En el programa de este mes, hablaremos del tema: “Usted es muy valioso para Jehová”.
Es muy importante que nunca nos olvidemos de esto.
¿Por qué?
Analicemos tres razones.
En primer lugar, Satanás quiere hacernos creer que Jehová no nos ama ni valora lo que hacemos por él.
Él quería que Job pensara así.
Pero eso era mentira en los días de Job y sigue siendo mentira ahora.
Una segunda razón por la que necesitamos que se nos recuerde que somos muy valiosos para Jehová tiene que ver con las circunstancias difíciles o cosas malas que nos han pasado en la vida.
Tener una enfermedad grave, envejecer, vivir injusticias, sufrir maltratos, tener problemas familiares u otras situaciones puede hacer que algunos hermanos y hermanas sientan que no merecen el amor de nadie.
Algunos quizás se pregunten por qué permite Jehová que les pasen esas cosas.
Por último, necesitamos que se nos recuerde lo que Jehová siente por nosotros porque la imperfección puede hacernos tener pensamientos negativos.
Puede que algunos todavía se culpen por errores del pasado y duden que Jehová los haya perdonado o que pueda llegar a amarlos.
Otros luchan constantemente contra el sentimiento de que no valen nada.
Una hermana escribió: “Satanás ha dado un golpe maestro al conseguir que hasta los que aman a Jehová crean que no valen nada y que nadie los quiere. [...] Nunca me creí digna del amor de Jehová, así que trataba de hacer cada vez más en su servicio a fin de ganarme su amor. [...] Sin importar las horas que dedicara al ministerio ni la cantidad de personas a las que ayudara, nunca me parecía suficiente.
Solo veía mis carencias”.
Otro hermano dijo: “Mi familia era poco afectuosa; me acomplejaba, me hacía burla y se reía de mí, de modo que desde niño me ha parecido que no valgo nada.
Cada vez que me ocurre alguna calamidad, afloran los sentimientos del pasado y me deprimo.
Cuando dejé de ser anciano de congregación, sentí, como de costumbre, que había fallado a Dios, a mi familia y a mis hermanos de la congregación”.
Así que, si usted ha tenido sentimientos como estos, recuerde que no está solo.
Entonces, ¿cómo puede estar seguro de que Jehová se preocupa por usted?
Examinemos tres ideas que demuestran que usted es muy valioso para Jehová.
Primero, veremos lo que Jehová sentía por la nación de Israel.
En segundo lugar, analizaremos un suceso registrado en los evangelios.
Y, en tercer lugar, veremos un ejemplo moderno de alguien que fue muy valioso para Jehová.
Hacia el final del siglo XVI antes de nuestra era, millones de israelitas eran esclavos en Egipto, donde sufrían terribles maltratos.
En medio de su angustia, los israelitas le pidieron ayuda a Jehová.
¿Cómo se sintió él?
Leamos juntos Isaías 63:9.
La primera parte dice: ¿Se dio cuenta?
Jehová no solo veía sus problemas, él sentía compasión por su pueblo y eso lo motivó a ayudarlos.
Isaías 63:9 sigue diciendo: Cuando Jehová veía su sufrimiento y escuchaba sus lamentos, sentía lástima por ellos y tenía que ayudarlos.
Quizás esto nos recuerde al amor y a la preocupación que siente una madre por su hijo recién nacido.
Cuando la madre escucha a su bebé llorar, siente que tiene que ayudarlo.
Veamos cómo se expresa esto en Isaías, capítulo 49, versículo 15.
Allí dice: Es difícil imaginar a una madre olvidándose de alimentar y cuidar a su pequeño.
El bebé está indefenso, necesita la atención de su madre día y noche.
Tristemente, a veces escuchamos que hay madres que abandonan a sus hijos.
Pero ¿qué les dijo Jehová a los israelitas para tranquilizarlos?
“Yo nunca me olvidaría de ti”.
La tierna compasión que Jehová sentía por sus siervos era infinitamente más fuerte que una de las emociones más profundas y naturales que podamos imaginar: la compasión que normalmente siente una madre por su bebé.
Los sentimientos de Jehová por los israelitas se resumen en otro versículo del libro de Isaías.
Por favor, lean conmigo Isaías 43:4.
Jehová expresó de forma clara lo que sentía por su pueblo.
Como usted es siervo de Jehová, también puede estar seguro de que él lo ama muchísimo.
Jehová sabe a qué pruebas se está enfrentando ahora o qué pruebas superó en el pasado.
