¿Qué espera de nosotros el Amo? En su profecía sobre la conclusión del sistema de cosas, Jesús no se limitó a enumerar los acontecimientos previos al fin. Más bien, dio consejo franco sobre cómo prepararnos para el Día de Jehová, es decir, saber lo que esperará de nosotros el Amo al llegar. Veamos el texto de hoy, Mateo 24: 33.
Jesús dice, así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas. Obviamente, aquí su mensaje va dirigido a los ungidos, tal como en el caso de las parábolas de los capítulos 24 y 25. Por supuesto, quienes forman parte de las otras ovejas también pueden beneficiarse mucho de esta información, pues los ayuda a estar preparados para que el Amo los acepte.
Jesús agrega, sepan que Él está cerca, a las puertas. Esto significa que, cuando observaran los acontecimientos predichos, los ungidos entenderían que la llegada de su Amo sería inminente. Comprenderían que vino a llevárselos.
Pero este suceso no los atemoriza, pues lo aman, conocen sus normas y están decididos a obedecerlas. Ahora pensemos en dos lecciones que Jesús les da a sus apóstoles en esta profecía. La primera está en Mateo 24: 42, que analizaremos brevemente.
Aquí les dijo, manténganse alerta. La segunda se encuentra en el versículo 44 que dice, demuestren estar listos. Estos consejos guardan estrecha relación entre sí, como lo ilustra la parábola de las vírgenes discretas del capítulo 25 de Mateo.
Ellas se mantuvieron alerta teniendo sus lámparas encendidas y demostraron que estaban listas Pero, ¿Cómo podemos aplicar estos consejos? ¿Y de qué manera podemos seguir ambas instrucciones? Mantenernos alerta y demostrar que estamos listos. Hablemos primero sobre mantenernos alerta. Desde luego, no podemos quedarnos despiertos día y noche, semana tras semana.
Así que Jesús no estaba hablando en sentido literal. Él se refería a algo mucho más trascendental, nuestra actitud. ¿Qué sentimos en nuestro interior? ¿Realmente creemos que vendrá el Amo? Pensemos en nuestras convicciones.
¿Aceptamos que esta es la verdad y que nuestra obra es lo más importante? Pensemos en nuestro compromiso. ¿Consideramos que las personas son valiosas para Dios y las ayudamos a cultivar una relación estrecha con Él? Esto significa que la expresión manténganse alerta alude directamente a nuestra actitud. La segunda instrucción es, demuestren estar listos.
Esto significa que con nuestras acciones probamos que estamos listos. Para ilustrarlo, supongamos que un hombre le dice a una mujer que la ama, que siempre estará a su lado, entonces se casa con ella. Pero, ¿ya habrá demostrado que la ama? No totalmente.
Lo hará si la apoya incondicionalmente en las buenas y en las malas. Entonces, ¿cómo demostramos que estamos listos con nuestro compromiso? ¿Tenemos suficiente aceite? ¿Dejamos brillar nuestra luz? ¿Predicamos en toda oportunidad? ¿Damos el máximo para buscar a las ovejas, a una costa de sacrificios personales? ¿Estamos ayudando a otros a conocer a Jehová? Como vemos, los dos aspectos que abarcó Jesús son importantísimos, nuestra actitud y nuestras acciones, y ambos van de la mano. Ahora bien, Jesús también incluyó una advertencia en Su profecía.
Nunca debemos concluir que el fin está lejos. En Eclesiastés 11:4 encontramos un excelente principio que nos enseña cómo se complementan la actitud y las acciones. ¿Y por qué es preciso ver los asuntos desde la óptica de Jehová? Eclesiastés 11.4 dice, El que está vigilando el viento no sembrará, y el que está mirando las nubes no cegará.
Es como si un agricultor sintiera que hay mucho viento y pensara, no tiene caso salir a sembrar hoy. El viento se llevará las semillas, o que observara el cielo nublado y dijera, creo que hoy lloverá. Si salgo a recoger la cosecha, se mojará antes de traerla al granero.
Mejor hoy no salgo. ¿Cómo se relaciona con nosotros esta situación? La realidad es que hay mucho que hacer. Hay mucho que cosechar.
No podemos hacer conjeturas sobre cuándo vendrá el fin. Debemos trabajar en la cosecha, pues esa es nuestra responsabilidad. La del amo es encargarse del clima, es decir, de los acontecimientos.
Así pues, ¿nos estamos enfocando en nuestra labor? Si intentáramos deducir el momento exacto en que Cristo volverá, nuestro empeño perdería fuerza, pues Él dijo que nadie sabe ni el día ni la hora, y que Él vendrá a una hora que no piensan que es. Hay mucho por hacer. Así que pongamos manos a la obra.
Ya sabemos qué hacer y cómo. Colaboramos con el esclavo fiel y discreto. ¿Acaso podríamos pedir mejores compañeros? Así que hay dos lecciones.
Mantenernos alerta y demostrar que estamos listos. Ambas son muy importantes para que agrademos al amo y Él nos apruebe. No permitamos que nada se interponga en el camino.
Examinemos detenidamente nuestra propia actitud. Demos prioridad a la predicación. No escatimemos esfuerzos.
No permitamos que Satanás y sus tretas o trampas nos distraigan. Recordemos que nadie puede probar nuestra lealtad a Dios por nosotros. Solo nosotros podemos hacerlo.
Y es Jehová, el Juez de toda la tierra, quien puede ver los corazones.