Alex Reinmueller: Seamos leales cuando se nos juzgue mal (1 Sam. 20:30)

¿Alguna vez lo han juzgado mal?

Eso fue lo que le pasó al hermano Parkin cuando servía en la isla de Puerto Rico.

El hermano Knorr había viajado desde Brooklyn para asistir a la primera asamblea internacional de la isla.

Todos estaban muy emocionados, y el hermano Parkin trató de organizarlo todo muy bien.

Pero, después de reunirse con los misioneros, el hermano Knorr dio por sentado que no se había organizado el transporte para que todos volvieran al hotel, aunque sí se había hecho.

Luego le llamó la atención seriamente al hermano Parkin para que fuera más organizado e incluso le dijo que lo había decepcionado.

Bueno, el hermano Parkin pensó: “Ya está, se acabó”.

Y le dijo a su esposa que empezaran a hacer las maletas.

Pero, cuando el hermano Knorr habló con él, no discutió ni trató de justificarse.

Sin embargo, pensó que lo había juzgado mal y se sintió dolido durante algún tiempo.

¿Le ha pasado algo así?

Seguramente, es algo que nos pasa a todos de vez en cuando.

Cuando otros nos juzgan mal, puede que al principio nos sintamos dolidos, traicionados o incluso nos desanimemos por un tiempo.

Tal vez nos preocupe que otros no nos vean muy inteligentes, muy fuertes o muy espirituales.

Y otros pueden llegar a pensar mal de nosotros.

Así que, cuando algo así nos pase, ¿qué nos ayudará a seguir siendo leales a Jehová?

Vayamos juntos al Salmo 37.

Este salmo lo escribió el rey David, y él sabía muy bien lo que es ser víctima de una injusticia.

Pero lo más importante es que Dios inspiró estas palabras, así que podemos confiar en que nos ayudarán.

Empecemos con el versículo 3.

Allí dice: “Confía en Jehová y haz el bien; vive en la tierra y actúa con fidelidad”.

Cuando alguien nos malinterpreta, nuestra primera reacción es demostrar que nosotros tenemos razón, pero eso no soluciona el problema.

David dice que confiemos en Jehová y sigamos haciendo el bien.

Seamos fieles y humildes, sigamos trabajando para Jehová.

Jesús dijo que la “sabiduría queda demostrada [justa] por sus resultados”.

Y muchas veces son los resultados de nuestras acciones, y no nuestros esfuerzos por tener la razón, lo que hará que con el tiempo otros cambien su punto de vista sobre nosotros.

¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová nos ayudará?

Bueno, recordemos lo que le pasó en el jardín de Edén.

El amor es la razón por la que Jehová creó todas las cosas y es la base de su gobierno.

Después de crear a Jesús, hicieron todo lo demás juntos.

Cuando Jehová creó a los ángeles y a los seres humanos, Jesús vio cómo los trataba, y eso hizo que amara a su Padre cada vez más.

Pero luego Satanás se puso a decir mentiras de Jehová.

Él no puso en duda su posición ni su poder, él puso en duda sus motivos: su amor.

¿Nos imaginamos lo mal que se sintieron Jehová y Jesús?

Entonces surgieron muchas preguntas: ¿cuántos ángeles y humanos creerían a Satanás?, ¿qué pasaría con los descendientes de Adán?, ¿cómo se limpiaría el nombre de Jehová?, etc.

Bueno, Jehová es el Todopoderoso y enseguida dio pasos para resolver el problema.

Pero ha tenido que pasar tiempo para que se respondieran estas preguntas.

Así que, si alguien nos juzga mal, ¿cree que Jehová sabe por lo que estamos pasando?

Por supuesto.

Él sabe exactamente lo que se siente.

Como escribió David en el versículo 18 de este salmo: “Jehová sabe por lo que pasan los intachables”.

Leamos el versículo 4.

Ahí dice: “Haz de Jehová tu mayor deleite, y él te concederá los deseos de tu corazón”.

Aquí David nos anima a que busquemos refugio en Jehová.

