Hoy hablaremos de un grupo al que queremos, al que queremos mucho: nuestros jóvenes.
Estoy seguro de que los que son padres valoran y aman mucho a sus hijos.
¡Qué privilegio es poder tener hijos!
Piensen en esto: hay millones de ángeles.
Sin embargo, a ellos no se les creó con la capacidad de tener hijos.
Por otro lado, cuando Jesús estuvo en la Tierra —como no se casó—, no tuvo el privilegio de tener hijos.
Pero ustedes, padres, sí que lo tienen.
¡Qué bonito regalo!
Y, jóvenes, el Cuerpo Gobernante quiere decirles algo: ¡los queremos mucho!
Nos encanta estar con ustedes.
Y queremos ayudarlos a que lleguen a servir a Jehová para siempre.
Ustedes son un regalo muy especial que nos ha dado Jehová, y no duden de que para sus padres ustedes valen más que todo el oro del mundo.
¿Por qué lo decimos?
Pues porque el Salmo 127:3 dice que “los hijos son una herencia de Jehová”.
¿Qué significa eso?
Una herencia es un regalo muy valioso que alguien recibe, generalmente de un familiar mayor que él.
Así que Jehová los considera a ustedes un regalo muy valioso que les ha hecho a sus padres.
Y él espera que ellos cuiden de ese regalo muy bien.
Les ha dado la responsabilidad de cuidar de sus hijos física y emocionalmente.
Y nos alegra mucho ver que, cuando sus padres los ayudan y los cuidan lo mejor que pueden, ustedes se esfuerzan por servir a Jehová y hacerlo feliz.
Por todo el mundo hay muchos jóvenes que son muy buenos ejemplos porque aman la verdad y a Jehová.
Padres, ¿serán sus hijos buenos ejemplos para otros jóvenes cristianos?
Un padre que tiene siete hijos y que todos han llegado a ser amadores de Jehová siempre les dice a los nuevos padres que con los hijos no hay garantías.
Hay muchas cosas que pueden influirles y cada uno tiene su propia personalidad.
Aun así, siempre les dice a los padres que hagan todo lo que puedan por enseñarles y llegarles al corazón.
Y es cierto.
Cuando los padres hacen esto, es más probable que sus hijos sirvan lealmente a Jehová.
Por eso, padres, ¿cómo están cuidando la herencia que han recibido de Jehová?
¿Qué cosas son importantes para enseñarles a sus hijos y llegarles al corazón?
Primero vamos a ver lo que dice Jueces 13:8.
Los padres de Sansón seguramente oraron mucho a Jehová para saber cómo educar bien a su hijo.
El versículo 8 dice: Padres, hagan lo mismo.
Jehová contestará sus oraciones mediante la Biblia, nuestras publicaciones o quizás por medio de las reuniones de la congregación.
Otra cosa muy importante para que la verdad llegue al corazón de sus hijos es tener la costumbre de hacer la adoración en familia.
Es cierto que esto exige hacer planes y apartar tiempo todas las semanas.
Pero recuerden lo que pasó en el 2008: el Cuerpo Gobernante ajustó el programa de las reuniones semanales para que tengamos tiempo de hacer nuestra adoración en familia cada semana.
Un hermano de Portugal escribió: No nos extraña que los tres hermanos ya lleven varios años en el servicio especial de tiempo completo.
Un hermano del norte de Italia escribió algo parecido: Cada cabeza de familia debe decidir lo que es mejor para los suyos.
Ahora bien, es esencial preparar un buen programa de adoración en familia.
Otra forma importante de enseñar a los hijos es con el ejemplo.
Es muy normal que los hijos imiten a sus padres, por ejemplo, su forma de hablar, actuar o caminar.
Pero también imitan sus cualidades cristianas y su actitud hacia las cosas espirituales.
Así que sean la clase de persona que quieren que sus hijos sean.
Piensen en María, la madre de Jesús, y en su padre adoptivo, José.
Aunque han sido los únicos padres que han tenido un hijo perfecto en la Tierra, le pusieron un ejemplo muy bueno a Jesús.
En Lucas 2:41, 42, leemos que “todos los años” los padres de Jesús “tenían la costumbre de ir a Jerusalén a la fiesta de la Pascua”.
