Viernes tarde (parte 1) | Asamblea regional del 2021 “Poderosos gracias a la fe”

Bienvenidos de nuevo, hermanos.

La siguiente sesión de nuestra asamblea comenzará con un video musical.

Este video muestra la belleza de la creación y lo maravillosa que es nuestra hermandad mundial.

Ambas le dan gloria a nuestro Dios, Jehová.

Véanlo, les gustará mucho.

Para empezar, tenemos la oportunidad de alabar a Jehová con una canción.

Se trata de la canción 2, Tu nombre es Jehová. Canción 2.

Cuando analizamos la creación de Jehová, podemos ver sus hermosas cualidades.

¿Quieren aprender más de ella?

En la siguiente serie, de seis discursos, veremos que meditar en la creación fortalece nuestra fe en las promesas de Jehová.

Cada orador presentará al siguiente.

El hermano Kenneth Flodin, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el primer discurso, titulado “Observar la creación fortalece la fe: Las estrellas”.

En cada discurso de esta serie, los oradores nos hablarán no solo de lo bonita que es la creación, sino de lo que nos enseña acerca de Jehová.

Mediante la creación, Jehová nos muestra claramente cómo es él.

Por favor, busquemos Nehemías 9:6.

Este texto menciona a los ángeles.

Veamos cómo la creación fortalece su fe.

Nehemías 9:6: “Solo tú eres Jehová.

Tú hiciste los cielos, sí, el cielo de los cielos y todo su ejército.

Hiciste la tierra y todo lo que hay en ella, los mares y todo lo que hay en ellos.

Tú los mantienes a todos vivos.

Y el ejército de los cielos se inclina ante ti”.

Este texto alaba a Jehová por ser el Creador.

¿Se fijaron en la expresión “el cielo de los cielos”?

¿Eso qué es?

Bueno, se refiere a toda la extensión de los cielos físicos, es decir, la atmósfera, el espacio exterior y todo lo que hay más allá, los cielos más elevados, todo el universo.

Eso es “el cielo de los cielos”.

Cuando miramos al cielo, ¿qué vemos?, ¿qué sentimos?

¿Se fijaron en que al principio del versículo dice “los cielos y todo su ejército”?

Ese ejército se refiere a todo lo que hay en el universo: los planetas, las estrellas, las galaxias...

¿Pero notaron que al final menciona a otro “ejército de los cielos”?

En este caso se refiere a los santos ángeles.

Y, cuando estos ángeles miran y ven todo lo que Jehová ha creado, se sienten impulsados a inclinarse ante él, a adorarlo.

Observar la creación puede hacer que nosotros queramos hacer lo mismo que ellos.

En cada discurso de esta serie, analizaremos algunas creaciones de Jehová.

Meditar en ellas fortalecerá nuestra fe en sus promesas.

Vamos a ver un video sobre las estrellas.

Nuestro sol está considerado como una estrella de tamaño promedio.

Sin embargo, la cantidad de energía que nos llega de él a la Tierra es miles de veces el total de energía que utiliza el planeta.

En una noche oscura, podemos ver a simple vista unas 3.000 estrellas.

Muchas de ellas forman una banda difusa llamada la Vía Láctea.

Nuestro sol es solo una de las 200 a 400 mil millones de estrellas que conforman la Vía Láctea.

Los astrónomos creen que esta galaxia se agrupa junto a otras 100.000 galaxias en una estructura inmensa llamada supercúmulo.

Se estima que hay unos dos billones de galaxias.

Entre todas forman el universo físico conocido.

La cantidad de estrellas y las distancias que hay entre ellas son inimaginables.

Además, la inmensa energía que desprenden es casi imposible de comprender, para nosotros, no para Jehová.

Y, después, veremos cómo estas fortalecen nuestra fe en la resurrección.

¡Qué video tan bonito acabamos de ver sobre las estrellas!

¿Verdad que son impresionantes?

Pero ¿qué aprendemos de ellas?

Las estrellas nos enseñan una lección importantísima e inolvidable sobre Jehová.

Los invito a leer Isaías 40:26.

En el universo hay un sinfín de estrellas, y su belleza nos deslumbra.

¿Qué nos enseñan sobre el Creador?

En este versículo, Jehová nos dice que nos fijemos en las estrellas.

Vamos a leerlo: “Levanten la vista al cielo y vean.

¿Quién ha creado estas cosas [las estrellas]?

Es aquel que las hace salir como un ejército, contándolas una por una; a todas las llama por su nombre.

Su energía dinámica es tan inmensa y su poder tan impresionante que ninguna de ellas falta”.

Como vimos en el video, se calcula que hay, más o menos, unos dos billones de galaxias, y cada una cuenta con miles de millones de estrellas.

Hagan la cuenta: ¿cuántos nombres de objetos inanimados es capaz de recordar Jehová?, ¿cuántos nombres se sabe de memoria?

Pero ¿vieron el final del versículo?

Dice que “ninguna de ellas falta”.

Se calcula que hay cientos de millones de billones de estrellas.

Voy a preguntarles algo: ¿recordará Jehová cómo se llama usted?

¿Y sus seres queridos?

Recuerden lo que leímos en el versículo: para Jehová, ninguna estrella falta.

¿Y si murió alguien a quien queremos?

¿Se acordará Jehová de él?

Mi texto favorito para cuando muere un siervo de Jehová es Romanos 14:7-9.

