Sábado tarde (parte 1) | Asamblea regional del 2021 “Poderosos gracias a la fe”

Saludos, queridos hermanos.

Comenzaremos esta sesión de nuestra asamblea regional escuchando otro video musical.

Este video muestra el poder que tiene la fe en nuestra vida.

Seguro que les encantará.

Ahora cantaremos una canción que expresa lo felices que somos sirviendo a Jehová.

Es la canción 24, titulada Subamos a la montaña de Jehová. Canción 24.

La fe verdadera nos motiva a actuar.

Y la vida de nuestros hermanos de todo el mundo así lo demuestra.

Seguro que les encantará escuchar las experiencias de hermanos de seis regiones diferentes.

Veamos cómo demuestran fe nuestros hermanos.

“Por medio de la fe derrotaron reinos, hicieron justicia, obtuvieron promesas, cerraron la boca de leones, apagaron la fuerza del fuego, escaparon del filo de la espada, pasaron de estar débiles a ser fuertes, fueron poderosos en la guerra e hicieron huir a ejércitos invasores”.

La fe en Jehová hizo que personas comunes y corrientes hicieran cosas extraordinarias.

Esta clase de fe todavía existe y puede ayudarnos a hacer frente a cualquier dificultad.

Vamos a viajar por el mundo para ver cómo la confianza absoluta en Jehová ha ayudado a muchos hermanos a enfrentarse a las pruebas.

Visitaremos varios países para ver cómo ha ayudado la fe a algunos hermanos.

Escuchemos su historia contada por ellos mismos y por algunos de sus amigos.

Hagamos nuestra primera escala.

Sudáfrica es un país lleno de contrastes y con una gran diversidad.

Tiene ciudades grandes y modernas, y lugares más apartados y pobres.

Esto presenta buenas oportunidades para los voluntarios de construcción, pero también implica grandes desafíos que ponen a prueba su fe.

Ese ha sido el caso de nuestra joven amiga Namhla.

Mi esposa y yo admiramos la fe que ella demostró al ofrecerse como voluntaria y que también la ha ayudado a no perder la alegría.

En mi familia, yo soy la única testigo de Jehová.

Lo que mi madre siempre ha deseado para mí era que creciera, que fuera a la universidad y que, con el tiempo, consiguiera un trabajo muy bueno, en el que ganara muchísimo dinero.

Los hermanos de mi congregación empezaron a construir un Salón del Reino, y yo a veces iba a ayudarlos.

Yo también quería sentir la alegría que sentían aquellos hermanos cuando construían Salones del Reino.

Cuando mi madre se enteró de que yo también iba a participar en la construcción de salones, no le gustó nada.

Le parecía que eso era perder el tiempo.

Cuando llegué al lugar de la construcción, yo no sabía hacer nada.

Nunca había hecho ninguno de esos trabajos, así que todo era nuevo para mí.

La verdad es que no es nada fácil.

A veces acabo agotada, tanto mentalmente como físicamente.

Hay días en los que me resulta difícil hasta leer la Biblia.

Tan solo quiero bañarme y meterme en la cama.

Para nuestra amiga Namhla, lo más importante es tratar de encontrar el equilibrio, porque para ella lo primero es su relación con Jehová, y no el trabajo construyendo salones.

Me di cuenta de que tenía que hacer algo urgentemente, porque mi relación con Jehová ya no estaba como antes.

Así que decidí hacer cambios en mi rutina.

Decidí que, cada día, antes de ir a la construcción, leería la Biblia y meditaría en ella.

También hice planes para salir a predicar todas las semanas.

La oración me ayudó mucho porque es la única forma en la que le puedo contar a Jehová todo lo que me preocupa.

He podido comprobar personalmente que Jehová me ha ayudado siempre.

Nos hemos dado cuenta de que ahora ella es más equilibrada.

Mi madre me llamaba por teléfono y me preguntaba: “Namhla, ¿cómo va la construcción?”.

Y luego me decía: “Si ese trabajo te hace feliz, a mí también me hace feliz”.

Al principio tenía miedo, pero después la fe me ayudó a confiar en que Jehová siempre estará ahí para ayudarme en todo lo que haga.

Canadá es un país muy variado, tanto por sus paisajes como por su gente.

Debido a la inmigración, en el país hay muchas culturas e idiomas diferentes.

Por eso muchos hermanos han aprendido otros idiomas para predicarles, como mi amigo Shaquille.

Cuando invitaron a Shaquille a Betel, yo también estaba sirviendo allí, en la sucursal de Canadá.

Era un placer ver a este joven que tenía tantas metas y ver cómo Jehová le abría las puertas una por una.

Él le había hecho una promesa a Jehová cuando era más joven.

Siempre he querido ayudar a esas personas que no tienen quien las ayude.

Jehová vio algo bueno en mí.

Invirtió en mí, fue muy paciente conmigo, y vi cómo utilizaba a los hermanos para ayudarme.

Al meditar en cómo es Jehová, quieres imitarlo y quieres hacer cosas buenas por los demás.

Así que aprender un idioma me dio una gran oportunidad para hacer eso.

Empecé a aprender punyabí y jamás me he arrepentido.

Le dio un giro a mi servicio a Jehová.

Mientras estaba sirviendo en Betel, me puse muy muy enfermo.

Era algo muy raro, no sabía qué me pasaba y ningún médico supo decirme qué tenía.

¡Hasta mi aspecto físico cambió!

Me sentía muy mal, era un sufrimiento constante.

Muchas veces no quería que nadie me viera.

Cuando sirves en una congregación de habla extranjera, se supone que estás ahí para ayudar, pero eso es muy difícil cuando tú mismo necesitas que te ayuden.

Creo que todos sus amigos admirábamos su fe.

La fe que Shaquille demostró lo ayudó a superar ese problema.

Y, aunque era un momento muy difícil para él, siempre se aferró a Jehová.

Si hasta ahora Jehová siempre ha estado a mi lado, ¿por qué voy a dudar de que lo seguirá estando?

No podía dormir, y al final tuvo que dejar Betel.

Al salir de Betel, mi salud fue empeorando cada vez más.

Estaba tan mal que llegó el punto en que los médicos temían que me fallara algún órgano vital.

Pero no me daban ninguna solución.

Parecía que no había nada que hacer.

Él siguió esforzándose en la congregación, aunque pasó por momentos muy difíciles.

Tenía que ver mi situación de manera realista.

Tenía que ver cómo iba a poner el Reino en primer lugar y, a la vez, cómo iba a mantenerme en sentido económico.

Y, claro, también quería averiguar qué me estaba pasando y qué podía hacer.

Al final, Shaquille decidió seguir con el punyabí.

Algo que hace Shaquille y que me gusta mucho es que, cuando lee un relato bíblico, de verdad se mete en él y se imagina que está allí.

Siente que es el protagonista de la historia.

Meditar en lo que leía lo ayudó a darse cuenta de que, aunque no viera la salida, Jehová siempre iba a estar con él en los momentos difíciles.

¿Que qué voy a hacer?

Cumplir con lo que le prometí a Jehová.

Shaquille sigue predicando a las personas de habla punyabí junto a su esposa, y hasta da clases de ese idioma.

Es un pastor muy cariñoso.

Indonesia.

Aquí la gente trabaja muy duro y busca seguridad a través de trabajos estables.

Esta influencia puede ser muy dura para los hermanos, porque sienten que no pueden expandir su ministerio.

Cuando conocí a los Jatmiko, comenzaron a servir como precursores.

Se lo pregunté directamente: “¿Quisieran ustedes ser usados por Jehová más plenamente?”. ¡No sabía qué hacer!

Para nosotros, ser precursores ya era mucho.

La verdad es que era todo un logro.

