para ayudar a los demás.

Por ejemplo, en el año 33, recuerden que hubo miles de personas que se bautizaron, 3.000 un día, otro día 5.000...

Y esos nuevos discípulos se quedaron en la zona de Jerusalén para que los apóstoles les enseñaran sobre el “Camino”.

Pero necesitaban alojamiento, necesitaban comida y otras cosas.

Así que los discípulos se unieron para darles lo que necesitaban.

Bernabé fue parte de eso.

Recuerden que él vendió un terreno y donó el dinero que obtuvo para ayudar a los nuevos hermanos.

¿Qué aprendemos?

Que se necesita fe para hacer sacrificios por el Reino, ya sea un terreno, una carrera u otras cosas.

Bernabé no dudó en sacrificarse.

¿Qué otra cosa aprendemos?

Que la razón por la que lo eligieron para esa asignación no fue por ser levita ni por su personalidad ni por sus habilidades organizativas.

Lo eligieron por las cualidades espirituales que él demostraba.

Por estas tres cosas: porque “era un hombre bueno” y “estaba lleno de espíritu santo” y de “fe”.

¿Cómo lo ayudó esto en Antioquía?

Leamos la segunda parte del versículo 24: “Una gran multitud empezó a creer en el Señor”.

“Una gran multitud”.

Si miran a su alrededor, hay una gran multitud en este auditorio.

Una gran multitud de personas se hicieron cristianas gracias a Bernabé.

Jehová bendijo su labor.

Eso es dejar huella en los demás.

Veamos otra lección que podemos aprender de Bernabé.

Versículo 25: “Entonces él se fue a Tarso para buscar a Saulo por todas partes”.

¿Por qué decidió ir a buscar a Saulo si le estaba yendo tan bien?

Era un hombre capaz, estaba haciendo un buen trabajo.

Pues él fue a Tarso —a unos 400 kilómetros (o 240 millas) en un viaje de ida y vuelta— porque sabía que con Saulo podrían hacer más.

Recuerden que lo que un hombre hace bien, dos lo hacen mejor.

“Mejor son dos que uno solo”.

¿Pero por qué Saulo?

Porque Bernabé se dio cuenta del potencial que tenía.

Pablo también podía dejar huella en otros.

¿Cómo?

Él podría fortalecer a las congregaciones y ayudar a los demás.

¿Qué nos enseña esto?

Bueno, la obra sigue creciendo.

Así que capacitar a quienes tienen potencial contribuye al crecimiento ahora y también contribuirá al crecimiento que ocurra durante la gran tribulación y en el nuevo mundo.

Debemos recordar que la gran muchedumbre será realmente grande.

Será una cantidad tan grande que ningún hombre la podrá contar.

Por eso capacitamos a otros, porque confiamos en esta promesa.

Y por eso están aquí.

Se les ha capacitado para apoyar este crecimiento.

Y hubo otra cosa interesante que ocurrió en Antioquía.

Leamos Hechos 13:1: “En Antioquía había profetas y maestros en la congregación local”.

En la lista se menciona a Bernabé y luego a Saulo.

Y miren lo que dijo el espíritu santo en el versículo 2: “Sepárenme a Bernabé y a Saulo a fin de que realicen la misión para la que los he llamado”.

Aquí Bernabé recibió otra misión.

Pero lo interesante es que, cuando se fueron de Antioquía, eran Bernabé y Saulo.

Pero después se comenzó a llamar a Saulo Pablo, y a partir de ahí se referían a ellos como “Pablo y Bernabé”, “Pablo y sus compañeros”.

Hubo un cambio: ahora el cristiano de menos experiencia llevaría la delantera.

¿Qué ayudó a Bernabé a aceptar este cambio sin desanimarse?

Recuerden que “era un hombre bueno” y que “estaba lleno de espíritu santo” y de fe.

Así que puso los intereses de los demás antes que los suyos.

Puso los intereses del Reino primero.

También siguió la guía del espíritu santo.

Él confiaba en la guía divina.

Bernabé trabajaba duro por los hermanos, y Pablo también.

Fue por eso que hicieron tan buen equipo.

Sin duda, el buen ejemplo de Bernabé animó a Pablo.

Más de 10 años después, Pablo les escribió a los efesios sobre hombres que eran “como regalos”.

Y habló de “apóstoles”, “profetas”, “evangelizadores”, “pastores” y “maestros” que edificarían la congregación.

¿Será que estaba pensando en Bernabé cuando estaba escribiendo estas palabras?

Así que Bernabé dejó huella en los demás.

¿Y qué hay de ustedes?

¿Dejarán su huella?

Todos los días tendrán oportunidades de hacer lo que es bueno, de seguir la guía del espíritu santo y de demostrar que tienen fe.

Pregúntense: “¿Hay algún compañero de trabajo al que pueda animar hoy?

¿A quién?

¿Qué podría decirle para felicitarlo y darle las gracias por lo que hace?

¿Hay alguien que necesite consuelo?

¿Cómo se lo daré, con un mensajito, una llamada, una visita…?

¿Hay alguien a quien pueda capacitar para que aproveche todo su potencial?

¿Cuándo comenzaré a hacerlo?

Y cuando haya cambios, ¿cómo demostraré que tengo fe y que quiero seguir la guía del espíritu santo?”.

Estudiantes de la clase 158, no olviden que Jehová los ve, que los quiere mucho y que valora lo que hacen.

Jehová los ayudará a alcanzar todo su potencial para que, sea donde sea que vayan, ustedes dejen su huella.