Vivimos en una época muy difícil.
Primera de Pedro 5:8 muestra que Satanás está muy furioso y que anda a nuestro alrededor como un león rugiente.
En la Biblia hay muchos ejemplos de siervos leales de Jehová del pasado que pasaron por situaciones que les causaron angustia.
Por ejemplo, en el Salmo 13:2, el rey David preguntó: “¿Hasta cuándo tendré ansiedad y preocupaciones, tristeza en mi corazón día tras día?”.
Vayamos, por favor, a Lucas 22:42-44.
Hasta Jesús, que era un hombre perfecto, sintió mucha angustia la noche en la que iba a ser traicionado.
Veamos lo que pidió en oración en Lucas 22:42: Él sabía lo que le esperaba.
¿Qué pasó entonces?
Versículo 43: Jehová envió a un ángel para animar a Jesús.
¿Dejó de sentirse angustiado instantáneamente?
No. Leamos el versículo 44: ¿Se ha sentido usted alguna vez tan angustiado que su sudor se haya vuelto gotas de sangre?
Seguramente no.
Claro, usted no lleva la responsabilidad de salvar a la humanidad sobre sus hombros.
Pero la verdad es que todos los siervos de Jehová en estos últimos días a veces sentimos angustia.
Muchos hermanos están preocupados porque les resulta difícil conseguir comida, ropa o alojamiento.
Y, por culpa de esta pandemia, por todo el mundo, cada vez hay más y más hermanos que se sienten angustiados por estas cosas.
Algunos de ustedes viven en lugares muy violentos, donde hay mucha delincuencia.
Otros se enfrentan a la presión de sus compañeros para llevar una vida inmoral o no ser honrados.
También hay problemas de salud, familiares, emocionales, la pérdida de seres queridos...
Todas estas cosas nos causan ansiedad.
Además, hay hermanos que están siendo maltratados por miembros de sus familias, por gobiernos opresivos o por individuos de religiones falsas que promueven el odio y el prejuicio.
Este discurso se titula “Mantengamos la calma en tiempos de angustia”.
¿Pero es eso posible?
Jehová ayudó a sus siervos a mantener la calma en el pasado.
Y hoy día también puede ayudarnos a mantener cierto grado de calma cuando pasemos por problemas que nos angustien.
Busquemos 1 Pedro 5:6, 7.
El versículo 7 nos dice lo que podemos hacer cuando estemos preocupados.
Leamos los versículos 6 y 7: ¿Se fijaron en el versículo 6?
Dice: “Para que él los engrandezca a su debido tiempo”.
Así que no tiene que ser inmediatamente.
Mientras tanto, ¿qué puede hacer si está pasando por momentos difíciles?
Puede hacer lo que dice el versículo 7: echar todas sus inquietudes sobre Jehová.
Si tenemos algo en la mano y lo soltamos, ¿qué nos queda?
Nada.
Pues no nos quedemos con nada de ansiedad en nuestro interior.
Echémosela toda a nuestro Dios.
Puede que piense: “La ansiedad que siento es tan pesada que ni siquiera puedo levantarla, mucho menos echarla en ninguna parte”.
Leamos un texto relacionado con esto.
Está en los Salmos.
Salmo 37:5.
En lugar de echar, se usa el verbo poner. Versículo 5: Dice: “Pon tu camino”.
Según la nota, se puede traducir “haz rodar tu camino sobre” Jehová.
Así que, si su ansiedad es tan pesada que no puede echársela a Jehová, dele un empujoncito.
Hágala rodar sobre él.
¿Cómo podemos “echar”, “poner” o “hacer rodar” nuestras inquietudes sobre Jehová?
Leamos lo que dice Filipenses 4:6, 7: Echamos o hacemos rodar nuestra angustia sobre Jehová cuando le oramos intensamente.
Ábrale su corazón a Jehová.
Puede contarle cualquier cosa, incluso lo que le dé mucha vergüenza.
Recuerde, Jehová no se lo va a contar a nadie.
Échelo o hágalo rodar sobre él.
¿Y cuál será el resultado, según el versículo 7?
