Hoy vamos a extraer una importante verdad del libro de Job.
¿A qué verdad nos referimos?
Aunque es cierto que Jehová permitió que Satanás fuera “el gobernante del mundo”, el libro de Job fortalece nuestra confianza en que Jehová es la autoridad suprema.
Y confiar en que Jehová es la autoridad suprema nos ayuda a aguantar.
De hecho, en el libro de Job se llama a Jehová “Todopoderoso” más de 30 veces, y es el libro de la Biblia en el que más aparece esta expresión.
La Biblia no solo nos cuenta la historia de Job, sino que también nos cuenta lo que el ojo humano no podía ver.
Nos cuenta lo que ocurrió en el cielo, tras el telón.
Lo que pasó nos enseña mucho sobre la superioridad de Jehová.
Veamos lo que ocurrió.
Abramos nuestras biblias en el libro de Job, capítulo 1.
Comenzaremos leyendo el versículo 6.
Job 1:6: “Llegó el día en que los hijos del Dios verdadero entraron para ocupar su puesto delante de Jehová, y Satanás también se presentó entre ellos”.
Satanás pudo presentarse ante Jehová solo porque Jehová se lo permitió.
Él toleró la presencia de Satanás para que pudiera aclararse una cuestión moral importante.
Recordemos que Jehová es el Soberano del universo, así que no se sentía amenazado por la presencia de Satanás.
Tenía todo bajo control.
Tenía la sartén por el mango.
De hecho, su autoridad suprema nunca estuvo en peligro.
Veámoslo en el versículo 7 de este mismo capítulo: “Entonces Jehová le preguntó a Satanás: ‘¿De dónde vienes?’”.
Jehová dominaba la situación.
Él hacía las preguntas, y Satanás tenía que responder.
Jehová estaba al mando.
Claro, Jehová sabía la respuesta a esa pregunta, sabía de dónde venía.
Pero, al dejar que Satanás respondiera, hizo que él mismo tuviera que admitir ante todos los demás lo que Jehová ya sabía: que había andado por la Tierra y no con buenas intenciones.
Vayamos ahora al versículo 8.
Fíjense en cómo Jehová sigue al control de la situación y obliga a Satanás a hablar.
Versículo 8: “Y Jehová le dijo a Satanás: ‘¿Te has fijado [o, como dice la nota, “Has fijado tu corazón”] en mi siervo Job?’”.
Jehová obliga a hablar a Satanás.
Él sabe lo que el Diablo quiere.
Pero Satanás, como el cobarde que es, ni siquiera menciona a Job.
Jehová es quien saca el tema porque sabe lo que está maquinando Satanás.
Vemos que Jehová sabe exactamente lo que Satanás tiene en su corazón.
Es como si Jehová dijera: “A ver, Satanás, di lo que quieres”.
Y Satanás lo dijo.
Miren el versículo 10.
“Claro, tú has puesto un cerco protector alrededor de él y has bendecido todo lo que hace”.
“Es verdad.
Y tú no puedes impedirlo”.
Satanás no podía impedir que Jehová protegiera a Job, y eso demuestra que, al lado de Jehová, el Diablo es muy inferior.
Y Jehová tiene todo el derecho de proteger a quienes le sirven.
Y, para hacerlo, se vale de su poder.
En el jardín de Edén, después de que Adán y Eva se rebelaran, Jehová actuó de inmediato para controlar la situación.
Puso a dos querubines para que resguardaran el árbol de la vida, y Satanás no pudo hacer nada para evitarlo.
¿Y qué hizo Jehová en los días del diluvio de Noé?
Acabó con los nefilim, con la civilización terrestre de Satanás.
Y él no pudo hacer nada para evitarlo.
De nuevo vemos que Jehová es muy superior.
Y, en el versículo 11 del capítulo 1, Satanás le dice a Jehová: “Pero ahora extiende tu mano y golpea todo lo que tiene”.
¿Satanás quiere que Jehová extienda su mano y golpee a Job?
No, eso no va a pasar.
Jehová sigue al control de la situación y no se pone a discutir con Satanás.
Jehová no recibe órdenes de Satanás, y menos hace sufrir a su pueblo.
Pero sí permite que Satanás pruebe a Job hasta cierto punto.
Veamos esto en el versículo 12.
De nuevo, fíjense en cómo Jehová demuestra que es muy superior a Satanás.
Aquí vemos que Jehová deja que Satanás pruebe a Job hasta cierto punto.
Le dice: “¡Pero a él no lo toques!”.
Esto demuestra que Jehová puso límites a lo que Satanás podía hacer, y Satanás obedeció, lo que prueba que no tiene el control de todo.
Dios demostró que la soberanía del Diablo es una farsa y que no se compara con la suya.
Justo lo que Satanás más desea es lo que jamás podrá conseguir.
¿Por qué?
Porque siempre va a haber en la Tierra personas que adoren lealmente a Jehová.
Entonces, en el capítulo 1, queda claro que Satanás está por debajo de Jehová y que la autoridad de Jehová es muy superior.
Y ahora, en el capítulo 2, tenemos un segundo encuentro.
En el versículo 1 vemos otra reunión de ángeles en la que Satanás se aparece.
Satanás nuevamente acusa a Job de no ser un siervo leal de Jehová.
Pero veamos el versículo 6.
Jehová le dice: “Mira, [Satanás,] él está en tus manos.
¡Pero no le quites la vida!”.
Nuevamente Satanás se ve enfrentado a su triste realidad: Jehová pone las normas, y él tiene que obedecer.
No le queda otra.
De nuevo quedó probado que Jehová es todopoderoso.
Y esa es una verdad que no queremos olvidar: Jehová tiene más poder que nadie.
Y saber eso fortalece nuestra confianza en él y nos ayuda a aguantar.
Y ahora veamos el golpe final, capítulo 42, versículo 10.
La prueba de Job duró unos meses.
Su sufrimiento quizás duró menos de un año, y luego acabó.
Miren lo que pasó según el versículo 10: “Después de que Job oró por sus amigos, Jehová acabó con el sufrimiento de Job” o, como dice la nota, “hizo que volviera atrás el cautiverio de Job”.
Nuevamente aquí vemos que Jehová, cuando la prueba cumplió su propósito y se aclaró la gran cuestión, dijo: “¡Suficiente!
Caso cerrado.
Basta. Se acabó”.
El Soberano Supremo tomó acción inmediata y acabó con el sufrimiento de Job.
Todo el tiempo tuvo a Satanás sujeto con la correa corta.
¿Y por qué es importante esto?
Otra vez, porque entender que el poder de Jehová es muy superior fortalece nuestra confianza en que no permitirá que este mundo dure más tiempo del que sea necesario.
Todo esto se relaciona con las cosas mencionadas en Romanos 15:4.
Cosas que fueron escritas para ayudarnos a aguantar, para recordarnos que no vamos a ser probados más allá de lo que podamos soportar.
Cosas que nos convencen de que Jehová tiene todo bajo control, de que lo que sea que permita está de acuerdo con su propósito y de que Satanás no es más que un soberano de mentira.
Cosas que nos demuestran que nuestro Padre celestial tiene muchísimas ganas de acabar con nuestro sufrimiento.
Así es, cosas que “fueron escritas para nuestra enseñanza”.