Sábado mañana (parte 2) | Asamblea regional del 2021 “Poderosos gracias a la fe”

Jehová valora a todos los que le son leales, sin importar sus circunstancias.

¿Entiende usted por qué Jehová ama a aquellos que tienen una situación en la vida diferente a la suya?

Si es así, le será mucho más fácil mostrarles su cariño y apoyarlos.

Por favor, escuchemos atentamente al hermano William Malenfant, ayudante del Comité de Enseñanza, que presentará el primer discurso de esta serie “Luchan con éxito por la fe.

Los que están casados con no creyentes”.

Cada orador presentará al siguiente.

Escuchemos al hermano Malenfant.

La Palabra inspirada de Jehová Dios hace esta declaración tan importante.

Se encuentra en Tito 2:11.

Dice así: “Porque la bondad inmerecida de Dios se ha manifestado al traer salvación a toda clase de personas”.

Así es, “a toda clase de personas”.

Esto se cumplió en el siglo primero.

Y hoy también se está cumpliendo como nunca antes.

Pertenecemos a una hermandad mundial compuesta por toda clase de personas.

Aprendimos la verdad de la Biblia.

Y tomamos una decisión: servir a Jehová.

En esta serie de discursos, hablaremos de tres clases de personas.

Primero, los que están casados con personas que, de momento, no sirven a Jehová.

Segundo, los que se han criado en hogares en los que solo uno de los padres era Testigo.

Y, tercero, los que no están casados.

Muchos hermanos y hermanas se encuentran en una de estas situaciones, y están luchando con éxito con todas sus fuerzas por la fe, como dice Judas 3.

Y todos ellos son muy valiosos para la congregación.

Cuando hablemos de cada uno de esos grupos durante esta serie de discursos, trate de pensar en los hermanos que tienen esas mismas circunstancias en su congregación.

Pregúntese: “¿Cómo les puedo demostrar yo a estos hermanos y hermanas que los valoro y que aprecio su esfuerzo?

Y, por otro lado, si soy yo el que se encuentra en una de estas situaciones que mencionamos, ¿qué me puede ayudar a tener éxito al luchar con todas mis fuerzas por la fe?”.

En este discurso hablaremos de los hermanos que están casados con alguien que no sirve a Jehová.

Un ejemplo muy conocido es el de una cristiana del siglo primero llamada Eunice, que era la madre de Timoteo.

Se habla de ella en Hechos 16:1.

El versículo comenta que Timoteo “era hijo de una mujer judía creyente”, pero que “su padre era griego”.

Ahí se dice que Eunice era una mujer creyente, pero no se dice que el padre de Timoteo también fuera creyente.

El caso es que el padre de Timoteo no era cristiano.

Sin embargo, tanto su madre, Eunice, como su abuela Loida le enseñaron a Timoteo los santos escritos, es decir, la verdad de la Palabra de Dios.

Por supuesto, las circunstancias varían.

No todos los que están casados con personas no creyentes o que no sirven a Jehová tienen la misma situación.

Algunos están casados con alguien que se opone a la verdad.

A veces, el cónyuge no está interesado.

En otros casos, puede que sean tolerantes e incluso apoyen a su esposo o esposa, pero que no estén dando los pasos necesarios para poder bautizarse.

También puede que algunos de ellos sí estén bautizados, pero se hayan alejado de Jehová.

Quizás ya no asistan a todas las reuniones, ni salgan a predicar ni participen en la adoración en familia.

Y, por último, aunque es triste decirlo, algunos de ellos están expulsados.

Pero nosotros nunca los damos por perdidos.

Siempre hay esperanza.

Deseamos que quienes han sido expulsados recapaciten y se arrepientan, y regresen a Jehová.

¿Creen que hay algo que los publicadores de la congregación podamos hacer para demostrar que valoramos a los hermanos que están casados con alguien que por el momento no sirve a Jehová?

¡Sí, por supuesto!

Y no solo eso, sino que en Filipenses 3:17 el apóstol Pablo nos anima a aprender de su buen ejemplo y a imitarlos.

Filipenses 3:17 dice: “Hermanos, todos unidos imítenme a mí [dijo el apóstol] y [noten lo que añadió] fíjense en los que viven de acuerdo con el ejemplo que les pusimos nosotros”.

¿Vieron?

El apóstol Pablo nos dice que nos fijemos en su ejemplo, pero también en el buen ejemplo de otros de la congregación.

Entre esos buenos ejemplos están los hermanos que están casados con personas que no sirven a Jehová.

Se esfuerzan mucho por mantener una amistad estrecha con Jehová.

Han aprendido a ser disciplinados para seguir un buen horario de actividades espirituales.

Y muchos se han vuelto expertos en compaginar las responsabilidades familiares con las espirituales.

No es nada fácil, pero lo están logrando.

Entonces, ¿cómo debemos ver y tratar a estos hermanos?

Hacemos lo que nos dice Filipenses 2:4: no buscamos solo nuestros propios intereses, “sino también los de los demás”.

Eso significa que nos preocupamos por ellos, por saber cómo están.

Siempre los tratamos con respeto y nunca los pasamos por alto.

Reconocemos que estos hermanos tienen mucho que ofrecer, porque también adoran a Jehová.

¿No es una maravilla?

Somos una gran familia y nos pertenecemos unos a otros.

Todos tomamos en cuenta a los hermanos que están casados con alguien que no sirve a Jehová y, tal como nos animaba el texto, estamos pendientes de sus necesidades.

Lo hacemos porque los queremos y porque vemos sus buenas cualidades.

Así pues, ¿qué podemos hacer?

Cuando sea posible, tratemos de hacer cosas con estos hermanos.

Pero ¿hay algo más que podamos hacer?

Podemos mostrar interés por sus cónyuges y tratar de ayudarlos en sentido espiritual.

Por ejemplo, si las circunstancias lo permiten, invitémoslos a los dos a una comida o a pasar un rato con nosotros.

Sabemos que ser amigables y tener conversaciones animadoras puede tener un efecto muy positivo en alguien.

Mientras ve el siguiente video, piense en casos específicos de hermanos de su congregación que tengan estas circunstancias y en lo que puede hacer para demostrarles que los valora.

Mi esposo estaba muy opuesto a la verdad.

Una noche se puso un cuchillo en el estómago y me dijo: “Tienes que elegir: tu religión o yo”.

Mi esposo nos apoyaba bastante.

Se despedía de nosotros cuando íbamos a las reuniones, pero no tenía ningún interés en la verdad.

Yo sentía mucha envidia cuando iba a las asambleas y veía que las familias se sentaban juntas.

Como estaba muy ocupado en el trabajo y cuidando de su madre, mi esposo empezó a faltar a las reuniones.

Algunos hermanos de la congregación, con buenas intenciones, hablaron con él del asunto.

Pero la manera en que lo hicieron hizo que él se desanimara, y dejó de leer la Biblia y nuestras publicaciones.

Tengo que confesar que hubo momentos en los que yo también quise alejarme de la verdad.

Cuando aprendí la verdad, estaba muy entusiasmada.

No dejaba de bombardear a mi esposo con información.

Le preocupaba que me fuera a volver una fanática.

Él pensaba que me había metido en una religión extraña, y estaba muy preocupado por la familia.

Una familia de la congregación nos invitaba a menudo a comer y a hacer cosas juntos.

Creo que a mi esposo le gustaban esos detalles.

