2024 | Informe 4 del Cuerpo Gobernante

¡Bienvenidos!

En este programa, les pondremos al día sobre la situación actual de los hermanos y las hermanas que están en prisión por sus creencias en muchos países.

Pero antes vamos a hablarles de la asamblea regional de este año.

En algunas partes del mundo, los hermanos ya están asistiendo a la asamblea regional “¡Prediquemos las buenas noticias!”.

¡Y el programa les está fascinando!

Escuchemos lo que nos cuentan algunos de ellos.

La verdad es que muchos hermanos han hecho unos esfuerzos impresionantes para estar aquí hoy.

Pues yo tuve que hablar con mi jefe para tener días libres.

También pedir permisos en la escuela.

Madrugamos mucho.

Todo el esfuerzo que se hace definitivamente vale la pena.

No tiene precio el estar aquí.

Pues logramos ver a hermanos que muchas veces no vemos.

Lo que me encanta de estar aquí es que nos damos abrazos.

¡Muchos abrazos!

Un abrazo virtual…, bueno, pero uno real, mejor.

Hay una diferencia abismal entre ver la asamblea grabada y verla aquí en directo.

Lo vives todo con más emoción.

Y las canciones...

Hay algo especial, poderoso, cuando oyes tantas voces cantando juntas.

Eso también fortalece bastante, nos estimula.

También ha sido excelente haber visto el episodio 1 de “Las buenas noticias según Jesús”.

Nos acordaremos de estas escenas cuando volvamos a leer los relatos, y los entenderemos mejor.

Lo que más me impresiona es que he leído esos versículos cientos de veces y ni una sola vez me había emocionado, pero hoy los viví por primera vez, y se me saltaron las lágrimas.

Es como si estuvieras allí.

De estas fiestas espirituales para nosotros, que nos enriquecen y nos fortalecen en sentido espiritual.

Yo creo que quisiera venir tres o cuatro veces a esta asamblea.

Para mí, no hay nada mejor que estar con otros siervos de Jehová.

En cada asamblea, me doy cuenta de que soy parte de una gran familia espiritual.

¡Nos da mucha alegría estar junto con los hermanos!

Está para no perdérsela.

Hermanos, queremos animarlos a asistir a la asamblea regional en persona.

Si van, no solo disfrutarán del programa, sino que también se animarán al ver y conversar con muchos buenos amigos, amigos que muy probablemente no han visto en algún tiempo.

Por supuesto, entendemos que por motivos de salud o por la edad quizás algunos de nuestros hermanos no tengan más remedio que ver el programa grabado.

Este año hay algo que nos alegra mucho.

Y es que tendremos 15 asambleas especiales.

La primera se celebró el fin de semana del 7-9 de junio en la isla de Guadalupe.

Los hermanos Jeff Winder y Clive Martin fueron asignados como representantes a esta asamblea.

Había delegados de 11 países y la asistencia máxima fue de 8.602.

Y el sábado se bautizaron 74 personas.

¡Nos hace muy felices ver el amor y la unidad de nuestra hermandad internacional!

A partir de ahora, en lo que queda de programa, queremos ponerles al día sobre la situación de los hermanos y hermanas que ahora están en la cárcel por su fe.

Esto nos ayudará a todos a seguir el sabio consejo de Hebreos 13:3, donde dice: El 17 de junio había más de 199 hermanos y hermanas encarcelados por sus creencias.

¿En qué lugares?

9 de ellos están presos en Crimea, 39 en Eritrea, 8 en Singapur y hay más de 17 en otros lugares.

Pero donde hay más Testigos encarcelados es en Rusia; y es que allí hay 126 que están en prisión.

¿Y qué hay de Corea del Sur?

Aunque allí nuestros hermanos ya no entran en la cárcel automáticamente por su neutralidad cristiana, tienen que prestar un servicio alternativo muy duro.

Les exigen que lo hagan durante tres años, y deben vivir y trabajar exclusivamente en prisión.

Hace poco, el hermano Mark Sanderson visitó a dos grupos de hermanos en las prisiones donde ellos están prestando este servicio alternativo.

Esperamos que la situación de nuestros hermanos coreanos mejore en el futuro.

Y no dejamos de orar por estos cristianos fieles y sus familias.

A veces pudiéramos llegar a la conclusión de que son solo los hermanos los que están encarcelados.

Pero la realidad es que hay 12 hermanas en Eritrea presas por sus creencias.

Y en Rusia hay 8 hermanas entre rejas por ser fieles a Jehová.

Nuestras queridas hermanas necesitan que sigamos orando por ellas.

Además, muchos hermanos y hermanas están sufriendo largas condenas de prisión y, a veces, sufren maltrato físico.