Comencé a animarlos para que pensaran ellos en la Escuela para Evangelizadores del Reino.

Nunca me imaginé que haríamos la solicitud para asistir a la Escuela para Evangelizadores.

Nos gustaba la idea y queríamos que Jehová nos usara.

Pero ¿qué pasaría después de la graduación?

¿Adónde nos mandarían?

¿Cómo sería la vida allí?

Necesitábamos más fe, así que oramos mucho a Jehová sobre el tema.

Jehová utilizó a los hermanos de la congregación para responder mis oraciones.

Mardha..., ella tenía un trabajo prestigioso.

Varias veces se le ofrecieron becas para poder continuar la educación superior, para que pudiera ella avanzar en su carrera.

Los hermanos de la congregación nunca criticaron a Mardha por el trabajo que tenía.

Más bien, siempre nos contaban lo felices que eran haciendo más por Jehová.

Cuando todavía no había tomado la decisión, algunos hermanos me preguntaban si tenía metas espirituales y querían saber qué me gustaría hacer.

Todas aquellas preguntas hicieron que me diera cuenta de que lo que quería hacer era ir a la Escuela para Evangelizadores.

Se les invitó a que pudieran asistir a la escuela.

Ellos tuvieron que dejar sus trabajos, su casa, la comodidad del lugar y la ciudad donde vivían.

Fueron asignados a una congregación pequeña.

Tuvieron que orar más para pedir a Jehová Dios guía y dirección.

Ellos, por el momento, están sirviendo como superintendentes viajantes atendiendo un circuito.

Mardha y yo estamos convencidos de que no lo logramos por nuestros propios méritos, sino gracias a la ayuda de Jehová.

Si deseamos servir a Jehová y queremos serle útiles, Jehová nos utilizará de muchísimas formas.

Fiyi es un país muy hermoso.

Pero aquí también hay mucha pobreza.

Por ejemplo, la hermana Bakata tiene muy pocos recursos económicos.

Mi esposo era un hombre muy trabajador.

Un día, cuando estábamos en el agua, escuché que me gritaba desde el manglar.

Cuando llegué adonde estaba, me di cuenta de que le había dado una especie de ataque cerebral.

A partir de ese día, tuve que hacer el trabajo de los dos.

Tuve que cultivar la tierra, ir a pescar...

Fue una situación muy dura.

Cierto día, una hermana se puso enferma.

Y, aunque la hermana Bakata ya tenía bastante con sus problemas, se ofreció con gusto para lavarle la ropa o limpiarle la casa a la hermana enferma.

Recuerdo cuando el ciclón Keni golpeó la isla de Kadavu.

Me asusté mucho al ver los daños que el ciclón había hecho a nuestra casa.

La cocina, que estaba afuera, había salido volando.

Cuando me enteré de lo que les había pasado a los hermanos, me dio mucha lástima.

El viento había arrancado los techos de sus casas y las paredes se habían derrumbado.

¿Saben lo que hizo la hermana Bakata?

Solo tenía 20 dólares fiyianos.

No tenía nada más.

Pero decidió dárselo todo a los hermanos que lo necesitaban.

No tenía otra forma de ayudarlos.

Jehová es “el Dios de amor”.

Como dice 1 Juan 4:8, el amor es su principal cualidad.

Ese amor me impulsó a darles todo el dinero que tenía.

Aprendí que, aunque seamos pobres, todos podemos ser generosos y ayudar a nuestros hermanos.

Cuanto más doy, más me da Jehová.

Hasta el día de hoy, siempre hemos tenido lo que hemos necesitado.

Como muchos hermanos y hermanas en el mundo, en el Perú se trabaja duro para poder satisfacer las necesidades económicas.

Benjamín y Doris tienen que estirar el dinero hasta que pueda cubrir las necesidades básicas.

Queremos dejar a nuestros hijos la herencia espiritual.

Queremos que ellos puedan servir a Jehová viendo cómo lo hacemos nosotros.

Vemos muchos videos que nos ayudan.

Recordamos mucho el video de Abilio y Ulla.

También tenían tres hijos.

Y ellos se mudaron a otro lugar, y ellos crecieron en un ambiente espiritual muy bonito.

Sirven a Jehová ahora que son adultos.

Entonces nos preguntamos: “¿Podemos mudarnos nosotros a un lugar donde haya más necesidad?”.

Ir a un lugar donde quizás no conocen es cuestión de fe.

En un video de jw.org, nos ayudó mucho la familia de Inglaterra que se mudó al Ecuador, que ellos primero fueron un mes.

Entonces, nosotros dijimos: “También tenemos que ir primero”.

Salir a otro país sería muy emocionante, sería súper, pero la situación económica no nos permite ir tan lejos.

Hicimos un viaje junto con nuestros hijos buscando un territorio que tuviera necesidad, que se llama Calango.

El tiempo del viaje es aproximadamente una hora y treinta minutos.

Les gustó la geografía, bastante vegetación...

Muchas cosas que les llamaron la atención.

Las cosas que me gustan en Calango son jugar, ir a predicar...

No nos pudimos cambiar a la ciudad de Calango debido a la situación económica que vive el pueblo.

Es difícil conseguir trabajo allá.

Entonces decidimos, por esa razón, viernes, sábado y domingo, viajar a Calango.

Trabajar unos días acá, en Pachacamac.

Y hemos sentido que Jehová nos está ayudando, porque hace que podamos trabajar acá, y el dinero que juntamos en esos días nos puede servir para estar allá con los hermanos.

Necesitamos saber simplificar las cosas.

Eso aprendimos de los videos de jw.org.

Todo ese esfuerzo que hacen me demuestra a mí que ellos aman de verdad a Jehová.

Confían plenamente en que Jehová es nuestro Padre.

Es el papá, y un papá sabemos que cumple con sus hijos.

Y esa fe es algo que los motiva mucho a ellos.

Los videos de jw.org han sido el empuje que necesitábamos.

Necesitábamos esos videos para poner manos a la obra y salir a otro lugar.

Por toda Rusia, nuestros hermanos han aguantado fielmente décadas de persecución y prohibiciones.

La familia Budenchuk, como muchas otras familias, sigue enfrentándose a estos problemas.

El 12 de junio de 2018, a las cinco y media de la mañana, unos agentes armados entraron por la fuerza en nuestra casa.

Tiraron a mi esposo al suelo y lo esposaron.

Después de eso, lo pusieron en prisión preventiva durante 11 meses.

Me daba miedo imaginar lo que le estarían haciendo.

Fue muy duro para Tatiana, lloró muchísimo.

Me preocupaba no poder cuidar de mis hijos yo sola.

No sabía cómo cubriría sus necesidades espirituales, emocionales y físicas.

Orarle a Jehová me tranquilizó y me ayudó a mantener la calma, y a no dejarme llevar por las emociones ante la injusticia que estábamos viviendo.

Durante el juicio, vinieron muchos hermanos y hermanas a darme su apoyo.

Eso fue muy animador y fortaleció mi fe.

El 19 de septiembre de 2019, el tribunal declaró culpable a mi esposo y le impuso una pena de tres años y medio en una colonia penitenciaria.

Después de eso, en enero de 2020, sufrimos otra desgracia.

Una noche, a la una de la madrugada, nuestra casa se quemó por completo.

Nos quedamos allí, frente a la casa, mirándola..., y mi hijo Yégor sugirió que hiciéramos una oración.

No recuerdo la oración, pero sí recuerdo lo calmada que me sentí después.

Comenzaron a llegar automóviles a la casa, ¡eran los hermanos de la congregación!

Yo estaba muerta de frío, estaba temblando, y me abrigaron como si fuera una niña pequeña.

Nos trajeron té caliente, comida..., todo de la mejor calidad.

