Es verdad que el amor es un sentimiento, pero se demuestra con acciones.
Así que esta mañana vamos a analizar cómo nuestro Señor Jesucristo demostró su amor por medio de las cosas que hizo.
Es un hecho que Jesús siempre hizo todo lo que pudo para ayudar a los demás.
Hizo todo lo que estaba en su mano.
Y nosotros podemos aprender de eso, ¿verdad?
Nos esforzamos al máximo por ayudar a los demás a encontrar el camino de la vida, ayudándolos a conocer a Jehová y a Jesús.
Pero, cuando meditamos en el ejemplo de Jesús, ¿podemos ver de cuántas diferentes maneras Cristo demostró amor verdadero, la clase de amor que todos deberíamos imitar, ese que refleja los sentimientos de nuestro Padre, Jehová?
Veamos algunas cosas que hizo Jesús que nos muestran cómo era su amor.
Lo primero que podemos decir es que Jesús demostró que era imparcial.
Jesús no le ponía etiquetas a la gente ni los juzgaba sin tener toda la información; sabía que no hay dos personas iguales.
Es cierto que en Mateo 11:19 leemos que a Jesús lo acusaron de ser “amigo de cobradores de impuestos y pecadores”.
Y es verdad que se relacionó con muchas de estas personas, porque quería ayudarlas.
Pero también sabemos que Jesús no tuvo ningún inconveniente en compartir una comida con un fariseo rico.
Esto nos muestra claramente que Jesús no etiquetaba a las personas, no decía “Toda la gente rica es mala” o “Toda la gente pobre es buena”.
Para él, cada persona era diferente.
¿Verdad que es una buena lección para nosotros?
No queremos etiquetar a las personas por su posición económica, su origen o cultura.
No, más bien, queremos verlas como personas a las que Dios ama y que quiere que lleguen a ser sus amigos.
Así que este es un ejemplo de cómo Jesús demostró el verdadero amor.
La segunda manera la podemos encontrar en el libro de Hechos, capítulo 3.
Acompáñenme a leer Hechos 3:26.
Ahí dice: “Después de nombrar a su Siervo, Dios se lo envió primero a ustedes para bendecirlos apartando a cada uno de ustedes de sus malas acciones”.
Entonces, ¿qué fue lo que hizo Jesús para demostrar amor en este caso?
Bueno, Jesús quería ayudar a las personas a corregir su manera de pensar y ayudarlos a apartarse de sus malas acciones.
¿Y nosotros?
¿Qué podemos hacer para imitar a Jesús en este aspecto?
Sí, es verdad, es difícil dar un consejo a alguien.
Pero, si tenemos el valor de hacerlo y lo hacemos de una forma amable, demostraremos nuestro amor.
Así que, si ayudamos a alguien que está a punto de dar “un paso en falso” y lo hacemos con un “espíritu apacible”, estaremos imitando el amor que demostró Jesús.
Y pensemos en los que estudian la Biblia con nosotros.
Quizás sea difícil o nos cueste hablar de ciertos temas que tienen que ver con la moralidad, o de cambios que tengan que hacer.
Pero las personas necesitan que las aconsejemos para que puedan tener una amistad fuerte con Jehová.
Esa es otra manera en la que podemos imitar el amor de Jesús.
Otra cosa que podemos recordar es que Jesús siempre tuvo en cuenta las limitaciones que tenían sus apóstoles.
Pensemos en lo que pasó la última noche antes de que Jesús muriera.
Sin duda, este era un momento clave para él.
Y podemos imaginarnos que, si cualquiera de nosotros supiera que está a punto de ser ejecutado, ninguno estaría durmiendo, ¿verdad?
Más bien, estaríamos meditando, orándole a Jehová, igual que Jesús.
Sin embargo, ¿qué pasó con los apóstoles?
Se quedaron dormidos, profundamente dormidos.
¿Y qué hizo Jesús?
¿Fue duro con ellos y les dijo: “¡Qué increíble!
¿No entendieron nada?
¿No saben que esta es la noche más importante de la historia?”?
No, más bien, les dijo: “El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”.
Seguro tomó en consideración que ya era de madrugada y que tenían la barriga llena de cordero asado.
Quizás habían bebido tres copas de vino en la cena.
Era un desafío quedarse despierto, ¿verdad?
Jesús estaba al tanto, sabía bien que había algunos factores que quizás les hacían difícil quedarse despiertos.
Jesús también les comentó que había muchas cosas que él quería decirles, pero que todavía no estaban preparados para escuchar.
Así que tomó en cuenta las limitaciones de sus apóstoles, tanto las limitaciones emocionales como las mentales, como dice Juan 16:12.
Después de ver estos ejemplos, preguntémonos: ¿cómo podemos nosotros imitar este aspecto del amor de Jesús?
Bueno, tenemos que tomar en cuenta el hecho de que no todo el mundo puede hacer las mismas cosas que nosotros hacemos o que otros hacen.
Todos tenemos distintas limitaciones.
Pueden ser limitaciones físicas, limitaciones mentales, limitaciones emocionales...
Para imitar este aspecto del amor de Jesús tenemos que darles a nuestros hermanos el beneficio de la duda y no juzgarlos enseguida.