El versículo 8 dice: “Tanto si vivimos como si morimos, le pertenecemos a Jehová”.

La muerte no cambia lo que somos para Jehová.

Él sigue viéndonos como sus siervos.

Ahora bien, también podría pasar otra cosa.

Puede que tengamos familiares que, cuando murieron, no conocían o no servían a Jehová.

¿Qué hay de ellos?

Piensen en esto: si Jehová tuvo la capacidad, el poder, para crear esas inmensas estrellas y galaxias, ¿no creen que podrá, igualmente, volver a crear a todos los que están en su memoria?

Busquemos Juan 5:28, 29.

Vamos a comprobar que esto es así: que tanto los que sirvieron a Jehová antes de morir como los que no lo hicieron, todos, tienen la esperanza de la resurrección, de volver a vivir.

Juan 5:28, 29: “No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán: los que hayan hecho cosas buenas, para una resurrección de vida, y los que hayan hecho cosas malas, para una resurrección de juicio”.

Así que todos ellos podrán volver a vivir y tendrán la oportunidad de amar a Jehová.

Él hará posible este milagro.

Al final del video, en la pantalla, aparecía una cita de la Biblia: Salmo 147:4, 5.

Ahí dice que Jehová “cuenta el número de las estrellas”, los miles de billones que hay, y también que “las llama a todas por su nombre”.

¡Eso es impresionante!

Pero aprendemos otra lección en el libro de Job.

Vayamos a Job 14:13, 15.

A veces, las estrellas se mueren.

Y, sin duda, Jehová se da cuenta.

Seguro que también recuerda su nombre.

Sin embargo, él no se siente motivado a resucitarlas, a devolverles la vida para que puedan brillar otra vez en el cielo nocturno.

Pero ¿qué hay de nosotros?

Los seres humanos fuimos creados a la imagen de Jehová y de su Hijo, Jesucristo.

En Job 14:13, Job dice: “¡Ojalá me escondieras en la Tumba y me ocultaras hasta que pase tu furia!

[Y noten] ¡Ojalá me fijaras un plazo para acordarte de mí!”.

Es obvio que el versículo 14 habla de la resurrección.

Así que ¿murió Job para siempre igual que una estrella?

No.

A diferencia de las estrellas, Jehová ansía, desea, devolverles la vida a los seres humanos para que podamos volver a ver ese brillo en sus ojos.

Y ahora el versículo 15: “Tú [Jehová] llamarás y yo te responderé [desde la Tumba].

Ansiarás volver a ver la obra de tus manos”.

Jehová tiene la memoria para resucitar a las personas, tiene el poder para resucitarlas y tiene el deseo de devolverles la vida a quienes han muerto.

Hermanos, ¡observen las estrellas!

Ellas fortalecerán su fe en la resurrección.

Y, ahora, Patrick LaFranca, ayudante del Comité de Personal, presentará la siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.

Los océanos”.

¿Ha estado alguna vez en la playa, respirando la brisa marina, viendo cómo las olas rompen contra las rocas y se van rápidamente después de mojar la arena?

A muchos les gusta pasar horas en la playa.

La belleza y la inmensidad del océano nos llenan de asombro.

Por otra parte, muchos tienen miedo de los terribles daños que puede causar.

Como otras fuerzas de la naturaleza, el océano es a veces como un gigante que lo arrasa todo a su paso.

¿Hay algo que los seres humanos podamos hacer para detener el muro de agua de un tsunami?

La fuerza de las olas puede ser impresionante.

Pueden levantar rocas de unos 3.000 kilos (7.000 libras) a una altura de 6 metros (20 pies).

¿Podrá Jehová devolver el equilibrio al océano y a las demás fuerzas de la naturaleza?

En el siguiente video, veremos que los océanos demuestran claramente que Jehová es sabio y poderoso.

Millones de metros cúbicos de agua circulan constantemente por el planeta.

Cerca de los polos, las masas de agua más fría, más salada y más densa se hunden y generan una corriente de agua casi 100 veces mayor que la del río Amazonas.

Esto provoca un ciclo de circulación de agua que puede tardar 1.000 años en completarse: una cinta transportadora oceánica.

Este enorme sistema de circulación distribuye calor, lo que contribuye a estabilizar el clima.

Y, además, transporta grandes cantidades de nutrientes por todo el mundo, lo que permite que la vida en el planeta sea abundante.

Jehová es el Creador de procesos como este y los entiende a la perfección.

Como vimos en el video, los océanos son esenciales para la vida en la Tierra.

Tristemente, por culpa de la codicia humana, están muy contaminados.

El calentamiento global ha elevado el nivel del mar, lo que amenaza las zonas costeras.

Al ver que las fuerzas de la naturaleza han perdido su equilibrio, los expertos temen que la vida en la Tierra pronto deje de ser viable.

Hermanos, si Jehová tuvo el poder y la sabiduría para crear los océanos, podemos estar seguros de que podrá hacer que vuelvan a funcionar correctamente y de que nunca más nos hagan daño.

Aunque los océanos parezcan incontrolables, el poder de Jehová es inmensamente superior.

Vamos a ver cómo el Salmo 93:4 describe el poder que tiene.

Salmo 93:4: “Jehová es majestuoso en las alturas, está por encima del estruendo de muchas aguas, es más poderoso que las olas del mar al romper”.

Aunque el gran océano pueda levantar sus olas hasta el cielo, su poder no se puede comparar con el de nuestro majestuoso Dios.