Un mes después del incendio, cuando trasladaron a mi esposo a la colonia penitenciaria, unos funcionarios de la prisión le dieron una paliza.

Cuando me enteré de lo que había pasado, me sentí muy angustiada.

Fue muy duro porque quería ayudarlo y no sabía cómo.

No sabía ni cómo estaba.

Tatiana ha sido muy valiente al enfrentarse a las pruebas.

Le oraba a Jehová, a veces toda la noche.

Y, entonces, sentía como si él vendara mis heridas y calmara mi dolor.

Mi esposo, Alexéi, intenta cuidar de nosotros.

Por ejemplo, cuando estaba en prisión preventiva, nos escribía cartas para animarnos y yo las leía con mis hijos.

Querida familia: Recuerden las cualidades que necesitamos ahora.

Aguante, valor, calma y, lo más importante, fe.

Me gusta pensar que, después del invierno, siempre llega el verano.

Después de la noche, siempre llega el día.

Y, después de los días más nublados, siempre sale el sol.

Una buena rutina espiritual y leer la Biblia me ha dado fuerzas para aguantar las pruebas.

También nos preparamos para las reuniones y predicamos, aunque reconozco que al principio me daba mucho miedo.

Pero esta situación me ha ayudado a ver la mano de Jehová.

Me he dado cuenta de que, a pesar de lo que estoy pasando, puedo ayudar a los demás.

Jehová nos ha apoyado hasta ahora, y estamos totalmente seguros de que lo seguirá haciendo.

Ver cómo ellos afrontan las pruebas con tanto valor, con esa fe tan fuerte, me recuerda que nosotros también podemos ser fieles, que podemos hacer feliz a Jehová y seguir sirviéndole sin desanimarnos.

Hemos aprendido a confiar más en Jehová y a no dejarnos llevar por el pánico.

Pasar por todas estas pruebas me ha hecho mucho más fuerte, me ha ayudado a superar mis miedos.

Además, ha fortalecido mi fe y mi deseo de ayudar a los demás.

Como vimos, nuestros hermanos de todo el mundo siguen demostrando una fe fuerte.

¿Cómo lo logran?

Estudian la Biblia con regularidad, dedican tiempo a meditar y le oran a Jehová para pedirle su guía.

¿Qué cosas han podido hacer gracias a su fe?

Han trabajado como voluntarios en la construcción, han aprendido otros idiomas, han asistido a escuelas teocráticas, han sido generosos aunque fueran pobres, han servido en lugares donde se necesitaba apoyo para predicar y han seguido predicando a pesar de la persecución.

Y Jehová sabe que nosotros podemos hacer lo mismo.

Sin duda, nuestra fe se hará más fuerte si la demostramos haciendo más por Jehová.

Estas experiencias nos llegan al corazón y nos animan a imitar la fe de estos hermanos.

¿De qué maneras podemos hacer eso?

En la siguiente serie de discursos veremos cinco formas de demostrar nuestra fe.

Y nos ayudará a vencer cualquier obstáculo que pudiera impedirnos hacer más por Jehová.

Cada orador presentará al siguiente.

El hermano David Schafer, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el primer discurso de esta serie, “Entre con fe por la puerta para trabajar más.

Aprenda un nuevo idioma”.

Hermanos, ¿creen que se puede ver la fe?

Vayamos, por favor, a Marcos, capítulo 2, y notemos lo que dice la Biblia sobre esto.

En este relato, Jesús está enseñando en una casa llena de gente en Capernaúm.

Y Marcos 2:2-5 dice lo siguiente: “Así que muchos se juntaron allí, tantos que no cabía ni uno más, ni siquiera a la entrada.

Y él se puso a predicarles el mensaje.

Entonces le trajeron a un paralítico, al que cargaban entre cuatro hombres.

Pero, como había allí una multitud, no pudieron entrar con él hasta donde estaba Jesús.

Así que quitaron parte del techo justo encima de él, hicieron una abertura y bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico.

Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al paralítico: ‘Hijo, tus pecados quedan perdonados’ ”.

Así que sí.

Sí se puede ver la fe.

Se ve por las cosas que hacemos.

Igual que otras cosas invisibles, la fe se percibe por los efectos que produce.

De hecho, Santiago 2:26 dice que “la fe sin obras está muerta”.

Entonces, la pregunta es: “¿Pueden otros ver mi fe?

¿Qué efecto está produciendo mi fe en mí?”.

Vayamos, por favor, a 1 Corintios 16.

Un efecto que produce la fe en los cristianos es que los motiva a hacer más en el servicio a Jehová.

Notemos cómo expresó esto el apóstol Pablo en 1 Corintios 16:9: “Porque se me ha abierto una puerta grande para trabajar más, pero hay muchos enemigos”.

Pablo aprovechó las oportunidades que tuvo para demostrar su fe.

¿Le ha abierto Jehová una puerta para trabajar más a usted?

En esta serie de discursos, vamos a hablar de cinco oportunidades que podemos aprovechar para trabajar más en el servicio a Jehová y hacer discípulos.

Podemos esforzarnos para aprender un nuevo idioma, mudarnos adonde se necesite ayuda, solicitar ir a la Escuela para Evangelizadores, colaborar con una obra de construcción teocrática o apartar algo para apoyar económicamente la obra del Reino.

Ahora bien, ¿por qué hace falta fe para aprovechar estas oportunidades?

¿Y qué bendiciones recibimos cuando lo hacemos?

Primero, ¿por qué hace falta fe para aprender un nuevo idioma con el fin de hacer discípulos?

Vayamos, por favor, a Zacarías 8.

Necesitamos fe para darnos cuenta de que lo que está ocurriendo hoy cumple profecías bíblicas.

Y la necesitamos para actuar de acuerdo con el propósito de Dios que se indica en esas profecías.

Veámoslo en la Biblia.

Zacarías 8:22 dice: “Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén y a suplicar el favor de Jehová”.

Y el versículo 23 dice: “Esto es lo que dice Jehová de los ejércitos: ‘En esos días, 10 hombres de todos los idiomas de las naciones se agarrarán, sí, se agarrarán con firmeza de la túnica de un judío y dirán: “Queremos ir con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes” ’ ”.

Los “10 hombres”: son las personas que reconocen que para tener la aprobación de Jehová hay que relacionarse con quienes ya la tienen.

El judío: se refiere al mismo grupo que el “ustedes”.

¿Y quiénes son?

Obviamente no son quienes se niegan a usar el nombre de Dios ni quienes lo han quitado por completo de sus traducciones de la Biblia. No.

Se refiere a quienes adoran a Dios y usan su nombre: Jehová.

Son los cristianos ungidos por espíritu, “el Israel de Dios” que menciona Gálatas 6:16.

Y, como el número 10 puede representar un grupo completo en la Tierra, los “10 hombres” representan a todos los hombres y mujeres que esperan vivir para siempre en la Tierra.

Pero notemos que el texto dice que no solo vienen personas de todas las naciones, sino de “todos los idiomas de las naciones”, para aprender las normas de Jehová Dios.

Ahora bien, ¿cómo escucharán la voz del “judío” en su propio idioma?

Esa podría ser su puerta para trabajar más para Jehová.

Quizás algunos duden en aprender otro idioma y no se atrevan porque requiere mucho tiempo y energía.

Otros sienten que no son capaces de hacerlo.

Y, aunque es cierto que antes de tomar cualquier decisión tenemos que calcular los gastos, lo que realmente se necesita es fe.

¿Acaso no puede el Dios que capacitó a Bezalel, que detuvo el Sol para Josué y que le dio fuerza a Sansón también darle a usted la capacidad, el tiempo y las energías para ayudar a quienes suplican el favor de Jehová?

Recuerden lo que dice Mateo 17:20: “Si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, [...] nada les será imposible”.

