Mark Sanderson: Nuestro objetivo es que se bauticen

Imagínense que están planeando hacer un viaje por carretera.

Tienen todo lo que necesitan: un mapa y un auto con suficiente combustible.

Pero, antes de arrancar, necesitan saber cuál es su destino, ¿verdad?

Si no saben adónde van, no sabrán qué carretera tomar.

Lo mismo sucede con nuestro ministerio, que en cierto sentido es como un viaje.

Como dice Hechos 13:48, estamos buscando a todos los que tengan “la actitud correcta para obtener vida eterna”.

Tenemos todo lo que necesitamos para el viaje, por ejemplo, las herramientas de nuestro kit de enseñanza, pero ¿cuál dirían que es nuestro destino?

¿Cuál es nuestro objetivo principal cuando salimos a predicar?

Todos estos objetivos son buenos, pero ¿cuál es el más importante?

¿Cuál es el destino al que queremos llegar?

Jesús dijo cuál es en Mateo 28:19, 20.

Allí él dijo: Nuestro objetivo es que los que nos escuchen se hagan discípulos y se bauticen.

Cada persona con la que hablamos, cada publicación que dejamos, cada vez que dirigimos a alguien a nuestro sitio web, cada revisita que hacemos, cada curso bíblico que dirigimos...

deberíamos hacerlo todo teniendo en cuenta cuál es nuestro objetivo principal.

¿Por qué es esencial el bautismo?

En pocas palabras, porque el bautismo es necesario para salvarse.

Eso es lo que dice la Biblia en 1 Pedro 3:21: Así que, desde el momento en que encontramos a una persona interesada, queremos enfocarnos en nuestro objetivo: que esa persona llegue a bautizarse.

De hecho, el “Ministerio del Reino” de enero de 1978 explicó cómo debemos ver a las personas con las que estudiamos.

Si no tenemos claro en nuestra mente que nuestro objetivo es que las personas se bauticen, podemos acabar tomando una carretera equivocada.

Veamos un ejemplo en el siguiente video.

¿Vas a salir a predicar después de comer?

Sí, nos vemos en un rato.

Tengo que hacer una revisita primero.

—OK, chao.

—Chao.

Despidieron a mi vecino después de veinte años en la misma empresa.

Y, claro, ahora tiene que dejar su casa y mudarse a un apartamento.

Así que fui a ayudar al pobre hombre a preparar las cosas de la mudanza para que no se le hiciera tan cuesta arriba.

Qué mal...

pero ¿verdad que será maravilloso vivir en un mundo sin problemas económicos?

Claro, sí...

Por eso estoy tan contento de que mis nietos decidieran ir a la universidad.

Ahora ganan mucho dinero.

No sé si has visto las obras en el puente, ese puente que tienes que cruzar para llegar hasta aquí.

Dicen que hay bastante trabajo.

Van a cambiar el puente entero.

He leído en el periódico que las obras van a durar por lo menos seis meses.

Oh, guau, cuánto tiempo. Eh...

Mire, Chris, la verdad es que vine porque quería mostrarle esta revista.

Me gustan mucho.

Están muy bien escritas.

Isaías 48:17 es uno de los textos clave.

Fíjese en lo que dice: “Yo, Jehová, soy tu Dios, el que te enseña por tu propio bien”.

Eso me suena...

Creo que tu padre me lo leyó alguna vez.

A propósito, ¿cómo está tu padre?

Bien.

De hecho, casi no tienen tiempo de atender a todas las personas que quieren estudiar la Biblia.

Qué bien.

¿Sabes? Me acuerdo de cuando venías con tu padre.

Eras más o menos así de alto y siempre te quedabas a su lado.

Tu padre estaba tan orgulloso de ti...

Bueno, Chris, sé que mi padre alguna vez le preguntó si quería estudiar la Biblia.

John, siendo sincero, ya soy muy viejo para cambiar.

Tengo mis costumbres.

Creo que Dios va a tener que aceptarme tal y como soy.

¿Más chocolate?

Eh... sí, está bien.

Traten de identificar qué problema tiene el hermano.