Jehová tiene el poder y la capacidad de controlar perfectamente los océanos.

Por eso, podemos estar seguros de que es capaz de proteger a su pueblo sin ningún problema.

En Jeremías 5:22, Jehová le recuerda a su pueblo el gran poder que tiene.

Leámoslo.

Jeremías 5:22: “ ‘¿No me temen?’, dice Jehová.

‘¿No deberían temblar ante mí?

Fui yo quien puso la arena como límite para el mar, una norma permanente que este no puede traspasar.

Aunque sus olas se agitan, no pueden prevalecer; aunque rugen, no pueden pasar más allá’ ”.

Así es, el Dios todopoderoso “puso la arena como límite para el mar”.

Cuando las olas golpean fuertemente la arena, esta absorbe la fuerza del impacto del agua.

Si Jehová puede impedir que las olas traspasen el límite que les ha impuesto, ¿no podrá también proteger a su pueblo de los ataques violentos de la gente de este mundo, que es como un mar agitado?

Jehová demostró su capacidad de controlar las poderosas aguas cuando protegió a los israelitas abriendo el mar Rojo para que pudieran cruzar.

La profundidad media de ese mar es de unos 480 metros (1.600 pies).

Según ciertos cálculos, el lugar por donde cruzaron los israelitas tenía una profundidad de unos 15 metros (50 pies).

¿Se imaginan ustedes caminando por ese pasillo, con un muro de agua a cada lado de semejante altura?

Y, luego, Jehová usó aquellos muros de agua para ahogar a sus enemigos, los egipcios.

¡Qué impresionante!

Jehová liberó a su pueblo y derrotó al ejército egipcio usando aquella enorme masa de agua.

Jehová también le dio a su Hijo, Jesús, el poder para controlar el mar y el viento.

¿Recuerdan el relato que encontramos en Marcos 4:37-39?

Cuando Jesús y sus discípulos cruzaban el mar de Galilea en una barca, una fuerte tempestad de viento agitó el mar y amenazó con hundir la barca.

¿Qué hizo Jesús?

“Reprendió al viento y le dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’ ”.

Y así calmó al viento y al mar.

En aquella ocasión, Jesús demostró lo que hará en la Tierra durante su Reinado de Mil Años.

Él controlará las fuerzas de la naturaleza y no habrá razones para tenerle miedo al océano.

En los últimos años, el clima ha causado cada vez más problemas y más graves.

Lo que antes se consideraba extremo —grandes inundaciones, sequías y enormes tormentas de nieve— ahora es la nueva normalidad.

Muchos expertos creen que esto es culpa del daño que los seres humanos hemos hecho al clima y a los océanos.

Sin duda, el hombre está destruyendo nuestro planeta.

Pero hay buenas noticias.

Durante el Milenio, mediante su Reino, nuestro sabio Creador reparará todo el daño que se le ha hecho a la Tierra.

Todas las cosas funcionarán tal y como Jehová quería.

Además, aprenderemos a cuidar como es debido del hermoso planeta que Jehová nos dio.

Y, mientras lo hacemos, todo volverá a estar en perfecto equilibrio, incluso el clima y los océanos.

Algunos creen que el ser humano acabará destruyendo el planeta.

Pero Jehová nos hace una bonita promesa que nos consuela en el Salmo 104:5.

Salmo 104:5: “Él ha establecido la tierra sobre sus cimientos; nunca jamás se la moverá de su lugar”.

“Nunca jamás”.

Hermanos, el hermoso y profundo océano existirá para siempre.

El Creador se asegurará de que sea así.

Observar los océanos y meditar en lo que vemos fortalecerá nuestra fe en que pronto disfrutaremos sin miedo de la creación de Jehová para siempre.

El hermano James Mantz, ayudante del Comité de Redacción, presentará la siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.

Los bosques”.

¿Qué haríamos si no hubiera bosques?

Los bosques contribuyen a que tengamos agua dulce.

También purifican el aire y convierten el dióxido de carbono en el oxígeno que necesitamos para vivir.

Está claro: los bosques son esenciales para la vida.

Pero los científicos advierten que pronto podríamos perder este valioso recurso.

Y, por eso, mucha gente se pregunta si a Dios le importa lo que está pasando con los bosques.

Quizás nos preguntemos: “¿Impedirá la destrucción de los bosques que Jehová cumpla su promesa de convertir la Tierra en un paraíso?”.

La respuesta a esta pregunta es: ¡desde luego que no!

¡Imposible!

Sin duda, Jehová lo tiene todo bajo control.

Veamos el siguiente video.

Fortalecerá nuestra fe en quien diseñó los bosques.

Los árboles pueden llegar a hacerse muy fuertes y aguantar grandes temporales.

Ahora bien, si no se descompusieran al morir, los árboles y las hojas se amontonarían, y los nutrientes quedarían atrapados en su interior.

Pero sí se descomponen, ¿cómo?

La mayoría de los animales no pueden comer madera ni hojas secas, pero los hongos sí.

Descomponen los tejidos vegetales muertos, y así los ablandan.

Los escarabajos y las termitas perforan la madera, lo que permite que los hongos se esparzan en su interior y la ablanden aún más.

Así otros insectos pueden unirse al festín.

Las lombrices oxigenan el terreno y entierran nutrientes que serán utilizados por otras plantas.

A los organismos descomponedores se les ha llamado los héroes anónimos del mundo natural.

Reciclan la materia orgánica para que otros seres vivos la puedan reutilizar.