Y, como menciona Filipenses 2:13, el espíritu santo puede darnos incluso “el deseo” de predicarles a quienes hablan otro idioma.

¿Lo está motivando el espíritu santo ahora?

No olvidemos que Jehová también nos da muchas ayudas para aprender otro idioma mediante su organización.

En jw.org podemos leer, escuchar audios y ver videos en más idiomas que en ningún otro sitio web.

Tenemos la aplicación JW Language y los cursos de idiomas que organizan las sucursales.

Recordemos: si la fe nos motiva a hacer sacrificios para servir a Jehová, él no solo nos ayudará a tener éxito, sino que recompensará nuestros esfuerzos con muchas bendiciones.

Por ejemplo, una pareja de unos 60 años invitaba a las personas chinas a asistir a las reuniones y muchos aceptaban.

Por eso, decidieron aprender chino y, en 10 años, habían estudiado la Biblia con 112 personas de habla china.

Pero claro, con tantos idiomas que hay, ¿cómo sé yo cuál tengo que estudiar?

Zacarías 8:22.

¿Quién está suplicando el favor de Jehová en su zona?

Lo puede saber preguntándoles a los ancianos o al superintendente de circuito.

En el siguiente video, veamos cómo actúa una pareja cuando se entera de la necesidad que hay donde viven.

¡Oh! No me lo esperaba. Gracias.

La necesitarás.

Cuando Gabriel se fue a un lugar donde se necesitaba ayuda, pensamos que quizás habíamos desaprovechado nuestra oportunidad de hacer más por Jehová.

¿Por qué no empezamos ahora?

Nunca es demasiado tarde.

Sí, podríamos preguntarle al superintendente de circuito en su próxima visita, pero me preocupa que nos sugiera...

... aprender un nuevo idioma.

Pueden apoyar el grupo nuevo.

Siempre habíamos pensado que aprender otro idioma no era para nosotros.

Pero el hermano Lindstrom nos leyó Zacarías 8:23 y nos ayudó a ver que podíamos poner nuestro granito de arena para que personas de “todos los idiomas de las naciones” aprendan de Jehová.

Al principio, fue difícil.

Pero, con la ayuda de Jehová, poco a poco fuimos mejorando.

¡Sí, muy bien! ¡Increíble!

Aunque aprender el idioma nos costó mucho, encariñarnos con los hermanos no nos costó nada.

Ah...

Ah...

Eh... Yo no...

Yo... no entiendo.

Tú repetir de nuevo.

Ah...

Entren.

Okey. Gracias.

Es cierto, nunca es demasiado tarde.

Y estamos muy contentos de habernos decidido a hacer más por Jehová.

¿Se fijaron en cómo demostraron fe Elliott y Corrine, y en cómo los bendijo Jehová?

Hablaron con el superintendente y él les dijo que había necesidad en un grupo de otro idioma en su circuito.

Después les leyó Zacarías 8:23.

Más tarde, ellos leyeron el texto otra vez y oraron juntos sobre el tema.

Y luego se vieron los efectos que produjo su fe.

Se esforzaron mucho por aprender el idioma.

También fueron humildes y valientes, y usaron en las reuniones y la predicación lo que habían aprendido.

Así pudieron ayudar a quienes suplicaban el favor de Jehová.

Hermanos, así es como se hace.

¿Es fácil?

No.

Pero si dedicamos la energía y el tiempo necesarios a aprender un idioma para hacer más por Jehová, podemos estar seguros de que él hará que seamos felices en nuestro ministerio.

Un matrimonio de Gran Bretaña dijo: “El ministerio en el campo de habla extranjera ha sido una de las experiencias más emocionantes que hemos tenido en los cuarenta años de servicio del Reino”.

¿Y por qué lo hicieron?

Porque las personas que están buscando a Jehová necesitan aprender en su propio idioma lo que él quiere que hagan para salvarse.

Durante una reunión en vietnamita, un hombre se levantó y, con lágrimas en los ojos, dijo: “Gracias. Gracias por el empeño que ponen en aprender mi complicada lengua.

Estoy sumamente agradecido por las muchas cosas maravillosas de la Biblia que estoy aprendiendo a mi edad”.

Después de asistir a una asamblea de circuito en su lengua materna —el albanés—, un hombre de unos 70 años, de Nueva York, dijo: “¡Este es el mejor día de mi vida!”.

Hizo planes ese mismo día para estudiar la Biblia con un precursor que había aprendido su idioma, y tan solo unos años después fue nombrado siervo ministerial.

Estas son las bendiciones que recibimos por demostrar fe.

La fe se ve por las cosas que hacemos.

¿Tendrá usted fe para entrar por esta puerta?

El hermano Samuel Herd, del Cuerpo Gobernante, presentará el siguiente discurso de esta serie: “Entre con fe por la puerta para trabajar más.

Múdese adonde se necesite ayuda”.

Mudarse a un lugar donde se necesite ayuda para predicar puede darnos un poco de miedo.

Antes de mudarnos, es imposible saber cómo será todo cuando vivamos allí.

Sin embargo, la Biblia puede darnos la sabiduría que necesitamos para enfrentarnos a cualquier dificultad que surja.

Tengamos fe en lo que nos dice.

La fe nos puede impulsar a aprovechar las oportunidades de servir más a Jehová.

Por favor, busquen Hebreos 11:8-10.

Veremos que Abrán estuvo dispuesto a dejar una vida cómoda y cerca de sus parientes para mudarse a otro país cuando tenía más de 70 años.

Eso fue una impresionante demostración de fe.

Leamos Hebreos 11:8-10: “Por la fe, Abrahán obedeció cuando fue llamado, y salió hacia un lugar que iba a recibir como herencia.

Salió aunque no sabía adónde iba.

Por la fe vivió como extranjero en la tierra de la promesa, como si estuviera en tierra extranjera.

Vivió en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, que eran herederos de la misma promesa que él.

Porque él esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, de la que Dios es diseñador y constructor”.

Él no sabía adónde lo mandaba Jehová.

Pero fue.

Como tenía fe, sabía que la vida de verdad no estaba en el lugar de donde venía, ni tampoco en el lugar adonde iba.

Él esperaba que se cumplieran las promesas de Jehová.

¿Se enfrentaron Abrahán y Sara a dificultades en su nueva vida?

¡Claro que sí!

A veces les ocurrieron cosas que no esperaban.

Pero ¿los ayudó Jehová?

Busquemos Génesis 20:3-7.

Para proteger su vida, Abrahán dijo que Sara era su hermana.

Por eso, al verla, el rey de Guerar pensó que podía tomarla como esposa.

Aquellos momentos fueron muy difíciles para Abrahán y Sara.

¿Cómo los ayudó Jehová?

Leámoslo en Génesis 20:3-7: “Dios se le apareció a Abimélec de noche en un sueño y le dijo: ‘Puedes darte por muerto debido a la mujer que has mandado traer, pues ella está casada y le pertenece a otro hombre’.

Sin embargo, Abimélec no había tocado a Sara.

Por eso preguntó: ‘Jehová, ¿destruirás a una nación que en realidad es inocente?

¿No me dijo él “Ella es mi hermana”?

¿Y no me dijo ella también “Él es mi hermano”?

Yo estaba obrando de buena fe y sin mala intención’.

Entonces el Dios verdadero le dijo en el sueño: ‘Yo sé que has obrado de buena fe.

Por eso impedí que pecaras contra mí y no te permití tocarla.

Y ahora devuélvele la mujer a su esposo, porque él es profeta.

Él orará por ti y tú seguirás viviendo.

Pero, si no se la devuelves, te aseguro que tú y todos los tuyos morirán’ ”.

