Izak Marais: Todos somos necesarios (1 Cor. 12:22)

Jehová Dios se propuso reunir a su pueblo en la congregación, lejos del mundo de Satanás.

Jesucristo prometió que estaría con nosotros hasta el final de este mundo malvado.

Y cuando observamos esta enorme organización mundial,

comprobamos que Jesús está cumpliendo su promesa y que Jehová está realizando su propósito de manera extraordinaria.

Dentro de esta gran organización se efectúan numerosas tareas, o ministerios.

Es algo que solo Jehová puede lograr, pues él es quien la dirige.

En el capítulo 12 de 1 Corintios, el apóstol Pablo explica en detalle cómo Jehová dirige su organización.

Primera a los Corintios 12:14 dice: “Porque el cuerpo, en realidad, no es un solo miembro, sino muchos”.

Así que Pablo compara el cuerpo humano con la organización.

Esta se compone de muchos miembros, y a cada uno de ellos se le ha asignado un ministerio.

Leamos ahora los versículos 4 al 6: “Ahora bien, hay variedades de dones, pero hay el mismo espíritu; y hay variedades de ministerios, y sin embargo hay el mismo Señor; y hay variedades de operaciones, y sin embargo es el mismo Dios quien ejecuta todas las operaciones en todos”.

Estas palabras nos recuerdan que la organización no le pertenece a ningún hombre.

No es ningún ser humano quien la mantiene unida y la hace avanzar.

¡Es Jehová quien lo hace!

En este capítulo, Pablo nos ayuda a comprender la relación que tenemos entre nosotros.

Leamos ahora los versículos 17, 19 y 21.

Primera a los Corintios 12:17 dice: “Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el sentido del oído?

Si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?”.

Versículo 19: “Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?”.

Ahora el versículo 21: “El ojo no puede decir a la mano: ‘No tengo necesidad de ti’; o, de nuevo, la cabeza no puede decir a los pies: ‘No tengo necesidad de ustedes’”.

Queda claro, entonces, que nos necesitamos mutuamente.

Todos realizamos diferentes tareas o ministerios, pero nos necesitamos unos a otros.

Por eso, el versículo 20 dice: “Pero ahora son muchos miembros, aunque un solo cuerpo”.

Así que formamos un solo cuerpo: sí, pertenecemos a la misma congregación.

Esto nos lleva al texto de hoy.

Pablo dice en 1 Corintios 12:22: “Antes bien, con mucho el caso es que los miembros del cuerpo que parecen ser más débiles son necesarios”.

¿Qué significa “más débiles” en este contexto?

No quiere decir que estos miembros sean deficientes o incapaces de realizar su función.

Solo significa que, desde un punto de vista físico, quizás parezcan más débiles.

Quizás haya algún hermano mayor enfermo que ya no puede hacer tanto como antes.

¿Significa eso que ya no está cumpliendo con su asignación, que no encaja en el propósito de Jehová o que ya no le es útil?

¡Claro que no!

El hermano pudiera parecer más débil, pero sabemos que sigue siendo importante, y valoramos el lugar que Jehová le da.

Veamos ahora el versículo 23: “Y a las partes del cuerpo que creemos que son menos honorables, a estas las cercamos de más abundante honra, y así nuestras partes indecorosas tienen el más abundante decoro”.

Jehová lo ha dispuesto así.

El versículo 24 dice: “Mientras que nuestras partes decorosas no necesitan nada.

No obstante, Dios compuso el cuerpo, dando más abundante honra a la parte a que le hacía falta”.

Por lo tanto, el cuerpo no está dividido.

Sus partes cooperan.

Ningún miembro menosprecia a otro por tener alguna incapacidad o limitación.

Por eso, el versículo 25 dice: “Para que no hubiera división en el cuerpo, sino que sus miembros tuvieran el mismo cuidado los unos de los otros”.

¿Qué significa eso?

¿Cómo ha formado y dirigido Jehová a su organización?

El apóstol Pablo lo describe de manera hermosa en Efesios 4:16.

En el versículo anterior, el 15, Pablo dice: “Antes bien, hablando la verdad, por el amor crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, Cristo”.

Jesucristo es la cabeza.

Por lo tanto, no existe una estructura piramidal.

Cristo dijo: “Su Caudillo es uno”.

Luego, en el versículo 16, se explica cómo Jehová Dios organiza a su pueblo.

Allí dice que “de él [Cristo] todo el cuerpo” está “unido armoniosamente” y agrega que se le hace “cooperar mediante toda coyuntura que da lo que se necesita”.

De modo que el cuerpo está unido armoniosamente.

Tomemos como ejemplo nuestra mano: los dedos están unidos por la palma que, a su vez, está unida a la muñeca.

Hay una unión armoniosa.

Y, como leímos, los miembros del cuerpo están diseñados para cooperar, para encajar unos con otros, para trabajar unidos.

Jehová se encarga de que eso suceda.

Luego, el mismo versículo muestra lo que nosotros debemos hacer: dar “lo que se necesita”.

Y después dice que el buen funcionamiento de cada miembro “contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor”.

Así que nuestra función es dar lo que se necesita,

hacer lo que se requiere.

Jesús ilustró muy bien este punto en el capítulo 13 de Juan.

Seguramente recuerdan la ocasión en que Jesús lavó los pies de sus discípulos.

Vamos a Juan, capítulo 13.

En los versículos 12 a 15, Jesús describe lo que hizo y luego explica por qué lo hizo: “Ahora bien, cuando les hubo lavado los pies y se hubo puesto sus prendas de vestir exteriores y recostado de nuevo a la mesa, les dijo: ‘¿Saben lo que les he hecho?

Ustedes me llaman: “Maestro”, y, “Señor”, y hablan correctamente, porque lo soy.

Por eso, si yo, aunque soy Señor y Maestro, les he lavado los pies a ustedes, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.

Porque yo les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo’”.

¡Imagínense!

¡Jesús, el cabeza de la congregación, se arrodilló y lavó los pies de sus discípulos!

Y luego nos pidió que siguiéramos su ejemplo.

Entonces, ¿qué aprendemos de todo esto?

Que cada uno de nosotros tiene un lugar en la organización de Dios.

Todos cumplimos una hermosa función: la de servirnos unos a otros, es decir, dar lo que se necesita.

Y, como dice la segunda parte de Efesios 4:16, hacerlo “contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor”.

Jehová ha decidido reunir a su pueblo.

Él mismo dirigirá esta organización, esta congregación, hacia el justo nuevo mundo en donde podremos disfrutar de bendiciones extraordinarias.

Pero hoy tenemos la oportunidad de cooperar y trabajar juntos en amor y unidad.

Si lo hacemos, no importará si físicamente somos más fuertes o más débiles, pues todos somos parte del mismo cuerpo.

 

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