Por eso les digo, dejen de angustiarse por su vida, por lo que van a comer y beber, o por su cuerpo, por lo que van a ponerse. ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo que la ropa? Observen con atención las aves del cielo. Ellas no siembran, ni cosechan, ni almacenan en graneros.
Pero su Padre Celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas?