El título del discurso de este mes es “No permitamos que el mundo nos moldee”.
Job dijo que la sabiduría divina es sumamente valiosa.
En Job 28:17, leemos: “Oro y vidrio no se pueden comparar con ella”.
En los días de Job, el hombre ya trabajaba el vidrio, pero lo que revolucionó la producción de vidrio fue la introducción de la técnica del soplado.
El artesano sopla a través de un tubo y, en unos cuantos segundos, le da a la burbuja de vidrio fundido la forma que desea.
El mundo de Satanás moldea con verdadera maestría las mentes de las personas y las convierte en frágiles vasijas que sirven de poco.
Romanos 9:22 se refiere a esas personas como “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.
Ahora leamos Romanos 12:2.
¿Cómo va tomando forma la manera de pensar de la gente?
Fíjense en lo que dice Romanos 12:2: Noten que, para resistir la influencia de este mundo, tenemos que rehacer nuestra mente.
Sí, el sistema de Satanás intenta manipular nuestra mente, nuestra forma de pensar.
Ahora bien, al igual que el artesano, ¿qué sopla Satanás para moldear a la gente?
La respuesta está en Efesios 2:2, 3.
Refiriéndose a los malos caminos que muchos seguíamos, el versículo 2 dice: Este versículo muestra que alguien controla este “sistema de cosas”.
El “gobernante de la autoridad del aire” es Satanás, y el aire es el espíritu del mundo.
¿Qué tipo de conducta se promueve en este ambiente controlado por el Diablo?
El versículo 3 dice: Quienes se comportan así se convierten en “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.
Los artesanos del vidrio suelen trabajar juntos en talleres.
Un aprendiz sumerge el tubo en el vidrio fundido, lo hace girar y extrae una pequeña cantidad de pasta de vidrio. Entonces le da forma rodándola sobre una plancha de metal lisa.
A continuación, le entrega el tubo al maestro artesano, quien sopla a través de él, forma una burbuja y la moldea.
Si está haciendo una copa, por ejemplo, el maestro entrega el tubo al encargado de hacer el tallo de la copa, quien adhiere otra pequeña cantidad de pasta y le da forma con unas grandes pinzas de metal.
Más adelante, se pone otro poco de pasta en el tallo, se rueda sobre la superficie lisa y se forma la base de la copa.
Hablemos de cuatro recursos de los que se vale este mundo para tratar de moldearnos sutilmente según los deseos de Satanás.
El primero es la presión de grupo.
Digamos que en el taller del Diablo hay quien se encarga de ejercer presión en nosotros.
Esto puede suceder en la escuela o en el trabajo. ¿No creen que Satanás hará todo lo posible por aprovecharse de quienes nos rodean para tratar de moldearnos?
¡Claro que sí!
La presión de grupo puede influir en nuestra forma de pensar.
Quizás algunos se burlen de nuestros principios, de nuestra forma de hablar o de nuestra forma de vestir.
Y eso nos afecta.
Puede que nos inviten a hacer cosas que no llevan a nada bueno. Como el aprendiz del taller, intentan moldearnos con halagos y tentaciones, o con burlas.
Nos dicen las cosas una y otra vez para influir en nuestra mente.
Acompáñenme a leer 2 Pedro 2:18, 19.
Y, mientras leemos, traten de identificar en dónde habla Pedro de la presión de grupo.
Leamos 2 Pedro 2:18, 19: El versículo dice que quien se deja cautivar, o cede a la presión de grupo, se convierte en un esclavo. ¡Qué peligroso! Eso sería terrible. La presión de grupo es una amenaza real.
¿De qué otra manera puede el espíritu del mundo moldear nuestra forma de pensar? ¿Recuerdan que el aprendiz del taller le pasa el tubo al maestro para que él infle la burbuja de vidrio y le dé forma?
¿Qué otro recurso puede usar Satanás para influir en nuestra mente?
La publicidad. Los anuncios comerciales suelen transmitir un mensaje vacío, lleno de aire, como la burbuja de vidrio. Piensen, por ejemplo, en la última vez que compraron algo.
Tal vez fue una prenda de vestir, o algo tan simple como una caja de cereal, pero de cierta marca. ¿Qué los motivó a comprar ese producto?
¿Fue una compra bien pensada, o, sin darse cuenta, se dejaron llevar por la publicidad?
No estamos diciendo que todos los anuncios comerciales sean malos. Pero, mientras más dejemos que influyan en nuestra mente, mayor será el riesgo de que adoptemos un estilo de vida materialista.
Porque esto va más allá de escoger un cereal.
Por ejemplo, ¿pudiera la publicidad convencernos de comprar un flamante auto de lujo? Vayamos a 1 Juan 2:15-17.
Este mundo no hace más que llenarnos la cabeza de “cosas”.
