Los siervos de Jehová son muy trabajadores. Como la organización de Jehová no para de crecer, la necesidad de escoger y capacitar a hermanos para ser superintendentes es cada vez mayor. La Atalaya de estudio de febrero de 2024 explicó:
Así que, por esta razón, en la reunión anual del 2022 se anunció una nueva escuela: Principios de Superintendencia Divina.
Los superintendentes de Betel y también los de construcción, así como hermanos jóvenes con potencial, aprenderán a ser superintendentes que siguen el ejemplo de nuestro Dios, Jehová, y su Hijo, Jesucristo, nuestro Rey. Echémosle un vistazo a este curso tan motivador.
En este curso de cuatro días y medio, se incluyen discursos grabados de miembros del Cuerpo Gobernante y buenos consejos de superintendentes de experiencia de todo el mundo. También tiene 12 talleres muy prácticos en los que los estudiantes conversan, interactúan…, y todos participan y dan comentarios muy interesantes. Esos 12 talleres están divididos en 3 partes:
Así que, aunque el objetivo de la escuela es ayudar a los superintendentes a mejorar sus habilidades, también tienen que asegurarse de hacer estas tres cosas.
Primero tienen que seleccionar o encontrar hermanos que tengan potencial para ser superintendentes; capacitarlos —trazar un plan y esforzarse por seguirlo— y confiar en ellos dándoles más tareas y responsabilidades y compartiendo con ellos su experiencia.
En la parte de los talleres en la que todos interactuamos, todos sentíamos que teníamos mucho que mejorar.
Y, cuando hablas con hermanos de más experiencia, te das cuenta de que tienen los mismos retos que tú.
Fueron conversaciones buenísimas, aprendimos unos de otros y nos animamos a seguir adelante.
Además de las excelentes conversaciones, hay 70 videos muy realistas. Muestran ejemplos buenos y no tan buenos de cómo los superintendentes pueden manejar situaciones tanto en Betel como en la construcción. Por ejemplo, qué pueden hacer cuando se sienten abrumados, cómo pastorear a los voluntarios externos y a distancia o cómo delegar tareas tal como lo hacen Jehová y Jesucristo.
Además de a los superintendentes y sus auxiliares, también se invita a jóvenes con potencial para que vengan a la escuela. Pero ¿por qué abrir las puertas y darles la oportunidad a estos jóvenes que aún no son superintendentes? Hoy en día se les están encargando más responsabilidades a hermanos cada vez más jóvenes. Y la capacitación que reciben en esta escuela les ayudará a cumplir bien con esas responsabilidades.
Se recomendó que asistieran los superintendentes y los superintendentes auxiliares, pero también que se invitara a hermanos más jóvenes y sin experiencia, y eso es una buena mezcla. Se junta la experiencia con la inexperiencia. Y así tienes una clase muy equilibrada y en la que pueden aprender unos de otros.
Como tengo poca experiencia, al principio me sorprendió mucho que me invitaran. Pero en la escuela pude ver que Jehová estaba invirtiendo mucho en mí, y eso me animó a esforzarme y a intentar devolverle un poquito de lo que él me había dado.
Aunque las costumbres cambian de un país a otro, los principios de superintendencia divina son universales y aplican en todos los países.
¿Se han beneficiado los estudiantes? ¿Se ha notado algo en las sucursales?
La escuela me ayudó a entender que, para cumplir con mi asignación, no solo tengo que preocuparme por las fechas límite o por sacar trabajo, hay mucho más.
Nos recordaron que la prioridad de Jehová siempre ha sido el bienestar de su pueblo. Entonces, esa debe ser mi prioridad: las personas.
Porque las personas son más importantes que la eficiencia o la productividad, y la escuela me mostró que tengo mucho que mejorar.
Por ejemplo, tengo que ayudar a los hermanos y hermanas a disfrutar más su asignación, capacitarlos y delegar tareas, conocerlos mejor —saber sus circunstancias— y apoyarlos.
Porque, si los hermanos están contentos, el trabajo fluye sin problemas.
Siempre he trabajado muy bien con mi superintendente, pero desde que llegó de la escuela trabajar con él ha sido aún mejor.
Un cambio que he notado en él es cómo contesta mis preguntas. Por ejemplo, se toma el tiempo de escucharme y no solo presta atención a lo que digo, sino también a los sentimientos que expreso. Entonces me pregunta: “¿Y qué crees tú? ¿Qué podemos hacer?”.
Sé que mi superintendente confía en mí y que valora mis opiniones porque muchas veces las toma en cuenta. Incluso si no lo hace, la manera en que me escucha me hace sentir valorada.
Normalmente, cuando alguien quiere aprender a ser supervisor o gerente, le toma muchos años y tiene que estudiar un montón de libros. Pero esta escuela es especial, porque aprendemos a hacerlo en solo una semana.
En la escuela aprendí cuáles deben ser las prioridades de un buen superintendente, que lo importante no es solo el trabajo, sino las personas, y que tenemos que ser pastores —como Jehová— y capacitar a los que supervisamos.
Me gustó el énfasis que se dio a que un superintendente debe ser un pastor cariñoso. Lo más importante en su departamento son las personas. Jesús dio la vida por las personas, no por un trabajo.
Ahora los hermanos pueden ver su función de superintendentes y de pastores de otra manera, tanto en Betel y sus departamentos como en las congregaciones en las que sirven.
Está claro que Jehová está usando esta escuela para ayudarnos a cumplir con nuestra labor hoy en día, pero también la seguirá usando en el nuevo mundo para que podamos cumplir con nuestro trabajo. La escuela les ha dado un aire nuevo a los departamentos, y sus beneficios se han sentido en todas las sucursales, y eso se ha notado en toda la hermandad. Jehová prometió en Isaías 60:17:
Al mencionar a los “superintendentes” y a los “encargados”, Jehová predijo que vendrían mejoras, que cada vez se organizaría y se cuidaría mejor a su pueblo. Y así ha ocurrido. La escuela para superintendentes es una valiosa herramienta: está ayudando a hermanos de todo el mundo, tanto en Betel como en los proyectos de construcción, a cumplir con cariño con su labor. Es evidente que el Cuerpo Gobernante está decidido a preparar a hermanos competentes de las otras ovejas para que guíen al pueblo de Jehová, incluso después de que los ungidos hayan sido llevados al cielo.
¡Qué bueno es Jehová! ¡Cuánto le agradecemos que capacite a los hermanos que nos dirigen!