Mediante este proceso, Jehová hizo posible que disfrutáramos de la exuberante belleza de nuestro planeta, generación tras generación.

¡Qué impresionante!

¿Volverá a ver los bosques con los mismos ojos?

¿Cómo nos beneficia a nosotros y a nuestro futuro el proceso de descomposición y reciclaje de la materia orgánica?

Los escarabajos, las termitas, las lombrices...

—esos héroes anónimos del mundo natural— seguirán haciendo su trabajo por toda la eternidad.

Piensen en esto: si Jehová fue tan sabio como para crear los bosques con la capacidad de regenerarse, ¿no creen que también sabrá cómo reparar el daño que los seres humanos le han hecho a la Tierra?

Jehová no nos ha dicho todo lo que tiene pensado hacer para limpiar la Tierra, pero podemos estar seguros de que cumplirá su promesa y hará “nuevas todas las cosas”.

Por favor, busquemos el Salmo 37:10, 11, 29.

En estos versículos, Dios hace una promesa relacionada con los seres humanos y la Tierra.

Salmo 37:10, 11, 29 dice: “Solo un poco más, y los malvados ya no existirán; mirarás adonde estaban, y ya no estarán allí.

Pero los mansos heredarán la tierra y disfrutarán plenamente de abundante paz. [...] Los justos heredarán la tierra y vivirán en ella para siempre”.

¡Qué animador!

Las personas justas y mansas vivirán en la Tierra para siempre.

Y, claro, la Tierra será un paraíso.

Pero, miren, hacen falta por lo menos dos cosas para que se cumpla la promesa de Jehová.

Él ya hizo la primera cuando creó los bosques, tal como vimos en el video.

Jehová los diseó con la sorprendente capacidad de regenerarse por sí mismos.

Es verdad que el hombre ha maltratado los bosques durante largo tiempo, pero Jehová los hizo con un sistema de regeneración que les permita revertir el daño que les ha hecho el hombre.

¿Verdad que pensar en el diseño de los bosques fortalece nuestra fe en que Jehová traerá un paraíso?

La segunda cosa que hace falta para que la Tierra sea un paraíso se menciona en el versículo 10 del Salmo 37, que acabamos de leer.

Ahí dice: “Y los malvados ya no existirán”.

Jehová no solo reparará el daño que ha causado el ser humano, sino que también eliminará la raíz del problema.

La gente codiciosa que sobreexplota estos recursos naturales desaparecerá.

Por eso, no hay razones para tener miedo de que el ser humano siga destruyendo la Tierra hasta llegar al punto en que no haya vuelta atrás.

Jehová sabe todo lo que ocurre.

Por favor, vayamos a Apocalipsis, capítulo 11, y leamos el versículo 18.

Este versículo nos asegura que a Jehová le importa lo que le pasa al planeta.

¡Al fin y al cabo es suyo!

Y también nos confirma que les va a pedir cuentas a los seres humanos por lo que están haciendo.

Apocalipsis 11:18 dice lo siguiente: “Pero las naciones se llenaron de ira, y entonces vino tu propia ira y vino el tiempo fijado para que los muertos sean juzgados y para recompensar a tus esclavos, los profetas, así como a los santos y a los que temen tu nombre —tanto a los pequeños como a los grandes—, y para destruir a los que están destruyendo la tierra”.

¿Vieron?

Jehová no permitirá que la gente malvada destruya su hermosa creación.

¡No!

¡Nada impedirá que Jehová cumpla su propósito para la Tierra!

Lo que hemos aprendido de los bosques fortalece nuestra fe en que Jehová cumplirá todo lo que tiene pensado hacer.

Job, un hombre de fe, expresó esa misma convicción.

Vamos a verlo en la Biblia.

Como muestra Job 42:2, él se sintió impulsado a decir sobre Jehová: “Ahora sé que puedes hacer cualquier cosa y que nada de lo que tienes en mente es imposible para ti”.

¿Y qué tiene Jehová en mente?

Por ejemplo, transformar la Tierra en un paraíso y llenarla de bosques frondosos y exuberantes.

Gracias a ellos, tendremos suficiente agua dulce, respiraremos aire puro y el dióxido de carbono seguirá transformándose en oxígeno.

En el video que acabamos de ver, se citaban las palabras del Salmo 96:12: “Que [...] todos los árboles del bosque griten de alegría”.

Tan solo con existir, los bosques alaban al Creador.

Y nosotros también podemos alabar a Jehová con gritos de alegría.

Por lo tanto, queridos hermanos, observemos la creación para fortalecer nuestra fe.

Porque, si lo hacemos, podremos vivir para siempre y disfrutar de los maravillosos y esenciales bosques que alabarán a nuestro Creador, Jehová, por toda la eternidad.

El hermano Leonard Myers, ayudante del Comité de Redacción, presentará la siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.

El viento y el agua”.

Piensen en lo que va a suceder muy pronto, como la gran tribulación y el Armagedón.

¿No creen que es necesario que fortalezcamos nuestra fe ahora?

De hecho, en Ezequiel, capítulo 38 —y pueden poner una marca allí—, los versículos 14 y 15 dicen que los enemigos de la adoración pura atacarán al pueblo de Dios e intentarán destruirlo.

El versículo 14 dice que Gog —que sabemos que es una coalición de naciones— vendrá contra el pueblo de Dios.

Y el versículo 18 dice que ese día Jehová desatará su “gran furia” contra sus enemigos.