Me esforzaba en mi manera de hablar y de comportarme por demostrarle que le quería.

Creo que él empezó a interesarse en la verdad cuando nos vio a mis hijos y a mí poner en práctica lo que aprendíamos.

Las palabras “protege tu corazón” me llamaron la atención.

Me esforcé mucho para que Jehová siempre estuviera en el corazón de mis hijos y en el mío.

Cuando salía a predicar con ellos, los animaba a fijarse en diferentes detalles de la creación.

Y tenía la costumbre de enseñarles de la Biblia antes de que mi esposo regresara del trabajo.

Me esforzaba por imaginarme en el Paraíso con mi esposo.

Eso fortaleció mi decisión de nunca dejar la verdad.

Cuando me iba a las reuniones, le dejaba notitas cariñosas a mi esposo.

Estaba convencida de que un día él regresaría a la verdad, y regresó.

Yo no dejé a Jehová, y Jehová nunca me abandonó a mí.

Mi esposo nunca se hizo testigo de Jehová.

Sin embargo, mis cinco hijos sí están en la verdad.

Y eso es una gran bendición para mí.

Me siento muy feliz y agradecida por poder servir a Jehová con mi familia, incluido mi esposo.

¿Qué aprendimos en este video?

Aprendimos que los hermanos que están casados con personas que no sirven a Jehová pueden tener un efecto muy positivo en ellas si demuestran cualidades cristianas.

Pero ¿qué puede ayudarlos a seguir luchando por la fe?

La sabiduría y las fuerzas que solo Jehová puede darles.

Recuerden, su poder es infinito.

Y está claro que a Dios le hace feliz actuar a favor de quienes confían en él.

Además, Jehová los ama, no lo olviden.

Y él escucha las oraciones sinceras de los que quieren hacer las cosas como él manda.

Así que el amor de Dios, la oración y el espíritu santo les darán las fuerzas y la sabiduría que necesitan para mantener una buena rutina espiritual que sea equilibrada y cumplir con la responsabilidad de atender las necesidades de su familia.

Las hermanas que aparecían en el video aprovecharon todo el alimento espiritual que tenían disponible para fortalecer su fe.

Y Jehová las ayudó a demostrar cualidades cristianas, como el tacto y la paciencia.

Todos sabemos muy bien que a veces no mostramos tanto tacto como deberíamos.

Tener tacto y ser paciente no es nada fácil, especialmente cuando estás cansado y tu pareja dice o hace algo que te duele o te hace sentir mal.

Ahora bien, no importa cuál sea su situación.

¡Jehová le dará las fuerzas que necesita para seguir poniendo un buen ejemplo!

Pero recuerde pedirle que ayude a su esposo o esposa a aceptar la verdad.

En 1 Pedro 3:1, 2, encontramos este consejo tan sabio y tan práctico.

1 Pedro 3:1, 2 dice: “Del mismo modo, esposas, estén en sujeción a sus esposos para que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra gracias a la conducta de sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta y su profundo respeto”.

¿No es maravilloso?

¡Los hechos demuestran que este consejo de Pedro funciona!

Muchos hermanos que lo han puesto en práctica han ayudado a su esposo o su esposa a aceptar la verdad.

Si lo piensa bien, es impresionante: el profundo respeto y la buena conducta pueden lograr que alguien acepte la verdad.

Sin que hagan falta palabras.

Claro, al hacer cosas buenas por su pareja, seguro que surgirán oportunidades para hablar de la verdad y ayudarla en sentido espiritual, eso si las circunstancias lo permiten y lo ve apropiado.

Así que siga poniéndole un buen ejemplo y orando para que algún día desee servir a Jehová.

Hermanos, confíen en las palabras que Pablo escribió en 1 Corintios 7:16, y recuerden tener siempre una actitud amable y positiva en su matrimonio.

1 Corintios 7:16 plantea dos preguntas, pero en un tono positivo.

El capítulo 7, versículo 16, dice: “Pues, esposa, ¿cómo sabes si salvarás o no a tu esposo?

O, esposo, ¿cómo sabes si salvarás o no a tu esposa?”.

Así es, este texto nos ayuda a seguir siendo positivos y a no perder la esperanza de que nuestro cónyuge acepte la verdad.

Hay muchos ejemplos de personas que con el tiempo aceptaron la verdad porque vieron que su esposo o su esposa ponían en práctica lo que Dios dice.

Por eso, deseamos de todo corazón que, tarde o temprano, los que todavía no sirven a Jehová acepten la verdad y sirvan felices a Dios.

Hermanos, sigan los consejos de la Biblia, es la Palabra de Dios.

¡No duden de que Jehová los ayudará!

De esta manera, podrán seguir luchando con éxito por la fe y honrar el nombre de Jehová.

El hermano Seth Hyatt, ayudante del Comité de Servicio, presentará el siguiente discurso: “Luchan con éxito por la fe.

Los que solo cuentan con uno de sus padres”.

En el Salmo 68:5, a Jehová se le llama “Padre de huérfanos”.

“De huérfanos”.

¿Y tú? ¿Eres huérfano?

¿O tal vez hay algún niño o algún joven que también sea huérfano en su congregación?

Claro, quizás se pregunte: “¿A quiénes nos referimos cuando hablamos de ‘huérfanos’?”.

Bueno, en este discurso, por huérfanos nos referimos a jóvenes que solo cuentan con uno de sus padres en sentido espiritual, que solo tienen un padre en la verdad.

Y sus circunstancias familiares pueden variar mucho.

Por ejemplo, hay familias monoparentales, familias en las que uno de los padres no sirve a Jehová —y tal vez ese padre o esa madre se oponga a la verdad— e incluso familias en las que solo uno de los padres sirve activamente a Jehová porque el otro se ha enfriado en sentido espiritual.

Cuando yo tenía como cinco años, mi madre conoció la verdad de la Biblia.

Viví unos años en un hogar dividido en sentido religioso.

Pero, con el tiempo, mi madre se quedó sola.

Tuvimos que adaptarnos a las nuevas circunstancias.

A muchos betelitas les ha pasado lo mismo.

Y también a precursores, superintendentes de circuito, voluntarios de construcción o misioneros.

Muchos de nosotros hemos pasado por situaciones parecidas.

Pero, fíjense, qué interesante.

Jehová quiso incluir en su Palabra, la Biblia, el ejemplo de un joven que creció o se crio en un hogar dividido en sentido religioso: Timoteo.

La Biblia explica que la madre de este joven, de Timoteo, era “una mujer judía creyente”.

Pero su padre era griego.

Así que solo uno de sus padres era siervo de Jehová.

Todos sabemos, por lo que dice la Biblia, que su madre, Eunice, y su abuela Loida lo ayudaron mucho; las dos contribuyeron a que se convirtiera en un cristiano maduro.

Pero hubo otras personas que también lo ayudaron, que contribuyeron a su progreso espiritual.

Y es por eso que este tema, en realidad, nos aplica a todos.

Todos nosotros podemos imitar a Jehová.

Si en nuestra congregación hay huérfanos de este tipo, debemos prestarles atención.

Veámoslos como “Timoteos” de nuestros días.

¿Cómo podemos hacerlo?

Imitando al apóstol Pablo.

¿Y qué hizo él?

Situémonos a finales del año 49 o a principios del 50.

El apóstol Pablo está en su segundo viaje misional y visita la ciudad de Listra.

Cuando él llega allí, ve a un joven, a Timoteo.

