Todos los testigos de Jehová tenemos un magnífico privilegio: ¡anunciar “las buenas noticias”!
¿Qué está incluido en esas buenas noticias?
Y saber la respuesta, ¿nos motivará a anunciar con más entusiasmo esas buenas noticias?
Contestemos a continuación estas preguntas.
Primero, ¿qué son las buenas noticias?
Ver cómo se usa esta expresión en la Biblia nos puede dar una idea.
Por ejemplo, la Biblia habla de “las buenas noticias del Reino”, “las buenas noticias de Dios”, “las buenas noticias acerca de Jesucristo”, “las buenas noticias de la bondad inmerecida de Dios”, “las buenas noticias de la paz” y “buenas noticias eternas”.
Así que podemos decir que las buenas noticias son las que tienen que ver con el Reino de Dios y con la salvación por medio de la fe en Jesucristo.
Incluyen todas las verdades sobre las que habló Jesús y escribieron sus discípulos.
Mediante el profeta Isaías, Jehová habló sobre la predicación de las buenas noticias.
La profecía de Isaías describió el objetivo de esas buenas noticias y el efecto que tendrían en las personas, especialmente desde la llegada del Mesías.
Leamos las palabras de Isaías 61:1, 2: Las buenas noticias tienen un efecto positivo en quienes las escuchan.
Pueden “vendar a los que tienen el corazón destrozado” y “consolar a todos los que están de duelo”.
Este es el mensaje del que solemos hablar en la predicación, un mensaje consolador.
Lo cierto es que la perspectiva de vivir para siempre en un paraíso en la Tierra bajo el Reino de Dios le da a la gente que nos escucha esperanza y la motiva a acercarse a Jehová.
Ahora bien, las buenas noticias incluyen algo más, algo de lo que quizás no hablemos mucho cuando salimos a predicar.
¿Se fijaron en que la profecía de Isaías también menciona “el día de la venganza de nuestro Dios”?
Así que, como ven, no solo proclamamos “el año de la buena voluntad de Jehová”.
En Apocalipsis 14:6, 7 se confirma este hecho.
Vamos a leerlo: Está claro que las “buenas noticias eternas” incluyen un mensaje de juicio.
¿A qué se refiere esta expresión de Apocalipsis, “la hora de su juicio”?
Según ciertas obras de consulta, el término en el lenguaje original que aquí se traduce como “juicio” se refiere a un proceso legal de juicio, un “examen de la conducta”.
Así que Dios está evaluando con cuidado la conducta de la gente.
La base para juzgarlas serán sus acciones.
Durante la hora de juicio que se menciona en el versículo, se pronuncian y se ejecutan los juicios de Dios contra todas las religiones falsas —Babilonia la Grande— y contra los demás componentes del sistema de Satanás.
Obviamente, Babilonia la Grande y las demás instituciones del mundo de Satanás ya han sido juzgadas.
Pero su sentencia aún no se ha ejecutado.
¿Cuándo se ejecutará?
Hacia el final de la hora de juicio, que concluirá con el punto culminante de los últimos días: la destrucción de este sistema malvado.
Por eso importa tanto lo que las personas hagan ahora.
Es cada vez más importante que les hablemos de esta parte de las buenas noticias, del juicio, porque el momento en el que Dios ejecute su sentencia llegará muy pronto.
Pero, un momento, ¿por qué decimos que ese mensaje de juicio son buenas noticias?
Bueno, son buenas noticias para las personas sinceras porque se acabará con la maldad; con toda forma de injusticia y de violencia.
Muchas personas están sufriendo debido a los actos perversos de los malvados.
¡Qué gran alivio será este juicio para ellas!
Quedará claro que Jehová es un Dios justo que ama a las personas buenas.
No obstante, el juicio será malas noticias para quienes constantemente se niegan a seguir las justas normas de Jehová.
En tiempos bíblicos, Jehová les advirtió a algunas personas que, si no dejaban de desobedecer sus mandatos a sabiendas, las juzgaría y las castigaría.
En todos los casos, les advirtió con mucho tiempo de antelación y les dijo qué cambios tenían que hacer a fin de agradarle.
Como quería ayudar a las personas, a menudo usaba a sus siervos fieles para anunciar sus juicios y para transmitirles la necesidad de actuar con urgencia.
Por ejemplo, pensemos en Noé.
Por años, les advirtió con valentía a las personas inmorales y violentas de su época que se acercaba un diluvio universal.
También les dijo lo que debían hacer para sobrevivir.
¿Y qué hay de Moisés y Aarón?
Jehová los usó para advertir al faraón y a sus siervos.
Por ejemplo, pensemos en lo que pasó antes de la séptima plaga, que fue una destructiva granizada que arrasó el territorio egipcio.