Hermanos, Jehová también estará con nosotros si tenemos fe y buscamos nuevas maneras de servirle.

Afrontaremos cualquier problema que surja y disfrutaremos de bendiciones por servirle de esta manera.

Es cierto que no sabemos todos los problemas que nos podemos encontrar, pero podemos ir haciendo planes, buscar un sitio donde mudarnos y hacer los cambios que hacen falta en nuestra vida.

¿Recuerdan lo que dijo Jesús en Lucas 14:28?

Él explicó que, si alguien quiere “construir una torre”, primero tiene que “calcular los gastos y ver si tiene suficiente para terminarla”.

Eso sí es práctico.

Y nosotros podemos hacer lo mismo si estamos pensando en mudarnos a un lugar donde hace falta ayuda.

Si queremos probar lo que se siente, podemos participar en una campaña de predicación organizada por la sucursal o ir a un territorio donde rara vez se predica.

¿Le permiten sus circunstancias mudarse adonde se necesite ayuda?

Si le gustaría servir en otro país, busque información y háblelo con los ancianos de su congregación.

Usted puede escribir una carta para que ellos la envíen a la sucursal del país adonde quiere ir.

Claro, quizás no pueda mudarse a otro país.

¿Qué otras opciones tiene?

A través de los ancianos, puede escribir a su sucursal para pedir información sobre qué congregaciones de su país necesitan ayuda.

Y el superintendente de circuito puede decirle a qué congregaciones cercanas puede ayudar.

En el siguiente video, veremos cómo un hermano superó el miedo que le daba mudarse a un sitio donde hacía falta ayuda.

Si me hubieran dicho hace unos años que me mudaría a un lugar donde se necesitaran más publicadores, no me lo habría creído.

Todo empezó cuando se anunció una campaña especial de predicación.

Mi amigo Samuel me animó a que llenara una solicitud, igual que él.

Bueno, ¿qué dices?

No sé...

No, pero pásatelo bien.

Sé que te encantaría, por eso te traje una solicitud también.

¡Piénsatelo!

Okey.

Sabía que podía hacer más.

Pero estaba cómodo con la vida que llevaba.

Me gusta hacer las cosas a mi manera.

La verdad es que me asustaba lo desconocido.

Tenía que ser sincero conmigo mismo.

Cuando leí en Hebreos 11:8 sobre la fe de Abrahán, fue como si las palabras cobraran vida.

“Salió aunque no sabía adónde iba”.

¿Quién puede dirigir mi vida mejor que Jehová?

Una puerta se abrió delante de mí.

Solo tenía que entrar por ella.

Y lo que me ocurrió cambió mi vida.

Bien hecho.

Los resultados de la campaña fueron increíbles, y la experiencia me sacó de mi zona de confort.

Ahora Gabriel va a probar un poco.

Vamos, pruébalo, Gabriel.

Come, come.

Está bueno, sí, muy bueno.

Empecé a ver el ministerio desde otro punto de vista, y quería hacer más.

Así que calculé los gastos y pedí ayuda a los ancianos de la congregación para escribir a la sucursal.

Recibí la respuesta con algunas opciones, oré sobre el asunto y busqué información antes de elegir.

Todavía no sabía cómo iba a ser mi nueva vida, pero no me importaba.

Fue muy difícil decir adiós a los amigos, pero estaba listo para cualquier cosa que Jehová me tuviera preparada.

¿Notaron la fe que demostró Gabriel y las recompensas que recibió?

La verdad es que el joven no había salido de su zona de confort.

Pero otro hermano lo invitó a ir con él a una campaña especial de predicación.

Al principio, tenía miedo de aceptar la invitación.

Pero luego leyó la historia de Abrahán.

¿Y a qué conclusión llegó?

Pensó: “¿Quién puede dirigir mi vida mejor que Jehová?”.

Le encantó participar en aquella campaña especial.

Era justo lo que necesitaba.

Y lo último que sabemos de él es que se muda a una congregación donde hace falta ayuda.

Ahora bien, puede ser que tengamos que hacer sacrificios y nos encontremos con dificultades que no esperábamos.

Pero tendremos muchas bendiciones y nos sentiremos más cerca de Jehová.

Hermanos, no debemos preocuparnos por las cosas buenas que podríamos perdernos temporalmente.

Jehová sabe lo que necesitamos en cada momento, y no duden de que nos lo dará a su debido tiempo.

Lucas 12:31 dice: “Sigan buscando el Reino [de Dios] y entonces recibirán todas [...] [las] cosas” que necesitan.

Esté soltero, casado o tenga hijos, ¿ha pensado en mudarse adonde se necesite ayuda?

¡Pues piénselo!

El hermano Mark Noumair, ayudante del Comité de Enseñanza, presentará el siguiente discurso de esta serie: “Entre con fe por la puerta para trabajar más.

Solicite ir a la Escuela para Evangelizadores del Reino”.

Proverbios 10:22 dice: “La bendición de Jehová es lo que enriquece, y con ella él no trae ningún dolor”.

Jehová bendice a las personas que ama dándoles su aprobación, su guía, y cuidándolas en sentido espiritual.

Y si entramos con fe por la puerta para trabajar más, le damos motivos a Jehová para que nos bendiga aún más.

Una de esas puertas es la Escuela para Evangelizadores del Reino.

¿En qué piensa cuando escucha hablar de esta escuela?

“Bueno, es una gran escuela para quienes tienen las circunstancias ideales para poder ir”.

O: “Es que soy demasiado joven”.

“No, ya estoy muy viejo”.

“Ya estoy donde hace falta ayuda, aquí me necesitan”.

“Después de la escuela podrían mandarme a cualquier lado y eso no me convence mucho”.

Tranquilos, es normal sentirse así.

Pero debemos tener cuidado para que esos sentimientos no se conviertan en un obstáculo que nos impida recibir las bendiciones de Jehová.

Pensemos en el ejemplo de Timoteo.

Él entró por una puerta para trabajar más por el Reino, y Jehová lo bendijo muchísimo.

Timoteo recibió directamente de Pablo la invitación de servir en una nueva asignación.

A primera vista, estos hombres no se parecían en nada.

Imagíneselos.

Pablo tenía más años y más experiencia.

Timoteo era más joven, tenía alrededor de 20 años.

Pablo hablaba con valor, no se cansaba de predicar ni se desanimaba ante la oposición.

Por otro lado, la Biblia indica que el joven Timoteo quizás era tímido, indeciso y también algo inseguro.

Teniendo esto en cuenta, ¿qué obstáculos pudo haber tenido Timoteo en su mente que le pudieran haber impedido aceptar aquella invitación?

Abran su Biblia en 2 Timoteo 3, y vamos a leer los versículos 10 y 11 para averiguarlo.

2 Timoteo 3:10, 11.

Pablo le escribió esto a Timoteo muchos años después, pero hay algo que podemos aprender.

Versículo 10: “Pero tú has seguido con cuidado mi enseñanza, mi manera de vivir, mi propósito en la vida, mi fe, mi paciencia, mi amor y mi aguante, y conoces la persecución y los sufrimientos que experimenté, como los que soporté en Antioquía, Iconio y [notemos] Listra”.

¿Y de dónde era Timoteo?

De Listra.

Seguro que había visto cómo los enemigos de Pablo lo hicieron sufrir mucho en Listra.

¡Si hasta le dieron una paliza!

¿Se imaginan las dudas que tendría Timoteo cuando Pablo le tendió la mano y le pidió que lo acompañara en sus viajes?

Quizás incluso veía sus cicatrices cuando Pablo le decía: “Ven conmigo”.

Quizás pensara: “Si me voy con él, no va a ser fácil.

¿Sufriré yo también?

¿Me pasará lo mismo?”.

Hablemos ahora de otro posible obstáculo en la mente de Timoteo.

