Pregunta: ¿cuál dirían ustedes que es uno de los regalos más grandes que nos ha hecho Jehová?
El comentario del texto de hoy —que vamos a leer en unos minutos— dice que, de todos los regalos que Dios nos ha hecho con cariño, uno de los más grandes es la capacidad que nos ha dado de adorarlo.
Y este regalo va de la mano con otro regalo que nos ha hecho Jehová y que se destaca en el texto de hoy, que es nuestra capacidad de amar.
Pero, si pensamos en una capacidad, la verdad es que esta solo nos sirve si la desarrollamos y si, además, la usamos bien.
Por ejemplo, un niño sano nace con la capacidad de caminar, pero esa capacidad no le va a servir de nada si no la desarrolla ni tampoco la usa.
Por eso surge la pregunta: ¿cómo podemos desarrollar nuestra capacidad de amar?
Analicemos dos pasos.
Veamos el primero: imitar a Jehová, nuestro amoroso Padre.
Y eso es precisamente lo que el apóstol Pablo nos animó a hacer.
Leamos Efesios 5:1.
Ahí está el primer paso.
Fíjense en lo que dice Pablo: “Por lo tanto, imiten a Dios como hijos amados”.
Qué bonito es pensar que podemos ser como Jehová, que podemos imitarlo.
Pero la pregunta es ¿cómo?
¿Cómo podemos imitar a Jehová?
La respuesta está al principio del versículo.
Pablo empieza diciendo “por lo tanto”.
¿Por qué?
La nota de estudio de la Biblia en inglés explica por qué.
En el versículo 1, la nota menciona que justo antes Pablo había hablado de algunas cualidades de Jehová como la bondad, la compasión y el perdón.
Así que, al comenzar con la expresión “por lo tanto”, Pablo da a entender que reflexionar o meditar en estas cualidades puede motivarnos a imitar a Jehová.
Y es lógico, ¿verdad?
¿Y qué hay que hacer para imitar a alguien?
Bueno, primero hay que observar y después actuar.
Lo mismo tenemos que hacer para imitar a Jehová.
Tenemos que observarlo, y para hacerlo necesitamos estudiar su Palabra y meditar en ella.
Y meditar nos va a motivar a actuar y a aplicar lo que hemos aprendido.
La verdad es que este texto nos anima mucho, porque Pablo no dice que imitemos a Dios como si fuéramos adultos, más bien, dice que lo imitemos como si fuéramos niños, “como hijos amados”.
Es decir, Jehová es muy razonable con lo que espera de nosotros.
En la Traducción en lenguaje actual este versículo aparece así: “Deben tratar de ser como él es”.
Imaginemos a un niño de cuatro o cinco años que trata de caminar usando los zapatos de su papá.
Claro, él no lo hace muy bien, pero se esfuerza.
Y ese esfuerzo le saca una sonrisa al padre.
Lo hace feliz.
Pues con Jehová pasa lo mismo: él se siente feliz de que tratemos de ser como él.
Esto nos lleva al segundo paso, y está en el versículo 2.
Pablo dice: “Sigan el camino del amor”.
Este es el segundo paso: sigamos “el camino del amor, tal como el Cristo también nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio, un dulce aroma para Dios”.
Qué bonita imagen esta de seguir “el camino del amor”.
Y caminar es una forma de ejercicio.
Así que es como si Pablo estuviera diciendo que tenemos que ejercitar nuestro amor.
La Nueva Versión Internacional lo traduce así: “Lleven una vida de amor”.
Volviendo a la idea de caminar, caminar es un ejercicio sencillo.
Pablo no dijo “corran por el camino del amor”, sino “sigan el camino del amor”.
Y caminar es un ejercicio muy sencillo, pero efectivo.
El amor puede ser sencillo, pero muy efectivo.
Un ejemplo.
Hace algunos años estábamos sirviendo en Montreal, en Canadá, en la obra de circuito.
En una congregación conocimos a una hermana que tenía problemas en la espalda, y al final de la visita Crystal, mi esposa, le mandó una tarjetita expresándole cariño porque en el pasado ella misma había tenido también problemas de espalda.
Cinco años después la volvimos a ver.
¿Y saben qué?
Todavía tenía la tarjetita.
Ese sencillo acto de amor la conmovió tanto que guardó la tarjeta.
Y pensé que a Crystal debe haberle tomado ¿qué, cinco minutos, escribir esa tarjeta?
En cambio, yo pasé horas y horas preparando y presentando discursos, y seguro que la hermana no recordaba ni una palabra cinco años después.
Pero sí recordaba la tarjeta; aún la tenía.
El amor: actos sencillos pero efectivos.
Y hay una lección importante en Efesios 5:2.
Si se fijan, hay una palabra antes de “el camino del amor”.
Pablo dice “sigan el camino del amor”.
Porque, si nos salimos de él, dejamos de ser humanos.
Y Satanás lo sabe.
Satanás sabe que dar amor, recibir amor, saca lo mejor de nosotros.
Es cuando hacemos más feliz a Jehová.
Por eso, no dejemos nunca que Satanás nos deshumanice, que nos impida seguir mostrando amor.
Y en este versículo Pablo destaca el mejor ejemplo humano de mostrar amor, de seguir el camino del amor: el ejemplo de Jesús.
Y fíjense en lo que aprendemos aquí.
Pablo dice: “Tal como el Cristo también nos amó y se entregó por nosotros”.
Así que en este versículo vemos que amar es igual a entregar o dar.
Y, cuando pienso en esto de que amar es igual a dar, recuerdo a nuestros hermanos que trabajan en los Comités de Enlace con los Hospitales.
Su amor los motiva a dar de su tiempo, de sus energías, de sus recursos para ayudar a los hermanos que pasan por momentos difíciles, tal vez los peores de su vida, momentos muy estresantes.
Y ellos lo hacen por amor, aunque quizás muchos no trabajan en el campo de la medicina.
Así que estos hermanos se merecen nuestro amor y nuestro respeto.
Y podemos decir que sus familias merecen lo mismo.
¿Y cuál es nuestra recompensa por seguir desarrollando nuestra capacidad de amar?
Noten que al final del versículo 2 se menciona la recompensa.
Pablo está hablando del sacrificio de Jesús y dice que su sacrificio es “un dulce aroma para Dios”.
Lo mismo puede decirse de nosotros: si nos esforzamos por imitar a Jesús, si nos esforzamos por imitar a Jehová, podemos ser “un dulce aroma” para nuestro Padre celestial.
Dicho de otro modo, podemos hacer que Jehová se sienta feliz con nosotros.
Entonces, ¿qué hemos aprendido?
Que todos tenemos la capacidad de amar, por eso Jehová nos manda que amemos.
Ese era el texto de hoy.
Pero tenemos que seguir desarrollando esta capacidad porque, si la seguimos desarrollando, será útil.
Solo así será valiosa y nos servirá.
Y vimos dos formas de lograrlo.
La primera, imitar a Jehová.
Y la segunda, algo sencillo, seguir el camino del amor.
Si lo hacemos, se podrá decir que vivimos una vida de amor.