Pero no solo ve a este joven, sino que se fija en lo que hace, en su conducta.

Se da cuenta de su potencial.

Así que toma la iniciativa y capacita a Timoteo para que desarrolle todo el potencial que tiene.

Qué buen ejemplo, ¿no creen?

Seguro que en nuestra congregación también hay huérfanos.

Pues hagamos lo mismo que Pablo.

Fijémonos en ellos y ayudémoslos.

En cierta ocasión en la que Pablo le escribió a Timoteo, también hizo algo muy bonito que podemos imitar.

Corría el año 65 de nuestra era y Pablo estaba preso en Roma.

Pero las cosas no iban nada bien; no iban a liberarlo.

De hecho, su muerte era inminente.

Solo tuvo tiempo de escribir una última carta.

¿Y a quién la escribió?

A Timoteo, a su querido “hijo en la fe”.

¿Y quieren saber qué fue eso tan bonito que le dijo Pablo en su última carta?

Vamos a leerlo juntos.

2 Timoteo 1:5: “Porque me acuerdo de tu fe sin hipocresía, que tuvieron primero tu abuela Loida y tu madre Eunice, y que estoy seguro de que tú también tienes”.

¿Se dieron cuenta de lo que hizo Pablo?

En pocas palabras, felicitó a Timoteo y expresó su confianza en él.

Pero también elogió a su madre, Eunice, y a su abuela Loida por tener una “fe sin hipocresía”.

Estas cristianas no servían a Jehová de manera hipócrita.

Su fe era genuina.

¿No les parece que fueron una bendición para Timoteo?

Y, nosotros, ¿podemos hacer lo mismo?

Por supuesto.

Podemos felicitar de corazón a estos jóvenes que solo cuentan con uno de sus padres.

Claro, no solo a ellos, sino también a sus padres.

Elogiemos todo el trabajo que están haciendo.

Invitémoslos a estar con nosotros en actividades espirituales y en nuestro tiempo libre.

Cuando era pequeño, mi abuela venía a buscarme todos los sábados por la mañana y salíamos a predicar.

Nunca me preguntaba si ella vendría o no, ni con quién saldría a predicar aquel día.

El hermano que dirigía el estudio del libro siempre hacía lo mismo: siempre nos incluía a mi abuela y a mí en su grupo, con él y con su esposa.

¡Qué recuerdos tan bonitos!

Presten atención al siguiente video.

Algunos hermanos que crecieron en un hogar donde solo uno de los padres era Testigo nos explican qué los animó a luchar con éxito por la fe.

Fue como una pesadilla.

Nuestra familia vivía la verdad con mucho entusiasmo.

Un día, mientras estábamos jugando, mamá vino y nos dijo que abandonaba a Jehová y a papá.

El día que le dije adiós a mi madre fue el peor día de mi vida.

Mis padres se hicieron inactivos cuando yo tenía unos cuatro años.

Mi padre nunca estaba en casa.

Cuando mi madre empezó a aprender la verdad, mi padre le prohibió estudiar la Biblia.

Cuando íbamos a las reuniones, él nos sacaba a la fuerza.

Y maltrataba a mi madre verbal y físicamente.

El divorcio de mis padres fue muy duro.

Para mi madre fue muy difícil criar sola a dos niños.

A veces tenía dos o tres trabajos.

Y servir a Jehová quedó en segundo plano.

Después del divorcio, mi madre se deprimió mucho.

Ella hizo todo lo que pudo, pero Jehová no tenía la intención de que una madre asumiera el papel de madre y padre a la vez.

Mis hermanas y yo decidimos que no íbamos a cometer en la vida los mismos errores que cometió nuestra madre.

Sabíamos que podíamos elegir qué tipo de vida llevar.

Así que le dediqué mi vida a Jehová y me bauticé a los 15 años.

Todo cambió cuando dejamos de tener la oposición de mi padre.

Ya podíamos ir a predicar y a las reuniones sin problemas.

Ya no teníamos que esconder las publicaciones para que no las rompiera.

Cuando tenía unos 15 años, mi madre nos llevó a una reunión.

Pero ella ya había decidido que esa sería su última reunión.

Esa noche se habló de las necesidades de la congregación.

Lo que se dijo fue justo lo que mi madre necesitaba.

Jehová la ayudó a sentirse motivada.

A partir de entonces, mi madre fue una mujer nueva.

Mis hermanas y yo siempre hemos sido un equipo.

Servimos juntas como precursoras y nos mudamos a Camboya porque se necesitaba ayuda.

Las dos viven allí y están en el servicio de tiempo completo especial con sus esposos.

Y mi esposo y yo llevamos 11 años sirviendo en la sucursal de Myanmar.

Mi madre me puso un ejemplo increíble en la vida.

Yo veía que ella siempre ponía su amistad con Jehová por encima de todo lo demás.

Su ejemplo fue lo que me ayudó a ponerme metas espirituales y a alcanzarlas.

Empecé el precursorado el año en que estaba acabando mis estudios.

Llevo casi 20 años sirviendo a tiempo completo, la mayor parte del tiempo en el Betel de Brooklyn y en Warwick, con mi esposa.

Mi madre influyó mucho en que me pusiera metas espirituales.

Mi esposa y yo tuvimos la oportunidad de asistir a la primera clase de la Escuela para Evangelizadores.

Y actualmente estamos en la obra de circuito.

Las cosas malas que te pasan en la vida no tienen que determinar quién eres.

Primera de Pedro 5:10 dice que Dios mismo terminará nuestro entrenamiento.

Puede que a veces sea difícil, pero con la ayuda de Jehová nos irá bien.

Recuerdo lo que dijo David en Salmo 27:10.

Dice: “Hasta si mi padre” o “mi madre me abandonaran, Jehová se haría cargo de mí”.

Y eso fue exactamente lo que me pasó a mí.

Jehová no nos juzga por nuestra crianza o nuestro pasado.

Él ve nuestro potencial.

Así que depende de nosotros.

Con Jehová podemos ser quien queramos ser.

¡Qué comentarios tan animadores hicieron los hermanos!

Joven, si solo uno de tus padres está en la verdad, ¿qué opinión tienes de ti mismo?

¿Te ves como te ve Jehová?

¿Como alguien único que tiene potencial?

No pienses que eres inferior a otros por las circunstancias que tienes.

¿Te sentiste identificado con lo que contaron los hermanos del video?

Tus circunstancias familiares no tienen por qué definir quién eres.

En realidad, no tienen por qué ser un obstáculo en tu servicio a Jehová.

Y, no solo eso, tus circunstancias particulares en la vida te permiten tener un punto de vista diferente.

Y Jehová puede usarte para ayudar a los demás.

¡Qué bueno!

Así que imita a Timoteo.

Aunque era relativamente joven, él era un hombre espiritual, y se le confiaron importantes responsabilidades.

El apóstol Pablo dijo de Timoteo que no tenía a nadie más con una actitud como la de él.

Timoteo se preocupaba por los demás.

Y tú también puedes hacerlo.

¡Esfuérzate!

¡Hazte precursor!

¿Quieres ser betelita?

¿Misionero?

¿Voluntario de construcción?

¿O superintendente de circuito?

Si eres un hermano, puedes esforzarte por llenar los requisitos para ser siervo ministerial y, después, anciano.

Hay muchas oportunidades, infinitas.

Deja que Jehová te use, no te arrepentirás.

Pero hay algo más que debes hacer: seguir demostrándole a tu padre Testigo que agradeces lo que hace por ti.