Ahora bien, ¿confiaremos usted y yo en la promesa de Jehová de que salvará a su pueblo?

Nuestra fe se fortalecerá si analizamos otra creación de Jehová: el impresionante poder del viento y el agua.

Espero que disfruten de ver el siguiente video.

El granizo... aunque está hecho de hielo es muy diferente a la nieve.

Normalmente, el granizo se forma en climas templados.

Cuando grandes tormentas eléctricas generan corrientes ascendentes de aire muy poderosas, esas corrientes pueden elevar partículas de polvo o de hielo a la parte superior de las nubes.

Allí, el agua que las rodea se congela.

Cada vez que esto sucede, se añaden nuevas capas de hielo a las partículas, hasta que se convierten en bolas de granizo y, por el peso, caen.

Las tormentas de granizo pueden ser muy destructivas.

En una ocasión, una de estas tormentas arrojó piedras de granizo que pesaban más de un kilo (dos libras).

Jehová ha usado el granizo para demostrar su poder y defender a su pueblo, como en el caso de la séptima plaga de Egipto.

Cuando Josué peleó contra los amorreos, Jehová provocó una gran granizada.

Murieron más amorreos por el granizo que por la batalla.

El granizo también se menciona entre los elementos que Jehová usará en el futuro contra quienes ataquen a su pueblo.

Como vimos, el viento y el agua en forma de granizo tienen mucha fuerza y pueden ser muy destructivos.

Una ¡Despertad! en inglés de hace muchos años dijo que algunas personas han resultado heridas o incluso han muerto por el granizo.

Fueron golpeadas por piedras de más de medio kilo (o libra y media) y de 12 centímetros (o 5 pulgadas) de diámetro.

Eran más grandes que esta pelota.

¡Y hay registros de piedras de granizo aún más grandes!

Ahora bien, Jehová ha usado el viento y el agua para defender a su pueblo.

Al fin y al cabo, él creó esas fuerzas naturales y las puede controlar a la perfección.

Vayamos al Salmo 147 y leámoslo juntos.

Los versículos 17 y 18 nos confirman que Jehová es el Creador de estas fuerzas naturales.

Leamos esos versículos: “Arroja su granizo como pedazos de pan.

¿Quién puede soportar su frío?

A una orden suya, este se derrite.

Hace soplar su viento, y las aguas fluyen”.

¿Notaron de quién son esas fuerzas naturales?

En el 17 dice “su granizo” y en el 18 dice “su viento”.

Así que son de Jehová y los puede controlar.

Ya lo demostró en el pasado.

¿Recuerdan los ejemplos del video?

Uno es cuando los israelitas lucharon contra los amorreos, como dice Josué, capítulo 10.

El versículo 11 dice que, mientras los amorreos huían, Jehová les lanzó “grandes piedras de granizo” desde el cielo, y murieron.

“De hecho, murió más gente por el granizo que por la espada de los israelitas”.

Saber que Jehová puede controlar las fuerzas de la naturaleza fortalece nuestra fe.

Esto nos convence de que él podrá usar estos poderosos elementos en el futuro para defender a su pueblo en el Armagedón.

El video citaba parte de un texto que destaca este punto.

Si les parece, vamos a leerlo juntos.

Job 38, y leamos los versículos 22 y 23: “¿Has entrado en los depósitos de la nieve o has visto los depósitos del granizo, que yo he reservado para el tiempo de angustia, para el día de batalla y de guerra?”.

¿Vieron que dice que Jehová tiene depósitos de granizo reservados “para el día de batalla”?

Y el Salmo 135:7 dice que tiene almacenes de viento.

En estos versículos, Jehová dice que tiene algunas cosas reservadas para usarlas de manera especial.

¿Cómo puede fortalecer nuestra fe saber que Jehová tiene estos almacenes?

Cuando los enemigos de Dios nos ataquen en la gran tribulación, no importa lo fuertes o peligrosos que parezcan, es imposible que sobrevivan a la furia de Jehová.

Por favor, volvamos a Ezequiel 38, y fijémonos en el versículo 22.

Aquí se mencionan cosas que Jehová va a utilizar contra sus enemigos.

Además de la peste, el fuego y el azufre, noten qué otras cosas va a utilizar.

Como en la mitad, dice: “Haré que caiga una lluvia torrencial, [y además] granizo”.

Para destruir a las personas malas, Jehová usará el agua.

Y puede que también use granizo, aunque no sabemos de qué tamaño.

Llegado ese momento, ¿habrá razones para tener miedo?

¡Claro que no!

2 Pedro 2:9 nos asegura: “Jehová sabe rescatar de las pruebas a las personas que le tienen devoción”.

Para que no suframos ningún daño, Jehová tendrá bajo control las fuerzas naturales.

Lo que hemos aprendido de la fuerza del viento y del agua debería hacernos poderosos gracias a la fe.

Esto debería convencernos de que Jehová no solo nos va a proteger en el futuro, sino de que ya lo está haciendo ahora.

Por ejemplo, no hay razones para tener miedo de las prohibiciones y las amenazas de los gobiernos.

El que controla los almacenes del viento y el granizo es nuestro ayudante.

Según Hebreos 13:6, no debemos tener miedo.

No lo tengamos ahora, ni lo tengamos en el futuro cuando Jehová use las fuerzas naturales para destruir a nuestros enemigos.

