Geoffrey Jackson: Ancianos, ¡vayan al frente! (Luc. 8:1)

Al meditar en el texto de esta mañana, recordé una experiencia que tuve hace muchos años, cuando era misionero.

En aquel entonces, yo le daba clases de la Biblia a un joven que estaba recibiendo capacitación para ser pastor de su iglesia.

Este joven llegó al punto de asistir a todas nuestras reuniones a la vez que continuaba asistiendo a las de su iglesia.

Como era de esperar, en su iglesia les desconcertaba el hecho de que estuviera reuniéndose con los testigos de Jehová.

Así que las autoridades administrativas enviaron a un misionero desde el extranjero para que intentara corregir la situación.

El joven me contó lo que ocurrió.

El misionero le preguntó: “¿Qué es lo que te impresiona de los testigos de Jehová?”.

Y él contestó: “Pues, entre otras cosas, que salen a predicar”.

El misionero le dijo: “Bueno, nuestra iglesia también puede hacerlo”.

Así que la siguiente vez que el misionero ofició un servicio religioso, con mucho entusiasmo y convicción, les dijo a todos los miembros de la iglesia que debían salir a predicar.

También anunció la hora en que el grupo se reuniría para salir.

El joven me dijo que se juntó un buen número de personas.

Solo faltó una.

¡Acertaron: el misionero!

Él pensó que bastaría con animar a los demás a predicar, sin que él mismo tuviera que hacerlo.

¡Qué distinto es el ejemplo de Jesús y el de nuestros ancianos!

Ellos se esmeran por guiarnos en la obra de hacer discípulos.

Abramos nuestras Biblias y leamos una parte muy interesante.

Es Hebreos 13:7, 17.

Quiero destacar la bella traducción de estos dos versículos en nuestra versión de la Biblia.

El versículo 7 comienza diciendo: “Acuérdense de los que los dirigen”.

Y el versículo 17 menciona: “Sean obedientes y sumisos a los que los dirigen”.

La mayoría de las traducciones en inglés —modernas o antiguas— dicen “sus líderes”.

Obviamente, el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo tuvo en cuenta lo que Jesús dijo, que ninguno de nosotros sería el líder.

Y, aunque en el texto griego se empleó una palabra diferente, no podíamos menos que traducirla cuidadosamente al inglés.

La expresión “los que los dirigen” es una traducción exacta y resume bien el papel de un anciano.

Nosotros no somos líderes, pero sí debemos dar un buen ejemplo.

Ahora bien, esa misma exactitud se refleja en las palabras de nuestro Señor Jesucristo registradas en el capítulo 22 de Lucas.

Y les interesará saber que ese fue uno de los cambios en la edición revisada de la Traducción del Nuevo Mundo. Ahora en Lucas 22:26 aparece la misma expresión que en la carta a los Hebreos.

Así que Lucas 22:26 dice: “Sin embargo, ustedes no deben ser así.

Más bien, el que sea mayor entre ustedes, que se vuelva como el más joven”.

Y noten: “Y el que dirige —que es la misma expresión empleada en la carta a los Hebreos—, como el que sirve”.

Queda claro que dirigir implica participar en la obra, ser un ministro —un siervo—, servir a los demás.

Esto también me hace recordar lo que ocurrió hace muchos años mientras trabajaba con un equipo de traducción en Samoa, en el océano Pacífico.

Teníamos que elegir una palabra para transmitir con exactitud la idea de dirigir.

Los hermanos tenían dos términos y querían determinar cuál era el mejor.

El primero era ta’ita’i y, el segundo, ta’imua. Claro, ustedes no se preocupen por recordar esas palabras.

Como extranjero, yo no comprendía la sutil diferencia entre ellas.

Así que les pregunté a los hermanos: “¿Cómo me explicarían el significado de estas palabras?”.

Uno de ellos dijo algo muy convincente.

Me dijo: “Bueno, imagínate una procesión, un desfile.

Un ta’ita’i es el anciano que se sienta a un costado del camino y grita a voz en cuello: ‘¡Deben hacer esto, deben hacer lo otro!’.

En cambio, un ta’imua va encabezando el desfile; va al frente y todos lo siguen”.

¿Qué palabra creen ustedes que elegimos?

¿No resume muy bien esa anécdota lo que implica ser anciano?

No se trata de sentarse a un lado del camino y levantar la voz para dar órdenes, sino de tomar parte en la obra, de dar un buen ejemplo y motivar a otros a seguirlo.

Esto encaja con la forma en que un diccionario griego explica el sentido de esta expresión.

Dice: “La idea de dirigir implica explicar cómo hacer algo, demostrar cómo hay que hacerlo y ponerse a hacerlo dando el ejemplo”.

Por otro lado, algunas religiones consideran que el término anciano no es más que un título.

Quizás ustedes han oído que algunos religiosos se presentan así: “Buenos días, soy el anciano Jackson”.

Claro está, ninguno de nosotros quisiera pensar que ser anciano es un título que otorga poder sobre los demás.

Con eso en mente, veamos otra diferencia sutil en el texto revisado de 1 Timoteo, capítulo 3.

Busquemos 1 Timoteo 3:1.

Estas palabras las conocemos bien —en particular si hemos repasado los requisitos que debe reunir un anciano—, pero quizás no se habían percatado de un cambio sutil que ahora forma parte del texto revisado.

Ahora el texto dice: “Esta declaración es digna de confianza: si un hombre está esforzándose por ser superintendente, desea una labor muy buena”.

¿Recuerdan que antes la Traducción del Nuevo Mundo decía: “Si algún hombre está procurando alcanzar un puesto de superintendente, desea una obra excelente”?

Se notaba la influencia de la King James Version (la Versión del rey Jacobo) y de muchas otras traducciones.

Pero, cuando leemos el resto del versículo, vemos que no es que alguien procure alcanzar el puesto de superintendente, sino que desea hacer esa labor.

Sí, se refiere al trabajo duro que debe desempeñar un superintendente.

Un superintendente sabe que debe trabajar duro para dar un buen ejemplo —y que otros lo sigan—, en vez de limitarse a decirles lo que tienen que hacer.

Así que, cuando vemos detalles como estos en la Traducción del Nuevo Mundo, la valoramos aún más, ¿no es cierto?

Entonces, ¿qué idea importante nos recuerda el texto de esta mañana?

Que, como ancianos, hay algo que no debemos hacer: sentarnos a la orilla del camino a dar órdenes; más bien, hay que dirigir yendo al frente, haciendo el trabajo.

De esa manera, otros seguirán nuestro ejemplo, tal y como nosotros seguimos el de Jesús.



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