El título del discurso de este mes es: “Jehová nos ama sea cual sea nuestra apariencia y a pesar de nuestra imperfección”.
Como habrán notado, hablaremos de dos puntos en concreto: nuestra apariencia y nuestra imperfección.
¿Por qué es importante hablar de estas dos cosas?
Bueno, pues porque hay algunos siervos fieles de Jehová que dudan de que Jehová realmente pueda quererlos debido a una de estas dos razones o a las dos.
En primer lugar, vamos a hablar sobre la apariencia.
Cuando te levantas por la mañana y te arreglas y te vistes bien y ahora te miras en un espejo de cuerpo entero, ¿cómo te sientes?
¿Te gusta lo que ves?
¿Te gustaría cambiar algunas cosas, pero no puedes?
Muchas veces, algunos de nosotros nos comparamos con otros humanos imperfectos y nos dejamos llevar por lo que piensa la mayoría.
Las películas y la televisión ciegan a muchos a la realidad.
Les hacen pensar que para verse bien o ser atractivos tienen que parecerse a las maravillosas estrellas de cine o tener el físico de los deportistas famosos.
Sin embargo, compararnos con estas personas puede resultar muy decepcionante.
Además, tratar de parecerse a ellas puede llevarnos muchísimo tiempo y hacer que gastemos una gran cantidad de dinero.
Es verdad que algunas personas han nacido con alguna discapacidad física.
Muchas veces se notan a simple vista, y puede que algunos hagan comentarios hirientes o crueles, o se burlen de esas personas.
Esto puede hacer que se sientan acomplejadas o que desarrollen sentimientos de baja autoestima o falta de amor propio.
Estos sentimientos pudieran llegar a ser tan fuertes que alguien podría incluso empezar a pensar que nadie lo quiere.
Y a veces esa manera de pensar tan equivocada puede afectar a la persona hasta el punto de que llegue a creer que ni siquiera Jehová la quiere.
No obstante, recordemos esto: sea cual sea nuestra apariencia, Jehová nos ama a todos.
Como dicen por ahí, “La belleza es pasajera y superficial”.
Desaparece con el tiempo.
Miren una foto de cuando tenían, digamos, 17 años, y compárenla con una de ahora que tienen 80.
Dirán, “Ese no soy yo”.
¡Sí, sí que lo eres!
Algunas veces damos demasiada importancia a nuestro aspecto físico.
No es que queramos hacerlo, pero tal vez podríamos caer en esa trampa.
Eso fue lo que le pasó a un profeta fiel de Jehová de la antigüedad.
¿Recuerdan cuando Jehová le dijo a Samuel que ungiera al siguiente rey de Israel?
En 1 Samuel 16:3, Jehová le dijo a Samuel que fuera a Belén a ver a Jesé.
Allí Jehová le dijo: “Debes ungir para mí al que yo te diga”.
¿Se fijaron en qué le dijo exactamente Jehová?
“Samuel, debes ungir para mí al que yo te diga”.
¿Y qué pasó?
Pues que Samuel cayó en el error de juzgar a otras personas por su apariencia.
Vamos a ver qué pasó.
Leamos lo que dice 1 Samuel 16:6.
Dice: Samuel no conocía para nada a Eliab.
Pero se dejó impresionar por su apariencia.
Era muy alto y, probablemente, superguapo.
Vamos a leer ahí en la pantalla el versículo 7.
Recuerden que Jehová mide el valor de las personas de una manera muy distinta.
El versículo 7 dice: [Y fíjense en lo que sigue] Jehová y el hombre ven la belleza de modo distinto.
Por favor, cierren los ojos un momento y piensen en un pajarito precioso.
Ahora abran los ojos.
¿En qué pajarito pensaron?
¿Fue un colorín azul, un cardenal, una calandria de Baltimore…?
Esas aves son hermosas.
Pero ¿prefiere Jehová a unos pajaritos antes que a otros solo por su belleza o su apariencia?
¿De qué ave habló Jesús para enseñarles a sus discípulos una lección muy valiosa sobre Jehová?
De un gorrión, un pajarito más bien feíto, muy chiquito y de muy poco valor.
Leamos juntos en la pantalla lo que dice Mateo 10:29-31: Ahí Jesús estaba hablando sobre cómo ve Jehová a todas las personas que han dedicado su vida a él y que se están esforzando por permanecer leales.
Piensen en esto.
Seguro que Jehová sabe, o se da cuenta, de cuando un colorín azul, un cardenal, o una calandria de Baltimore cae a tierra.
Pero qué interesante es que Jesús usara un gorrión, y no otro pájaro, para hacer esta comparación.
A Jehová no le impresiona en absoluto ni la belleza ni la apariencia de nadie.
Jehová ama muchísimo a todos y cada uno de sus siervos fieles, sin importar su apariencia.
De hecho, Jesús enfatizó este punto cuando dijo: “Ustedes valen más que muchos gorriones”.
Usted no es un simple pajarito.
Es una persona muy valiosa que ha llegado a conocer y a amar a Jehová.
Jehová lo ama, y no le importa su físico.
Le da igual que sea guapo o común y corriente, bajito, gordito, flaco, calvo, lindo, no muy lindo, con verrugas, si cojea o le falta una extremidad, si es bizco… A él no le importa el color de su piel ni la forma de sus ojos.