Veamos lo que nos asegura Jehová en Ezequiel 38:23: “Yo sin falta me engrandeceré, me santificaré y me daré a conocer ante los ojos de muchas naciones; y tendrán que saber que yo soy Jehová”.

¡Qué momento tan emocionante!

Los enemigos de Dios sabrán que es Jehová, el Altísimo, el que los está destruyendo.

Si pensamos en nuestro maravilloso futuro y meditamos en la creación, estaremos completamente convencidos de que la victoria es de Jehová.

Robert Luccioni, ayudante del Comité de Publicación, presentará la siguiente parte de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.

Los animales marinos”.

¿Le resulta difícil conseguir lo necesario para usted o su familia?

Muchas personas no tienen las cosas más básicas, como comida, agua potable o una vivienda digna.

Y eso hace que algunos se pregunten si de verdad Dios se preocupa por la gente.

Pero el pueblo de Jehová es diferente.

Nosotros sabemos que Jehová se preocupa por toda su creación.

Pero también sabemos que nuestra fe se pone a prueba cuando surgen problemas.

Entonces, ¿cómo podemos fortalecer nuestra fe y así estar fuertes para soportar los problemas?

¿Qué piensan?

Una manera de hacerlo es analizando cómo Jehová cuida de todos los animales.

¿Cómo nos ayuda eso?

Estudiar los animales nos convencerá aún más de que Jehová también nos cuidará.

Veamos un ejemplo de esto en el siguiente video y fijémonos en cómo Jehová alimenta a un gigantesco animal marino.

El animal más grande que existe es también el animal más grande que haya existido jamás: la ballena azul.

Las ballenas azules pueden llegar a medir más de 30 metros (98 pies) de largo y pesar hasta 180 toneladas.

Tan solo su corazón puede pesar cientos de kilos.

¿Cómo encuentra una criatura de semejante tamaño suficiente comida?

La ballena azul viaja largas distancias buscando kril, que son unos crustáceos muy pequeñitos.

Cuando una ballena encuentra un banco de kril, se abalanza sobre él abriendo su gigantesca boca.

Puede engullir cientos de kilos de kril en cada bocanada y comer varias toneladas al día.

Las ballenas azules comen muchísimo.

Aun así, Jehová les da lo que necesitan.

Y también nos dará a nosotros lo que nos haga falta.

Hermanos, ¿no es impresionante ver cómo Jehová cuida todos los animales, incluso los animales marinos?

La Biblia lo describe muy bien en el Salmo 104:27, 28: “Todos ellos esperan que les des su alimento al debido tiempo.

Ellos juntan lo que les das.

Cuando abres tu mano, se sacian de cosas buenas”.

Meditar en cómo Jehová alimenta a los animales fortalece nuestra fe.

Por ejemplo, ¿recuerdan el tamaño de la ballena azul?

(Lo vimos en el video).

Ahora imagínese que le dan la tarea de alimentar a una sola de estas ballenas.

Solo tiene que asegurarse de que coma bien todos los días.

¿Se lo imagina?

¿Por dónde empezaría?

Tendría que contratar mucha gente, tendría que ver cómo conseguir la comida, cómo llevar la comida donde está la ballena y, claro, también saber por dónde está la ballena.

Tendría que dedicarse solo a eso.

Y eso solo para una ballena.

¡Y hay miles de ellas!

Pero Jehová se encarga de alimentarlas todos los días, sin que nos demos ni cuenta.

Como vimos en el versículo 27, todas ellas esperan que Jehová les dé su alimento.

Pero eso no significa que la ballena flote panza arriba esperando que la comida le caiga en la boca.

¡No! Tiene que nadar, buscarla y, cuando la encuentra, ir tras ella.

Pero es Jehová el que se la da.

En el 28 dice que lo que Jehová les da ellas lo juntan.

Pero no nos imaginamos a la ballena pensando: “¿En serio?

¿Peso 180 toneladas y me vas a dar para comer esos crustáceos tan pequeños?

¿No podrías darme un par de atunes grandes todos los días y ya está?”.

No, ellas juntan lo que Jehová les da.

Y el versículo 28 dice que ellas se sacian de lo que Jehová les proporciona.

¿Qué aprendemos?

¿Recuerdan la idea que se mencionaba en el video?

Si Jehová les da a ellas lo que necesitan, también nos lo dará a nosotros.

Meditar en la creación fortalece nuestra fe y nos ayuda a confiar en que Jehová nos cuidará.

Veamos cuatro lecciones que aprendemos de la manera en cómo Jehová cuida de su creación.

La primera lección es que, si Jehová tiene el deseo de cuidar a los animales y darles lo que necesitan, ¿no tendrá también el deseo de cuidar de usted y su familia?

Recuerden lo que Jesús dijo en Mateo 6:26.

Allí, él dijo que Jehová cuida de su creación, incluso de las aves más pequeñas, y añadió: “¿[...] Acaso no valen ustedes más que ellas?”.

Si Jehová se siente impulsado a cuidar de los animales, puede estar seguro de que también se siente impulsado a cuidar de usted y su familia.

La segunda lección es que no debemos preocuparnos excesivamente por el futuro.

Más bien, pidámosle con fe a Jehová que nos dé lo que necesitamos.

Busquemos Mateo 6:31, 32.

“Así que nunca se angustien y digan: ‘¿Qué vamos a comer?’, o ‘¿Qué vamos a beber?’, o ‘¿Qué vamos a ponernos?’.