Este joven ya estaba apoyando la congregación de Listra, que se había formado hacía poco tiempo, y los hermanos hablaban muy bien de él.

¿Y ahora Pablo le pedía que lo dejara todo, incluso a su familia y a sus amigos?

Él podría haber pensado: “¡Me necesitan!

¡Mi mamá me necesita, mi abuela me necesita!

Ya acompañaré a Pablo de aquí a unos años cuando tenga más experiencia”.

Otro posible obstáculo en la mente de Timoteo que lo podría haber frenado era no saber adónde lo llevaría su nueva asignación.

Listra era un pueblo pequeño, rural, metido en un valle.

Él conocía a la gente, la zona, la comida, el idioma, la cultura...

Sabía que irse con Pablo era lanzarse a lo desconocido.

Seguro que se preguntó: “¿Estoy listo para esto?

Mi estómago ya está mal y ahora se va a poner peor tan solo de pensar que tengo que irme con Pablo”.

¿Se identifica usted con Timoteo?

Sin duda, antes de decirle que sí a Pablo, tendría preocupaciones, y con razón.

Pero Timoteo era un hombre de fe.

¿Y cómo lo ayudó esa fe?

Volvamos a las palabras de Pablo en 2 Timoteo 3, pero esta vez leamos la parte b del versículo 11.

2 Timoteo 3:11b: “Aguanté toda esa persecución, [y noten esto] y el Señor me rescató en todos los casos”.

Timoteo vio con sus propios ojos cómo Jehová rescataba y fortalecía a Pablo.

Así que ¡sí!

Timoteo entró con fe por la puerta para trabajar más y sirvió junto a Pablo por muchos años.

Piense en todas las bendiciones que recibió por haber aceptado la invitación del apóstol.

Observó cómo Pablo superaba cada prueba sin perder nunca la paz interior.

Timoteo no se fijó en los inconvenientes o en el sufrimiento de Pablo, sino que vio cómo la alegría de servir a Jehová lo sostenía.

Presenció cómo Jehová lo ayudaba en cada paso del camino.

Como todos sabemos, con la ayuda de Jehová, Timoteo superó sus dudas y su timidez, desarrolló todo su potencial y llegó a ser un predicador entusiasta y un anciano excelente.

En el siguiente video, veamos qué ayudó a Gabriel a tomar la decisión de solicitar ir a la Escuela para Evangelizadores del Reino.

En la asamblea, mi amigo Anton me preguntó si iba a ir a la reunión de la Escuela para Evangelizadores del Reino.

Hola, Gabriel.

Hola, Anton.

¿Vienes?

Ah... ¿Adónde?

A la reunión para la Escuela.

Ah..., no...

No había pensado ir.

Pero, bueno, iré.

Pues vamos.

Y luego podríamos ir a...

Fui, pero no me entusiasmaba la idea.

Pensé: “Yo ya tengo una asignación, y me encanta”.

No entendía del todo que ir a la escuela podría ser una experiencia magnífica.

Le hice algunas preguntas al superintendente de circuito.

Y entonces pensé: “Gabriel, esto es para ti.

Todo lo que tienes que hacer es llenar una solicitud por internet”.

Pero eso fue hace meses.

¿Y qué te retiene?

Creo que Jehová me trajo aquí, y nunca he sido tan feliz.

Pero ahora se me abre otra puerta y...

vuelvo a tener miedo.

No importa lo que hayas conseguido, el miedo a lo desconocido puede paralizarte.

A veces necesitas saber que Jehová te está guiando y que te va a ayudar.

¿Recuerdas lo que dice Filipenses 4:13?

Léelo, y piensa en lo lejos que has llegado gracias a Jehová.

“Tengo fuerzas para todo gracias a aquel que me da poder”.

Jehová lo tiene todo bajo control.

¿De qué tenía tanto miedo?

Llevo demasiadas cosas.

Bueno, es que la escuela son dos meses.

Ustedes dos son igualitos, siempre quieren llevárselo todo.

¿Saben? Voy a regalarles esto.

Ya ha tenido muchas aventuras, pero todavía está bien para viajar.

—¿En serio?

—Sí, claro.

Quién sabe, quizá la necesiten pronto.

¿Demostró fe Gabriel?

¡Claro que sí!

Es cierto que le daba miedo lo desconocido.

Pero Filipenses 4:13 le llegó al corazón, le dio el empujón que necesitaba.

Ese texto lo ayudó a confiar en Jehová, a demostrar fe y a hacer la solicitud para la escuela.

Si usted también decide entrar por esa puerta, recibirá capacitación especializada y le será más útil a Jehová y a su organización.

Recuerde, no es un salto al vacío, en el que uno no sabe lo que va a pasar.

Es una decisión informada que tiene las bendiciones de Jehová garantizadas.

¿Confiará en que Jehová lo ayudará en cada paso del camino?

Si lo hace, igual que Timoteo, comprobará personalmente que “la bendición de Jehová es lo que enriquece”.

El hermano Robert Luccioni, ayudante del Comité de Publicación, presentará el siguiente discurso de esta serie: “Entre con fe por la puerta para trabajar más.

Colabore con una obra de construcción teocrática”.

¿Le gustaría colaborar en una obra de construcción teocrática?

Tal vez ha escuchado que se están construyendo y renovando sucursales, y que se necesitan más Salones del Reino y oficinas remotas de traducción.

Por eso, quizás usted se pregunte si podría participar.

Esa es una meta buenísima.

Como hemos visto en esta serie de discursos, hace falta fe para trabajar más para Jehová.

De igual modo, también hace falta fe para colaborar en una obra de construcción teocrática.

¿Por qué lo decimos?

Bueno, normalmente nos preocupan dos cosas.

1) Quizás no tengamos experiencia.

Tal vez no sepamos nada de construcción, diseño, ingeniería o compraventa de propiedades, y por eso pensemos que no estamos preparados para ayudar al Departamento Local de Diseño y Construcción o LDC.

2) Puede ser que nos preocupe que, al principio, normalmente solo se invita a colaborar de forma temporal.

Por eso, quizás nos inquiete dejar nuestro trabajo o a nuestros familiares para colaborar por un tiempo.

Bueno, si usted se siente así, sin duda, el ejemplo de Nehemías fortalecerá su fe.

Vayamos por favor a Nehemías 1:2, 3: “En ese tiempo, Hananí —uno de mis hermanos— llegó con otros hombres de Judá, y les pregunté por el resto de los judíos que habían salido del cautiverio y también por Jerusalén.

Ellos respondieron: ‘Los que quedan allí en la provincia y sobrevivieron al cautiverio están en una situación terrible y humillante.

Las murallas de Jerusalén están destrozadas, y sus puertas fueron quemadas’ ”.

Aquí Nehemías se entera de que hay un problema.

¿Qué creen que hizo?

¿Acaso dijo algo como “Bueno, ya lo resolverán los hermanos que saben del tema”?

Veámoslo en Nehemías 2:5.

Nehemías dijo lo siguiente: “Si al rey le parece bien y si este siervo tuyo tiene tu favor, envíame a Judá, a la ciudad donde están enterrados mis antepasados, para que pueda reconstruirla”.

Nehemías sintió el deseo de actuar, quería ayudar.

Cuando se presentó la oportunidad, demostró que tenía fe, tomó la iniciativa.

¿Pero necesitó fe Nehemías para dar este paso?

Pues claro que sí.

¿Y por qué lo decimos?

En primer lugar, ¿qué trabajo tenía Nehemías?

¿Era el encargado de los proyectos de construcción del rey?

¿Era el arquitecto principal, el ingeniero o el urbanista?

No, no era nada de eso.

En realidad, era el copero del rey.

