El tema de este programa es: “Seamos como niños, pero no en todo”.
Este discurso se basa en 1 Corintios 14:20: En este versículo, se nos dice que no debemos ser como niños en cierto sentido, pero que sí seamos como ellos en otro sentido.
No deberíamos ser como niños en nuestro entendimiento, pero sí deberíamos ser como niños en cuanto a la maldad.
En este discurso, primero hablaremos de tres maneras en las que no queremos imitar a los niños y después hablaremos de tres maneras en las que sí queremos ser como ellos.
Por favor, vayamos a Hebreos 5:13, 14 y veamos la primera característica negativa de los niños que no queremos imitar: Así que una característica negativa de los niños es que les cuesta mucho tener buenos hábitos de alimentación.
Piénsenlo: los niños tienden a comer lo que les gusta y no se ponen a pensar en si es sano o nutritivo.
Si por ellos fuera, serían felices comiendo solamente helados, caramelos, galletas y otros dulces.
Por eso, preguntémonos: “¿Cómo son nuestros hábitos de alimentación espiritual?
¿De qué nos gusta alimentarnos?”.
Pensemos: “¿Qué hacemos con nuestro tiempo libre?
¿Malgastamos muchas horas frente a la televisión o leyendo cosas que nos alimentan poco o nada en sentido espiritual?
¿O aprovechamos bien nuestro tiempo libre para nutrirnos con alimento espiritual sólido?
Cuando sale una “Atalaya” nueva, ¿la ojeamos rápidamente para ver de qué trata y nos ponemos a hacer otra cosa?
¿O dedicamos tiempo para profundizar y para entender bien las verdades bíblicas que contiene?
¿Dedicamos tiempo a meditar?”.
Meditar no es soñar despiertos; es concentrar nuestros pensamientos en algo en concreto.
Cuando leamos, pausemos y preguntémonos: “¿Qué me enseña esto sobre Jehová?
¿Con quién podría compartir esta información?
¿Qué me está diciendo Jehová?
¿Cómo se relaciona esto con lo que ya sé sobre este tema?
¿Cómo puedo ponerlo en práctica en mi vida?”.
Santiago 1:25 nos anima a mirar “con cuidado” la Palabra de Dios y, según la “Biblia con referencias”, “mirar con cuidado” significa “inclinarse al lado de”.
Para ilustrarlo: hacer una lectura rápida de la Biblia puede compararse a ir al mejor museo del mundo y limitarse a echar un vistazo rápido a los objetos que se exhiben.
Bueno, algo aprenderíamos.
Pero mirar con cuidado o meditar en la Palabra de Dios sería como pararse delante de cada exposición, de cada vitrina, de cada objeto del museo e incluso inclinarse para verlos más de cerca y examinarlos desde todos los ángulos.
Al hacer eso, aprenderíamos mucho más y valoraríamos de verdad cada pieza del museo.
Sin duda, nuestros hábitos de alimentación espiritual y nuestros gustos revelan si hemos dejado atrás esta característica de los niños, es decir, los malos hábitos de alimentación.
Ahora, acompáñenme por favor a Efesios 4:14.
Veamos en este texto la característica negativa número dos que no queremos imitar: ¿Vieron la cualidad negativa?
A los niños pequeños se les puede engañar fácilmente.
Como dice el versículo, que nos engañen fácilmente sobre lo que está bien y lo que está mal es como ser sacudidos por las olas del mar o arrastrados por el viento.
Si pensamos en un pedazo de madera flotando en un mar agitado o en un papel en una tormenta, son inestables, van sin guía.
A los dos se les puede dirigir fácilmente a cualquier lado, adonde uno quiera.
Bueno, muchas veces puede pasar lo mismo con los niños.
Se les puede engañar muy fácilmente.
Por ejemplo, si les damos a escoger entre una moneda brillante de poco valor y un billete que vale mucho dinero, seguramente escogerán la moneda brillante.
El punto es: ¿qué revelan sobre nosotros las decisiones que tomamos?
¿Muestran nuestras decisiones en cuanto al entretenimiento, como la música, o en cuanto a cómo nos vestimos y arreglamos que Satanás y su mundo nos están engañando, aunque sea un poquito?
Satanás está empeñado en engañarnos, pero como Jehová nos dice en 1 Corintios 14:20 (el texto que ya leímos antes): “No se vuelvan niños en su entendimiento”.
Ahora, por favor, vayamos a Mateo 11:16, 17.