Porque es la gente de las naciones la que busca todas estas cosas con tanto empeño.

Su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas”.

¿Vieron que Jehová sabe exactamente lo que necesitamos?

Pues ha prometido que nos lo dará.

Y, si Jehová tiene la capacidad de alimentar una ballena azul de 180 toneladas, ¿no tendrá también la capacidad de alimentarlo a usted y a su familia?

¡Por supuesto!

Así que hagamos lo que podamos y confiemos en que Jehová hará el resto.

Y, como decía el salmo que leímos, esperemos nosotros también con confianza que Jehová nos sacie de cosas buenas.

La tercera lección es que Jehová nunca nos va a abandonar cuando tengamos problemas.

Leamos en Hebreos 13 la parte final del versículo 5.

Jehová dice: “Nunca te dejaré y jamás te abandonaré”.

Jehová nunca nos abandonará, ni siquiera en los momentos más difíciles.

¿Cómo nos ayuda saber esto?

Bueno, nos ayuda a tomar buenas decisiones; decisiones sobre el empleo, la familia y el servicio a Jehová.

Todos conocemos bien las palabras de Jesús en Mateo 6:33: “Sigan buscando primero el Reino [...], y entonces recibirán también todas esas cosas”.

Por último, la cuarta lección: Jehová promete que satisfará de sobra nuestras necesidades en el nuevo mundo.

Pensemos en la bonita promesa que nos hace en Isaías 65:22.

Ahí dice: “Los días de mi pueblo serán como los días de un árbol”.

Los científicos dicen que la ballena azul vive unos 80 o 90 años.

Y Jehová sigue alimentándola, no deja de hacerlo durante toda su vida.

Eso nos da la confianza de que para Jehová no es nada difícil cumplir su promesa y cuidarnos por toda la eternidad.

Hermanos, la Biblia y la creación son prueba irrefutable de que Jehová siempre nos cuida.

Son prueba de que nos cuida ahora, de que nos cuidará cuando tengamos problemas y de que nos seguirá cuidando por toda la eternidad.

Por eso, hermanos, ¡fortalezcamos nuestra fe!

¡Fortalezcamos nuestra confianza en Jehová!

¡Seamos poderosos gracias a la fe!

Necesitamos fe ahora, y la necesitaremos aún más para enfrentarnos a lo que vendrá.

Ahora, Ron Curzan, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el discurso final de esta serie: “Observar la creación fortalece la fe.

El cuerpo humano”.

¿Está cansado de estar cansado?

¿Le enferma estar enfermo?

Muchos de nosotros sentimos el peso de vivir en este viejo sistema.

Pero ¿qué podemos hacer?

Bueno, todos intentamos cuidarnos y buscar ayuda.

Quizás vamos al médico, o hacemos dieta, ejercicio y descansamos más.

Pero, hagamos lo que hagamos, estamos infectados con el pecado.

Y por culpa del pecado nos enfermamos y envejecemos.

Nos hacen mil promesas, pero ¿son ciertas?

No hay píldora, tratamiento, dieta ni programa de ejercicios que nos cure completamente, que nos quite las enfermedades.

No hay nada que nos dé lo que queremos y necesitamos: salud perfecta.

Pero sí hay una promesa registrada en la Palabra de Dios que merece toda nuestra confianza.

Podemos leerla en Isaías 33.

Fijémonos en las tranquilizadoras palabras que nos dice Jehová mediante el profeta Isaías, en el capítulo 33, versículo 24.

Ahí dice: “Y ningún habitante [nadie] dirá: ‘Estoy enfermo’.

La gente que viva en esta tierra será perdonada por su pecado”.

Dios quitará el pecado en el nuevo mundo.

¿Cree que eso es verdad?

¿Realmente podemos confiar en esta promesa de Jehová?

Sí, esto no es una promesa vacía que nos hace cualquiera.

Es una promesa de nuestro Creador, Jehová.

Él sí puede garantizarlo.

Pero ¿qué podemos hacer ya para fortalecer nuestra fe en estas promesas?

Como destaca esta serie de discursos, debemos detenernos y observar la creación de Jehová.

¡Hagamos eso otra vez!

Veamos cómo el cuerpo humano tiene la sorprendente capacidad de regenerarse.

Disfrutemos del siguiente video.

Nuestros huesos son impresionantes.

Soportan el peso de nuestro cuerpo, protegen nuestros órganos y almacenan la mayoría del calcio del cuerpo, un mineral que es esencial para nuestra salud.

Aunque no pesan mucho, los huesos son muy fuertes.

Los pies de un atleta, al saltar, pueden soportar fuerzas de una intensidad varias veces superior a su propio peso.

Los huesos se pueden comprimir y tienen cierta flexibilidad, pero algunas veces se rompen.

Un hueso fracturado puede sanar bien si se coloca correctamente.

La zona donde está la fractura se inflama.

Entonces, el cuerpo envía células a esa zona que generan tejido blando entre las partes rotas.

El tejido blando se reemplaza por tejido más duro.

Y poco a poco el tejido se va convirtiendo en hueso, hasta que este queda sanado por completo.

En los niños, las fracturas pueden sanar sin dejar rastro.

Jehová le dio a cada uno de los huesos de nuestro cuerpo la increíble habilidad de sanarse.

¡Qué video tan interesante!

Aprendimos mucho de lo que ocurre en nuestro cuerpo.

Todos sabemos que, cuando nos cortamos o nos rompemos un hueso, nuestro cuerpo se cura solo, lo damos por sentado.