Yo le estoy muy agradecido a mi madre por todo lo que hizo, porque me puso un excelente ejemplo de fe a pesar de que vivimos circunstancias difíciles.

Hermanos, nunca demos por sentadas la fe y la lealtad de nuestros padres cristianos.

Bueno, para terminar, queremos asegurarles a quienes solo tienen uno de sus padres en la verdad que pueden luchar con éxito por la fe, igual que hizo Timoteo.

Confiamos plenamente en ustedes.

Le pedimos a Jehová que los siga bendiciendo y que los ayude a servirle para siempre.

Ahora, Joel Dellinger, ayudante del Comité de Servicio, presentará la última parte de esta serie de discursos: “Luchan con éxito por la fe.

Los solteros”.

En esta serie, se nos ha recordado que Jehová ama y les da poder a los que le sirven con lealtad.

En este último discurso nos centraremos en los hermanos y hermanas que no están casados.

Y responderemos tres preguntas.

Primera, ¿por qué decimos que todos los cristianos, casados y solteros, tienen un papel importante en la congregación?

Segunda, ¿cómo podemos demostrar que valoramos y apoyamos a los hermanos que no están casados?

Y tercera, si usted es soltero, ¿qué puede ayudarlo a seguir luchando con éxito por la fe?

Para empezar, analicemos qué piensa Jehová tanto de los que están casados como de los que están solteros.

Algo que nos encanta de Jehová es que es un Dios imparcial.

Él acepta a todas las personas que desean servirle, sin importar su nacionalidad o su color de piel.

La imparcialidad que muestra Jehová también implica que él trata de la misma manera tanto a los solteros como a los casados, no favorece a ningún grupo.

Casarse o quedarse soltero es una decisión personal.

De hecho, la Biblia no dice en ningún lugar que Jehová nos valore más si estamos casados o si estamos solteros.

Por ejemplo, en Mateo 19:12, Jesús dijo que algunos de sus seguidores decidirían quedarse solteros “por el Reino de los cielos”.

Y luego añadió: “Quien pueda cumplir con esto, que lo haga”.

Pensemos en estas palabras un momento.

Si un cristiano —sea joven o mayor— decide quedarse soltero por el Reino, Jehová y Jesús respetan esa decisión y valoran las razones que motivaron al hermano a tomarla.

Otros cristianos no están casados por las circunstancias de la vida.

Por ejemplo, algunos de ellos son demasiado jóvenes para casarse.

Otros hermanos son viudos o están divorciados.

Igual que Jehová, el apóstol Pablo tenía un punto de vista imparcial sobre los solteros y los casados.

Y, como Jesús, tampoco les dijo a los cristianos si tenían que casarse o quedarse solteros.

Una revista La Atalaya del 2012, que hablaba de la primera carta de Pablo a los corintios, decía lo siguiente: “Ambos estados [el matrimonio y la soltería] pueden considerarse un regalo de Dios [...].

Jehová no ve [...] [la soltería] como una fuente de dolor y vergüenza”.

La verdad es que estar soltero tiene ciertas ventajas.

Un cristiano soltero quizás no tenga tantas responsabilidades familiares como uno que está casado y tenga más tiempo y energías para servir a Jehová.

Claro, los hermanos solteros no creen que por esa razón sean mejores que los hermanos casados.

Así que lo que opina Jehová, su punto de vista, está claro.

Tanto solteros como casados, todos, tenemos un papel importante en la congregación.

Ahora respondamos la segunda pregunta: ¿cómo podemos los casados demostrar que valoramos y apoyamos a los hermanos que no están casados?

Veámoslo.

Por favor, abran sus biblias en 1 Corintios 12, y leamos el versículo 25.

El contexto de este versículo indica que Pablo estaba destacando que, en la congregación, todos nos necesitamos.

Dependemos unos de otros.

Igual que necesitamos todas las partes del cuerpo —los ojos, las manos, los pies—, todos los cristianos, solteros y casados, somos valiosos y necesarios.

Entonces, ¿qué podemos hacer para demostrarles a estos hermanos que los valoramos?

Leamos el versículo 25: “De modo que no hubiera divisiones en el cuerpo, [y ahora viene la clave, noten,] y sus miembros tuvieran la misma preocupación unos por otros”.

La nota de estudio de la Biblia en inglés explica que la palabra griega para “preocupación” indica una profunda inquietud y destaca lo intensa que debe ser esa preocupación por los demás.

La lección es clara.

Hermanos casados, demostramos que valoramos a los hermanos y hermanas solteros cuando nos preocupamos por ellos, por su bienestar, tanto en sentido físico como espiritual.

No los ignoramos.

No los consideramos inferiores.

Y tampoco los tratamos como si no tuviéramos nada en común con ellos.

En cuanto a esto, Pablo nos puso un ejemplo muy bueno que todos debemos imitar.

Él estaba muy interesado en el bienestar y el progreso espiritual de Timoteo.

Aunque este joven era soltero, Pablo vio su potencial e invirtió tiempo en capacitarlo y animarlo.

Y, entonces, ¿cuál fue el resultado?

Que un joven soltero y sin experiencia se convirtió en un excelente superintendente.

Y, aunque los dos con el tiempo dejaron de viajar juntos, Pablo siguió mostrando un interés sincero por el bienestar de Timoteo.

Y lo sabemos porque Pablo le escribió a Timoteo dos cartas que Jehová hizo que se conservaran para nuestro beneficio.

Hermanos, ¿se imaginan cómo debió sentirse Timoteo cuando recibió una carta de su viejo amigo Pablo?

Escuchen unas líneas de la primera carta que Pablo le escribió y, mientras lo escuchan, pónganse en los zapatos —o en las sandalias— de Timoteo: “A Timoteo, un verdadero hijo en la fe: Que tengas bondad inmerecida, misericordia y paz de parte de Dios el Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor”.

Un poco más adelante, Timoteo leyó estas líneas: “Timoteo, hijo mío, te doy esta instrucción de acuerdo con las profecías que se hicieron acerca de ti, para que por estas sigas peleando la noble batalla”.

Y luego lo anima a hacer lo siguiente: “No descuides el don que tienes y que recibiste mediante una profecía cuando el grupo de ancianos te impuso las manos”.

¿No creen que esas palabras animaron a Timoteo e hicieron que se sintiera valorado?

¡Sin duda!

En la misma carta, Pablo expresó que estaba preocupado porque Timoteo se enfermaba con frecuencia.

No hay duda de que la preocupación de Pablo, tanto por su salud física como espiritual, le llegó al corazón a Timoteo y lo animó a progresar en su servicio a Jehová.

Y el ejemplo de Pablo también nos llega al corazón a nosotros.

Quizás eso haga que nos preguntemos: “¿Puedo hacer más por los solteros?

¿Puedo estar más pendiente de sus necesidades ya que se están esforzando tanto por servir a Jehová?

¿Tengo una opinión equivocada de los solteros?

¿Pienso que son inferiores, incompletos o que les falta algo?

¿O demuestro que los valoro?”.

Timoteo fue un superintendente viajante excelente.

Pablo no lo vio como alguien inferior.

Al contrario, aunque Timoteo era soltero, Pablo lo escogió para que tuviera responsabilidades importantes y lo capacitó para que pudiera cumplirlas bien.

Seguro que hoy en día a nosotros también se nos ocurren muchas maneras prácticas de demostrarles a nuestros hermanos de la congregación que no están casados que de verdad nos preocupamos por ellos.