Aquí veremos la tercera característica negativa de los niños que no queremos imitar: Así que Jesús dijo que había adultos que se estaban comportando como niños.
A los niños les encanta jugar.
Por lo tanto, la tercera característica negativa es que prefieren jugar a tener responsabilidades.
Piénselo: los niños pasan la mayor parte del tiempo que están despiertos jugando —juegan, juegan y juegan—.
Casi toda su vida es jugar y divertirse.
Pero, cuando ya van a la escuela, ¿de dónde sacan el tiempo para estudiar?
Lo tienen que sacar del tiempo que antes pasaban jugando.
Esto es aplicable al plano espiritual.
Preguntémonos: “¿Cuánto tiempo estoy sacando para servir a Jehová de mi tiempo libre?”.
Efesios 5:16 nos anima a aprovechar “el tiempo de la mejor manera”.
La nota a pie de página de este versículo nos dice que este texto significa literalmente “comprar el tiempo fijado”, es decir, comprarlo de cosas menos importantes.
Así que debemos preguntarnos: “¿He comprado la mayor parte de mi tiempo libre para lo más importante, para lo espiritual?”.
Hasta ahora, hemos analizado tres características negativas de los niños que queremos evitar.
Si tuviéramos tiempo, analizaríamos más aspectos negativos de los niños.
Por ejemplo, les cuesta mucho trabajo mantener la concentración, se distraen con facilidad, son tan curiosos que a veces se meten en problemas y, por lo general, necesitan que los adultos les dediquen mucho tiempo y atención.
Pero ahora hablemos brevemente de tres cualidades buenas de los niños que queremos imitar.
La característica positiva que veremos primero la encontramos en 1 Corintios 14:20, que ya leímos al principio.
Ese texto nos decía: “Sean niños en lo relacionado con la maldad”.
Así que ¿cuál es la buena cualidad que queremos imitar?
Los niños pequeños son inocentes, sin experiencia en cuanto a la maldad.
O, dicho de otro modo, todavía no han hecho muchas cosas malas.
Como los niños, nosotros tampoco queremos tener experiencia ni aprender sobre lo malo.
Por ejemplo, si hablamos de la pornografía, no queremos tener nada de experiencia en esta cosa tan sucia del mundo de Satanás.
Y, si hablamos de ver algo en la televisión que es solo para los mayores de edad, no olvidemos decirnos a nosotros mismos: “Esto no es para mí, solo soy un niño”.
Para ver la segunda característica positiva, analicemos juntos Mateo 18:2-4: ¿A qué cualidad nos referimos?
Los niños son humildes y quieren aprender.
Ese deseo que tienen de aprender les lleva a hacer muchas preguntas, pero a los adultos muchas veces les da vergüenza preguntar.
¿Por qué?
No quieren parecer ignorantes.
Pero aparentar que sabemos algo cuando no lo sabemos en realidad es poco honrado y puede que lo hagamos por orgullo.
La clave es: no tengamos miedo de decir que no sabemos algo.
Seamos humildes y estemos dispuestos a aprender.
Por último, veamos la tercera característica positiva leyendo Mateo 21:15, 16: ¿Pudieron ver la cualidad positiva a la que nos referimos?
Los niños están llenos de energía y de entusiasmo.
De la misma forma, nosotros queremos tener esa misma actitud en lo que tiene que ver con Jehová, Jesús, el Reino y otras cosas espirituales.
El Salmo 145:7 dice que de nosotros deben brotar “alabanzas” y “gritos de alegría” por estas cosas maravillosas.
No perdamos nunca el entusiasmo que tienen los niños.
Bueno, hemos visto tres cualidades positivas de los niños que queremos esforzarnos al máximo por imitar.
Si tuviéramos tiempo, hablaríamos de otras buenas cualidades de los niños, como por ejemplo, que suelen confiar en los demás, no tienen prejuicios y no son hipócritas.
A modo de resumen, pidámosle a Jehová que bendiga nuestros esfuerzos de no ser como niños en cuanto a: 1) tener malos hábitos de alimentación; 2) dejarse engañar fácilmente y 3) preferir jugar a tener responsabilidades.
Por otro lado, pidámosle a Jehová que bendiga nuestros esfuerzos por ser como niños en cuanto a: 1) ser inocentes y sin experiencia en cuanto a la maldad; 2) ser humildes y querer aprender y 3) estar llenos de energía y entusiasmo en cuanto a las cosas espirituales.