Porque, cuando nos sentimos seguros, estamos dispuestos a escuchar las opiniones de otros sin imponer la nuestra y sin sentir que tenemos que justificarnos.

En otros salmos, David dice que Jehová lo llevó a un lugar seguro.

Y, la verdad, ¿quién puede hacernos sentir más seguros que Jehová?

Al sentirnos protegidos por Jehová, podemos escuchar lo que sea sin ponernos a la defensiva.

En el versículo 5, David dice: “Pon tu camino en manos de Jehová; confía en él, y él actuará a tu favor”.

En otras palabras: deja que Jehová te guíe.

Si confiamos totalmente en Jehová, nunca nos sentiremos perdidos ni abandonados cuando tengamos decepciones en la vida.

Sabemos que Jehová siempre nos guiará y nos bendecirá igual que hizo con José, Ana, David y otros.

Los versículos 23 y 24 de este salmo dicen: “Cuando Jehová se complace en el camino de un hombre, guía sus pasos.

Aunque caiga, no quedará tendido en el suelo, porque Jehová lo tiene agarrado de la mano”.

Y el versículo 6 dice: “Hará que tu rectitud brille como el amanecer y tu justicia como el sol del mediodía”.

Así que Jehová limpiará nuestro nombre o, si no, al menos nos confirmará su amor.

Jehová sabe por qué hacemos las cosas.

Así que, si un amigo, un pariente o un superintendente nos juzga mal, Jehová no se dejará llevar por ellos.

Una vez “La Atalaya” dijo que, si Jehová quiere sacar la verdad a la luz, lo hará en el momento debido, y así todos sabrán lo que él piensa de nosotros.

Otra traducción de la Biblia dice en este versículo que la verdad resplandecerá como el Sol del mediodía.

Pero las cosas no siempre acaban así, ¿verdad?

Sí, en casos como los de José, Ana y David, los menos favorecidos son los que acaban ganando.

Pero ¿y qué pasó con Mefibóset, Jeremías o el apóstol Pablo?

¿Se llegó a corregir la opinión que otros tenían de ellos?

No vale la pena sentirse ofendido esperando a que Jehová haga justicia.

Lo mejor es no dejar que el asunto nos afecte.

El versículo 7 dice: Guarda silencio ante Jehová y espéralo con anhelo.

No te irrites a causa del hombre que trama con éxito planes malvados”.

En resumen, no sigamos enojados.

Pero ¿y si nos dan un consejo que no es del todo acertado, como le sucedió al hermano Parkin?

Claro, si se nos acusa de algo grave y es mentira, debemos hablar y dejar nuestra conciencia tranquila.

Pero, en general, después de orar y pensar en lo que nos han dicho, tal vez sí hay algo que podamos aplicar.

Casi siempre hay algo útil que podemos sacar de los consejos.

Y, si todavía sentimos que el consejo ha sido injusto, esperemos con paciencia a que Jehová aclare los asuntos, como dice la nota del versículo 7.

En la mayoría de los casos, la única forma de arreglar los malentendidos es dejar que pase el tiempo.

Me gusta mucho algo que dijo un hermano hace años: “Dios ha estado dispuesto a esperar seis mil años para que quede demostrado cómo es él en realidad.

Entonces, ¿no deberíamos estar dispuestos a esperar unos cuantos años a que se aclare cualquier opinión injusta que se tenga de nosotros?”.

Ahí está la clave.

Al igual que Jehová, podemos ser felices aunque otros nos juzguen mal.

Recordemos siempre que Jehová sabe exactamente cómo nos sentimos y a su debido tiempo nos ayudará.

¿Y cómo acabó la historia entre el hermano Parkin y el hermano Knorr?

En su biografía el hermano Parkin dice: “Cuando nos vimos tiempo después, como unos seis meses, él nos invitó a Maxine y a mí a su cuarto y nos preparó una comida”.

Parece que Jehová le concedió al hermano Parkin los deseos de su corazón.

De hecho, me contó que él y el hermano Knorr llegaron a ser grandes amigos.

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