Geoffrey Jackson: Probemos a Jehová de la manera correcta (Mal. 3:10)

‎Al analizar el texto para hoy, ‎surge una interesante pregunta: ‎¿cómo es que podemos ‎probar a Jehová? ‎¿Acaso no dijo Jesús que jamás ‎deberíamos poner a Jehová a prueba? ‎Bueno, la respuesta a esta cuestión ‎la dio la revista “La Atalaya” en 1957, ‎cuando dijo: ‎“Hay una manera incorrecta ‎y una manera correcta ‎de poner a Jehová a prueba”. ‎Ahora bien, ¿cómo saber si estamos ‎probando a Jehová de la forma correcta? ‎La clave es distinguir la diferencia ‎entre tener fe y ser tonto. ‎La Biblia nos ayuda a comprender ‎que existe una línea ‎que separa la fe de la tontedad.

‎Hablemos primero ‎de la forma correcta de probar a Jehová. ‎Él nos ha prometido ‎que nos va a bendecir ‎siempre y cuando ‎hagamos lo que espera de nosotros. ‎Y cuando demostramos fe en esa promesa ‎y lo obedecemos sin dudar, ‎lo estamos probando ‎en el buen sentido. ‎Por otro lado, ‎si, por falta de confianza, ‎primero esperamos ‎a que nos bendiga ‎para entonces hacer lo que nos pide, ‎si nos quejamos por las cosas ‎que Jehová ha permitido que nos pasen, ‎si tomamos riesgos innecesarios ‎o si aparentamos ser obedientes ‎cuando en realidad no lo somos, ‎entonces lo estamos poniendo a prueba ‎de la manera incorrecta. ‎Así que, dicho de manera simple, ‎probar a Jehová de la manera correcta ‎significa confiar en él, ‎tener fe y obedecerle, ‎incluso cuando no sea fácil hacerlo.

‎Ya hemos dicho ‎que ponemos a prueba a Jehová ‎como no debemos hacerlo ‎si, con actitud egoísta, ‎nos quejamos por lo que ha permitido ‎que ocurra en nuestra vida, ‎si hacemos ‎cosas imprudentes o peligrosas ‎—esperando que nos rescate ‎con un milagro— ‎o si intentamos engañarlo ‎fingiendo ser fieles por un lado, ‎pero portándonos mal por el otro. ‎Además, ponemos a prueba su paciencia ‎cuando insistimos ‎en que haga algo por nosotros ‎que no está muy de acuerdo ‎con su voluntad. ‎La verdad es que sería tonto ‎hacer cualquiera de estas cosas.

‎¿Qué puede ayudarnos ‎a entender mejor ‎este importante tema? ‎Pensemos en dos ejemplos. ‎Primero, recordemos la ocasión ‎en que Jesús le dijo al Diablo: ‎“No debes poner a prueba ‎a Jehová tu Dios”. ‎Leamos las palabras ‎en las que se basó Jesús para decir eso. ‎Se encuentran en Deuteronomio 6:16: ‎“No deben poner a prueba ‎a Jehová su Dios, ‎como lo pusieron a prueba ‎en Masah”. ‎¿Y qué hicieron los israelitas ‎cuando se encontraban en Masah, ‎que significa “Prueba”? ‎Lo que se dice en Éxodo 17:7 ‎nos ayuda a entender ‎en qué sentido pusieron ‎los israelitas a prueba a Jehová. ‎Éxodo 17:7 dice: ‎“De modo que llamó el lugar ‎por nombre Masah y Meribá, ‎a causa del reñir de los hijos de Israel ‎y a causa de que pusieron a prueba ‎a Jehová, diciendo: ‎‘¿Está Jehová ‎en medio de nosotros, o no?’”. ‎¿Qué fue lo que hicieron? ‎En pocas palabras, ‎no confiaron en Jehová. ‎Y, por esa razón, ‎no fueron capaces ‎de entender que su Dios ‎no los abandonaría ‎para que murieran en el desierto. ‎Además, les faltó paciencia. ‎¡Querían que Jehová ‎les diera las cosas ya! ‎Solo les importaba ‎satisfacer sus propios deseos. ‎¡Qué impactante lección!, ‎¿no les parece? ‎Sin duda, les faltó fe. ‎Pensemos en un segundo ejemplo, ‎en la ocasión en que los israelitas ‎decidieron no entrar ‎en la Tierra Prometida. ‎Si recordamos, ellos se desanimaron ‎debido al informe negativo ‎de diez de los espías ‎enviados por Moisés. ‎Estaban tan molestos ‎que querían apedrear a los dos espías ‎que dieron un buen informe. ‎¿Y todo por qué? ‎Por la falta de fe. ‎Y cuando Jehová los castigó ‎y les dijo lo que iba a ocurrir, ‎¿qué decidieron hacer? ‎Invadir la Tierra Prometida sin permiso, ‎sin el apoyo divino. ‎¿Y cuál fue el resultado? ‎Sufrieron una derrota aplastante. ‎¡Qué forma de actuar tan tonta! ‎Este ejemplo nos ayuda a entender ‎que, efectivamente, ‎hay una manera correcta ‎—pero también una manera incorrecta— ‎de poner a Jehová a prueba.

