Para muchas congregaciones, es difícil cantar y ver videos en las reuniones. En la mayoría de ellas, tienen que usar el dispositivo de uno de los hermanos y tienen que haber descargado los videos antes de la reunión. Le pedimos a Jehová, que todos los hermanos, pronto puedan disfrutar del alimento espiritual, de la mejor manera posible.
Pensemos en las impresionantes visiones de los profetas, o en los poderosos milagros que hizo Jesús. A Jehová le gusta usar medios visuales para enseñar la verdad, y dar esperanza. Hoy en día la organización de Jehová también utiliza medios visuales para enseñar.
Lamentablemente, no todas las congregaciones pueden aprovechar al máximo estos medios porque no disponen del equipo necesario. Por eso el Comité de Publicación, siguiendo las instrucciones del Cuerpo Gobernante, comenzó a actualizar los equipos de audio y video de los Salones del Reino por toda África. Una tarea que no era para nada sencilla.
En este informe, veremos la excelente labor que realizaron hermanos de todo el mundo trabajando de forma unida. En dos mil veintidós se formó un equipo con hermanos del Departamento Mundial de Compras, del de Diseño y Construcción y del Departamento de Broadcasting de la Central. Lo primero que hicimos fue reunirnos con las sucursales con el fin de entender bien lo que necesitaban.
Nos reunimos con más de veinte sucursales. En sus territorios hay más de veintiún mil lugares de reunión. Y más de trece mil de esos lugares necesitaban algún tipo de equipo.
No sólo una pieza de equipo, sino un sistema completo de audio y video. Debíamos ayudarlos con su sistema de audio, video, de energía eléctrica y de descarga de datos. Teníamos que proporcionarles más de cinco mil quinientos equipos de sonido, más de ocho mil equipos de video, más de nueve mil baterías de carga y más de ocho mil equipos para recibir la señal de satélite.
Cada caso era diferente y requería una solución única. Cuando nos dimos cuenta de la enorme magnitud de este trabajo, comenzamos a preguntarnos cómo vamos a conseguir todo el equipo necesario. Nuestros proveedores tendrían que trabajar más rápido que nunca para producir más cosas que nunca y encima contando con mucho menos personal.
Parecía imposible, pero hablamos entre nosotros sobre cómo superar estos obstáculos y también les pedimos su opinión a los proveedores. Antes de tomar la decisión final hablamos mucho a Jehová. Incluso cuando había escasez de ciertos materiales, nosotros los teníamos.
Nunca se detuvo la producción y pudimos cumplir con todos los objetivos. El siguiente gran problema era cómo íbamos a distribuir todas estas cosas a más de trece mil quinientos lugares de reunión. Teníamos distribuidores por todo el mundo con distintas fechas de entrega y había que llevar los equipos a miles de lugares.
Ahora bien, cada país tiene sus propias leyes de importación y de aduana. Era un dolor de cabeza. Sólo Jehová y Jesús sabían lo que había que hacer y sin duda ellos nos dirigieron.
El mismo día que recibimos la carta, se decidió quiénes iban a estar a cargo de coordinar el trabajo. Establecimos más de 40 centros de distribución en salones del reino y hogares de hermanos. Los hermanos que recogían el equipo tenían que viajar largas distancias por caminos que estaban en muy malas condiciones.
Pero a ellos no les preocupaban mucho los obstáculos porque sabían que cuando las congregaciones tuvieran ese equipo mejoraría muchísimo la calidad de las reuniones. La situación económica en el país es muy difícil y las condiciones de transporte son terribles. Pero aunque no era nada fácil para los hermanos, nada pudo impedir que cumplieran con su misión de llevar los equipos a las congregaciones.
Algunos lugares son prácticamente inaccesibles. Ni siquiera hay caminos que lleguen hasta allí. En otros casos, los hermanos recorrieron kilómetros y kilómetros en bicicleta.
Todos estaban completamente decididos a llevarles este equipo a las congregaciones. Nuestros hermanos tenían muchas ganas de comenzar a usar estos equipos, pero no había muchos expertos en audio y video. Por eso, las sucursales eligieron algunos voluntarios que ayudarían a los hermanos a instalar y usar los equipos.
Soy Katia y este es mi esposo Manuel. Es un privilegio muy grande para mí poder participar en este proyecto para instalar los equipos de audio y video en las congregaciones. No es nada fácil llegar a las congregaciones.
Las calles están llenas de agujeros. A veces tardamos dos días para llegar a una congregación. Pero una vez que estamos allí, se nos olvida todo eso.
Los hermanos nos reciben muy bien. Los hermanos cantan, bailan y nos preparan comidas deliciosas. En esta congregación vamos a instalar un JW Box, una antena de satélite, una pantalla para proyector y dos altavoces para que los hermanos puedan escuchar bien las reuniones.
Ahora haremos la instalación y capacitaremos a los hermanos para que usen el equipo. Lo bueno es que los hermanos de la Central Mundial nos enviaron este manual. En esta congregación, los hermanos guardan el equipo en sus hogares porque no es seguro dejarlo en el Salón del Reino.
Así que en cada reunión tienen que instalar y desinstalar el equipo. Y otras congregaciones guardan distintas partes del equipo en distintos hogares porque no es seguro guardar todo en el mismo lugar. Estar en este proyecto me ayudó a entender que Jehová es un Dios que nos ve.
Su mirada está sobre los hermanos sin importar donde vivan. ¿Se imaginan esa primera reunión con el nuevo equipo de audio y video? Todavía nos queda mucho trabajo por hacer porque nos siguen llegando pedidos de equipos de audio y video. Nada de esto sería posible sin la ayuda de los voluntarios motivados por el amor y sin las generosas donaciones que nos envían ustedes, nuestros queridos hermanos.
Y no debemos olvidar que es solo gracias a Jehová, el Dios de las poderosas visiones, que tantas personas hoy día pueden escuchar y ver la verdad.