“Han vencido al Maligno”.
¿Saben a quién se estaba dirigiendo el apóstol Juan?
En 1 Juan 2:14, el texto de hoy, dice: “Jóvenes, les escribo [¡Jóvenes!] porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al Maligno”.
Eran jóvenes que habían vencido al Maligno, Satanás.
¿Cómo lo hicieron?
Eran fuertes en sentido espiritual, y la palabra de Dios permaneció en ellos, es decir, que apreciaban muchísimo la palabra de Dios.
Los principios sobre los que hablaré a continuación son buenos para todos nosotros.
Pero en los próximos minutos me gustaría dirigirme a los hombres jóvenes en especial, porque tenemos muchos hombres jóvenes aquí en Betel, solteros y casados, y también hay muchos jóvenes en las congregaciones.
Y todos ustedes se están esforzando por hacer más en su servicio a Jehová.
Eso es algo muy bueno.
¿Cómo pueden ustedes, los jóvenes, ser personas maduras y espirituales y mostrar un aprecio sincero por la palabra de Dios?
Me gustaría que analicemos juntos el ejemplo de tres jóvenes que estaban entre el final de su adolescencia y los veintitantos años y que aparecen en la Biblia; son José, Daniel y Timoteo.
Veremos qué podemos aprender de sus ejemplos.
Veamos qué podemos aprender de José.
En la Biblia, vayan al Salmo 105.
Vamos a comenzar a leer a partir del versículo 17: “Mandó delante de ellos a un hombre que fue vendido como esclavo: José.
Sujetaron sus pies con grilletes, entre hierros pusieron su cuello.
Hasta el tiempo en que se cumplió su palabra [es decir, la palabra de Jehová], la declaración de Jehová lo purificó”.
Entonces, ¿cómo pudo refinar “la declaración de Jehová” a este hombre joven?
Sabemos que, cuando era un jovencito, José recibió un don de Jehová: le hizo tener sueños con significados proféticos.
Esos sueños indicaban que él serviría a Jehová de formas muy especiales.
Pero, como sabemos, pasaron años antes de que la promesa de Jehová se cumpliera en su caso.
Durante todos esos años, como lo indica el versículo 18, José pasó por situaciones muy difíciles.
¿Qué lo ayudó a mantenerse fiel?
Él conocía a Jehová muy bien.
Y, en vez de que los problemas lo alejaran de Jehová, José se apegó más a él, totalmente seguro de que Jehová cumpliría su promesa.
Como resultado, esas experiencias lo hicieron mejor persona.
Y, cuando llegó el momento correcto, José estuvo capacitado para cumplir con su asignación.
Entonces, ¿qué pueden los jóvenes aprender del ejemplo de José?
No se impacienten por recibir una asignación.
Pongan su confianza en Jehová y aprendan lo que les está enseñando ahora.
¿Qué pasará si hacen esto?
Que le serán leales a Jehová.
Y, tal como Jehová le mostró lealtad a José, les mostrará lealtad a ustedes.
Ahora, ¿qué aprendemos de Daniel?
Ezequiel 14:14, leámoslo.
Ezequiel 14:14 dice: “‘Aun si estos tres hombres —Noé, Daniel y Job— estuvieran en ese país, por su justicia podrían salvarse solo a sí mismos’, afirma el Señor Soberano Jehová”.
¿Qué pueden los jóvenes aprender de estas palabras?
Bueno, Ezequiel las escribió alrededor del año 612 antes de nuestra era.
Eso significa que Noé y Job llevaban muertos cientos de años.
Aun así, su historial de integridad y fe se mantuvo intacto.
Nadie podía ponerlo en duda.
¿Pero qué hay de Daniel?
Bueno, cinco años antes Daniel había sido llevado a Babilonia de jovencito, y es posible que estuviera al final de su adolescencia o alrededor de los 20 años cuando se escribió esto.
Aun así, Jehová lo mencionó en la misma oración que a Noé y a Job.
¡Qué gran honor!
¿Por qué lo hizo?
Bueno, la respuesta viene en el versículo: debido a su justicia.
Sí, Daniel, desde muy jovencito, se ganó la reputación de ser una persona que amaba la justicia.
Él “decidió en su corazón” que no desobedecería la ley de Jehová.
Ahora, ¿cómo pueden los jóvenes imitar a Daniel?
Ganándose la reputación de ser personas que aman la justicia.
Ojo, no estamos hablando de ser demasiado justos —esa no es una cualidad positiva—; hablamos de amar la justicia y de estar decididos a hacer la voluntad de Jehová.
Si ustedes se ganan esa reputación, Jehová se fijará en ustedes igual que se fijó en Daniel.
¿Y qué aprendemos de Timoteo?
Un texto más, 1 Corintios 4:17.
Noten lo que dice: “Por eso les envío a Timoteo, ya que él es mi hijo amado y fiel en el Señor.
Él les recordará mis métodos relacionados con Cristo Jesús, tal como yo los estoy enseñando por todas partes en cada congregación”.
¿Por qué son estas palabras animadoras para los jóvenes?
Bueno, hagan cuentas.
Cuando, cinco años antes, Pablo había invitado a Timoteo a ser misionero, él probablemente tenía poco menos de 20 años.
Timoteo viajó con Pablo durante esos cinco años y, cuando Pablo escribió aquella carta a los corintios, él le dio a un joven de veintitantos años la gran responsabilidad de ayudar a una congregación que estaba enfrentando problemas espirituales bastante graves.
¿Por qué?
¿Por qué confió Pablo en Timoteo?
Porque durante esos años Timoteo había aprendido de Pablo y había seguido sus instrucciones.
La realidad es que tenemos muchas oportunidades de hacer esto, en especial aquí en Betel, ¿no es así?
Podemos aprender de otros y seguir las instrucciones.
Es importante hacer esto, incluso en las cosas más pequeñas.
Si ustedes aprenden a hacerlo, se les darán responsabilidades más grandes.
Y ahora un punto más.
Díganme, ¿esta imagen les resulta familiar?
Es una de mis favoritas.
Nos muestra a Pablo y a Timoteo.
Nos transmite muy bien el espíritu de cooperación que había entre esos dos hombres y el afecto que se tenían el uno al otro.
¿En qué se basaba su amistad?
En que los dos amaban a Jehová y estaban decididos a dar el máximo en su servicio a él.
Si eres un hermano, ¿te ves a ti mismo en esa imagen?
Todos deberíamos, ya sea como el hombre mayor o el más joven.
Si eres joven, aprovecha las oportunidades y aprende de hombres espirituales mayores y benefíciate de su experiencia.
Aún recuerdo a los hermanos mayores que me ayudaron cuando era joven; les agradezco mucho lo que hicieron por mí.
Y, si eres un hermano mayor, que no te dé miedo compartir lo que sabes.
Queremos que nuestros hermanos jóvenes progresen en sentido espiritual.
¿Qué hemos aprendido?
No se impacienten por recibir un privilegio; como José, esperen en Jehová.
También, como Daniel, gánense la reputación de ser personas que aman la justicia.
Y, como Timoteo, aprendan de otros y sigan las instrucciones.
Si hacen esto, mostrarán que son maduros espiritualmente y que de verdad aprecian la palabra de Dios.
E, igual que aquellos jóvenes a los que les escribió Juan, vencerán al Maligno.