Primera de Juan 2:15, 16 dice: ¿Y por qué tenemos que resistirnos a la influencia de los anuncios que promueven el espíritu del mundo?
Versículo 17: ¡Acuérdense de Eva! Satanás le presentó un comercial de la fruta prohibida.
La Biblia dice que luego a Eva le pareció que aquella fruta era “algo que anhelar”, algo “deseable”. Eva se dejó llevar por la publicidad, y el resultado fue desastroso. Satanás también trató de distorsionar el punto de vista de Jesucristo.
El capítulo 4 de Mateo nos dice que Satanás “le mostró todos los reinos del mundo y su gloria” y se los ofreció a cambio de un solo acto de adoración.
Pero Jesús ni siquiera quiso mirar. Hermanos, no dejemos que la publicidad nos controle.
¿De qué otro recurso puede valerse el mundo para influir en nuestra mente?
De las malas compañías. Tal vez recuerden que, después de hacer el cáliz de la copa, el maestro le entrega el tubo a alguien más, quien pega otra pequeña cantidad de vidrio fundido y la estira para formar el tallo de la copa.
Ya hablamos de la presión de grupo, que puede venir de personas que no son tan allegadas a nosotros. Ahora hablemos de la clase de personas con las que decidimos pasar gran parte del tiempo.
Quienes no aman a Jehová pueden manipularnos para que estiremos, o relajemos, nuestros valores, y así el mundo tendrá por dónde agarrarnos.
Recordemos el consejo de 1 Corintios 15:33.
A veces oímos decir que hay chicos en la escuela que son más agradables que los jóvenes de la congregación.
Y sí puede que sean más agradables o divertidos, pero no necesariamente una buena influencia.
Examinemos 1 Corintios 15:33 en su contexto.
¿A quiénes se refería Pablo cuando habló de “las malas compañías”?
Primera a los Corintios 15:33 dice: ¿Y qué las convirtió en malas compañías?
Veamos el contexto. Leamos el versículo 12: ¿Cuál era el problema? Que aquellas personas tenían otras creencias.
¿Y por qué las hacía eso malas compañías?
Porque lo que creen las compañías que elegimos termina influyendo en nuestra forma de pensar, y nuestra forma de pensar influye en nuestra conducta.
Vean cómo lo expresa Pablo en el versículo 32.
¿Tendría sentido sacrificarse por servir a Dios si no tuviéramos la esperanza de la resurrección, de vivir para siempre? Versículo 32: Sin duda, todos debemos evitar las malas compañías, ya sea en persona, en la televisión o en Internet.
¿Y cuál es el cuarto recurso que podría utilizar Satanás para tratar de moldear nuestra forma de pensar?
La educación superior. Tal vez recuerden el discurso del hermano Morris, del Cuerpo Gobernante, titulado “¿Cuál es la mejor educación?”. Este discurso, disponible en JW Broadcasting, enfatizó el valor de la educación divina.
Pero también subrayó los peligros de la educación superior. La educación es para aprender, y el aprendizaje influye en nuestra visión de las cosas.
Y, aunque nuestra intención solo sea establecer una buena base para entrar al mundo laboral, podríamos exponer la mente a ideas y prácticas que van en contra de lo que enseña la Biblia.
Volvamos al taller. ¿Recuerdan que al tallo se le añade otro poco de vidrio fundido?
El artesano luego va moldeando el vidrio hasta formar la base de la copa. No vamos a hablar mucho más del tema de la educación, pues el hermano Morris ya habló de él.
Tal vez quieran ver ese programa de nuevo.
Pero sí me gustaría que leyeran conmigo 1 Timoteo 6:20, 21: Es triste decirlo, pero tratando de establecer una buena base en sentido económico, muchos “se han desviado de la fe”.
En las imágenes que hemos visto del taller, se puede apreciar la habilidad de los artesanos, que fabrican piezas bellísimas y muy útiles.
Pues los artesanos del taller de Satanás también pueden moldear con gran habilidad la mente de las personas. ¿Con qué resultado? Quienes se dejan moldear por Satanás se pierden la oportunidad de ser vasos útiles para Jehová y, en cambio, llegan a ser uno más de los numerosos vasos que se producen en el taller del Diablo.
¿Y para qué sirven esos vasos?
Para nada en absoluto. Hace unos minutos, citamos Romanos 9:22.
Allí decía que quienes forman parte del mundo de Satanás son “vasos de ira hechos a propósito para la destrucción”.
Jehová ha pagado un alto precio por nosotros, uno que no se puede comparar con el oro ni el vidrio.
Dejemos que la sabiduría divina siga moldeándonos.
Seamos vasos útiles y demos gloria a Jehová.
Quisiera concluir con las palabras de 1 Corintios 6:20: