La lengua puede diferenciar cinco sabores básicos. Dulce, salado, agrio o ácido, Amargo. Y uno muy rico y sabroso llamado Umami. Pero no disfrutamos solo de esos cinco sabores. Podemos percibir probablemente más de cien mil ¿Cómo es posible?
Porque cuando masticamos la comida, también la olemos. Al masticar se producen unos aromas que entran por la nariz y llegan a la garganta. Entonces se combinan los sentidos del gusto y del olfato para formar los sabores que tanto nos gustan. Nuestras papilas gustativas se desarrollan antes de nacer. Cuando un bebé que aún no ha nacido traga el líquido amniótico puede saborear lo que come su madre y es más probable que le gusten los mismos alimentos que a ella.
No solo comemos para sobrevivir. Nos encanta comer. Nos hace felices. Y la Biblia explica por qué. Que todos coman y beban y disfruten de todo su duro trabajo. Eso es un regalo de Dios. El mundo está lleno de sonidos, algunos están en la naturaleza, otros los creamos nosotros. Podemos escuchar la incluso antes de nacer y desarrollar amor por ella a medida que vamos creciendo. Podemos componer música, emocionarnos con ella y recordar una melodía después de escucharla.
Muchos instrumentos musicales tienen una parte que genera el sonido y produce las notas. También tienen otra parte que puede ser de metal o de madera que amplifica el volumen. Ese diseño se parece al de nuestros órganos vocales. Sin embargo, ningún instrumento produce un sonido tan bello como el de la voz humana. Y disfrutemos de ella gracias al sentido del oído. Podemos escuchar cosas que nos acercan a Dios y podemos usar la voz que nos ha dado para alabarlo con alegría. Alaben a Jha porque Jehová es bueno cántenle alabanzas a su nombre porque es agradable.