Sin duda, el texto que tenemos para hoy es muy interesante y muy conocido.
Agradecemos que Jehová nos revele lo que necesitamos; lo que necesitamos saber para ser felices y lo que necesitamos para servirle fielmente.
Pero hay ciertas cosas que Jehová no nos ha dicho a nosotros.
Son cosas que en realidad no sabemos o que nos despiertan la curiosidad.
Aunque sean cosas que no podemos saber o entender del todo, seguimos sintiendo curiosidad.
Por ejemplo, el comentario de hoy dice que no necesitamos saber los nombres de todos los ungidos que quedan en la Tierra.
Y también añade que, además, sería inútil tratar de averiguar qué siervos de Jehová serán finalmente parte de los 144.000.
La aprobación definitiva de parte de Dios y el sellado final es un asunto privado entre cada ungido y Jehová.
Ahora bien, puede que seamos como Pedro: que nos guste saber cosas sobre otros y qué tiene pensado Dios para ellos.
Pero, siendo sinceros, queridos hermanos, tenemos que controlar nuestra curiosidad.
Tenemos que reconocer nuestras limitaciones y que hay cosas que en realidad no son asunto nuestro.
En relación con esto, busquemos Juan, capítulo 21.
Leeremos los versículos 20 a 23.
Jesús le acababa de decir a Pedro qué tipo de muerte tendría.
Y ahora, Juan 21:20-23 dice: “Pedro se volvió y vio que detrás de ellos venía el discípulo al que Jesús amaba [es decir, el apóstol Juan], el mismo que en la cena se había recostado en su pecho y le había preguntado ‘Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?’.
Por eso, cuando lo vio [cuando Pedro vio a Juan detrás], Pedro le preguntó a Jesús: ‘Señor, ¿y qué va a ser de este?’ ”.
Pedro acababa de enterarse de cómo moriría y quería saber qué le pasaría a Juan.
“Jesús le dijo: ‘Si quiero que se quede aquí hasta que yo venga, ¿qué te importa eso a ti?
[Interesante, ¿verdad?] Tú continúa siguiéndome’ ”.
Esa es la clave.
Y sigue diciendo: “Por eso entre los hermanos corrió el rumor de que este discípulo no iba a morir”.
Así es como empiezan los rumores.
Oímos algo, se lo decimos a otros, y puede que lo entiendan mal.
“Pero Jesús no le dijo que no moriría.
Lo que dijo fue: ‘Si quiero que se quede aquí hasta que yo venga, ¿qué te importa eso a ti?’ ”.
Tal vez aquello dejó a Pedro sin palabras en aquel momento; lo frenó un poco.
Pero Pedro no se fue desanimado o enfadado con Jesús por no haberle explicado en qué sentido se quedaría Juan hasta que él viniera.
Y hoy sabemos lo que Jesús quiso decir: que Juan no moriría hasta que Jesús le revelara que vendría como Rey en el futuro.
Y Juan lo dejó escrito en el libro de Apocalipsis.
Eso fue alrededor del año 96.
Así que Pedro tenía curiosidad por saber lo que iba a pasar con Juan, pero no tenía derecho de saber algo que era exclusivamente entre Jesús y Juan; era algo privado.
Claro, es bueno que sepamos los nombres de los hermanos de nuestra congregación.
Aunque tengo que reconocer que a veces no recuerdo todos los nombres de los hermanos de mi nueva congregación cuando levantan la mano, pero, poco a poco, voy mejorando.
Y normalmente sabemos si alguien de nuestra congregación toma del pan y del vino.
Al fin y al cabo, todos vemos cómo se pasan los símbolos y si alguien participa.
Así, en cierto sentido, nos está indicando que tiene la esperanza celestial.
Lo vemos en la Conmemoración.
En este punto, me gustaría añadir algo.
Aunque es cierto que los que somos de las “otras ovejas” no sabemos exactamente cómo se sienten, porque no lo hemos vivido, estamos convencidos de que, por ejemplo, los miembros del Cuerpo Gobernante tienen la esperanza celestial.
Vemos que Jehová los bendice.
Como predijo la Biblia, él los usa como el “esclavo fiel y prudente”.