Un artículo de estudio de La Atalaya de agosto de 2020 nos recordaba lo siguiente —lo leo—: “Debemos recordar que algunos cristianos son solteros por decisión personal.

A otros les gustaría casarse, pero no han encontrado a la persona adecuada.

Otros tal vez han enviudado.

Sea cual sea el caso, no debemos preguntarles por qué no están casados ni ofrecerles ayuda para encontrar pareja”.

¡Qué interesante!

Si meditamos en lo que dice la Biblia sobre lo que opina Jehová de la soltería, no haremos ninguna de estas cosas. No les preguntaremos a los solteros cuándo se van a casar y, claro, tampoco se nos ocurrirá buscarles pareja si ellos no nos han pedido ayuda.

En vez de eso, los felicitaremos por el buen ejemplo que le ponen a toda la congregación y les haremos saber que los queremos y los valoramos.

En el video que verán a continuación, noten lo que aprende un anciano sobre las dificultades que afrontan los solteros.

Hermanos, parece mentira.

Esta es nuestra última reunión.

¡Guau! Tenemos muchos puntos en la agenda. ¿Empezamos?

El primer punto de la reunión es...

Esta es la última visita de nuestro superintendente, porque ahora se va a otro circuito.

Rick ha sido muy buen superintendente.

Es maduro espiritualmente, experimentado...

y ha tenido mucha paciencia con nosotros.

Tom, por favor.

Bueno, la verdad es que los hermanos de la congregación...

Rick es soltero.

Y, lamentablemente, en demasiadas ocasiones hicimos que ese regalo de Dios se convirtiera en un desafío para él, desde la primera visita.

Hola, Jeff.

Sí, tengo un minuto.

Ah, eso... es mi lavadora.

Hace mucho ruido.

Yo daba por sentado que al estar soltero Rick tendría mucho tiempo libre.

Lo que no sabía es todo lo que tiene que hacer él solo.

Pero había más cosas que no sabía.

—Hasta luego.

—Adiós.

¡Eh, mira!

Entre esos dos hay algo.

Me encantaría conocer a tu estudiante.

Parece que está progresando.

—Muchas gracias. Nos vemos.

—Chao.

Hacen muy buena pareja.

No sé a qué estás esperando.

¿Para qué?

¡Vamos!

Un superintendente de circuito, una precursora...

Seguro que estás buscando una buena esposa.

Bueno...

Ese tipo de bromas no estaban bien.

Y pasaba en cada visita.

Y luego estaban los que, ¿cómo lo diría?, “querían ayudarle”.

¡Mira!

Tienes que conocerlas.

Así que las invité a comer el sábado.

Rick no había pedido ese tipo de ayuda.

Y lo único que hacían era ponerle a él, y a un montón de hermanas, en una situación incómoda.

Y eso le pasaba semana tras semana.

A veces cometimos el error de fijarnos solo en que estaba soltero y no en que era una persona espiritual que le daba a Jehová lo mejor.

Te extrañaremos.

Pero no tanto como algunas hermanas solteras.

No quiero volver a cometer ese error con ningún soltero, sea hermano o hermana.

—Rick.

—Jeff.

Gracias.

Aprendí mucho de ti.

Espero que Jehová te bendiga estés donde estés.

Sí. Gracias, Rick.

Respondamos ahora la tercera pregunta.

Si usted es soltero, ¿qué puede ayudarlo a ser poderoso gracias a la fe?

Veámoslo.

Algo que lo ayudará a fortalecer su fe, es ponerse metas espirituales y alcanzarlas.

Romanos 4:20 dice lo siguiente sobre Abrahán: “A causa de la promesa de Dios, no dudó por falta de fe”.

Hermanos solteros, los animamos a meditar con frecuencia en las promesas de Dios, igual que hizo Abrahán.

Si piensan a menudo en todas las promesas de Jehová que se cumplieron en el pasado y en las que se están cumpliendo en el presente, tendrán la seguridad de que también cumplirá cada una de las promesas que nos ha hecho para el futuro.

Hacer eso fortalece la fe.

Como Jesús, Pablo y Timoteo, hablen de las promesas de Jehová con otras personas.

Prediquen con entusiasmo las buenas noticias.

Y, por favor, no piensen que ustedes no tienen mucho que ofrecer, porque eso los podría llevar a aislarse de los demás hermanos de la congregación.

Al contrario, ustedes aportan muchísimo, porque son hermanos y hermanas que nos ponen un excelente ejemplo de fe.

Los animamos a esforzarse por buscar la compañía de hermanos espiritualmente maduros en la congregación, sean solteros o casados.

Como Timoteo, reflexionen sobre estas cosas, dedíquense de lleno a alcanzar metas espirituales.

¿Para qué?

Para que todos vean claramente su progreso.

Recuerden: los necesitamos y los queremos.

Seguro que esta serie de discursos nos ha fortalecido la fe.

¿Qué hemos aprendido?

Por favor, abran sus biblias en Hebreos, capítulo 11.

Desde el versículo 4, si se fijan y echan un vistazo, verán que aparecen muchos nombres conocidos de hombres y mujeres de fe.

Está Abel, Enoc, Noé, Abrahán y Sara, Rahab, Gedeón, David y muchos más.

Todos estos hombres y mujeres tuvieron vidas muy diferentes, es cierto.

Pero todos tuvieron algo en común.

Fíjense en lo que dice Hebreos 11:34.

En la mitad del versículo dice que “pasaron de estar débiles a ser fuertes”.

¡Sí! Se hicieron poderosos gracias a su fe.

Y lo mismo sigue pasando hoy.

Ocurre en todas las congregaciones del pueblo de Jehová en el mundo.

Seamos jóvenes o mayores, hombres o mujeres, y tengamos las circunstancias que tengamos, todos podemos hacernos poderosos gracias a la fe.

Por eso, queridos hermanos, no tengan ninguna duda de que los amamos y los valoramos, y deseamos que Jehová bendiga los esfuerzos que hacen por seguir luchando con éxito por la fe.

Muchas gracias, hermanos, por sus animadores discursos.

Ha llegado el momento del discurso de bautismo.

Invitamos a todos los candidatos a que presten mucha atención.

Después del bautismo, ¿cómo pueden seguir fortaleciendo su fe?

¿Por qué pueden estar seguros de que Jehová los premiará por su fe?

Escuchen con atención las respuestas que se darán en el discurso titulado “Los que demuestren tener fe recibirán vida eterna”.

Lo presentará el hermano John Ekrann, ayudante del Comité de Coordinadores.

Todos estamos muy contentos por ustedes, candidatos al bautismo.

Este es un día muy especial para ustedes.

A partir de hoy, al igual que millones de sus hermanos, tendrán una relación muy especial con Jehová.

Por favor, imaginen que están en un estadio gigantesco y que allí están ocho millones y medio de hermanos, todos juntos, aplaudiendo porque están muy felices de que ustedes se hayan puesto de parte de Jehová.

Algunos de ustedes son jóvenes que se han criado en la verdad, y ahora están sentados con su familia.

Otros quizás conocieron la verdad años atrás y hace poco que volvieron a Jehová.

Otros tal vez aprendieron la verdad recientemente y, aun en estas circunstancias, con la pandemia y las reuniones por Zoom, han llegado al punto de dedicar su vida a Jehová.

Sea cual sea su caso, estamos muy felices de que tomara la decisión de bautizarse.

