A David lo conocimos en la cárcel.
Vi muchas cosas cuando era guardia, pero nada como la paz que tenían ustedes.
Puede que las cadenas de la prisión fueran fuertes, pero todos teníamos algo mucho más fuerte.
Aunque hubo que luchar por mantener la paz, ¿verdad, Phil?
Es cierto.
Una vez, hubo un malentendido que se convirtió en un problema serio.
Y yo no reaccioné de la mejor manera.
Cuanto más me defendía, más empeoraba las cosas.
Hermanos, tiene que haber un error.
Esto no es verdad.
¡Me conocen!
Nunca pensé que aquello llegaría tan lejos.
…esta tarde.
Tenemos un anuncio más.
El hermano Philip Kim ya no es anciano.
Y con esto terminamos la reunión.
Ahora pueden ponerse en pie.
Los siguientes meses fueron muy duros.
Pero, cuando se aclararon algunas cosas, pensé que me nombrarían de nuevo.
Y no lo hicieron.
¡Phil!
No podía entender por qué.
¡Phil, espera!
Estaba cada vez más amargado,… ¡Por favor!
… más resentido.
Mira, escúchame.
Solo pensaba en mí mismo.
En lo que yo sentía, en lo que me merecía.
Era como una neblina que me impedía ver lo que Jehová se merecía.
Necesitaba su ayuda.
Me consoló mucho leer relatos de siervos de Jehová que fueron víctimas de injusticias o malentendidos pero siguieron siendo leales a él.
Me ayudaron a darme cuenta de que solo estar en la organización de Jehová ya es un honor.
Estar en paz con mis hermanos era más importante que cualquier nombramiento.
Sin esa paz no habría podido superar lo que estaba por llegar.
La artritis, ¿verdad?
Voy a ser tu secretario, como Baruc con Jeremías.
No sé qué haría sin ti.