¿Se lo imaginan diciendo: “Yo no tengo idea de cómo construir murallas, ni siquiera sabría por dónde empezar.

Me parece que es mejor que lo haga otro”?

No. En vez de eso, se dio cuenta de que había una necesidad, vio que podía ayudar y actuó.

Nehemías no permitió que su falta de experiencia en construcción le hiciera echarse para atrás.

Demostró fe.

¿Y qué podemos decir de que aquello fuera una asignación temporal?

Bueno, Nehemías estuvo dispuesto a dejar su prestigioso trabajo como copero del rey.

Claro, podría haberse preguntado si su sustituto acabaría quedándose con su puesto de trabajo o si podría recuperarlo cuando volviera de reconstruir las murallas de Jerusalén.

Pero Nehemías confió en que Jehová le mostraría amor leal y se acordaría de él.

Vamos a ver lo que dijo en Nehemías 1:5.

“Dije: ‘Oh, Jehová, Dios de los cielos, el Dios grande e imponente que cumple su pacto y les muestra amor leal a los que lo aman y obedecen sus mandamientos’ ”.

¿Ven? Nehemías tenía fe en que Jehová le mostraría amor leal y en que se encargaría de todo.

¿Y qué resultado tuvo la fe de Nehemías?

Bueno, aunque al principio Nehemías no era constructor, Jehová usó a este hombre para lograr algo increíble.

La verdad es que Nehemías tuvo un papel importantísimo en la reconstrucción de las murallas de Jerusalén.

¿Qué aprendemos?

Que es necesario que tengamos fe si queremos participar en obras de construcción teocráticas.

Lo más importante es tener una amistad con Jehová muy fuerte.

Los hermanos y hermanas que se ofrezcan deben estar dispuestos a trabajar.

Los trabajos y las técnicas de construcción se pueden aprender.

Una fe fuerte nos dará la confianza de que, si nos invitan a la construcción, Jehová nos ayudará a cumplir con nuestro trabajo y a desarrollar las habilidades que necesitamos.

Y la fe también nos ayudará a confiar en que Jehová nos cuidará cuando termine nuestra asignación.

En el siguiente video, veamos de dónde saca el valor Sara para aceptar la invitación de ayudar en una obra de construcción.

Hola, cariño.

Ya estamos aquí.

Cuando recibí la invitación para colaborar en una obra de construcción durante unas semanas, me alegré muchísimo.

Pero después, al darme cuenta de lo que tenía que hacer, me puse muy nerviosa.

Estuve durante semanas orándole a Jehová para que me diera valor para hablar con mi jefa.

¡Okey, Sara, puedes pasar!

¿Sí?

En primer lugar, quería darle las gracias por su tiempo y por reunirse conmigo...

Empecé a explicarle que quería participar como voluntaria en una obra de construcción.

Me gustaría pedirle algunas semanas...

¿Tiempo libre? ¿Ahora?

¿Cuando más ocupados estamos?

Bueno, sí, pero...

Es tu decisión.

Pero que te quede muy claro que no te guardaré el puesto.

De repente empecé a ver aquella oportunidad maravillosa como algo arriesgado.

¿Me iba a complicar la vida?

Leí el relato del pueblo de Israel en los días de Nehemías.

Con su buena actitud demostraron que tenían fe.

Y las murallas de Jerusalén fueron reconstruidas por un pueblo que puso todo su corazón en las obras.

No quería perder la oportunidad de servir a Jehová colaborando en esa construcción.

—Aquí está mi carta de renuncia.

—Sara...

Tuve que tener fe en que Jehová bendeciría mi decisión.

No estoy segura de lo que me deparará el futuro cuando regrese.

Lo que sí tengo claro es que Jehová me cuidará.

Así que, por ahora, me voy a concentrar en poner mi corazón en la obra.

¿Se identificó usted con Sara cuando fue a hablar con su jefa o cuando no sabía muy bien qué decisión tomar?

¿Qué hizo para solucionar sus dudas?

Bueno, ella analizó el ejemplo de Nehemías y de otros, y eso le dio el valor para actuar.

Gracias a eso, disfrutó de muchas bendiciones.

Muchos hermanos han tomado la misma decisión que ella.

Por ejemplo, un matrimonio tuvo que dejar su vivienda y renunciar a su trabajo para ayudar en un proyecto.

Pero ellos reconocen que, cuando se estaban acabando los seis meses de su asignación, comenzaron a ponerse nerviosos.

Aun así, estaban seguros de que Jehová los ayudaría.

Y él los ayudó.

Cuando regresaron, llamaron a su anterior jefe, y él les ofreció el trabajo que tenían antes, pero con mejores condiciones.

Además, una semana después de haber vuelto consiguieron una nueva vivienda.

A otro hermano lo invitó el Departamento Local de Diseño y Construcción a ayudar por algunos meses en un proyecto.

En aquella época, trabajaba a tiempo completo en una gran empresa que le ofrecía muchas ventajas, un buen sueldo, un automóvil y una casa.

Cuando pidió permiso para faltar al trabajo, le dijeron que no era posible.

Pero el hermano decidió aceptar igualmente la invitación del LDC, así que lo despidieron del trabajo.

Entonces, ¿qué iba a hacer cuando se terminara su asignación?

Bueno, buscó un trabajo de tiempo parcial que le ha permitido seguir en el servicio de tiempo completo.

Y ahora él es precursor regular junto a su esposa y colabora como voluntario a distancia en la construcción de una sucursal.

Y hay muchísimas experiencias parecidas a estas.

Jehová predijo que, durante los últimos días, “una gran muchedumbre” lo adoraría de la forma que él quiere.

Y el cumplimiento de esa profecía ha hecho que se necesiten urgentemente más Salones del Reino, de Asambleas, sucursales y oficinas remotas de traducción.

Claro, todos sabemos que, por culpa de esta pandemia, hay menos proyectos de construcción teocráticos en este momento.

Sin embargo, todavía hay mucho trabajo que hacer, tanto ahora como en el futuro.

Si su salud y sus circunstancias se lo permiten, ¡ofrézcase para trabajar!

Puede hacerlo llenando las solicitudes A-19 y DC-50.

Si lo necesita, los ancianos pueden ayudarlo a llenarlas en jw.org.

¿Tiene usted la meta de colaborar en una obra de construcción teocrática?

Pues no dude de que también será poderoso gracias a la fe.

¡Dé el paso!

Sentirá el apoyo de Jehová y recibirá muchísimas bendiciones.

El hermano Gajus Glockentin, ayudante del Comité de Publicación, presentará el discurso final de esta serie: “Entre con fe por la puerta para trabajar más.

Aparte algo para la obra del Reino”.

No hay ninguna organización que se pueda comparar con la organización de Jehová.

Todo lo que nos da y todo lo que hace por nosotros es gratis.

Además, Jehová nos invita a compartir lo que tenemos, pero no nos dice cuánto tenemos que contribuir, es nuestra decisión.

Ahora bien, ¿por qué necesitamos fe para contribuir?

Principalmente por dos razones.

Primera: podríamos tener miedo a ser generosos por si no nos queda suficiente para nuestros gastos.

Bueno, es normal sentirse así.

Y es que la vida es impredecible, no sabemos lo que va a pasar mañana ni lo que podríamos necesitar en el futuro.

Y ahora la razón número dos: podríamos pensar que lo que damos es muy poquito, que es insignificante.

Quizás tengamos muy pocos recursos porque vivimos en un país pobre.

O tal vez nos cueste mucho cubrir nuestros gastos por otras razones.

Lo cierto es que nuestro punto de vista sobre las donaciones depende de nuestra relación con Jehová.

Nuestra manera de ver a Jehová, nuestra amistad con él, deben reflejarse en todo lo que hacemos.

¿Y qué requiere esto?