El rey David estaba muy impresionado por cómo está creado el cuerpo humano y por cómo funciona.

Y eso que él no tenía el conocimiento que hay ahora ni la tecnología moderna, como la máquina de rayos X o el microscopio.

Pero él observaba la creación de Jehová y se daba cuenta de que estamos hechos de forma impresionante.

Veamos lo que dijo en el Salmo 139:14.

Y seguro que ustedes piensan lo mismo.

Dice: “Te alabo porque estoy hecho de forma maravillosa, impresionante.

Tus obras son maravillosas, y eso lo sé muy bien”.

Ahora bien, ¿por qué tenía David una fe fuerte en Jehová y en sus promesas?

Es decir, ¿qué lo ayudó a fortalecer la fe?

¿Se fijaron en que dijo “eso lo sé muy bien”?

El rey David se tomó el tiempo para pensar, para meditar, para observar la creación.

Eso fue lo que lo ayudó a tener una fe más fuerte.

Así es, buscó el tiempo.

No permitió que lo que ocurría a su alrededor le impidiera observar la creación.

Eso fue lo que lo inspiró.

Eso fue lo que lo motivó a darle la alabanza a Jehová.

Y nosotros debemos imitarlo.

Es cierto que no tenemos la vida y la salud perfectas que Jehová quería que tuviéramos.

Aun así, la manera como estamos hechos es impresionante.

Jehová quiere que sigamos viviendo, eso es evidente.

Y, como mostró el video, el cuerpo es tan maravilloso que se repara constantemente a sí mismo sin que seamos conscientes de ello.

Pero eso conlleva un riesgo.

Pudiéramos estar tan ocupados que no paráramos, que no nos detuviéramos a pensar, a reflexionar: “¿Por qué Jehová hizo esto?

¿Por qué nos hizo tal como somos?”.

Es verdad que estamos ocupados pensando en cómo cuidar a la familia, nuestra salud, pagar las cuentas...

Pero, como David, tenemos que parar, pausar...

Tenemos que meditar en lo que Jehová ha hecho.

Como a David, la creación puede motivarnos a alabar a Jehová.

Aprovechemos cualquier oportunidad para observarla.

Y piensen en esto: si Jehová creó nuestro cuerpo con la capacidad de sanarse a sí mismo, como vimos antes, sin duda puede curar todas las enfermedades.

Puede revertir el envejecimiento y puede hacer que en el nuevo mundo nadie se enferme.

Cuando estuvo en la Tierra, Jesús demostró que podía curar “todo tipo de enfermedades y todo tipo de dolencias” gracias al poder que le dio Jehová.

“Todo tipo” es cualquier enfermedad.

Curó a los ciegos, a los cojos, a los epilépticos, a los leprosos y hasta les devolvió la vida a los muertos.

De verdad, hermanos, ¿no es impresionante pensar en eso?

¡Qué emocionante debió ser ver aquello!

Pero lo que hizo Jesús fue una muestra a pequeña escala de lo que pronto hará en el nuevo mundo a gran escala bajo el Reino de Dios, durante los mil años.

Por fin veremos el cumplimiento de la profecía de Isaías que decía que nadie dirá “Estoy enfermo”.

¿Por qué?

Porque nuestro Rey, Jesús, usará su poder para que tengamos salud perfecta por toda la eternidad.

Las promesas de Jehová nos llenan de esperanza, nos llenan de confianza.

Sabemos que, cualquier enfermedad, cualquier cosa que estemos sufriendo ahora, es temporal.

Sabemos que pronto tendremos salud perfecta para siempre.

Hoy hemos analizado desde creaciones tan impresionantes como el universo hasta nuestro cuerpo, que funciona de manera maravillosa.

Jehová dejó su huella en todas las cosas que creó.

Las pruebas están ahí, están a la vista de todos.

Entonces, ¿qué podemos hacer para fortalecer nuestra fe y confianza en las promesas de Jehová?

Veamos lo que dice Romanos 1:20.

Vamos a leerlo.

Romanos 1:20. Dice: “Porque sus cualidades invisibles —su poder eterno y divinidad— se ven claramente desde la creación del mundo, [y fíjense ahora] pues se perciben por las cosas creadas, de modo que ellos no tienen excusa”.

¿Notaron que ahí dice “se perciben”?

Según la nota de la Biblia de estudio en inglés, percibir implica más que ver con los ojos.

Significa “comprender o entender algo usando la mente”.

Una traducción de la Biblia dice que las cualidades de Dios se pueden ver usando “la razón”.

¡Interesante!

Así que, al observar la creación, hagamos como David y apartemos tiempo para pausar y meditar.

Pensemos en lo que podemos aprender de lo que estamos viendo, en lo que nos enseña sobre nuestro Creador.

¿Y qué ocurre cuando percibimos el poder, la sabiduría, la justicia y el amor de Jehová?

Que eso fortalece nuestra fe ahora y nos da confianza para el futuro.

Hermanos, dejémonos impresionar por las impresionantes obras de Jehová.

Así, sentiremos el deseo de seguir sirviendo a nuestro impresionante Creador.

Gracias, hermanos, por ayudarnos a meditar en las cosas que Jehová ha hecho y en las que hará.

¡Cuántas bendiciones esperamos recibir!

Ahora los invitamos a cantar la canción 148, Jehová es mi Roca de salvación.

Canción 148.


 

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