Dice que recibiremos “la paz de Dios”, un sentimiento de calma, de tranquilidad, si confiamos plenamente en el poder de Jehová para ayudarnos.
¿Qué más puede ayudarnos a mantener la calma?
Hablar de lo que sentimos con hermanos de confianza, por ejemplo, un anciano con el que nos sintamos a gusto.
Hebreos 10:25 dice que, cuando nos reunimos, nos animamos unos a otros.
Y, si no podemos reunirnos, como pasa ahora, también pueden animarnos las cartas, los correos o los mensajes de texto que nos envían nuestros queridos hermanos, que se interesan por nosotros.
¿Hay algo más que nos ayude a estar calmados?
Leer textos bíblicos que tengan que ver con nuestra situación y meditar en ellos.
Por ejemplo, Isaías 41.
¿Se refiere aquí a caminar de la mano de Dios?
¿O más bien está describiendo a Jehová agarrándonos de la mano para salvarnos de algún peligro?
Comparemos dos versículos de Isaías 41.
Fíjense en la promesa del versículo 10: ¿Se fijaron en que Jehová nos dice que no tengamos miedo ni nos angustiemos?
¿Por qué?
Porque él nos sostendrá con su mano derecha.
En los versículos 11 y 12 se mencionan situaciones muy duras por las que podríamos pasar en la vida.
Leamos ahora el 13: ¿Notaron el punto?
Aquí no se está hablando de dar un paseo con Dios.
No se está hablando de caminar de la mano de Dios.
Aquí se describe a Dios salvándonos.
Si estuviera hablando de dar un paseo con Dios, nuestra mano izquierda estaría agarrada de su mano derecha.
Pero los versículos muestran que Jehová agarra nuestra mano derecha con su mano derecha, como si Jehová estuviera frente a nosotros viendo nuestro sufrimiento.
Él extiende su mano derecha, agarra nuestra mano derecha y tira de nosotros para sacarnos del peligro.
Textos bíblicos como estos nos animan y nos ayudan a mantener la calma.
Las tres ayudas que mencionamos, 1) la oración, 2) el ánimo que nos dan los hermanos y 3) meditar en la Biblia, fueron las ayudas que mencionaron cuatro de los hermanos de Rusia que han sido sentenciados a prisión.
Veámoslo en el siguiente video.
Me arrestaron en el aeropuerto a las 4 de la mañana.
Cuando mi esposa y yo estábamos en el mostrador de la aerolínea, un agente del Servicio Federal de Seguridad se nos acercó y nos dijo que nos estaban investigando.
Tocaron a la puerta, y supe que venían a arrestarme.
Todo pasó muy rápido.
Primero nos arrestaron, luego nos esposaron y después nos registraron.
Un jeep con ventanas oscuras bloqueó el paso, y salieron gritando: “¡Alto! ¡No se mueva!”.
Me agarraron por los brazos y me empujaron contra mi automóvil.
Al día siguiente, un tribunal tomó medidas cautelares contra mí y me pusieron en prisión preventiva en la cárcel de Jabárovsk.
Me encerraron en una habitación oscura de la prisión.
Allí dentro, me arrodillé y le oré a Jehová diciéndole que quería mantenerme firme en las pruebas y serle fiel.
Todas las noches, encerrado en la celda, oraba por mis amigos, mi esposa, mis hijos..., por todos los que conozco.
Trataba de imaginarme por lo que estaban pasando y hacía oraciones específicas.
Una vez empecé a pedirle ayuda a Jehová llorando porque las cosas se estaban poniendo muy difíciles.
Pero luego mejoraron, y entendí que Jehová ya sabía lo que yo iba a necesitar aquel día y que ya me estaba ayudando.
Le pedí valentía a Jehová.
Quería ser valiente, estar tranquilo y ser amable.
Y Jehová me dio las fuerzas que necesitaba.
Me sentía tranquilo cuando hablaba con ellos y no tuve miedo de lo que me podía pasar.
Le oré a Jehová para decirle que me demostrara que estaba cerca de mí, que me estaba ayudando y que él lo tenía todo bajo control.
Y la primera carta que recibí ese día hablaba del Sol.
