Si quieren, pueden abrir sus biblias en el capítulo 24 de Mateo. El texto de hoy está sacado de ese capítulo. A partir del versículo 29, y en todo el capítulo 25, vemos que Jesús habla de las condiciones del tiempo del fin, en el que ahora mismo estamos, y también sobre lo que podemos esperar cuando llegue la gran tribulación. Así que nuestro texto se encuentra en Mateo 24:42. Leámoslo. Ahí dice: “Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor”. ¿A qué se refiere cuando dice “viene su Señor”? Al momento futuro en el que Jesús vendrá como Juez. ¿Y cuándo será eso? Bueno, él dijo: “No saben en qué día viene”. Pues si se fijan en el versículo siguiente, Jesús es más específico y nos da una pista. Habla de un amo de casa que está vigilante a causa de un ladrón. Leamos el versículo 43. Dice: “Mas sepan una cosa, que si el amo de casa hubiera sabido en qué vigilia habría de venir el ladrón, se habría quedado despierto y no habría permitido que forzaran su casa”. La revisión de la Biblia en inglés tiene una nota que aclara que se trata de un momento de la noche. Así que Jesús dijo que un amo de casa no sabe cuándo vendrá un ladrón, si de día o de noche. Pero, aquí, Jesús dijo que el amo de casa sí sabía que vendría por la noche.
Como no sabía exactamente en qué momento llegaría, tenía que estar alerta toda la noche.
Y es ahí exactamente donde estamos, en los últimos días; ese es el tiempo al que él se refería. Entonces, Jesús viene en algún momento de los últimos días.
Este ejemplo nos muestra que el momento de estar vigilantes es por la noche, y eso nos enseña algo más. ¿Qué sucede por las noches? Normalmente, si ocurren cosas malas, ocurren por la noche. Hay penumbra, oscuridad... Es cuando actúan los ladrones y los que quieren hacer cosas malas. A veces, es el momento en el que los ejércitos aprovechan para lanzar ataques sorpresa. También es cuando merodean los animales salvajes. En vista de esto, fíjense en lo que Jesús nos dice en el versículo 44: “Por este motivo, ustedes también demuestren estar listos, porque a una hora que no piensan que es, viene el Hijo del hombre”. ¿Qué mensaje quería transmitirnos? Bueno, en el versículo 42, dijo: “Manténganse alerta”. Y, en el 44, fíjense: “Demuestren estar listos”.
Veamos primero la expresión “manténganse alerta”. ¿Por qué las personas no están alerta en los tiempos en los que vivimos? Porque no comprenden lo que sucede a nuestro alrededor. Isaías 56:10 nos ayuda a entender un poco mejor por qué les ocurre eso. Ahí se habla de los líderes de Judá, y vean lo que dice... Isaías 56:10. Dice así: “Los atalayas de él son ciegos. Ninguno de ellos ha notado. Todos ellos son perros mudos; no pueden ladrar”. Así que aquellos líderes debían ser “atalayas” o vigilantes, pero, en vez de eso, dice que estaban “mudos”. Los perros tienen el sentido del oído muy desarrollado y escuchan antes que los humanos. Y, por eso, ladran para avisarnos. Pero aquellos guías religiosos no lo estaban haciendo, no estaban advirtiendo a las personas de los peligros y, como consecuencia, la gente no actuaba como Jehová quería. Aquellos líderes de Judá representan muy bien a los líderes religiosos de la cristiandad de hoy en día, que tampoco están avisando a las personas. Y es por eso que la mayoría de la gente no comprende el momento crucial en el que vivimos. Están dormidos en sentido espiritual.
En contraste con estos “perros mudos”, por así decirlo, está el atalaya de Jehová, es decir, “el esclavo fiel y discreto”. Pensemos en lo que estos hermanos hacen por nosotros. Nos ayudan a estar muy atentos a la señal de la presencia de Cristo. Nos ayudan a evitar las trampas de Satanás. También nos ayudan a entender y prestar atención a las profecías que todavía no se han cumplido. ¡Piensen por un momento en todo el alimento espiritual que nos dan! No hay duda de que están vigilantes y por eso nos ayudan a nosotros a estar vigilantes también.
Pero recordemos que después Jesús se centró en lo que tenemos que hacer cada uno de nosotros. Dijo que tenemos que demostrar que estamos listos. Pero, para estar listos, no podemos ser como un perro mudo. ¿A qué nos referimos? Bueno, pensemos en lo siguiente: si el vigilante de Betel ve una fuga de agua durante su turno, ¿qué hará? ¿Se limitará a tomar nota y ya está? Claro, si solamente lo anota, el problema se hará más grave. El trabajo de un vigilante también incluye actuar. No puede ver un problema y no hacer nada. Y eso es lo que debemos hacer nosotros. Fijémonos en “el esclavo fiel y discreto”. ¡Qué buen ejemplo nos ponen estos hermanos! Cumplen muy bien con su comisión de advertirnos. Pero todos debemos preguntarnos: “¿Está ladrando mi perro interior?”.
Veamos ahora las palabras de Pedro en su segunda carta, capítulo tres. Nos ayudarán a responder a esa pregunta y a razonar un poco más. En 2 Pedro 3:10 dice que “el día de Jehová vendrá como ladrón”. Y en el versículo 11 menciona que debemos pensar en qué clase de personas somos en estas áreas: “en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa”. Y, después, en el versículo 14, leemos lo siguiente: “Por eso, amados, ya que están esperando estas cosas, hagan lo sumo posible para que finalmente él los halle inmaculados y sin tacha y en paz”. Está claro que si estamos inmaculados es porque cuando teníamos una mancha la limpiamos, y si teníamos una tacha, o un defecto, hicimos algo para solucionarlo. Así que, para realizar estos “actos santos de conducta” que menciona el versículo 11, debemos permanecer limpios en sentido moral. Ahora bien, vivimos en un mundo que no quiere que seamos moralmente limpios. Hace todo lo posible para que pensemos y actuemos de formas que Jehová no aprueba. ¿Qué hacemos en cuanto vemos una pequeña señal de que nuestra forma de pensar no está bien, quizás porque nos viene un pensamiento o una idea sucia a la mente? Bueno, pensemos en lo que debe hacer el vigilante cuando ve la fuga de agua. Si no actúa, habrá más daños. Lo mismo ocurre con nosotros. Si alguna vez llegamos a pensar en hacer algo que está en contra de las normas de Jehová, más vale que nuestro perro interior comience a ladrar y que actuemos enseguida para dejar de pensar así. Veamos lo que menciona “La Atalaya” del 15 de julio de 2003 sobre ese asunto: “¿Percibimos que la brecha entre nuestros valores morales y los del mundo se va ensanchando? Si no es así, tenemos motivo para preocuparnos. ¿Podría ser que nuestras normas personales, pese a ser más elevadas que las del mundo, se estén rebajando? Si ese fuera el caso, tomemos medidas definidas para corregir la situación a fin de agradar a Dios”. Así que, si detectamos una mancha o un defecto espiritual en nosotros, acudamos a Jehová para pedir ayuda. Investiguemos para identificar cuál es nuestro punto débil y cómo superarlo. Y si es necesario, busquemos ayuda.
¿Han tenido alguna vez un vecino con un perro que ladraba todo el tiempo? Días, semanas, meses,...
ladrando y ladrando. Al final, uno ya ni se da cuenta de que el perro está ladrando. Pues no permitamos que eso nos ocurra cuando nuestro perro interno ladre. Estemos determinados a prestar atención a las advertencias de Jesús: “Manténganse alerta”, “demuestren estar listos”.