Otra manera en la que Jesús demostró su amor fue al ver más allá de los defectos y errores de sus apóstoles fieles.
No se enfocó en las cosas negativas.
Vamos a ver un excelente ejemplo de esto registrado en el Evangelio de Lucas, capítulo 22.
Seguro que todos recordamos estas palabras tan animadoras que Jesús mencionó en los versículos 28 y 29: “Ahora bien, ustedes son los que en mis pruebas se han mantenido a mi lado.
Y yo hago un pacto con ustedes para un reino, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo”.
Estas hermosas palabras demuestran la confianza tan grande que tenía Jesús en sus apóstoles, sus apóstoles fieles.
Pero, cuando seguimos leyendo, miren lo que dijo Jesús en el versículo 31: “Simón, Simón, mira que Satanás los ha reclamado a todos ustedes para sacudirlos como si fueran trigo”.
Después continúa diciendo que ellos lo abandonarían.
Y esto es justo después de haber dicho: “Ustedes se han mantenido a mi lado.
Son fieles”.
Jesús sabía que todos iban a huir.
Y, por supuesto, en el 33, Pedro dijo: “Señor, estoy listo para ir a prisión contigo y hasta para morir contigo”.
Y quizás Jesús pensó: “¿De verdad?”.
Pero le contestó lo que dice el versículo 34: “Pedro, te digo que hoy el gallo no cantará hasta que hayas negado tres veces que me conoces”.
¿No les parece que esto es algo en lo que vale la pena pensar?
Jesús sabía exactamente lo que iba a pasar.
Y, aun así, siguió demostrando que tenía confianza en que ellos seguirían siendo fieles.
Así que no todo está perdido para nosotros, ¿verdad?
¿Y qué aprendemos?
Que Jesús no quiere que nos centremos en los errores y defectos de nuestros hermanos y hermanas, sino más bien que veamos sus buenas intenciones y las bonitas cualidades que tienen.
Así que es bueno preguntarse: “¿En qué cosas me centro?
¿Me enfoco en las buenas intenciones de los hermanos y veo más allá de los errores que cometen de vez en cuando?”.
Bueno, si hacemos eso, estaremos imitando el amor que Jesús demostró.
En Juan, capítulo 17, encontramos otra manera en la que podemos imitar el amor de Jesús.
Juan 17:11.
Allí leemos parte de la oración que Jesús hizo la noche antes de morir.
Él dijo: “Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos están en el mundo, y yo me voy a ti.
Padre santo, cuídalos por causa de tu propio nombre, el que tú me diste, para que sean uno así como nosotros somos uno”.
De modo que Jesús oró por sus apóstoles.
Él sabía que tendrían problemas, así que le pidió a Jehová que los cuidara y que siguieran unidos.
¿Y qué hay de nosotros?
¿Estamos imitando este aspecto del amor de Jesús?
Puede que sea muy fácil y natural para nosotros orar por nuestros hermanos en Venezuela, por los hermanos que han sufrido por un desastre natural o por aquellos que están siendo perseguidos.
¿Pero qué pasa con esos hermanos que nos irritan, que no soportamos?
¿Estamos también dispuestos a orar por ellos?
Cuando le pedimos a Jehová que nos ayude a no tener estos sentimientos, estamos demostrando que tenemos un amor como el que Cristo tiene.
Veamos ahora un último aspecto del amor de Jesús que todos podemos imitar: él estuvo dispuesto a escuchar a sus apóstoles, los dejaba expresarse, quería que le contaran lo que sentían y pensaban.
¿Le hacía falta en realidad a Jesús saber todo eso?
La verdad, no.
Pero respetó su dignidad dándoles la oportunidad de expresar sus puntos de vista.
Como aquella vez en la que les preguntó: “¿Quién soy?
¿Qué dice la gente?”.
Y después dijo: “Y ustedes, ¿qué piensan?”.
Y, cuando surgió el tema de los impuestos con Simón Pedro, él le preguntó: “¿Hay que pagarlos o no?
¿Tú qué crees?”.
Haciendo esto, Jesús demostró que respetaba a los demás, que de verdad le importaban sus opiniones, sus puntos de vista.
Y, si queremos imitar a Jesús, debemos hacer lo mismo.
Hagamos un breve repaso de las cosas que hemos analizado hoy.
¿Qué hizo Jesús?
¿Cómo demostró de diferentes maneras que de verdad amaba a la gente?
Bueno, vimos que hizo todo lo posible por ayudar a otros.
No etiquetaba a las personas ni tenía prejuicios; él era imparcial.
Ayudó a la gente a corregir su manera de pensar y cambiar.
Tomó en cuenta las limitaciones de los demás.
Vio más allá de sus errores y se fijó en sus buenas intenciones y en sus bonitas cualidades.
Le pidió a Jehová que los ayudara, y les mostró respeto al tomarse el tiempo de escucharlos y al dejarlos expresar sus opiniones.
Seguro que todos coincidimos en que podemos seguir mejorando en estos aspectos.
Así es, tenemos mucho que hacer para imitar el amor que Jesús nos demostró.