¿Les ha pasado alguna vez lo mismo que a este hermano?

¿Han estado visitando a alguien que solamente quiere pasar el rato?

Puede que le hayan dejado publicaciones durante meses, incluso años, pero está claro que esa persona en realidad no quiere progresar.

¿Por qué es eso un problema?

Todo parece indicar que la persona no está interesada en convertirse en un discípulo de Cristo.

Aprovecharíamos mejor el tiempo buscando a otras personas que tengan “la actitud correcta para obtener vida eterna”.

Por supuesto, eso no significa que no sea útil dejar publicaciones o las tarjetas de contacto con nuestro sitio web.

Esas herramientas forman parte de nuestro kit de enseñanza por una buena razón.

Pueden sernos de gran ayuda para llegar al corazón de los que tienen “la actitud correcta”.

Así que sigamos aprovechando bien las herramientas que nos da la organización de Jehová.

Pero no perdamos de vista que nuestro objetivo es comenzar cursos bíblicos con las personas interesadas y que el objetivo final es hacer discípulos y bautizarlos.

¿Y qué pasa cuando llevamos años dándole clases a una persona y no hace cambios, no deja de ir a su iglesia ni tiene ningún interés en asistir a nuestras reuniones?

Bueno, hay quien estudia con nosotros simplemente porque le gusta aprender cosas de la Biblia.

Y a nosotros nos encanta enseñarle a la gente lo que dice la Biblia.

Pero recordemos que nuestro objetivo principal no es que la gente tenga mucho conocimiento de la Biblia.

Eso sería tomar una carretera equivocada.

La realidad es que algunas personas que valoran mucho el conocimiento bíblico no tienen ningún interés en llegar a ser discípulos de Jesús y bautizarse.

Hay muchos expertos en la Biblia, con un gran conocimiento bíblico, que nunca llegan a hacerse discípulos de Jesús.

Por ejemplo, uno de estos especialistas recibió formación en un instituto bíblico, fue a una universidad religiosa y a un seminario teológico, tiene un doctorado en teología, conoce muy bien el griego bíblico y ha escrito 30 libros sobre la Biblia.

Aun así, él mismo se considera “ateo agnóstico”.

Entonces, transmitir conocimiento bíblico no es nuestro objetivo principal.

Queremos que la gente tenga fe en Dios, que tenga su propia amistad con Jehová.

Eso los llevará al destino final: la dedicación y el bautismo.

Por eso es importante que analicemos con honradez el progreso de nuestros estudiantes.

¿Están solo absorbiendo información?

¿Se preparan para las clases?

¿Responden con sinceridad y usando sus propias palabras?

¿Están haciendo cambios en su vida para aplicar lo que aprenden?

¿Asisten con regularidad a las reuniones?

Si no lo hacen, deberíamos seguir el consejo que se menciona en el “Ministerio del Reino” de octubre de 1988: Pero ¿por qué es tan importante que elijamos bien en quién vamos a invertir nuestro tiempo?

¿No es mejor tener estudiantes, aunque no progresen, que llamar a las puertas? Si no hay casi nadie y poca gente muestra interés.

Para responder, leamos lo que dijo Jesús en Mateo 10:11-13.

Aquí Jesús les estaba dando instrucciones a sus discípulos antes de que salieran a predicar.

Les dijo: Tal y como acabamos de leer, queremos concentrarnos, como dijo Jesús, en las personas que merezcan el mensaje, personas que tengan “la actitud correcta para obtener vida eterna”.

Claro, hay que ser equilibrados.

Tenemos que ser pacientes con las personas y tener en cuenta que no todo el mundo progresa al mismo ritmo.

Pero, al visitar a las personas y conducir cursos bíblicos, nunca debemos olvidar nuestro objetivo, nuestro destino: hacer discípulos y bautizarlos.

Si siempre tenemos claro nuestro destino, sabremos si vamos en la dirección correcta o si hemos tomado una carretera equivocada.

Podemos explicarlo con un ejemplo, el de un avión que está en la pista de despegue.

Ese avión es una persona a la que visitamos y que creemos que tiene interés en el mensaje de la Biblia.

