Pero, Juan, todavía puedes hacer muchas cosas en la congregación.
—¿Por qué no intentas...
—Eso suena muy bonito...
pero ahora ya no soy siervo ministerial.
¿En qué momento perdí las ganas de salir a predicar?
¡Ya me imagino lo que deben pensar de mí los hermanos!
¡Hola!
Buenos días.
Me llamo Jael. ¿Cómo está?
Bien, gracias.
Ya sé que tal vez este tema no le interesa, pero quisiera dejarle este impreso que...
“¿Este tema no le interesa?”.
¿Por qué dije eso?
Creo que no fue mi mejor presentación...
Bueno, de todos modos se veía que no le interesaba hablar con nosotras.
Pero ¿y eso qué quiere decir?
Por el momento se puede controlar, pero debido a sus otros padecimientos, —necesitamos hacer más estudios...
—“¿Se puede controlar?”.
“¿Más estudios?”.
¡Ay, Jehová!
¿Qué voy a hacer yo sola?
No olvides que eres muy valioso para Jehová.
Piensa en algún personaje de la Biblia que quizá se haya sentido como tú...
por ejemplo, Jonás.
¿Jonás?
¿Se sintió él como yo?
“¿Qué imagen tiene usted de Jonás?
¿La de un profeta desobediente?”.
“Reacio a obedecer el mandato de Jehová, Jonás subió a un barco que lo alejó más y más de su asignación”.
“¿Descalificaron al profeta aquellas acciones de modo que jamás pudiera servir de nuevo a Dios con un nombramiento oficial?”.
De seguro Jonás pensó que ya no podría servir igual a Dios.
Así me siento yo.
“La respuesta es no.
Jehová, en su gran misericordia y amor, le volvió a dar la comisión”.
Y si Jehová no vio a Jonás como un caso perdido, ¿qué pensará de mí?
Primero de Samuel 16:7 dice: “Porque no de la manera como el hombre ve es como Dios ve”.
“Jehová veía a Nínive de manera muy distinta a como la veía Jonás”.
Con las cosas tan malas que hacían, ¿cómo podía Jehová tenerles misericordia?
Bueno, la Biblia dice que “Nínive misma era una ciudad grande ante Dios”.
“Y aunque sus habitantes se destacaban por su maldad, Jehová se preocupaba por ellos.
¿Por qué?
Porque valora la vida de todos y cada uno de los seres humanos, y por eso desea que se arrepientan y dejen el mal camino”.
Mmm... eso es cierto.
Pero ¿por qué no los vio Jonás así?
Y yo, ¿veo a las personas como las ve Jehová?
¿Doy por hecho que no van a escuchar y entonces dejo de esforzarme?
¡Yo no puedo saber cómo van a responder todas las personas!
Jonás aprendió a ser misericordioso.
¿Qué hay de mí?
Mateo 5:7 dice: “Felices son los misericordiosos, puesto que a ellos se les mostrará misericordia”.
“Entonces Jonás oró a Jehová su Dios desde las entrañas del pez y dijo: ‘Desde mi angustia clamé a Jehová, y él procedió a responderme.
Desde el vientre del Seol grité por ayuda.
Oíste mi voz’”.
Dios escuchó a Jonás y lo salvó.
Pero yo no puedo esperar que Jehová me salve milagrosamente.
“Entonces mi oración llegó a ti, en tu santo templo”.
“Mi oración”.
“Mi oración llegó a ti”.
Jonás no podía saber si Jehová lo salvaría, pero estaba completamente seguro de que lo escucharía.
“Pero en cuanto a mí, con la voz de acción de gracias ciertamente te haré sacrificio.
Lo que he prometido en voto, ciertamente pagaré.
La salvación pertenece a Jehová”.
Mientras yo tenga fuerzas, ¡voy a darle a Jehová todo lo que pueda!
¡Él es el único que puede salvarnos!