Hay cosas que hemos aprendido y de las que estamos convencidos.
Y vemos que ellos tienen el favor de Jehová.
No tenemos dudas de que Jehová bendice los esfuerzos que hacen por cuidar de los “sirvientes de la casa” y darnos el alimento espiritual.
Pero hay algo que no sabemos.
Tiene que ver con el sellado final.
Este es un asunto personal que queda entre cada ungido y Jehová.
Y como el comentario del texto menciona, “esto puede suceder poco antes de que [el ungido] muera fiel o de que estalle la gran tribulación”.
Esto es lo que nos han enseñado y como lo entendemos, y eso es lo que se indica en Apocalipsis, donde se habla del sellado final de los ungidos.
Y como dice el texto de hoy, los ungidos y las otras ovejas forman “un solo rebaño con un solo pastor”.
Colaboramos para hacer la voluntad de Jehová y para honrar su nombre, y no buscamos parecer importantes, o ser famosos, o que otros nos alaben por las cosas que hacemos.
Hay un relato interesante sobre Manóah —quien llegó a ser el padre de Sansón— y el ángel que se le apareció.
Manóah se refirió al ángel como “el hombre del Dios verdadero”.
Así que él sabía que el hombre que había ido a hablar con su esposa y después con él venía de parte de Dios.
Estaba convencido de que no era Jehová porque le había pedido a Jehová que volviera a enviar al hombre del Dios verdadero para hablar con él.
Veamos lo que pasó después, en el capítulo 13 de Jueces.
Porque allí se nos muestra cuál es la actitud correcta que debemos tener mientras servimos a nuestro Dios, Jehová.
En Jueces 13:17, 18 leemos: “Entonces, Manóah le dijo al ángel de Jehová: ‘¿Cuál es tu nombre?
Queremos saberlo para honrarte cuando se cumplan tus palabras’.
Sin embargo, el ángel de Jehová le contestó: ‘¿Por qué me preguntas mi nombre?
¿No ves que es algo maravilloso?’ ”.
En otras palabras: “No te voy a decir mi nombre.
No hace falta que lo sepas”.
Aquel ángel demostró modestia.
Y otro punto a tener en cuenta: las palabras de Manóah nos enseñan algo importante.
¿Para qué quería saber Manóah el nombre de aquel ángel?
Para honrarlo cuando se cumplieran sus palabras.
Pero es Jehová quien merece la honra.
Aquellas palabras no venían del ángel, sino de Jehová, que lo había utilizado como mensajero.
Por tanto, aquel ángel no quiso llevarse el mérito que le pertenecía a Jehová.
Y, si lo pensamos bien, ¿no es esta la actitud que tienen los ungidos y las otras ovejas?
No estamos aquí para darnos importancia o para que los demás nos honren a nosotros.
No. Estamos aquí para honrar a Jehová y para alabarlo.
Todo lo que hacemos al servir a Jehová es para honrarlo a él.
Y, ¿sabremos en algún momento en el futuro el nombre de los que gobernarán con Cristo en el Reino?
Bueno, “La Atalaya” de la que se sacó el comentario de hoy dice lo siguiente: “El Salmo 87:5, 6 parece dar a entender que en el futuro se darán a conocer los nombres de quienes estén reinando con Jesús en el cielo”.
Y luego cita de Romanos, donde habla de “la revelación de los hijos de Dios”, que no se refiere directamente a revelar sus nombres pero usa esta palabra.
Y el Salmo 87:5, 6, que se cita, menciona a “Sion” y los que nacen “en ella”.
Y nosotros sabemos que ellos nacen de nuevo con la esperanza de vida eterna.
Nacen en la parte celestial de la organización de Jehová, es decir, su esposa, para gobernar con Jesucristo en los cielos.
Así que no necesitamos saber los nombres de los ungidos ni seguir a cada uno de ellos.
Nosotros no hacemos eso.
Nuestro Líder es Jesús, y la Biblia dice que debemos seguirlo solo a él, según Mateo 23:10.
Así que tengamos presente el principio de 2 Timoteo 2:19.
Es un bonito principio aplicable a los ungidos y a las otras ovejas: “Jehová conoce a los que le pertenecen”.