‎Además, es importante ‎tomar en cuenta ‎cómo se siente Jehová ‎cuando lo ponemos a prueba ‎de manera indebida. ‎Veamos lo que nos dice a este respecto ‎el libro de los Salmos. ‎Vamos al Salmo 78:40, 41. Dice: ‎“¡Cuán a menudo se rebelaban ‎contra él en el desierto, ‎lo hacían sentirse ‎herido en el desierto árido! ‎Y vez tras vez ‎ponían a Dios a prueba, ‎y causaban dolor ‎aun al Santo de Israel”. ‎Sí, a los israelitas les faltó fe ‎e hicieron cosas ‎que irritaron o decepcionaron a Jehová. ‎Le causaron dolor. ‎Por eso es tan importante ‎que veamos la diferencia ‎entre la manera correcta ‎y la incorrecta de probar a Jehová. ‎En nuestro caso, ‎¿cuáles serían ‎algunas maneras incorrectas ‎de probar a Dios? ‎Pues bien, no debemos exigirle ‎ni ordenarle a Jehová ‎que nos conceda favores especiales. ‎Tampoco debemos quejarnos con él ‎porque no se han cumplido ‎nuestras expectativas. ‎Además, no debemos ‎correr riesgos innecesarios. ‎De hecho, hay hermanos encargados ‎de ayudarnos a velar por la seguridad, ‎y es esencial ‎que sigamos sus instrucciones.

‎Puede que no siempre sea fácil ‎ver la diferencia entre tener fe ‎y ser un poco tonto. ‎Tal vez hayamos pensado ‎alguna vez: ‎“Jehová siempre me va a cuidar, ‎no importa lo que haga”. ‎Pero notemos lo que se publicó ‎en un número de “¡Despertad!” de 1953. ‎El artículo se titulaba: ‎“No has de poner a Dios a prueba”. ‎En parte decía que nos creeríamos ‎“muy importantes” ‎si actuáramos ‎“como si nada pudiera pasarnos ‎porque estamos sirviendo a Jehová”. ‎Y advertía: “No debemos atrevernos ‎a poner a Dios a prueba ‎con acciones irracionales [...] ‎[ni con descuidos]. ‎Sencillamente no podemos esperar ‎que Dios nos proporcione ángeles ‎para guardarnos del mal y de accidentes ‎a pesar de lo que hagamos ‎o dejemos de hacer”. ‎¡Qué buen recordatorio!, ¿no les parece? ‎A lo largo de mi servicio misional, ‎yo también tuve que aprender ‎la diferencia entre tener fe y ser tonto. ‎En mis primeros años, ‎llegué a hacer algunas cosas ‎bastante imprudentes, ‎como saltar de un barco grande ‎a uno más pequeño en alta mar ‎sin llevar salvavidas. ‎En aquel tiempo, ‎pensaba que eso era un acto de fe, ‎pero ahora lo veo ‎de forma un tanto diferente. ‎El asunto es que debemos ‎estar muy pendientes ‎para saber distinguir ‎entre actuar con fe ‎y actuar con tontedad.

‎Jesús, tan sabio como era, ‎supo ver dicha diferencia. ‎Cuando estuvo aquí en la Tierra, ‎su vida corrió peligro ‎en muchas ocasiones, ‎pues sus enemigos, ‎los fariseos y los saduceos, ‎siempre andaban ‎buscando formas de matarlo. ‎Pero él había venido para servir ‎a Jehová y hacer su voluntad, ‎y tenía fe en que su Padre no permitiría ‎que lo mataran antes de tiempo. ‎Sin embargo, cuando Satanás ‎lo tentó para que se luciera ‎arrojándose desde la parte ‎más alta del templo, ‎¿qué le contestó Jesús? ‎“No debes poner a prueba a Jehová”. ‎Jesús tenía claro ‎que hacer eso sería tonto. ‎De igual manera, ‎cuando nosotros ‎tengamos que tomar una decisión, ‎debemos asegurarnos ‎de lo que Jehová ‎quiere que hagamos. ‎Él nos ha prometido ‎que, si lo obedecemos ‎y ponemos el Reino en primer lugar, ‎nos va a bendecir. ‎Y podemos estar seguros ‎de que él cumplirá su promesa ‎mientras seamos obedientes. ‎Pero jamás deberíamos pensar ‎que podemos poner a prueba a Jehová ‎siendo negligentes o exponiéndonos ‎al peligro innecesariamente. ‎En conclusión, ‎antes de tomar decisiones, ‎siempre pidámosle a Jehová ‎que nos permita ver ‎si se trata de un acto de fe ‎o de una tontedad.

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