Mark Noumair: La predicación vence a Satanás (Apoc. 12:9)

Estamos en guerra.

Eso está muy claro.

Así que todos tenemos que protegernos de Satanás y los demonios y pelear en el combate espiritual hasta el final.

Esforcémonos por alcanzar la salvación “con temor y temblor”.

Abramos la Biblia en Apocalipsis, capítulo 12, y veamos por qué el Diablo está tan furioso y por qué odia a los siervos de Jehová.

Vamos a hablar primero de Apocalipsis 12:11.

El versículo 11: “Ellos [es decir, el resto ungido] lo vencieron [es decir, al Diablo]”.

Él odia eso.

Odia que los ungidos lo venzan, que demuestren que es un mentiroso, que sean leales, que sean íntegros.

Su conducta y sus palabras —todo lo que hacen— vence al Diablo.

Y, además de eso, y además de su fe en el rescate, el versículo 11 dice otra cosa que enfurece mucho al Diablo.

Dice que lo vencieron “gracias al mensaje que proclamaron”.

Mateo 24:14.

La predicación.

Noten, hay una relación directa entre vencer a Satanás y nuestra predicación.

Él la odia.

Y es por eso que ataca sin descanso la predicación y trata de que haya más opositores.

La predicación vence al Diablo.

Pero su oposición a nuestra obra no es nada nuevo.

Abramos la Biblia en Amós, capítulo 7, y notemos lo mucho que se parecen nuestros días a los días de Amós.

Amós, capítulo 7.

Aquí es cuando Jehová envió a Amós a las 10 tribus del reino de Israel.

Jeroboán era el rey, y él promovía la adoración de becerros en la ciudad de Betel.

Y la adoración de becerros ya era parte de la religión del reino de 10 tribus.

Así que tenemos a Amós en medio de todo esto.

Veamos qué ocurre, a qué oposición se enfrenta y cómo se parece esto a nuestros días.

Versículo 10: “Amasías, el sacerdote de Betel”.

Así que él es el sacerdote de esta religión oficial que adora becerros.

Betel es el centro de la religión apóstata.

¿Y qué hace Amasías?

Le manda un mensaje al rey de Israel, Jeroboán.

Noten que el representante de la religión apóstata, Amasías, le envía un mensaje al representante del gobierno, al rey Jeroboán, y hace que se moleste.

Le dice: “Amós está conspirando contra ti en medio de la casa de Israel.

Esta tierra no puede soportar todas sus palabras”.

Conspirando contra Jeroboán.

Esto era alta traición.

Como vemos, Amasías, el sacerdote, le envió este informe falso directamente al rey Jeroboán.

Pero veamos qué pasa, en el versículo 11.

Es cierto que Amasías fomenta la oposición, pero notemos las tres afirmaciones engañosas que lanza contra Amós.

Primero: “Porque esto es lo que dice Amós”.

Pero no era cierto.

Amós no dijo eso.

Amós siempre dijo: “Esto es lo que Jehová quiere que diga.

Esto es lo que Jehová me mandó a decir”.

Pero Amasías solo dice: “Esto es lo que dice Amós”.

Mentira.

Segundo: “Jeroboán morirá a espada”.

Amós nunca dijo eso.

En realidad, lo que Amós había dicho era que la casa de Jeroboán moriría, su dinastía o su descendencia.

De nuevo, una manera engañosa y distorsionada de presentar los asuntos.

Tercero: “Israel será desterrado de su tierra sin falta”.

Ahora bien, Amasías no menciona que Amós está tratando de ayudar a la gente.

Amós trata de que la gente vuelva a Jehová.

“Sirvan a Jehová y recibirán bendiciones.

Hagan lo que Jehová quiere y tendrán su favor”.

Pero Amasías ni lo menciona.

No dice nada positivo de lo que Amós está haciendo.

Como vemos, esas son las tres afirmaciones que Amasías usó para acusar a Amós.

Afirmaciones engañosas, medias verdades...

Todo para conseguir que el rey prohibiera oficialmente la predicación de Amós.

¿Vemos algo parecido hoy día?

Los métodos que usó Amasías son muy similares, muy parecidos, a los que usan hoy los enemigos del pueblo de Jehová.

Igual que Amasías trató de silenciar a Amós, algunos líderes religiosos hacen lo mismo, intentan detener la predicación de los siervos de Dios.

Amasías acusó falsamente a Amós de traición.

Y hoy algunos líderes religiosos acusan al pueblo de Jehová de ser una amenaza para la seguridad nacional.

Así como Amasías recurrió al rey Jeroboán para que lo ayudara a perseguir a Amós, algunos líderes religiosos de hoy recurren a sus aliados políticos para que los ayuden a perseguir a los testigos de Jehová, igual que Amasías.

