Amamos el nombre de Jehová y todo lo que representa.
¿Podrían acompañarme al comentario de esta mañana?
Leamos, por favor, las dos últimas frases: “Sin duda, el nombre de Jehová es impresionante.
Su significado nos dice todo lo que él es, todo lo que ha hecho y todo lo que hará”.
Este párrafo está sacado de un artículo titulado “Unifica mi corazón para que tema tu nombre”.
¿Por qué nos hace sentir profundo respeto y temor de Dios el nombre de Jehová?
Contestemos esta pregunta con la ayuda del rey David y el apóstol Pablo.
Vayamos a Salmo 19.
A David le gustaba observar la creación de Jehová y meditar en ella.
Y en Salmo 19:1 nos cuenta lo que vio.
¿Lo tienen?
Salmo 19:1 dice: “Los cielos declaran la gloria de Dios; las alturas proclaman la obra de sus manos”.
De día, David se había fijado en el Sol, y de noche, en la Luna y las estrellas.
Pero él vio algo más, lo que había detrás.
Vio “la gloria de Dios” y “la obra de sus manos”.
Pensemos en lo que David veía cuando miraba al cielo en la oscuridad de la noche.
Probablemente veía algo así.
Se quedaba fascinado con la belleza y el orden que veía.
Gracias a la tecnología, en la actualidad podemos ver mucho más de lo que David vio.
Y también sabemos que lo que vemos es solo una pequeñísima parte de todo lo que Jehová ha hecho.
¿Qué sientes cuando piensas en todo lo que nuestro Creador ha hecho que llegue a ser?
Medita en ello un momento.
Estoy seguro de que sientes profundo respeto.
Y eso es lo que David sentía.
Pero David no se limitó a sentir respeto.
También razonó y llegó a la conclusión de que quien puso leyes para controlar el Sol, la Luna y las estrellas también puso leyes para ayudarnos en la vida.
¿Y qué pensaba de esas leyes?
Leamos los versículos 7 y 8: “La ley de Jehová es perfecta, renueva las fuerzas.
Los recordatorios de Jehová son confiables, hacen sabio al inexperto.
Las órdenes de Jehová son justas, llenan de alegría el corazón.
Los mandamientos de Jehová son limpios, iluminan los ojos”.
Para David, las leyes de Jehová no eran simplemente normas que había que obedecer.
Eran parte de la preciosa creación de Jehová.
Y, cuando somos obedientes a esas leyes de Jehová, nuestro Legislador, ¿qué hace él que lleguemos a ser?
Lo que acabamos de leer.
Él hace que sus siervos lleguemos a ser personas fuertes, sabias, alegres, y que tengamos una visión espiritual clara.
Bueno, el Sol, la Luna y las estrellas no pueden elegir si obedecen a Dios o no.
Nosotros sí podemos.
Pero ¿verdad que nunca querríamos hacer nada que disgustara o decepcionara a nuestro Legislador?
¡Claro que no!
Queremos agradarlo en todo lo que hacemos.
¿Y qué nos motiva a ser obedientes?
Miren el versículo 9: “El temor de Jehová es puro, dura para siempre”.
Así que, al analizar lo que David pensaba, vimos que el nombre de Jehová y su creación nos hacen sentir profundo respeto y temor de Dios, y eso nos impulsa a obedecerle de buena gana.
Veamos otro ejemplo.
Lo encontramos en Hebreos, capítulo 12.
El apóstol Pablo les había estado explicando a los cristianos ungidos cuál era su papel en el propósito de Jehová.
Y, para ayudarlos a visualizar lo que ocurre en el cielo, en los versículos 22 y 23 les pinta una imagen.
Les dice a estos hermanos: “Ustedes se han acercado a un monte Sion y a una ciudad del Dios vivo —la Jerusalén celestial—, a miríadas de ángeles reunidos en asamblea general, a la congregación de los primogénitos registrados en los cielos, a Dios —el Juez de todos—”.
¡Qué escena tan impresionante!
¿Pueden visualizar lo hermosa que es la parte celestial de la organización de Jehová?
Su elemento principal es el Reino, que como sabemos va a traer muchas bendiciones a la Tierra.
Y ¿qué hace Jehová, nuestro Soberano, que lleguen a ser estos siervos fieles, Jesús y los 144.000?
Cuando meditamos en eso, ¿verdad que sentimos admiración y profundo respeto por todo lo que está relacionado con el nombre de Jehová y su propósito?
Meditar en esto nos lleva a la siguiente pregunta.
Entonces, ¿cuál es mi papel, nuestro papel, en todo esto?
Es como si Pablo supiera que nos haríamos esa pregunta, porque ahora pasa a hablar de que todos los gobiernos que se opongan al Reino serán sacudidos, es decir, destruidos.
Y entonces en el versículo 28 dice: “Por eso, en vista de que vamos a recibir un Reino que no se puede sacudir”.
Así que los ungidos recibirán un Reino, y su papel en él será el de gobernar.
Y los que tenemos la esperanza de vivir en la Tierra seremos súbditos leales.
“En vista de que vamos a recibir un Reino que no se puede sacudir, sigamos recibiendo bondad inmerecida, para que mediante ella podamos darle servicio sagrado a Dios como a él le gusta, con temor de Dios y profundo respeto”.
Nuestro papel es darle servicio sagrado, adoración pura.
Entonces, ¿qué ideas sacamos de este discurso?
Cuando medites en las obras de Jehová, por ejemplo, cuando pienses en alguna de las cosas maravillosas que ha creado o quizás pienses en algún aspecto de su maravilloso propósito, siempre busca su firma.
Piensa en su nombre.
¿Qué ha hecho Jehová que llegue a ser?
¿Qué hace que lleguen a ser sus siervos fieles?
Verás a Jehová como nuestro Creador, nuestro Legislador, nuestro Padre, nuestro Soberano, nuestro Juez.
¿Qué ha hecho que llegue a ser?
Pensemos en ello, meditemos en ello, porque eso va a hacer que nuestros corazones se llenen con ese precioso y profundo sentimiento de respeto por todo lo que está relacionado con el nombre de Jehová.
Y eso nos llevará a hacernos la siguiente pregunta: ¿qué papel me ha dado Jehová en su propósito?
Cuando entendamos cuál es nuestro papel, el temor a Dios nos impulsará a que hagamos cualquier cosa que Jehová nos pida en nuestro servicio sagrado.
Como dijimos al principio de este discurso, hacemos todo esto porque amamos el nombre de Jehová y todo lo que representa.
¡Qué gran honor tenemos de darle a Jehová servicio sagrado “con temor de Dios y profundo respeto”!