Nuestro objetivo a corto plazo es que el avión despegue, o sea, comenzar un curso bíblico.

Si lo conseguimos, eso significa que el avión está en el aire.

Pero, una vez que está volando, tenemos que tener claro cuál es su destino.

No puede estar en el aire toda la vida.

Nuestro objetivo es que el estudiante llegue a bautizarse.

Si en un periodo razonable de tiempo el estudiante no progresa, ¿qué tenemos que hacer?

Continuar con el curso sería como si el avión volara en círculos.

Sencillamente, está suspendido en el aire, no va a ir a ningún sitio.

Tiene que aterrizar, ya sea porque llegue al destino del bautismo o porque haya que ponerle fin al curso.

Pero ¿qué sucede si hay algo que está impidiendo al estudiante llegar al destino del bautismo?

Pudiera ser que todavía celebre ciertas fiestas o que tenga algún vicio, como fumar.

En el siguiente video, veremos a un estudiante que tiene este problema.

Cuando empecé el curso bíblico, había varias cosas que me impedían estudiar todas las semanas.

Era camionero y pasaba mucho tiempo en la carretera.

Además, tenía muy malas amistades y fumaba mucho, unos sesenta cigarrillos al día.

Me di cuenta de que, para hacer los cambios necesarios, tenía que buscar otro trabajo.

Y eso es lo que hice.

Pero para poder bautizarme también tenía que dejar de fumar.

Logré fumar solo dos o tres cigarrillos al día.

En una ocasión, me compré solo un cigarrillo.

Lo encendí y le hice una oración a Jehová.

Le supliqué que me ayudara, y eso hizo.

Me ayudó tanto que no he vuelto a fumar.

Y, hasta el día de hoy, ni siquiera he sentido ganas de hacerlo.

Diez años después de empezar a estudiar la Biblia, me bauticé.

Llevo veinte años sirviendo a Jehová junto con mi esposa y todos mis hijos.

¿Se dieron cuenta de que fue la oración lo que ayudó a este hombre a superar el vicio de fumar?

En otras palabras, tuvo que desarrollar su propia amistad con Jehová para poder tener la fe que necesitaba para dejar de fumar.

Del mismo modo, nosotros debemos ayudar a nuestros estudiantes a desarrollar su propia amistad con Jehová para que ellos también puedan superar cualquier obstáculo que les impida seguir progresando hacia el bautismo.

Pero ¿y si ahora no estamos dirigiendo ningún curso bíblico?

¿Y si nunca hemos tenido el privilegio de ver a uno de nuestros estudiantes bautizarse?

¿Significa eso que nuestro servicio a Jehová no tiene valor?

En absoluto.

No lo olviden, cada uno de nosotros pone su granito de arena.

¿Recuerdan lo que dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 3:6, 7?

Así que nunca piense que lo que hace no sirve para nada.

Como explicó Pablo, nuestro ministerio es un trabajo en equipo.

Cuando una persona se bautiza, no es solo gracias al esfuerzo de la persona que le dio las clases.

También es gracias al esfuerzo de otros.

Puede que fuera otra persona la que despertara su interés dejándole una publicación o dándole testimonio de otra manera.

Pero acuérdense de lo que dijo Pablo.

Jehová es el que “lo hace crecer”.

Él es el que está atrayendo a las personas que tienen “la actitud correcta para obtener vida eterna”.

¡Qué gran privilegio es ser colaboradores de Jehová y ayudar a otros a hacerse discípulos de Jesús!

Tengamos siempre muy claro en la mente nuestro objetivo, ¿por qué razón?

Así no nos conformaremos con dejar publicaciones o dirigir a las personas a nuestro sitio web.

Tampoco nos conformaremos con hacer revisitas o conducir cursos bíblicos.

Tendremos siempre en mente nuestro destino final: hacer discípulos de Cristo y bautizarlos.

El Cuerpo Gobernante desea que Jehová los bendiga por trabajar hombro a hombro con nosotros ayudando a los que tienen “la actitud correcta” a convertirse en discípulos de Jesús y bautizarse.



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