En la reunión anual del 2019, Mark Sanderson —del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová— dio el discurso titulado “¿Hay algo a lo que debamos temerle?”. En él presentó este video sobre los hermanos que están sufriendo persecución en Rusia. Vea algunas de sus experiencias.
En el siguiente video, algunos hermanos y hermanas que están siendo perseguidos en Rusia expresan abiertamente sus sentimientos y nos muestran por qué no debemos tenerle miedo a la persecución.
Me quedé aterrada cuando unos agentes enmascarados derribaron las puertas y entraron en el hogar donde estábamos reunidos. De repente escuchamos unos ruidos muy fuertes y a alguien que nos gritaba: “¡Siéntense en el suelo!”
Me asusté muchísimo cuando me pusieron las esposas, me metieron en un vehículo de la policía y me llevaron a la cárcel.
Tenía miedo porque no sabía cuánto tiempo estaría allí ni qué me iba a pasar.
Cuando me estaban interrogando, lo que más me preocupaba era fallarle a Jehová y traicionar a los hermanos.
Después de que me detuvieron, empecé a angustiarme por lo que me podría pasar en la prisión; no sabía qué tipo de personas habría allí, cómo reaccionaría, cómo me iban a tratar...
Cuando uno de los agentes empezó a decirme todo lo que me esperaba en la cárcel, intenté imaginarme que detrás de él estaba ese ángel fuerte que aparece en las publicaciones protegiendo a Daniel. Eso me ayudó a mantener la calma y a vencer el miedo. Así fue como me ayudó Jehová.
Cuando me presenté ante el juez por primera vez, los hermanos me estaban esperando afuera y empezaron a aplaudir para demostrarme su apoyo. ¡No tengo palabras para expresar cuánto me animó eso!
Orar a Jehová con todo el corazón me ayudó a no sentir miedo.
El texto de Isaías 30:15 me recordó que lo más importante era mantener la calma y seguir confiando en Jehová. Una vez que entendí eso, todo fue mucho más fácil.
Bajamos en el ascensor y, cuando las puertas se abrieron, vimos a muchísimos hermanos y hermanas que nos estaban esperando, y todos empezaron a aplaudir. Me emocioné, y se me hizo un nudo en la garganta. Sentí como si tuviera alas. Estaba rodeado de una gran nube de testigos.
Le pedí a Jehová que me diera paz, valor y sabiduría, y que me ayudara a no hacer nada que manchara su santo nombre. Enseguida sentí “la paz de Dios” y me tranquilicé. No es que desaparecieran todas mis preocupaciones, pero ya no tenía miedo. Aunque todavía sentíamos algún temor, mi esposa y yo intentábamos participar en el ministerio todos los días. Cuando no te concentras en ti mismo, sino en ayudar a otros, el temor desaparece.
La esperanza me ayudó a superar mis temores. Y es que hay que ver la situación desde la perspectiva de Jehová. Hay que mirar al futuro. Estamos pasando por un mal momento, pero no será así siempre, lo vamos a superar. Me ayudó mucho a vencer el miedo la canción que dice: “Tengo que aprender a vivir día a día, pasito a paso. Siempre con Jehová”. Me di cuenta de que es importante resolver los problemas a medida que aparecen, y no preocuparse por cosas que tal vez nunca pasen.
La verdad es que es natural sentir miedo. Todos tenemos miedo alguna vez, y eso no es motivo para avergonzarse. La clave es no dejarte vencer por tus temores, no permitir que el miedo te controle, que los pensamientos negativos te dominen la mente. Cuando yo sentía que el temor se apoderaba de mí, le oraba a Jehová. Le pedía que me diera valor y que me ayudara a no temerle a nada ni a nadie. Todavía me digo a mí mismo: “Félix, no debes temerle a nada ni a nadie, solo a Jehová”
¡Hermanos, gracias por todo su apoyo! Gracias por sus cartas y por acordarse de mí. ¡Gracias por sus oraciones! Lo agradezco de todo corazón. Estoy haciendo todo lo que puedo. Quiero darle a Jehová lo mejor. ¡Nunca dejaré de servirle! Dennis Christensen sigue en prisión, pero mantiene una actitud firme y valerosa. Mientras se preparaba este video, a Félix y a otros cinco ancianos de Sarátov se los condenó a penas de cárcel. La condena más corta es de dos años, y la más larga, de tres años y medio. A pesar de todo, cada uno de ellos, junto con su esposa, sigue sirviendo a Jehová sin miedo y con alegría.