Esto fue lo que le pasó hace poco al hermano Rinat Kíramov, de Rusia.

En abril de este año, varios presos lo presionaron para que les diera los nombres de otros testigos de Jehová.

¡Pero fue valiente y se negó a hacerlo!

Y ellos lo golpearon y torturaron durante cuatro días, hasta con descargas eléctricas.

No dejamos de orar por nuestro hermano Rinat Kíramov y por cada uno de los 199 hermanos y hermanas que están presos por su fe.

Y tampoco nos olvidamos de sus familias.

La fe y la integridad de todos estos cristianos nos recuerdan las palabras de Romanos 12:21: Es cierto que tienen mucha oposición y que su fe se está poniendo a prueba.

Pero nuestros queridos hermanos no se han dejado vencer por el mal.

Todo lo contrario, son un ejemplo; siguen “venciendo el mal con el bien”.

¿Verdad que todos ellos merecen nuestro cariño y nuestro respeto?

Curiosamente, cuando nuestros hermanos y hermanas pasan por estas pruebas, muchas veces tienen oportunidades únicas de predicar las buenas noticias.

Precisamente, esto fue lo que les pasó a muchos Testigos de Birobidzhan, en Rusia.

En el año 2018, agentes entraron por la fuerza y registraron 22 casas, todas en el mismo día.

Mientras ven el siguiente video, fíjense en lo que hicieron nuestros hermanos y hermanas para dar un buen testimonio y no perder su felicidad.

¿Cómo lograron seguir “venciendo el mal con el bien”?

Era el 17 de mayo de 2018, y todavía estábamos durmiendo cuando nos despertó un golpe muy fuerte en la puerta.

Antes de abrir la puerta, pregunté: “¿Quién es?”.

Y me contestaron: “¡Es la policía!”.

Pues, sí, nos pusimos muy nerviosos.

Enseguida los dos empezamos a orarle a Jehová en silencio.

Luego, nos enteramos de que la operación se llamó Día del Juicio y de que participaron unos 150 agentes.

Cuando empezó el proceso penal, congelaron todas mis cuentas.

Tuve que ir a varios bancos.

Cuando los empleados me veían llegar, me sonreían con cariño y me decían: “¿Cómo está nuestra extremista?”.

Uno de los días que tuve que ir al Servicio Federal de Seguridad para que me interrogaran, pedí un taxi.

El taxista me preguntó: “¿Y esta dirección?

¿Dónde es esto?

¿Adónde va?”.

Entonces yo le dije: “Es el Servicio Federal de Seguridad”.

Me preguntó: “¿Trabaja allí?”.

Yo le dije que no, que iba allí para que me interrogaran.

El hombre no lo podía creer, ¿por qué me iban a interrogar?

Así que pude explicarle que soy testigo de Jehová y que habían abierto un proceso penal contra mí por mis creencias.

Días después, volví al Servicio Federal de Seguridad y pedí otro taxi.

¡Y resulta que vino el mismo taxista que me había llevado la otra vez!

En esta ocasión pude contarle con mucho más detalle qué profecías de la Biblia se están cumpliendo hoy.

Fue una buena conversación.

Cuando íbamos a los interrogatorios, queríamos demostrarles a los investigadores con nuestras palabras y nuestra manera de actuar que los testigos de Jehová no somos extremistas, que somos personas amables, compasivas...

Al final de la investigación, decidimos hacerles tarjetitas.

Intentamos decirles cosas buenas a todos.

Mencionamos sus buenas cualidades.

El abogado dijo que estaba muy preocupado, que veía que éramos buenas personas, que no deberíamos estar en la cárcel.

Me dijo: “Artur, yo estoy seguro de que tu Dios te va a ayudar.

Pero no tires la toalla, no abandones tus creencias.

Sigue así, firme”.

Cuando llegó el momento de nuestro juicio, nos tocó la misma jueza a las cuatro hermanas.

Se notaba que no le gustábamos los Testigos.

Nos interrumpía todo el tiempo, no paraba de decirnos que éramos unas ignorantes...

Hacía todo lo que podía para humillarnos.

En un momento pensamos: “Jehová nos trajo aquí para dar testimonio.

¿Cómo vamos a darle testimonio a una persona que no nos deja hablar?”.

Decidimos hacerle una oración a Jehová y le pedimos que le ablandara el corazón para que pudiéramos darle un buen testimonio.

Nos esforzábamos por tratarla con tacto, con respeto, siempre la saludábamos...

Decidí ser amable y demostrarlo con mi tono de voz, mis palabras y mis expresiones faciales.

Hubo un momento en que algo cambió de repente.

Y todo empezó a ser diferente.

La jueza empezó a escucharnos, empezó a saludarnos cada día.