El título de este discurso para ustedes, candidatos, es “Los que demuestren tener fe recibirán vida eterna”.

Dos palabras clave: “demuestren” y “fe”.

La fe es la confianza que tienen en Jehová y sus promesas.

Y demostrar tener fe es vivir para hacer la voluntad de Dios.

Ya han demostrado fe al esforzarse por cumplir con los requisitos para el bautismo.

Podemos comparar la fe a hacer una fogata.

Para encender el fuego, primero tenemos que conseguir pequeños trozos de madera.

Y luego tenemos que ir echándole pedazos de madera más grandes para mantener el fuego encendido.

Con su bautismo, el fuego de su fe está empezando a arder.

No siempre es fácil encender un fuego.

La madera puede estar mojada, el viento puede apagar las llamas...

Puede que para usted no haya sido fácil encender el fuego de la fe.

Ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo para encenderlo.

Y ahora tiene que mantener ese fuego vivo.

¿Por qué?

Bueno, porque nuestra fe puede debilitarse si no nos esforzamos por mantenerla fuerte.

En una ocasión, Jesús les dijo a algunos de sus discípulos que tenían poca fe.

Vamos a verlo en Mateo 17:20: “Él les respondió: ‘Por la poca fe que tienen.

Les aseguro que, si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña “Muévete para allá”, y se moverá; nada les será imposible’ ”.

Jesús les estaba diciendo que tenían que fortalecer su fe.

Una vez que encendemos un fuego, las llamas pueden ser muy intensas.

Pero, si no lo alimentamos con leña, ¿qué sucede?

Que se irá apagando, y pronto se convertirá en cenizas.

Así que, para mantener el fuego de nuestra fe encendido, hay que alimentarlo.

El fuego de nuestra fe necesita constante atención para que siga ardiendo.

Vamos a contestar tres preguntas.

1) ¿Qué pueden hacer para alimentar el fuego de su fe?

2) ¿Cómo pueden demostrar fe?

3) ¿Cómo los recompensará Jehová por su fe?

Pero, antes de contestar esas preguntas, hablemos con dos Testigos bautizados que han dado pasos para fortalecer su fe.

Vamos a empezar con Jouni Palmu.

El hermano Palmu y su esposa, Heli, sirven en el Betel de Finlandia.

Y él lleva 60 años sirviendo a Jehová con lealtad.

Y me gustaría que se fijaran en lo que ayudó al hermano Palmu a enfrentarse a una prueba de fe cuando empezó el precursorado.

Hermano Palmu, ¿recuerdas algún momento en el que tuvieras poca fe?

Sí, recuerdo uno.

Cuando tenía 17 años, me mudé para servir como precursor auxiliar en un grupo aislado, muy lejos de mi casa.

Allí había un grupo de personas muy religiosas que estaban convencidas de que los Testigos estaban equivocados y de que me habían engañado por completo.

Me hacían preguntas sobre la Biblia que nunca antes me habían hecho en mi territorio anterior.

Aquella gente era muy convincente con sus argumentos, y me sentí confundido y perdido.

Y pensaba: “¿Habrá otras preguntas que no sepa responder?”.

Y esto empezó poco a poco a preocuparme y a poner a prueba mi fe.

Así que eras joven, estabas en un lugar aislado y con muchas dudas.

¿Qué hiciste para fortalecer tu fe?

No tenía ni los volúmenes de las revistas ni la Watchtower Library ni ninguna otra herramienta de investigación.

Así que escribí una carta a mis hermanos carnales, que para ese entonces estaban en la cárcel por negarse a realizar el servicio militar.

Sabía que ellos tenían todas nuestras publicaciones y que estudiaban la Biblia todos los días, como si fueran eruditos.

Ellos vieron que necesitaba ayuda, así que me escribieron una carta con las respuestas a todas mis preguntas.

Me sentí muy feliz y le di las gracias a Jehová.

Aquello de verdad fortaleció mi fe.

Jehová usó a tus hermanos para ayudarte.

¿Y cómo te benefició fortalecer tu fe?

Aquella experiencia fue decisiva, marcó el resto de mi vida espiritual.

Entendí lo importante que es el conocimiento exacto y empecé a hacerme mi propia biblioteca.

Todavía conservo aquellas publicaciones, y son para mí algo muy especial.

Esta experiencia ocurrió hace 56 años, y desde entonces nunca he vuelto a tener dudas como esas.

Jehová nos ha dado todas las respuestas que necesitamos.

Y, es más, aunque ahora no tengamos las respuestas a algunas de nuestras preguntas, tengo fe en que Jehová las contestará a su debido tiempo.

Gracias, hermano Palmu.

Tu experiencia nos ayuda a valorar las respuestas que da la Biblia a las grandes preguntas de la vida.

Hablemos ahora con Frankie Brown.

El hermano Brown y su esposa, Karen, sirven en el Betel de Estados Unidos.

Me gustaría que se fijaran en lo que ayudó al hermano Brown a tomar la decisión de dedicar su vida a Jehová.

Hermano Brown, ¿recuerdas algún momento en el que tuvieras poca fe?

Hasta los 12 años, estuve viviendo con mi abuela, que estudiaba con los testigos de Jehová.

Así fue como conocí la verdad.

Y estudiaba la Biblia, pero no era regular.

A los 17, como muchos otros jóvenes, tenía que decidir qué iba a hacer con mi vida después de la escuela.

Muchos daban por sentado que iría a la universidad para estudiar una carrera.

Pero, por lo que había estudiado en la Biblia, sabía que tenía que tomar otra decisión: servir a Jehová.

Fue una decisión difícil para mí.

A veces, no tenía ni idea de lo que quería hacer.

No tenía experiencia y no sabía qué consejos seguir: los de la Biblia, o los de mi familia y los de mis amigos.

No debió ser fácil tomar esa decisión a esa edad.

¿Qué hiciste para fortalecer tu fe?

Me di cuenta de que necesitaba conocer mejor a Jehová y lo que implicaba servirle.

Así que volví a recibir clases de la Biblia y a asistir a las reuniones.

Y empecé a tener un estudio personal.

Uno de mis proyectos fue el Salmo 119.

Este precioso salmo me ayudó a ver a Jehová como el Padre cariñoso que nunca tuve.

También me ayudó a ver lo sabio que es vivir de acuerdo con las normas de la Biblia.

Por ejemplo, Salmo 119:99 dice: “Soy más perspicaz que todos mis maestros porque reflexiono en tus recordatorios”.

Lo que quería decir el salmista es que Jehová era su orientador.

Además, me ayudó mucho el buen ejemplo de hermanos y hermanas de mi congregación.

Ellos ya habían tomado la decisión de servir a Jehová.

Y se notaba que tenían una vida realmente feliz y con propósito.

Y eso me convenció a mí de que servir a Jehová era la mejor manera de usar mi vida.

Le doy muchísimas gracias a Jehová por haber tenido la ayuda de estos hermanos en el momento en el que necesitaba más fe.

Está muy claro que estudiar la Biblia y el apoyo de los hermanos te ayudó mucho.

¿Y cómo crees que te ha beneficiado fortalecer tu fe?

Me bauticé, me hice precursor y, unos años más tarde, me invitaron a Betel.

Desde que era joven, mi amistad con Jehová me ha dado seguridad y estabilidad en la vida.

Cuando miro atrás y pienso en la decisión de dedicar mi vida a Jehová, no lo dudo, es la mejor decisión que he tomado.