José podía haber pensado que aquello requería demasiado esfuerzo o que era demasiado caro.
Pero tanto él como María le pusieron un buen ejemplo a su hijo Jesús.
Muchos jóvenes se saben de memoria 1 Corintios 15:33.
Y seguramente es porque sus padres les han recordado este principio muchas veces.
“Las malas compañías echan a perder las buenas costumbres”.
¿Recuerdan que en el capítulo 8 de Lucas Jesús habló de los diferentes tipos de terreno en los que podía caer la palabra de Dios?
El tipo de terreno representa el corazón de sus hijos.
Le pedimos a Jehová que el corazón de sus hijos sea como esa “tierra buena” o “excelente”.
En el versículo 15, Jesús explicó quiénes son como esta tierra buena.
Dijo: Puede que su hijo esté respondiendo bien a la educación que usted le da de la Palabra de Dios.
Pero ¿qué le puede ocurrir si se expone a malas compañías?
Si sus hijos pasan demasiado tiempo con otros jóvenes que no han sido educados según los principios bíblicos, todo su trabajo puede echarse a perder.
Las malas compañías son como una tormenta fuerte que erosiona el terreno que usted se ha esforzado por cultivar.
Puede acabar con todo lo que le ha enseñado a su hijo.
El Salmo 1:1 dice que seremos felices si no andamos, no nos detenemos y no nos sentamos con los malvados.
Y a esto podemos añadir: si no enviamos mensajes o correos a quienes no piensan como Jehová.
Padres, ayuden a sus hijos a elegir buenas compañías.
Muchos de nuestros jóvenes por todo el mundo se han beneficiado de la educación que les han dado sus padres, y lo agradecen de corazón.
Quisiera compartir con ustedes algunos ejemplos que lo demuestran.
Un jovencito de Estados Unidos nos mandó una carta.
Decía esto: También recibimos este mensaje: Recuerdo que conocí a una niña en Denver, en Colorado, que tenía ocho años y que se había bautizado a esa misma edad.
Para entonces, ¡ya se había leído la Biblia completa dos veces!
Claro, cada niño es diferente; no todos maduran ni al mismo ritmo ni a la misma edad.
Al principio mencionamos lo que dice el Salmo 127:3.
Decía que “los hijos son una herencia de Jehová”.
Ahora leamos el versículo 4: Así que la Biblia dice que los hijos son como flechas que se disparan a un objetivo.
Cuando un arquero lanza una flecha, ya no puede detenerla.
Esto significa que los padres tienen relativamente poco tiempo para ayudar a sus hijos a que alcancen el objetivo.
¿Y cuál es el objetivo?
¿Cuál es la meta?
Que sus hijos aprendan a hacer lo que es correcto, y se dediquen a Jehová y se bauticen.
Claro, las flechas pueden ser de diferentes materiales y de diferentes medidas.
Por eso, padres, no olviden que no hay dos niños exactamente iguales.
A temprana edad, puede que algunos niños sean lo suficientemente maduros como para saber que quieren bautizarse.
Pero puede que otros no estén preparados hasta que pase más tiempo.
Así que los padres que tienen esto en cuenta no presionan a sus hijos para que se bauticen.
Más bien, ayudan a cada hijo a crecer y a progresar espiritualmente a su propio ritmo.
Por otro lado, también es cierto que hay padres que subestiman a sus hijos.
Algunos los frenan y les dicen que esperen para bautizarse, incluso aunque sus hijos ya hayan desarrollado una amistad con Jehová.
Una hermana de Rusia nos escribió esto: Una vez, La Atalaya mencionó que algunos dicen que criar a los hijos es un proyecto que toma 20 años, pero la realidad es que los padres nunca dejan de serlo.
Algunas de las mejores cosas que pueden darles a sus hijos son su amor, su tiempo y una educación bíblica, es decir, esforzarse por llegarles al corazón. Pero claro, la reacción de cada hijo a lo que se le enseña es diferente.
Sin embargo, muchos que han sido criados por padres que aman a Jehová se sienten como Joanna Mae, una hermana de Asia.
Ella dijo: Y hay millones de siervos de Jehová —que ahora son adultos— que dirían algo parecido.
Padres, cuiden bien de sus hijos, la valiosa herencia que han recibido, y esfuércense por enseñarles y llegarles al corazón.