Como vemos, está claro que el Diablo odia la predicación.

¿Qué haría Amós?

¿Le entraría miedo?

¿Se dejaría intimidar?

¿Dejaría de predicar?

¿Saldría corriendo de su asignación?

Él era un simple pastor.

Él era simplemente alguien que cuidaba las higueras, que cuidaba el ganado...

Y ahora se lo llevan de su entorno tranquilo y solitario a ese hervidero de apostasía que era Betel.

Es interesante que él no huyó a un sitio donde no hubiera nadie, sino que estaba allí, en el medio de todo.

Amós era un hombre humilde, sencillo, y no sabemos mucho sobre él.

Él no impresionaba, pero su mensaje sí impresionaba.

Y, lo más importante, vemos cómo Jehová, con su espíritu santo, le dio el valor y las fuerzas que necesitaba para enfrentarse a esa situación.

Veamos qué ocurre.

¿Qué dijo Amós?

Versículo 16: “Así que ahora oye las palabras de Jehová” —Amós le dice esto a Amasías—, “Oye las palabras de Jehová”.

De nuevo, le da todo el mérito a Jehová: “No soy yo, es Jehová el que me pidió que hiciera esto, Amasías.

Es como cuando un león ruge.

¿Quién no tendrá miedo?

Si Jehová habla, yo voy a hacer lo que él me diga.

Así que estas son las palabras de Jehová”.

“Tú [me] dices: ‘No profetices contra Israel y no prediques contra la casa de Isaac’ ”, o los descendientes de Jacob, refiriéndose al reino de 10 tribus.

Pero Amós dijo: “No puedo hacer eso.

No puedo dejar de hablar.

Esta misión viene de Jehová”.

¿Le da miedo a Amós?

No.

Versículo 17: “Pues esto es lo que dice Jehová: ‘Tu esposa será una prostituta en la ciudad’ ”.

Eso significaba que a su esposa la violarían soldados de un ejército enemigo.

“Tus hijos y tus hijas caerán a espada”.

“Tú morirás en tierra impura”, es decir, fuera de Israel.

“Eso es lo que tengo que decir.

Jaque mate”.

Es impresionante, de verdad.

Cuando pensamos en Amós y en cuánto quería obedecer a Jehová y hacer su voluntad, vemos que no se dejó intimidar.

Y nosotros tampoco.

Si Jehová nos manda a declarar su Palabra, no vamos a desobedecerlo.

Incluso en los lugares donde haya “Amasías” modernos, que promueven la persecución cruel, como Amós, seguimos predicando: “Esto es lo que dice Jehová”.

Bueno, Jehová trató de ayudar a aquellos israelitas.

Trató de ayudarlos a cambiar y usó a Amós para eso.

Y hoy, solo hay que ver al pueblo de Jehová ayudando a la gente por toda la Tierra.

Pero el Diablo odia la predicación.

¿Por qué?

Porque la predicación lo vence.

Y el esclavo fiel lo está logrando.

Pensemos en lo que están haciendo los ungidos para cumplir Mateo 24:14.

¿Y cuál es nuestro papel?

¿Por qué le estamos hablando de esto a la familia Betel?

Porque somos el grupo de apoyo; apoyamos las actividades del Reino.

En cualquier guerra...

En cualquier guerra hay una línea de suministro.

Si esas líneas de suministro se cortan, los soldados en las líneas de batalla tendrían problemas.

Y, en cualquier guerra, la estrategia es cortar.

El enemigo quiere cortar la línea de suministro, porque eso desmoraliza a los soldados.

Eso somos nosotros; somos la línea de suministro.

Tenemos que recordar que nuestra labor en Betel es vital.

Este trabajo es un honor.

Colaboramos para que la predicación siga avanzando.

Y, si leemos Amós 4, vemos que Jehová es un Dios bondadoso y misericordioso.

En este capítulo se muestra que Jehová intentó ayudar a su pueblo muchas veces.

Envió a Amós.

Trató de corregirlos y de disciplinarlos, y por eso les envió a Amós una y otra vez y les repitió lo mismo varias veces.

Cinco veces les recordó que había tratado de ayudarlos, y cinco veces les dijo: “No volvieron a mí”.

“Ustedes, el reino de 10 tribus, no volvieron a mí.

Traté de ayudarlos. No volvieron a mí.

No volvieron a mí. No volvieron a mí.

Seguí intentándolo, pero no volvieron a mí.

Así que solo me queda una opción.

Me obligan a tomar una decisión; solo me queda ir a la guerra”.

Y así es como será en nuestros días.

Solo hay una opción.

Solo le queda ir a la guerra.

¿Por qué?

Porque la gente no volverá a Jehová.

¿Y qué ocurrirá después?

Capítulo 4, versículo 12: “Prepárate para encontrarte con tu Dios”.

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