Seamos jóvenes o mayores, Jehová nunca nos dejará cuando más lo necesitemos.

Gracias, hermano Brown, tomaste una buena decisión.

Volvamos a las tres preguntas, y empecemos con la primera: ¿qué pueden hacer para alimentar el fuego de su fe?

La Biblia es el principal combustible para mantener encendido ese fuego.

Para alimentar el fuego de la fe, hay que hacer dos cosas: leer la Palabra de Dios y meditar en ella.

Leer la Palabra de Dios es como añadir leña al fuego, y la meditación es como avivar las llamas.

Vamos a analizarlas por separado.

Primero, veamos el ejemplo del salmista en Salmo 1:1-3: “Feliz el hombre que no anda según los consejos de los malvados, que no se detiene en el camino de los pecadores, que no se sienta en el asiento de los burlones, sino que disfruta con la ley de Jehová; día y noche lee su ley y medita en ella.

Será como un árbol plantado junto a corrientes de agua, un árbol que da fruto a su tiempo y cuyas hojas no se marchitan.

Todo lo que él haga tendrá éxito”.

Queremos ser como el hombre de este salmo, que “disfruta con la ley de Jehová”.

Cuando disfrutamos, cuando nos gusta leer la Palabra de Dios, ya no nos sentimos obligados a leerla, sino que estamos deseando leerla.

“Día y noche lee su ley”.

Jehová quiere que leamos su Palabra a menudo.

Cuando oramos, nosotros le hablamos a Jehová, pero, cuando leemos la Biblia, es él quien nos habla a nosotros.

Me gustaría que se fijaran en la forma tan bonita en la que Isaías describe cómo nos habla nuestro Dios, Jehová, en Isaías 30:21: “Y, en caso de que te desvíes a la derecha o a la izquierda, oirás con tus propios oídos estas palabras detrás de ti: ‘Este es el camino.

Anda en él’ ”.

¿Y por qué escuchamos la voz de Jehová detrás de nosotros, y no delante?

Por un lado, las palabras de Jehová en la Biblia se escribieron hace muchos años, y podríamos decir que están detrás de nosotros, en el pasado.

Pero hay otra manera de visualizar lo que dice el texto.

Imaginen que están en un grupo con niños pequeños caminando hacia algún lugar.

¿Dónde suelen ir los niños?

Delante de nosotros, corriendo, aunque no tengan ni idea de adónde van.

¿Y qué tienen que hacer los padres, que van por detrás?

Tienen que llamarlos y decirles: “No, no, no, por ahí no, vamos a ir por aquí, a la izquierda”.

Y los niños vuelven y siguen corriendo por la dirección correcta.

Seguro que queremos escuchar con atención la voz de Jehová detrás de nosotros ayudándonos a tomar buenas decisiones.

Incluya la lectura de la Biblia en su rutina diaria.

Una sugerencia: podría usar el Programa de lectura de la Biblia que hay en jw.org.

Para encontrarlo, escriba “programa de lectura de la Biblia” en el buscador, arriba a la derecha.

Si lee tan solo de tres a cinco capítulos cada día, podrá leer la Biblia completa en un año.

Pero no basta con solo leer la Biblia, también tenemos que meditar en lo que leemos.

¿Por qué es importante que meditemos en lo que leemos en la Biblia?

Porque saber lo que hay que hacer es una cosa, y hacerlo es otra.

La meditación es el proceso de convertir el conocimiento, o sea, lo que sabemos, en decisiones sabias y en acciones.

La Biblia a menudo relaciona la meditación con el corazón.

¿Y por qué?

Porque la meditación convierte el conocimiento, o sea, lo que sabemos, en sentimientos.

Y son esos sentimientos los que motivan nuestras acciones y decisiones.

Podríamos comparar la meditación a un puente.

A este lado del río está saber lo que debemos hacer y a este otro lado está hacerlo.

La meditación es el puente que une el lado del conocimiento con el de la acción.

Si nos damos cuenta de que muchas veces sabemos lo que tenemos que hacer pero no lo hacemos, la meditación es el puente que nos ayudará a pasar de un lado al otro, a pasar del conocimiento a la acción.

¿Cómo pueden meditar en la Palabra de Dios?

Bueno, después de leer una parte de la Biblia o de una de nuestras publicaciones, dediquen un rato a pensar profundamente en lo que leyeron.

Pregúntense: “¿Qué puedo aprender sobre Jehová en este relato?

¿Qué es lo que me hace sentir por Jehová?

¿Cómo puedo poner esto en práctica?

¿O cómo puedo usarlo para ayudar a otros?”.

Bueno, repasemos la primera pregunta.

¿Qué pueden hacer para alimentar el fuego de su fe?

Leer y meditar en la Palabra de Dios todos los días.

Veamos la segunda pregunta: ¿cómo pueden demostrar fe?

Jesús nos enseó que no bastaba solo con creer en él.

Vamos a leer Juan 3:16 para ver la importancia que le dio Jesús a demostrar que tenemos fe.

Juan 3:16: “Porque Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigénito para que nadie que demuestre tener fe en él sea destruido, sino que tenga vida eterna”.

Entonces, ¿cómo podemos demostrar que tenemos fe?

Una nota de la Biblia de estudio en inglés dice que demostrar tener fe incluye la idea de “demostrar lo que se cree firmemente, o la fe, obedeciendo a Dios”.

Abrahán nos dejó un gran ejemplo de lo que es demostrar fe, obedeciendo.

Veamos la descripción tan bonita que se hace de la fe de Abrahán en Santiago 2:21-23: “¿No fue declarado justo por sus obras nuestro padre Abrahán después de ofrecer a su hijo Isaac en el altar?

Ya ves que su fe actuó junto con sus obras y que su fe fue perfeccionada por sus obras.

Así se cumplió el pasaje de las Escrituras que dice: ‘Abrahán puso su fe en Jehová y fue considerado justo’.

Y él fue llamado amigo de Jehová”.

Cuando leemos la historia de Abrahán y meditamos en ella, podemos sentir las mismas emociones que él sintió cuando Jehová le pidió que sacrificara a Isaac, el único hijo que él y Sara tenían.

¿Cómo pudo Abrahán tomar una decisión tan difícil?

Mucho antes de eso, Abrahán ya había tomado la decisión de servir a Jehová y obedecerlo en todo.

Aquella decisión que había tomado de obedecer a Jehová siempre ayudó a Abrahán a saber lo que debía hacer en otras situaciones en el futuro.

No estaba todo el tiempo pensando: “¿Debería hacer lo que Jehová me pide o no?”.

Hasta en algo tan difícil como tener que sacrificar a su hijo, Abrahán no dudó, sino que actuó de inmediato para hacer lo que Jehová le había pedido.

Cuando se bauticen hoy, ustedes le demostrarán a todo el mundo que han dedicado su vida a Jehová para servirle y hacer su voluntad el resto de su vida.

Ahora analicemos tres textos para ver cómo pueden demostrar su fe con acciones.

Después de leer cada texto, veremos cómo se relaciona con la promesa que hicieron y cómo pueden demostrar su fe con acciones.

El primer texto es Hebreos 10:25: “Sin dejar de reunirnos, como algunos tienen por costumbre.

Más bien, animémonos unos a otros, sobre todo al ver que el día se acerca”.

Al dedicarse, prometieron: “Asistiré a todas las reuniones y a todas las asambleas”.