Qué curioso que yo había leído muchos artículos sobre el Sol y había aprendido que es una prueba de la fuerza y el poder inmenso de Jehová.
Pero, aquel día, lo sentí de verdad.
Las primeras cartas que recibí hablaban sobre las cualidades de Jehová y sobre las cualidades que yo necesitaba para aquella situación específica.
Las cartas no solo me animaban a mí.
También les daban un buen testimonio a los funcionarios de la prisión.
Los guardias estaban impresionados: “Iván, ¿quién te escribe desde Krasnodar?
Yo tengo amigos allí”.
Y también cuando me escribían de lugares como Francia, Estados Unidos...
Las cartas les hicieron ver a los funcionarios que la situación está bajo control, que hay muchas personas que me conocen, que saben de mí y de mis circunstancias.
Saben que hay mucha gente que está pendiente de lo que ellos hacen.
De las cartas que recibía todos los días, podía sacar temas de discursos o ideas para las reuniones.
Por ejemplo, de una carta, pude sacar información para un discurso de 10 minutos y, de otra, pude hacer un discurso público.
De las cartas que recibía, iba juntando citas hasta que tuve casi una biblioteca.
Recopilaba información y la comparaba, así que podía hacer un estudio personal muy bueno, de calidad, que me ayudaba a estar al día con la organización.
Un niño hizo un dibujo y me lo mandó.
Escribió: “Si te mantienes fiel, estarás en el nuevo mundo”.
Una hermana mayor me escribió una carta con estas cariñosas palabras: “Querido hijo”.
Sus palabras le salieron del corazón.
Aquella carta me llegó en uno de los momentos más difíciles para mí.
Siento que las cartas son una forma muy especial en la que Jehová nos consuela.
Hice un horario.
Me levantaba temprano por la mañana, a las 5:30.
Y, mientras todo el mundo estaba en sus celdas durmiendo y todo estaba en silencio, yo podía leer la Biblia.
Durante el día, meditaba mucho en un solo versículo.
Mientras más pensaba en él, más bonito me parecía.
Al final del día, aquel versículo se convertía en algo precioso y muy especial para mí.
Luego, entendí que un buen corazón no se forma por la cantidad de información que uno lee, sino por cuánta te llega al corazón.
Cuando lees la Biblia en la cárcel, te das cuenta de cosas que antes no.
Leí el libro de Hechos de los Apóstoles y pude entender muy bien las cosas que le ocurrieron a Pablo.
Aquello me fortaleció y me enseñó que yo podía aguantar las pruebas igual que él.
El ejemplo de Mardoqueo me llegó al corazón.
Después de que Hamán hiciera un acuerdo con el rey para destruir a los israelitas, “se dio cuenta de que [Mardoqueo] no se levantaba ni temblaba ante él”.
La idea importante es que, igual que Mardoqueo en el pasado, ahora nosotros tampoco temblamos de miedo.
A los hermanos les ayudó la oración, el apoyo de otros hermanos y meditar en la Biblia.
¿Cómo les ayudó todo esto?
Bueno, pudieron mantener la calma y confiar en Jehová.
Ahora leamos el último texto de este discurso.
Se encuentra en Isaías 30:15.
Es un texto muy bonito en el que podemos pensar en momentos de angustia.
Tristemente, los israelitas no quisieron escuchar esta instrucción tan importante, que venía de Jehová.
Leamos juntos Isaías 30:15: ¿Qué hay de nosotros?
¿Queremos o no queremos?
En estos tiempos de angustia y en los que quedan por llegar, aún peores, ¿confiaremos en estas palabras de Jehová?
¿Notaron qué nos ayudará a ser fuertes y aguantar?
Mantener la calma y demostrar confianza.
Y este, queridos hermanos, es el texto del año para el 2021.
Vienen tiempos duros.
Pero, gracias a la oración, al apoyo de nuestros hermanos y a nuestra confianza en la sabia Palabra de Dios, podremos sobrellevar estos últimos días.
Podremos mantener la calma y demostrar total confianza en el Soberano del universo, nuestro gran Dios, Jehová.