Y siente compasión por usted.
Cuando usted sufre, él sufre.
Jehová nunca se olvidará de usted porque es muy valioso para él.
Recuerda todo lo que hizo en el pasado por servirle y ve cómo se esfuerza día a día por agradarle.
Fíjese en cómo Jehová promete consolar a su pueblo y darle lo necesario en Isaías, capítulo 66, versículos 12 y 13: ¡Qué imagen tan tierna!
Piense en una madre que toma a su bebé en brazos y se lo pone sobre las rodillas para mecerlo.
De esta manera tan conmovedora, Jehová le está diciendo lo profundo y tierno que es su amor por usted.
Jehová amaba a su pueblo, Israel, y también lo ama a usted y lo considera muy valioso...
Nunca lo dude.
Una segunda idea que nos enseña lo que Jehová siente por sus siervos se encuentra en un relato de los evangelios.
Leamos lo que ocurrió una vez que Jesús estaba en el templo de Jerusalén en Lucas, capítulo 21, versículos 1 a 4: En la Biblia de estudio en inglés, hay una nota en el versículo 2 que explica que la palabra griega que se traduce “necesitada” puede hacer referencia a una persona a la que le faltan las cosas básicas para vivir o a alguien con una vida muy dura.
Es la única vez que esta palabra aparece en las Escrituras Griegas Cristianas.
Pensemos en las circunstancias de la viuda.
No solo había sufrido la pérdida de su esposo, quien proveía lo necesario para el hogar, sino que también vivía en un lugar donde, según Lucas 20:47, los líderes religiosos devoraban “los bienes de las viudas” en vez de ayudar a esas mujeres tan necesitadas.
Esta viuda era tan pobre que su contribución equivalía a lo que un trabajador quizás ganaba en unos pocos minutos.
Su vida no era nada fácil.
De hecho, Jesús dijo que ella “echó todo lo que tenía para vivir”.
En nuestras publicaciones se ha mencionado que las monedas que la viuda echó probablemente eran dos leptones.
Con ocho leptones, una persona podía comprar dos gorriones.
Estos pájaros eran de los más baratos que se podían comprar para comer.
Así que la viuda solo tenía la mitad del dinero que hacía falta para comprar un gorrión, que ni siquiera alcanzaba para una comida.
Aun así, tanto la viuda como su contribución fueron muy valiosas para Jehová.
Jesús dijo que ella contribuyó más de lo que los ricos habían contribuido.
Aquellas dos moneditas que ella echó en las arcas del tesoro se mezclarían con todo el dinero que los ricos habían echado.
Para un humano imperfecto, pasarían desapercibidas entre tantas monedas.
Sin embargo, fue a esta valiosa mujer a la que Jesús puso como ejemplo.
Los que recogieron las contribuciones jamás se imaginaron lo valiosas que eran para Jehová esas dos moneditas y la persona que las echó.
Pero lo que Jehová pensaba era lo más importante, no lo que opinara la gente, ni siquiera lo que la viuda pensara de sí misma.
Igual que aquella viuda, quizás sus circunstancias no le permitan darle a Jehová todo lo que quiere.
La edad, una enfermedad u otras circunstancias que escapan a su control pueden limitar la cantidad de tiempo que pasa en la predicación.
Tal vez sienta que sus esfuerzos son como esas “dos moneditas de muy poco valor”.
Pero el relato de la viuda nos enseña que Jehová ve y valora cada cosa que hacemos por servirle, especialmente cuando nos resulta muy difícil.
Piense por un momento en el tiempo que le dedicó al ministerio el año pasado.
Quizás algunos de ustedes piensen que hicieron muy poco.
Puede que su corazón imperfecto les haga dudar de que Jehová esté contento con sus esfuerzos.
Pero ¿recuerda una hora en particular en la que tuvo que hacer un gran esfuerzo para predicar?
Si Jehová se fijó en la viuda que echó esas dos monedas y valoró mucho su contribución, ¿no cree que también se fijó en lo que usted hizo por él esa hora y lo valoró mucho?
Jehová valora todo lo que hacemos por él, aunque sea algo pequeño, si sale de un corazón lleno de amor.
Él no se olvida de nada de lo que usted hace por el Reino y lo recompensará por ello.
Eso demuestra lo valioso que es usted para Jehová.
Por último, analicemos un ejemplo moderno de alguien que fue muy valioso para Jehová: nuestra hermana Areti Pina.