¿Qué sería demostrar la fe con acciones?

Supongamos que necesitan un trabajo, pero rechazan cierta oferta porque implicaría faltar a menudo a las reuniones.

No tienen que preguntarse: “¿Debería ir a las reuniones o no?”.

Esa decisión ya la tomaron cuando le dedicaron su vida a Jehová.

El segundo texto, Romanos 10:10: “Porque con el corazón se demuestra la fe que lleva a la justicia, pero con la boca se hace la declaración pública que lleva a la salvación”.

Al dedicarse, prometieron: “Le hablaré a todo el mundo de Jehová”.

¿Cómo demuestran su fe?

Bueno, acostándose temprano para poder salir a predicar al día siguiente, siendo precursores auxiliares cuando puedan, poniendo la predicación en primer lugar al planificar las actividades del día o participando en distintas facetas del ministerio, como la predicación telefónica o por carta.

Y el tercer texto, Marcos 11:24: “Por eso les digo: todas las cosas que pidan en sus oraciones, pídanlas con fe y denlas por recibidas, y las tendrán”.

¿Qué prometieron al dedicarse?

“Siempre oraré para pedirle a Jehová su guía”.

¿Cómo demuestran su fe?

Cuando se sienten tentados a jugar un videojuego violento, no caen en la tentación, y juegan con otro diferente.

Cuando se enfrentan a una enfermedad seria, le piden a Jehová que les dé calma y sabiduría.

Cuando sienten que se están enojando con alguien, le piden a Jehová autocontrol.

Ahora bien, podríamos leer otros textos y hablar de muchos otros ejemplos de cómo se puede demostrar la fe con acciones.

El punto es...

ustedes, candidatos al bautismo, le dedicaron su vida a Jehová para hacer su voluntad.

Esa decisión única de dedicarse a Jehová y vivir de acuerdo con sus normas influirá en todas las decisiones que tomen en su vida a partir de ahora.

Recordemos la segunda pregunta: ¿cómo pueden demostrar que tienen fe?

Demuestran que tienen fe obedeciendo a Dios.

Y ahora la tercera pregunta: ¿cómo los recompensará Jehová por su fe?

Jehová ama a sus siervos fieles.

Él quiere lo mejor para nosotros.

Él quiere que seamos felices.

Jehová ve todo lo que hacen para demostrar su fe mediante sus acciones y su obediencia a él.

Algunas personas piensan que Dios, o Jehová, está todo el tiempo vigilándolas para ver las cosas malas que hacen, como si llevara una lista o un registro con todos los errores que comete la gente.

Pero Jehová no hace eso, él se fija en las cosas buenas que hacemos y se alegra cuando las ve.

Para ilustrar esto, pensemos en lo que pasa cuando tomamos fotos hoy día.

Todos tenemos teléfonos, cámaras...

Hacemos muchas fotos.

No sé si le habrá pasado alguna vez que le hace una foto a un amigo y resulta que sale haciendo un gesto extraño o justo cuando estaba comiendo algo.

Si le enseña esa foto a su amigo, ¿qué cree que le dirá?

“¿Puedes borrar esa foto?”.

Esa no es la foto que su amigo quiere que le enseñe a otras personas, y usted tampoco quiere enseñársela a nadie.

Me gustaría que se imaginaran que Jehová tiene un álbum digital con fotos de ustedes.

¿Qué fotos creen que tendría en ese álbum?

¿Aquellas en las que cometimos errores serios?

¿Aquellas en las que salimos metiendo la pata?

No.

Si estamos arrepentidos, gracias al rescate, esas fotos se borran.

Ya no están.

Jehová solo pone en su álbum las fotos bonitas, las de los momentos en los que él se sintió orgulloso de ustedes porque demostraron su fe con acciones.

Jehová quiere recompensarlos por su fe.

En Hebreos 11:6, podemos ver lo que Jehová piensa de sus siervos, porque promete recompensarlos.

Hebreos 11:6: “Además, sin fe es imposible agradarle a Dios, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a los que lo buscan con empeño”.

Hebreos 11 contiene una lista de muchos ejemplos de fe, pero, en el versículo 6, Pablo la interrumpe para recordarnos que Jehová “recompensa a los que lo buscan con empeño”.

Cuando dedicamos tiempo y esfuerzo a hacer una fogata, ¿qué recompensa recibimos?

Recibimos el calor y la luz del fuego.

Nos mantiene calientes a nosotros y a los demás.

Y el fuego emite una luz hermosa que es muy agradable en una noche oscura.

Y el crujir de la madera ardiendo nos hace sentir seguros y felices.

¿Qué recompensa les dará Jehová a sus siervos fieles por el fuego de su fe?

Pues, al final, nos recompensará con vida eterna.

Durante su ministerio, Jesús prometió en muchas ocasiones que sus seguidores fieles recibirían vida eterna.

Gracias a Jehová, podemos disfrutar de los beneficios de una fogata.

Y él también nos recompensa con muchas bendiciones cuando alimentamos y mantenemos vivo el fuego de la fe.

Piense en las recompensas que Jehová nos da ahora.

El regalo de su Palabra, la Biblia, es la mejor guía para la vida.

Ilumina nuestro camino en un mundo de oscuridad espiritual.

La predicación, la labor que más satisfacción nos da.

La recompensa del espíritu santo, un poderoso ayudante cuando pasamos por pruebas.

Recuerden: no estarán solos nunca.

Y la recompensa de nuestros amorosos hermanos y hermanas de todo el mundo, una fuente de calor y consuelo.

Para concluir, repasemos las tres preguntas.

1) ¿Qué pueden hacer para alimentar el fuego de su fe?

Leer la Biblia y meditar en ella todos los días.

2) ¿Cómo pueden demostrar fe?

La demuestran obedeciendo a Dios.

3) ¿Cómo los recompensará Jehová por su fe?

Con vida eterna.

Por favor, no olviden este día, recuérdenlo, anótenlo.

Cada vez que escuchen un discurso de bautismo, aprovechen para reflexionar en su propio bautismo y en las muchas bendiciones que han recibido por haber tomado la decisión de dedicar su vida a Jehová.

Jehová quiere que sean felices y que disfruten de la vida.

Ustedes están en la mente y el corazón de los más de ocho millones y medio de hermanos que están viendo este programa y que quieren que sean felices.

Pero tengan claro que la felicidad no es algo que puedan comprar u obtener por ustedes mismos, ni conseguir amándose a ustedes mismos.

Al igual que una fogata produce luz y calor, la felicidad es el resultado de la fe y del amor a los demás y a Jehová.

Podríamos decir que la felicidad es el calor y la luz del fuego del amor.

El mundo les dirá: “Persigue tus sueños.

Puedes ser lo que tú desees”.

Pero es mucho mejor dejar que Jehová sueñe por ustedes.

Su vida sirviendo a Jehová puede ser muchísimo mejor que cualquier otra que hayan podido soñar.

Por favor, de ahora en adelante, no dejen nunca de alimentar y demostrar su fe.

Gracias, hermano Ekrann.

De nuevo, este año, las circunstancias para el bautismo serán diferentes en cada lugar.

Los ancianos de su congregación han hecho los preparativos necesarios, dependiendo del lugar, para que los candidatos puedan bautizarse cuando concluya esta sesión.

Y ahora cantemos todos juntos la canción 79, Que sigan firmes en la fe. Después de la canción, pueden hacer una oración de conclusión.

Canción número 79.



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