Seth Hyatt: Decida con la ayuda de Jehová (2 Crón. 16:9)

¿Alguna vez ha tomado una mala decisión?

O tal vez sea mejor preguntar: ¿recuerda la última vez que tomó una mala decisión?

Son relativamente pocas las decisiones que tienen gran impacto en nuestra vida; la mayoría no lo tienen.

Por ejemplo, en cierta ocasión, un hermano joven vio la corbata que yo traía puesta y me dijo: “Hermano Hyatt, ¿ya te viste en el espejo?”.

Bueno, quizás aquel atuendo no fue la mejor elección.

Pero existen otras decisiones que tienen un gran efecto en nuestro servicio sagrado y en nuestra relación con Jehová.

Esta verdad se enfatiza en el texto de hoy.

Si examinamos su contexto, fácilmente nos damos cuenta de que las palabras de este versículo no se dijeron para felicitar o para fortalecer la determinación de nadie.

Más bien, se expresaron para corregir a alguien.

¿A quién?

Al rey Asá, tataranieto del rey David y tercer rey del reino de Judá.

Asá reinó durante 41 años y recibió la distinción de ser conocido como uno de los reyes fieles de Judá.

Así que surge la pregunta: ¿por qué un rey fiel como él necesitó corrección?

Para responder, abramos la Biblia en 2 Crónicas 16:7: “En aquel tiempo Hananí el vidente vino a Asá el rey de Judá y entonces le dijo: ‘Porque te apoyaste en el rey de Siria y no te apoyaste en Jehová tu Dios’”.

Esa fue la raíz del problema.

El texto continúa: “Por esa razón la fuerza militar del rey de Siria se ha escapado de tu mano”.

Después de decirle aquello, Hananí le recuerda al rey otro suceso.

Le pregunta: “¿Acaso los etíopes y los libios mismos no constituían una inmensa fuerza militar en multitud, en carros y en hombres de a caballo?; y, porque te apoyaste en Jehová, ¿no los dio él en tu mano?”.

Unos años antes, Asá y la nación de Judá habían enfrentado a Zérah el etíope y su ejército de 1 millón de soldados.

¿Qué hizo Asá entonces?

Oró a Dios con humildad y puso su propia vida y la de la nación en las manos de Jehová.

A Jehová le gustó lo que hizo, así que le dio la victoria.

Sin embargo, ahora que era el rey Baasá quien amenazaba a Judá, en vez de confiar en Jehová, Asá decidió sobornar a Ben-hadad, el rey de Siria.

Baasá era el rey de Israel, y Ben-hadad era el rey de Siria.

El plan parecía ideal: Asá soborna al rey Ben-hadad; Ben-hadad ataca a Baasá, y Baasá se retira de Judá.

Parecía una gran idea...

pero Jehová no estaba de acuerdo.

¡Asá dejó a Jehová fuera de la ecuación!

Con esto en mente, podemos entender las palabras de 2 Crónicas 16:9: “Pues, en cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él.

Has actuado tontamente respecto a esto, pues desde ahora en adelante existirán guerras contra ti”.

Aquello fue tanto un recordatorio como una corrección.

¿Por qué cuando Asá se enfrentó a un ejército de 1 millón de enemigos se puso en las manos de Jehová, pero decidió confiar en sí mismo cuando Baasá, el rey de Israel, lo amenazó?

Cuando se nos presenta un problema y debemos decidir algo respecto a una situación que es mucho más grande de lo que nosotros podemos manejar, acudimos a Jehová y le rogamos que nos ayude, nos consuele y nos guíe, ¿no es cierto?

Por ejemplo, al enfrentarnos a enfermedades terribles que no tendrán solución antes del nuevo mundo o a la muerte de un ser querido, o tal vez a la expulsión de un familiar o de un amigo íntimo...

Ante dichas situaciones —que claramente nos rebasan—, acudimos a Jehová.

Pero es probable que haya otras decisiones que parezcan más sencillas.

Por ejemplo, con quién casarse o qué hacer con nuestra vida.

Quizás hayamos venido a apoyar una obra de construcción aquí y, para ello, vendimos nuestra casa y dejamos todo atrás.

Y ahora que la obra está a punto de acabarse, hay que tomar algunas decisiones: ¿volveremos al mismo lugar?

Tal vez no éramos precursores antes de venir, pero después de pasar tiempo en Betel, nuestra perspectiva ha cambiado.

Así que, ¿sería posible empezar el servicio de precursor ahora?

¿Nos quedaremos en este país o podríamos mudarnos a otro?

Si no tenemos cuidado al tomar estas decisiones, podríamos dejar a Jehová fuera de la ecuación.

Así que, ¿cómo nos aseguraremos de tomarlo en cuenta?

Bueno, hay 3 cosas que podemos hacer.

La primera es investigar: ¿qué nos dice Jehová en su Palabra que nos pueda ayudar a enfrentar el problema?

¿Qué consejos nos ha dado el esclavo fiel y discreto en las publicaciones?

¿Hay algún artículo u otra información que nos pueda orientar?

La segunda cosa es orar, hablar con Jehová sobre la decisión que debemos tomar.

Hay que recordar que Jehová no va a pensar por nosotros, pero sí nos va a ayudar para que decidamos bien.

Finalmente, tanto en Betel como en la congregación contamos con un gran número de hermanos fieles, de mucha experiencia, que estarán felices de ayudarnos a aprender de lo que la vida les ha enseñado a ellos.

Entonces, si hacemos estas 3 cosas —investigar, orar y hablar con hermanos de experiencia—, podremos tomar una buena decisión.

Pero surge la pregunta: ¿qué es una buena decisión?

¿Verdad que es aquella que Jehová puede bendecir?

Con frecuencia nos encontraremos ante varias opciones, y no siempre será cuestión de tomar una decisión buena o mala, sino de qué opción finalmente elegir.

“¿Cuál de todas me ayudará a estrechar mi amistad con Jehová y le dará algo que bendecir?”.

Hay un detalle más en el relato que nos va a animar mucho.

Leamos 2 Crónicas 15:17, la parte b.

Allí dice: “Solo que el corazón mismo de Asá resultó completo todos sus días”.

Qué interesante, ¿no es cierto?

El texto de hoy decía que Jehová está buscando a “aquellos cuyo corazón es completo para con él”.

Y al final, Jehová sí consideró que Asá le había servido con todo el corazón.

Así que nos consuela saber que Jehová no juzga a nadie con base en una sola decisión equivocada.

Él toma en cuenta todos los factores.

En el caso de Asá, sus buenas cualidades y el celo que demostró por la adoración pura pesaron más que la mala decisión que tomó aquella vez.

De modo que, si llegamos a tomar una mala decisión —y eso va a suceder de vez en cuando—, nos consolará saber que Jehová seguirá tomándonos en cuenta.

Lo que queremos es que, al final, Jehová pueda mirar a cada uno de nosotros y decir: “Sé que me amas con todo el corazón”.

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