Stephen Lett: Ayudemos a los jóvenes a progresar (Mar. 10:13, 14)

¿Qué sentimientos les produce ver un corderito muy pequeñito, recién nacido, que tan solo tiene unos días?

¿Verdad que nos produce ternura?

¿Y si vemos unos gatitos bebés chiquititos?

Los queremos acariciar.

¿Y si vemos unos pajaritos con sus boquitas abiertas esperando impacientes a que su mamá les dé de comer?

¡Qué graciosos son!

Pero ¿qué pasaría si vieran a un león hambriento acechando a ese corderito?

¿O si vieran a una serpiente venenosa acercándose a esos gatitos?

¿O si ven a un cazador caminando con una red hacia el nido de esos pajaritos?

Seguramente nuestro corazón nos motivaría a hacer algo para salvarles la vida a esos animalitos inocentes e indefensos.

Bueno, esto nos recuerda cómo nos sentimos cuando vemos a Satanás, el león rugiente, la serpiente original, el pajarero, tratando de acercarse a nuestros jóvenes para devorarlos.

Y sin duda eso es lo que Satanás y los demonios están intentando hacer.

Hace muchos años, un hermano dijo algo en un discurso que nunca he olvidado.

Él dijo: “En el Diluvio, los hijos de los demonios fueron destruidos, y los demonios no pudieron hacer nada para evitarlo”.

Entonces, el hermano preguntó: “¿Será que los demonios quieren vengarse?

Como perdieron a sus hijos, quieren acabar con los nuestros”.

Es una posibilidad interesante.

Pero de lo que estamos seguros es de que Satanás y los demonios quieren acabar con nuestros jóvenes.

Entonces, la pregunta es: Aunque los padres son los principales responsables de ayudar a sus hijos, ¿qué podemos hacer los demás adultos para tomar la iniciativa y ayudar a los jóvenes de nuestra congregación?

Bueno, hablemos de dos cosas que podemos hacer.

En primer lugar, recordemos sacar tiempo para conversar con los jóvenes, para conocerlos bien y hacernos sus amigos.

No queremos ser como un anciano que, cuando saludaba a un jovencito llamado Tim, le decía: “¡Hola, Tim! ¿Cómo estás?”.

Pero luego seguía caminando porque estaba muy ocupado.

Entonces un día Tim le dijo: “Hermano, siempre me pregunta cómo estoy, pero nunca espera a escuchar mi respuesta”.

¡Qué vergüenza!

Así que el anciano se aseguró de que eso no pasara más.

Empezó a conversar con Tim, y los dos se hicieron muy buenos amigos.

Y, si en nuestra congregación hay niños pequeños, quizás tengamos que agacharnos o sentarnos para poder ponernos a su altura.

Si lo piensan, lo único que a veces ven los pobrecitos son rodillas y bolsos que van de un lado a otro.

Así que pongámonos a su altura.

Hablemos con ellos.

Conozcámoslos.

Hagámonos sus amigos.

Cuando hacemos eso, como vemos en esta hermosa imagen, en realidad estamos imitando a Jehová, que se agacha para ayudarnos.

Eso es lo que dice Salmo 113:6, 7, que Jehová se agacha y nos alza del montón de cenizas.

Hablemos ahora de la segunda cosa que podemos hacer para ayudar a nuestros jóvenes: animémoslos a ponerse metas espirituales.

Y, claro, debemos colaborar con sus padres al hacer esto.

Y, como decíamos antes, nunca deberíamos estar demasiado ocupados para los jóvenes.

Debemos sacar tiempo para ayudarlos a ponerse metas.

Jesús puso un ejemplo excelente.

Él siempre tenía tiempo para los jovencitos.

Leamos juntos el precioso relato que se encuentra en Marcos 10.

Es muy bonito.

Marcos 10:13-16: “Entonces la gente empezó a traerle niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.

Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: ‘Dejen que los niños se acerquen a mí.

No traten de impedírselo, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos.

Les aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño jamás entrará en él’.

Y tomó a los niños en sus brazos y comenzó a bendecirlos poniendo las manos sobre ellos”.

Una Atalaya dijo que quizás los discípulos pensaron que Jesús seguro que no quería que los niños lo molestaran en esas semanas tan importantes antes de su muerte.

¡Qué equivocados estaban!

Y seguro que, como Jesús los bendijo, ellos se sintieron motivados a ponerse metas espirituales.

Y eso queremos hacer.

Queremos que los jóvenes se pongan metas espirituales.

Como un niño de ocho años que le contó al superintendente de circuito cuáles eran sus metas.

Miren lo que le dijo: “Primero quiero bautizarme.

Después me gustaría trabajar en la congregación ayudando en sonido, pasando los micrófonos, siendo acomodador, ayudando con las publicaciones y leyendo en el estudio de La Atalaya.

Después, me gustaría ser siervo ministerial y luego anciano.

También quiero ser precursor y poder ir a la escuela de precursores.

Después quiero trabajar en Betel y ser superintendente de circuito”.

Ya lo tenía todo planeado.

Tenía metas espirituales.

Y nosotros queremos ayudar a los padres motivando a los jóvenes, sacando tiempo para animarlos a tener metas.