En Éxodo 9:18, 19, leemos que Moisés y Aarón les dieron a las personas las instrucciones que necesitaban para protegerse y tiempo suficiente para seguirlas.
Jehová siempre se asegura de que cuando hace advertencias la gente tenga suficiente tiempo para actuar.
Como dice 2 Pedro 3:9, él “no desea que ninguno sea destruido, sino que todos lleguen a arrepentirse”.
Las buenas noticias que predicamos ahora no solo hablan acerca de la maravillosa esperanza que Jehová nos ofrece en el futuro, sino también de lo que tenemos que hacer para disfrutar de todo eso.
Por eso hay que advertirle a la gente sobre el juicio que Dios pronto va a ejecutar.
Notemos en Mateo 24:14 la relación que existe entre la predicación de las buenas noticias y el juicio divino: Notemos que al predicar las buenas noticias damos “testimonio” a todo el que escuche.
Dependiendo de cómo respondan, se les absolverá y se salvarán, o se les condenará y serán destruidos.
Tal como un tribunal se toma su tiempo para evaluar las pruebas y las circunstancias, Jesucristo está aprovechando el tiempo hoy para juzgar con justicia a la gente.
Tanto él como su Padre están evaluando con cuidado la conducta de las personas y prestan mucha atención a cómo responden al mensaje.
¿Y a qué debe motivarnos todo esto que hemos visto sobre las buenas noticias?
Por un lado, nos impulsa a hablar de todos los aspectos de las buenas noticias, tanto de las bendiciones que Dios ha prometido para el futuro como del juicio contra los malvados, que contribuirá a que esas bendiciones se hagan realidad.
Imaginemos por un momento que sabemos que se acerca una tormenta al lugar en el que vivimos.
¿Qué haríamos?
¿No haríamos todo lo posible para estar preparados para sobrevivir a la tormenta?
¿Y verdad que también les avisaríamos a nuestros familiares, amigos y vecinos para que hicieran lo mismo?
Como Jehová pronto ejecutará su sentencia contra este mundo malvado, nosotros debemos tratar de ayudar a las personas a hacer todo lo posible por prepararse.
Queremos decirle a la gente con tacto, pero con mucho valor, lo que tienen que hacer para salvarse.
Por ejemplo, tenemos que explicarles estas cosas a nuestros estudiantes de la Biblia.
Con cariño y franqueza, tenemos que ayudarlos a ver los cambios que tienen que hacer para seguir las normas de Jehová en su vida.
Nuestro nuevo manual de estudio, ¡Disfrute de la vida para siempre!, nos permite enseñarles estas cosas.
Algunas de sus características ayudan a los estudiantes a cumplir con los requisitos para predicar las buenas noticias lo más pronto posible.
Por ejemplo, al final de cada sección, se hace un resumen con preguntas de repaso, algunas muy directas.
Repasar estas preguntas con nuestros estudiantes los ayudará a ver cómo pueden poner en práctica lo que han aprendido durante el curso.
Más adelante en el programa, podremos ver un video que muestra algunas características del libro ¡Disfrute de la vida para siempre! y cómo podemos usarlas para ayudar a nuestros estudiantes de la Biblia.
Algo más que haremos si percibimos lo importantes que son estas buenas noticias es predicarlas y enseñarlas con urgencia.
Trataremos de participar en todas las facetas de la predicación que tengamos a nuestro alcance.
No nos tomemos la predicación a la ligera.
Trabajemos para Jehová con entusiasmo, “con toda el alma”.
¿Por qué?
Porque está claro que hay vidas en juego.
Es urgente que las personas escuchen el mensaje y tomen una decisión.
Claro, todos tenemos distintas circunstancias y habilidades.
Y Jehová y Jesús lo ven, lo tienen muy en cuenta.
En el ejemplo de Jesús sobre los esclavos y los talentos, ellos no recibieron el mismo número de talentos.
Los talentos se distribuyeron según la capacidad de cada uno.
Esto nos enseña que Jehová y Jesús conocen muy bien nuestras circunstancias.
Ellos saben hasta dónde podemos llegar y ni esperan que hagamos cosas que no podemos ni comparan lo que hacemos con lo que hacen nuestros hermanos.
Saber esto nos consuela, porque no siempre podemos hacer todo lo que nos gustaría en la predicación.
Así les suele suceder a nuestros queridos hermanos mayores y a quienes tienen otro tipo de limitaciones.
Pero podemos estar seguros de que, si hacemos todo lo que nosotros podemos, Jehová estará contento.
Él nunca se olvidará de lo que hemos hecho ni del amor que hemos mostrado.
Así que, hermanos, sigamos haciendo todo lo que podamos para predicar las buenas noticias, ¡todas las buenas noticias!
No hay ninguna duda: si nos esforzamos por llevarles a todas las personas posibles este mensaje salvavidas antes de que sea demasiado tarde, nos sentiremos felices y satisfechos.