No, Jehová lo ama a usted por lo que hay en su corazón.
¿Recuerda lo que Jehová le dijo a Samuel?
“El hombre ve lo que tiene ante los ojos, pero Jehová ve el corazón”.
Cuando Jehová se fija en usted, lo que ve es “la persona secreta del corazón”, esa persona que llegó a amarlo a él, el Soberano universal.
Lo que hay en el corazón nunca pasa desapercibido a los ojos de Jehová.
Si usted lo ama como Jesús dijo que había que hacerlo, él lo amará a usted sea cual sea su aspecto físico.
Probablemente se acuerden de lo que Jesús dijo en Marcos 12:30: Y nada más.
Él no dijo “Ama a Jehová con todo tu atractivo”.
No, cuando hablamos del amor que le tenemos a Jehová y el que él nos tiene a nosotros la apariencia física no importa.
Pero quizá diga: “Estoy cojo de ambos pies.
Me cuesta caminar.
Me siento muerto por dentro”.
Pues no es el primer siervo de Dios que se siente de esta manera.
Por lo visto, Mefibóset se sintió así.
Él también estaba lisiado de ambos pies.
El rey David le acababa de prometer que le daría algunas propiedades y que tendría el honor de sentarse a comer a la mesa del rey.
Fíjense en lo que pensaba Mefibóset de sí mismo.
Leamos 2 Samuel 9:8: No tenía muy buena opinión de sí mismo.
Parece que tenía muy baja su autoestima, ¿verdad que sí?
Si usted tiene algún defecto físico o discapacidad, no está muerto.
Puede estar seguro de que para Jehová está muy vivo.
Escuche lo que le dice Jehová en Malaquías 4:2: Haga por Jehová todo lo que pueda dentro de sus posibilidades y no olvide que Jehová lo ama y pronto eliminará sus problemas físicos.
Cuando lo haga, podrá vivir eternamente sin preocuparse nunca más por su apariencia.
Ahora pasemos al segundo punto: Jehová nos quiere a pesar de nuestra imperfección.
Si usted es humano, usted es imperfecto.
Lo siento, pero esto es un hecho.
Adán nos transmitió la imperfección a todos nosotros.
Somos imperfectos; todos cometemos errores.
Y, cuando digo todos, es todos.
A veces metemos la pata y nos sentimos muy avergonzados.
Pero esas cosas pasan.
Jehová sabe que somos imperfectos.
Él tiene muy presente la herencia que Adán nos ha dejado.
Aun así, nos ama, a pesar de nuestra imperfección.
Él sabe que, en el fondo, la culpa no es nuestra.
¿Cómo puede Jehová seguir amándonos cuando cometemos errores, cuando tomamos malas decisiones, o incluso cuando cometemos un pecado grave (claro, si es que nos arrepentimos)?
Pues es gracias al sacrificio de su Hijo, Jesucristo.
Así lo explica Marcos 10:45, que dice: Jesús absorbe nuestros pecados.
Esto es posible porque él entregó su vida humana perfecta para rescatarnos del pecado que Adán nos transmitió y para que podamos vivir para siempre.
Leamos juntos 1 Corintios 15:22: ¡Qué impresionante!
Jehová no deja de amarnos, aunque cometamos errores.
Pero él espera que los reconozcamos y que nos arrepintamos.
Si lo hacemos, no los tendrá en cuenta y nos seguirá amando a pesar de nuestra imperfección.
Apocalipsis 21:1-5 dice que Dios muy pronto secará toda lágrima de nuestros ojos y eliminará la tristeza, el llanto, el dolor e incluso la muerte.
Todas las cosas que nos causan tanto dolor son culpa del pecado de Adán.
Pero pronto desaparecerán para siempre.
Esto significa que las personas obedientes habrán alcanzado la perfección, como al principio de la historia humana en el jardín de Edén.
No solo su fe y su amor serán perfectos, sino que ellos también serán perfectos en el sentido de que se habrán liberado del pecado.
En ese momento, estarán totalmente a la altura de las justas normas de Dios para los humanos.
¿Pueden imaginarse ese maravilloso futuro?
Obviamente, la perfección no significará para nada el fin de la variedad, como algunas personas creen.
Piensen en el reino animal.
Forma parte de la creación perfecta de Jehová, y ¿no es cierto que está repleto de variedad?
En nuestro hermoso planeta también vemos una gran diversidad, y muchos contrastes y cambios.
Tenemos lo sencillo y lo complejo, lo simple y lo sofisticado, lo amargo y lo dulce, lo áspero y lo suave, los prados y los bosques, las montañas y los valles.
Disfrutamos del aire fresco de la primavera, de la calidez del verano, de los impactantes colores del otoño y de la belleza pura de la nieve recién caída.
Los humanos perfectos no serán todos iguales, no tendrán la misma personalidad ni talentos ni habilidades.
Lo bonito de todo esto es que, independientemente de la apariencia, las habilidades o la personalidad que tengamos, ya nadie será imperfecto nunca más.
Pueden estar seguros de que, como hemos visto hoy con la Biblia, Jehová nos ama a cada uno de nosotros sin importar nuestra apariencia ni nuestra imperfección.
¡Demostrémosles nuestro agradecimiento a nuestro Padre, Jehová, y a su Hijo, Jesucristo, amándolos con todo el corazón!