La hermana Pina vivía en la ciudad de Vlorë, en la costa sur de Albania.
Se bautizó en 1928, cuando tenía 18 años.
En los años treinta había una congregación en Vlorë, y nuestra hermana Pina predicaba con entusiasmo subiendo y bajando montañas escarpadas, siempre con la Biblia en la mano.
Más tarde, la congregación de Vlorë dejó de existir y la hermana Pina perdió el contacto con los hermanos.
Aun así, siguió predicando fielmente por su cuenta.
¿Creen que Jehová se fijó en los esfuerzos que hizo?
Bueno, años más tarde, los hermanos oyeron que una mujer mayor y que no estaba en sus cabales predicaba en Vlorë.
La gente pensaba que estaba loca por seguir teniendo fe en Dios durante años de gobierno totalitario.
Pero nuestra hermana Pina, con más de 80 años, no estaba nada loca.
Cuando los hermanos llegaron a su casa, la hermana Pina los invitó a pasar, pero estaba bastante fría con ellos.
Cuando le dijeron que ellos también eran testigos de Jehová, ella no tuvo ninguna reacción.
Después de unos minutos, ella les empezó a hacer un montón de preguntas: “¿Creen en la Trinidad?
¿Cuál es el nombre de Dios?
¿Creen en el infierno?
¿Qué ocurre cuando morimos?
¿Qué le pasará a la Tierra?
¿Cuántos irán al cielo?”.
Ellos contestaron todas sus preguntas.
“¿Ustedes predican?”, preguntó luego.
“Sí, predicamos”, dijo uno de los hermanos.
Pero ella insistió: “¿Cómo predican?”.
“De casa en casa”, contestó el hermano.
“Ahora sé que son mis hermanos.
Solo el pueblo de Jehová predica de casa en casa”, dijo ella emocionada.
Con lágrimas en los ojos, la hermana Pina exclamó: “Jehová es maravilloso.
¡Nunca me olvidó!”.
Tiempo después, la hermana Pina enfermó y pidió reunirse con uno de los hermanos encargados de la obra.
Cuando él llegó, ella le hizo una pregunta.
Respirando con dificultad, le dijo: “¿Se han cumplido ya las profecías del libro de Revelación?” El hermano respondió: “Sí, Areti, la mayoría se han cumplido”.
La hermana Pina dijo: “Ahora puedo morirme en paz.
Necesitaba saber lo cerca que estamos del fin”.
Poco después de esa conversación, la hermana Pina terminó fielmente su vida en la Tierra.
¿Qué cree usted?
Por muchos años, la hermana Pina perdió el contacto con la organización.
¿Piensa que los esfuerzos que hizo pasaron desapercibidos para Jehová?
¡Por supuesto que no!
Imaginen lo contento que se sentía Jehová cada vez que veía a esta mujer fiel hacer todo lo posible en su servicio.
¿Piensa usted que la hermana Pina era valiosa para él?
¡Claro que sí, sin ninguna duda!
Los esfuerzos que usted hace por servir a Jehová, tampoco le pasan desapercibidos.
Igual que la hermana Pina, usted es muy valioso para él.
Así que, en resumen, ¿qué hemos analizado hoy?
Puede que suframos debido a las mentiras de Satanás, a las cosas malas que nos ocurren en la vida o a nuestra propia imperfección.
Pero nunca olvidemos esto: Jehová valora mucho a sus siervos.
Lo vimos en las palabras que les dijo a los israelitas por medio del profeta Isaías.
Usted puede estar seguro de que Jehová lo ama muchísimo.
Jehová sabe a qué pruebas se está enfrentando ahora o qué pruebas superó en el pasado.
Y siente compasión por usted.
Cuando usted sufre, él sufre.
Jehová nunca se olvidará de usted porque es muy valioso para él.
El relato de la viuda, que vimos en Lucas 21, le confirma que, aunque quizás sus circunstancias limiten lo que puede darle a Jehová, él ve y valora cada cosa que hacemos por servirle, especialmente si nos resulta muy difícil.
Él no se olvida de nada de lo que usted hace por el Reino, por pequeño que sea, y lo recompensará por ello.
Y qué ejemplos tan bonitos tenemos hoy en nuestra organización.
Hermanos y hermanas que han demostrado su lealtad a Jehová y son muy valiosos para él, como nuestra hermana Pina.
Por favor, queridos hermanos y hermanas, nunca olviden que son muy valiosos para Jehová.