Recuerdo que durante el juicio estábamos viendo grabaciones de nuestras reuniones, y la jueza estaba tomando notas.

De repente, preguntó: “¿Qué es lo que se está leyendo?”.

Tenía miedo, no me acordaba.

Solo dije: “La Biblia”.

La jueza dijo: “Ya sé que es la Biblia, pero ¿de dónde de la Biblia?”.

Entonces dije: “De Job”.

Y ella dijo: “¿Cómo?”.

Y yo: “Job”.

Y ella: “¿Qué?”.

Y entonces mi abogado dijo: “¡De Job!”.

Y dijo: “Ah, Job”, y lo escribió.

Y luego dije: “42:10”.

Cuando la jueza estaba leyendo el veredicto, me preguntó varias veces: “Irina, ¿estoy pronunciando bien el nombre de Dios?”.

El día del veredicto le dije a Jehová que quería que su nombre recibiera gloria ese día.

Así que le dije: “Jehová, por favor, haz que la jueza pronuncie bien tu nombre hoy 10 veces.

Y que ponga bien el acento”.

Porque le estaba costando mucho pronunciarlo.

Y adivina qué.

Para cuando terminó de leer el veredicto, ¡había pronunciado bien el nombre de Dios 10 veces!

El día en que la jueza anunció mi condena, muchos hermanos vinieron a verme.

Había un montón de gente y me regalaron muchas flores.

Una mujer se me acercó con dos amigos y me dijo muy contenta: “¡Qué bonita te ves!

Dime, ¿qué están celebrando?”.

Yo sonreí y le dije: “Bueno, yo soy testigo de Jehová, y hoy me dieron una condena condicional de dos años y medio”.

Y de repente se quedaron en shock. Yo trabajo desde casa, así que, cuando mis clientes vinieron y vieron todas esas flores, querían saber qué había pasado, si había sido un día especial o algo por el estilo.

Así que, claro, pude explicarles que sí había algo especial.

Lo especial son mis hermanos y hermanas que me quieren tanto.

De los 23 hermanos y hermanas que llevaron a juicio, a 4 los pusieron bajo custodia y están en una colonia penitenciaria.

Nos enteramos de que iban a trasladar a nuestros esposos a la prisión, así que fuimos a la estación para despedirnos de ellos.

En el tren, les preguntaron quién era toda esa gente que vino a verlos.

Pensaron que era un grupo de apoyo o algo así, porque se estaban llevando a estos hombres presos pero el grupo estaba contento y cantando canciones.

Esa fue una época muy difícil, pero me siento tremendamente agradecido.

La verdad, no fue nada fácil, pero Jehová nos ayudó durante toda esa prueba.

Reconozco que hubo un momento en el que mi fe se estaba debilitando muchísimo y no paraba de preguntarle a Artur por qué no sentía que Jehová me estaba apoyando.

Y entonces Artur me ayudó muchísimo, me dijo que si estaba aguantando era gracias a Jehová.

No le había dado la espalda, no lo había abandonado.

Esa era la prueba de que Jehová estaba conmigo.

Esas pocas palabras fortalecieron mi fe.

Y ahí me di cuenta de que Satanás estaba tratando de destruirla, y yo tenía que hacerla fuerte.

Necesitaba más fe no solo en Jehová, sino en que Jehová está a mi lado en los momentos difíciles.

Satanás quiere robarnos la alegría, pero no puede hacerlo porque la felicidad que nosotros tenemos viene de Jehová, es el único que puede dárnosla.

Entonces ¿qué hace Satanás?

Él trata de esconderla para que no podamos verla en ninguna parte.

Pero Jehová, que es nuestro mejor amigo y siempre está ahí, nos ayuda a ver que sí hay motivos para ser felices.

Los que nos persiguen quieren callarnos, quieren que dejemos de hablar de Jehová.

Pero, en realidad, lo que han conseguido es darnos más oportunidades de hablar de nuestro Dios y su nombre.

¿No les encantan su entusiasmo y su alegría?

Están decididos a seguir predicando y a seguir siendo íntegros.

Tuvieron oportunidades muy especiales para predicar y confiaron en la ayuda de Jehová para hacerlo.

Claro, sabemos que todos ustedes, hermanos, están pasando por problemas de una forma u otra.

Seguro que estas entrevistas nos animaron muchísimo y nos motivarán a seguir confiando completamente en Jehová y a seguir predicando sin importar los problemas que tengamos.

Con la ayuda de Jehová, podemos seguir “venciendo el mal con el bien”.

Queridos hermanos, recordemos a los que están en prisión, como si nosotros estuviéramos presos con ellos.

Estamos muy orgullosos de ustedes por su entusiasmo y su aguante.

Los queremos muchísimo.

Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting®.

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