Además de esto, otra manera de apoyar a los padres es ayudar a los jóvenes a darse cuenta de los peligros que tiene la educación superior en el mundo de Satanás.

Muchas veces en las universidades se fomentan filosofías, teorías e ideas que están en contra de la Biblia.

Esto nos recuerda lo que dice Colosenses 2:8.

El versículo empieza con estas dos palabras: “Tengan cuidado”.

O sea, ¡peligro, atención!

“Tengan cuidado para que nadie los atrape con filosofías y razonamientos falsos y vacíos que están basados en tradiciones humanas”.

Además, en las universidades muchas personas hacen cosas que Jehová odia.

Y eso puede influir en los jóvenes que sirven a Jehová.

Claro, es verdad que no todos los que van a la universidad caen en esas trampas de Satanás.

¿Pero vale la pena correr ese riesgo?

Queremos que nuestros jóvenes piensen en eso.

Imaginémonos una piscina que está llena de tiburones hambrientos.

Supongamos que las estadísticas dicen que si diez personas se meten al agua y nadan en esta piscina ocho sobrevivirán.

Los tiburones solo se comerán a dos.

¿Dirías: “Bueno, hay bastantes posibilidades de sobrevivir.

Un 80% está bien.

Yo… yo creo que puedo hacerlo.

Voy a meterme en la piscina”?

Seguramente que no correríamos ese riesgo, ¿verdad?

¿Cuál es la idea?

Podríamos decir que ir a la universidad es como meterse en esa piscina llena de tiburones.

Pero seguramente las posibilidades de sobrevivir a esa piscina son mayores que las de sobrevivir espiritualmente a la universidad.

Por eso queremos apoyar a los padres y, junto con ellos, ayudar a los jóvenes a ponerse metas espirituales, como la de ser precursores.

Así lograrán cosas mucho más importantes que las que podrían lograr en el mundo de Satanás.

Expliquemos esto con otro ejemplo.

Pensemos en un cirujano especializado en el corazón, el mejor que haya.

Digamos que este hombre pasó diez años en la universidad, en la Facultad de Medicina y otros veinte años ejerciendo su profesión y aprendiendo de otros cirujanos.

Con toda esa preparación, ¿qué es lo máximo que podría lograr?

Quizás consiga alargar la vida de algunos de sus pacientes unos cuantos años.

Pero al final todos ellos acabarán muriendo.

De hecho, con el tiempo, hasta el cirujano también morirá.

Si uno va al cementerio y mira las lápidas, puede leer los nombres de excelentes doctores y cirujanos que están enterrados ahí, en el cementerio.

Así que, aunque uno estudie y se prepare mucho, lo que puede lograr en este mundo es muy limitado.

Pero, si trabajas duro en la predicación, si trabajas duro para servir a tiempo completo, ¿qué puedes conseguir?

Recuerda 1 Timoteo 4:16: “Te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan”.

Estamos hablando de vida eterna.

Así que vimos dos cosas que podemos hacer para apoyar a los padres.

Esforcémonos por hacernos amigos de los jóvenes y ayudémoslos a ponerse metas espirituales.

En 1 Pedro 5:8 se compara a Satanás a un león hambriento.

En Génesis 3 aparece como una serpiente astuta.

Y en Salmo 91:3, como un sigiloso pajarero.

Y está claro que su presa favorita son nuestros queridos jóvenes.

Para él son un delicioso manjar.

Le encanta devorarlos.

Por eso, apoyemos a los padres para evitar que esto pase.

Necesitan nuestra ayuda, nuestro apoyo.

Démosles una mano a los padres y sigamos ayudando a los jóvenes de la congregación.

Como dice Proverbios 3:27: “No dejes de hacerles el bien a quienes debes hacérselo si está a tu alcance ayudarlos”.




Tal vez te interesen estas entradas

Entrada destacada

Avance: Las buenas noticias según Jesús | Episodios 2 y 3

Hay alguien entre ustedes al que no conocen. Es el que viene detrás de mí. Y yo ni siquiera merezco…

Popular Posts

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

George Aljian: Cómo sobrellevar la plaga de tu propio corazón

Imagina que vas a salir de viaje. Te han regalado los bolet…

JW Broadcasting: Marzo de 2025

JW Broadcasting: Marzo de 2025

Bienvenidos a JW Broadcasting®. ¡Qué alegría que estén con …

El deseo de su corazón

El deseo de su corazón

El rey David quería de todo corazón participar en la constr…

JW Broadcasting: Abril de 2025

JW Broadcasting: Abril de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Los testigos de Jehová vem…

JW Broadcasting: Febrero de 2025

JW Broadcasting: Febrero de 2025

¡Bienvenidos a JW Broadcasting®! Este mes hablaremos de una…

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

2024 | Informe 2 del Cuerpo Gobernante

¡Bienvenidos, hermanos! ¿Han pensado en lo que vimos en la …

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Antony Griffin: Dios nos llena de energías (Filip. 2:13)

Pues bien, ¿te parece que en ocasiones te faltan las dos co…

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Mark Sanderson: Siempre tenemos presente su aguante

Quisiera hablarles brevemente sobre el tema: “Siempre tenem…

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

Ronald Curzan: Jehová nos ayuda a vencer gigantes (Mar. 1:11)

A veces nos dan una tarea o una responsabilidad, y sentimos…