El rey David quería de todo corazón participar en la construcción de un templo que le diera gloria a Jehová.
En 1 Crónicas 22:7, le dijo a su hijo Salomón: ¿Qué pensaría David si pudiera ver todos los proyectos de construcción que está haciendo la organización hoy en día?
Tenemos miles de Salones del Reino y Salones de Asambleas por todo el mundo, pero necesitamos miles más.
Cada año, cientos de miles de voluntarios ayudan a comprar, diseñar, construir y mantener estas instalaciones.
Igual que David, se sienten felices de colaborar porque tienen en su corazón el deseo de alabar a Jehová.
Hermanos, ¿les gustaría participar a ustedes también?
Ser voluntario del LDC no es solo para hombres jóvenes.
Los mayores, las hermanas solteras y los jóvenes también pueden ayudar.
Claro, hay que tener buena salud para trabajar en una obra.
Pero muchos de nuestros hermanos mayores ayudan asesorando, capacitando y colaborando a distancia.
Colaboro a distancia con el equipo de diseño del Departamento Local de Diseño y Construcción de Corea del Sur.
Mi tarea consiste sobre todo en revisar los planos que hacen los hermanos.
También me preguntan sobre los materiales, los requisitos del Gobierno y cosas relacionadas con el diseño.
Luego hago la investigación que hace falta para los proyectos aprobados.
Cuando organizo toda la información y se la envío a los hermanos, y luego ellos me dicen que ha sido útil, me siento muy feliz por trabajar en equipo con ellos.
Estoy trabajando como asesor para el equipo de diseño de Nueva Zelanda.
Ahí hay muchísimos hermanos y hermanas jóvenes que tienen muchas ganas de aprender, son humildes y tienen muchísimo potencial.
Si los hermanos y hermanas con experiencia se ofrecen para ayudar, van a disfrutar de las bendiciones de formar parte del equipo de Jehová, sin importar la edad que tengan.
Jehová conoce y ama a cada uno de sus siervos, lo que incluye a los hermanos mayores.
Qué bonito es saber que Jehová sigue teniendo trabajo para ellos.
Él también se fija en las hermanas solteras.
De adolescente, iba cada mes a ayudar con el mantenimiento del Salón del Reino.
En los videos de las reuniones y de JW Broadcasting®, siempre veía felices a los hermanos de la construcción, por eso un día dije: “Yo también quiero hacer eso”.
Aunque no sabía nada de construcción, el superintendente y otros hermanos y hermanas me iban enseñando mientras trabajábamos juntos.
Y me enseñaron de todo.
Por ejemplo, a leer planos, trabajar con tuberías e incluso a instalar aires acondicionados, que no es nada fácil.
Los hermanos han estado a mi lado enseñándome, me han tenido mucha paciencia, y he aprendido muchos oficios.
Pero sobre todo me han enseñado que Jehová puede hacernos hábiles si estamos dispuestos a aprender.
Cada tres meses nos mudamos a otro lugar y a otra congregación.
Pero está bien, así tu familia espiritual sigue creciendo.
Es como trabajar en un paraíso espiritual.
Hermanas solteras tan entusiastas como estas son muy valiosas en la organización.
Jehová nos invita a cada uno de nosotros a ayudar en la congregación y trabajar duro.
Si se aprueba que un menor de edad participe en un proyecto, sus padres deben acompañarlo.
Pero ¿y si eres muy pequeño y todavía no puedes colaborar de esta manera?
¿Hay algo que puedas hacer?
¡Claro que sí!
El capacitador de mantenimiento me felicitaba por estar usando mi tiempo para ayudar con el mantenimiento del salón.
Y eso me marcó porque sé que, si sigo así, estaré aprovechando bien el tiempo.
Para enseñarme primero lo hizo él, la segunda vez lo hicimos juntos y la tercera me dejó hacerlo solo.
Un anciano nos enseñó un librito que muestra lo que significa el color de cada trapo.
Y también nos explicó para qué hay que usarlos.
Cada vez que ayudo a limpiar en el Salón del Reino, estoy dando un paso más hacia mi meta de hacer más por Jehová.
Como todavía soy pequeño, hay muchas cosas que no puedo hacer.
Por eso, cuando ayudo a limpiar, siento que estoy haciendo cosas por los hermanos y alabando a Jehová.
Joven, lo más importante son las cualidades espirituales, que te ayudarán a ser feliz y tener éxito.
A Jehová le encanta que colabores con él si eres humilde y estás dispuesto a ayudar.
Por eso, con la ayuda de tus padres, busca qué cosas puedes hacer por tu congregación, como ayudar a limpiar y mantener el salón.
Para construir y mantener nuestros lugares de adoración hacen falta voluntarios con la experiencia necesaria.
Pero también hacen falta voluntarios que quieran aprender.
¿Puede ofrecerse para ayudar?
Si es así, no espere más y hable con los ancianos de su congregación.
Pregúnteles sobre los requisitos y cómo llenar la solicitud.
Y órele a Jehová sobre el tema.
Usted también puede tener en su corazón “el deseo de construir” edificios para la gloria del nombre de Jehová.