Fe.

Por eso, analicemos brevemente cómo pueden impedir estas dos preocupaciones que seamos generosos y cómo la fe nos puede ayudar.

La primera era el miedo a no tener suficiente para cubrir nuestras necesidades.

Por favor, hermanos, busquen 1 Corintios 16.

Aquí, el apóstol Pablo mencionó un principio que debemos tomar en cuenta al hacer donaciones.

Este es el texto temático del discurso.

1 Corintios 16:2: “El primer día de cada semana, cada uno de ustedes debe apartar algo según sus posibilidades para que no se hagan colectas cuando yo llegue”.

El apóstol Pablo animó a los cristianos a pensar con antelación qué dar.

Es decir, les dijo que analizaran sus circunstancias y entonces decidieran cuánto podrían donar.

Pablo estaba convencido de que, si lo hacían así, nunca les faltaría lo necesario.

Como Jehová lo había ayudado a él, sabía que a ellos no les faltaría nada.

Estaba totalmente seguro.

Si aquellos cristianos tenían un corazón generoso, Jehová también sería generoso con ellos.

¿Vemos por qué hacer planes con antelación demuestra nuestra fe?

Cuando los hacemos, ponemos a prueba a Jehová en el buen sentido.

Cuando Jehová ve que tenemos las prioridades correctas en la vida, nos protege y nos recompensa.

¿Verdad que les gustaría sentir que Jehová los cuida así?

Queridos hermanos, ustedes demuestran esta clase de fe.

Muchos de ustedes deciden apartar algo de dinero y, así, cuando van al salón, pueden contribuir.

Otros analizan sus gastos y sus ingresos y deciden cuánto donar regularmente por internet.

Algunos de ustedes, por sus circunstancias, quizás no puedan donar tanto como hacían antes, pero aun así buscan la manera de contribuir.

Jehová promete cuidarlos.

¿Confían en que esto es así?

Si lo hacemos, nuestra fe nos impulsará a dar con generosidad.

Veamos la segunda preocupación que podría impedirnos ser generosos.

Quizás estamos analizando nuestras circunstancias y ahora vemos que lo que podemos dar es tan poquito que parece que no sirve para nada.

¿Todavía tienen la Biblia en 1 Corintios 16:2?

¿Recuerdan lo que decía?

Vamos a leerlo otra vez.

1 Corintios 16:2: “El primer día de cada semana, cada uno de ustedes debe apartar algo según sus posibilidades”.

¿Se fijaron en que Pablo no fijó una cantidad mínima?

En otra ocasión, habló de los hermanos de Macedonia, que eran cristianos muy pobres.

Aun así, rogaban tener el honor de dar.

Ellos dieron con alegría, y más de lo que podían dar.

¿Por qué?

Porque era para Jehová.

Su situación no era fácil, por eso tal vez no pudieron dar mucho de manera individual.

Pero sabían que hacer donaciones era una manera de demostrar que amaban a Jehová.

Hermanos, muchos de ustedes son como los cristianos de Macedonia.

No tienen muchas cosas, pero vemos la fe que demuestran todos ustedes.

Son generosos a pesar de sus circunstancias.

No importa si lo que dan es muy poco.

Están imitando la generosidad de Jehová.

Han comprobado por ustedes mismos lo que dijo una hermana en una carta.

Ella escribió: “Durante todos estos años solo he podido dejar pequeños donativos en el Salón del Reino”.

Y agregó: “Jehová me ha devuelto mucho más de lo que yo he contribuido”.

Hasta los niños pueden aprender a apartar algo para Jehová.

Por ejemplo, de vez en cuando, aquí en Warwick recibimos cartas y dibujos de algunos niños que quieren darle algo a Jehová.

Ahí nos cuentan cuánto agradecen lo que hace la organización, en especial los videos.

Sus regalos nos conmueven y no podemos ni imaginarnos lo contento que se pone Jehová.

Jehová nos ama por dar lo mejor que tenemos.

Él valora hasta nuestras donaciones más pequeñas, esas también son importantes y necesarias.

Y Jehová se fija en ellas.

Se fija en que hemos demostrado fe.

En el siguiente video, veamos qué motivó a un matrimonio a ser más generoso.

Cuando un desastre azotó el norte del país, enseguida nos ofrecimos como voluntarios para ayudar.

Ver por lo que estaban pasando los hermanos nos rompió el corazón.

Pero nos conmovió ver la generosidad de los hermanos de la zona.

Eran como los macedonios.

Aunque no tenían mucho, ofrecieron de todo corazón lo poco que tenían.

Cuando volvimos a casa, Madeline y yo nos decidimos a ser igual de generosos.

Estábamos tan agradecidos que lo primero que hicimos fue revisar la cantidad de dinero que estábamos contribuyendo a la obra mundial.

¿Qué te parece esta cantidad?

¿Te parece bien?

Sí.

Demos gracias a Jehová.

Buscamos maneras de ser generosos con los que teníamos cerca.

Nos dimos cuenta de que podíamos dar más.

Así que lo hicimos sin dudarlo.

Luego, invitaron a nuestra congregación a participar en una campaña especial de predicación.

... por llegar al mayor número de personas con las buenas noticias.

¿Crees que nosotros podríamos esforzarnos un poquito más?

Me encantaría.

Ayudar a los demás estaba a nuestro alcance.

Y eso es exactamente lo que hicimos.

¿Demasiadas cosas?

No, claro que no.

¿Notaron cómo la fe impulsó a este matrimonio a querer dar más?

Por ejemplo, confiaron en la promesa de Jehová de que los cuidaría cuando lo necesitaran.

¿Y qué hicieron?

Se sentaron y analizaron sus circunstancias económicas.

Después oraron y decidieron cuánto iban a dar.

Como dice el título del discurso, apartaron algo para Jehová.

Pero hicieron algo más.

Compartieron lo que tenían con los hermanos; les dieron alimentos y los invitaron a comer.

Se dieron cuenta de lo bonito que es que Jehová nos use para cuidar a los demás.

Hermanos, vivimos en la época más emocionante de la historia, y nunca más tendremos oportunidades parecidas para demostrar nuestra fe.

El apóstol Pablo las comparó a una puerta grande que se abre.

Y ahora pregúntese: ¿se le ha abierto quizás a usted una puerta para aprender otro idioma?

¿O más bien su puerta lo lleva a mudarse adonde se necesita ayuda?

¿Le recordó tal vez esta serie de discursos que tiene la puerta abierta para asistir a la Escuela para Evangelizadores del Reino?

¿O lo animó a entrar por la puerta para colaborar en una obra de construcción teocrática?

Y quizás este discurso nos ha recordado a todos que podemos ser generosos y que tenemos el honor de apoyar la obra del Reino haciendo donaciones, aunque sean pequeñas.

¿Quiere hacer más por Jehová y por el Reino?

¿Qué puerta se le ha abierto a usted?

No se sienta mal si tiene dudas, es normal.

Pero, por favor, no posponga su decisión innecesariamente.

No piense que las puertas siempre estarán abiertas.

Nadie sabe cómo será su vida el día de mañana.

En otras palabras, la puerta que está abierta hoy para recibir maravillosas bendiciones puede estar cerrada mañana.

¡Así que sea valiente!

¡Entre con fe por la puerta para trabajar más!

Y sentirá lo mismo que muchos hermanos y hermanas que ya han dado el paso: nunca se arrepentirá.

Demostremos que tenemos fe haciendo todo lo que podamos por Jehová, nuestro amigo y nuestro Dios.

Si lo hacemos, tendremos una vida feliz ahora y eterna felicidad en el futuro.

Gracias, hermanos, por estas sugerencias tan prácticas, que nos ayudan a hacer más por Jehová.

Ahora cantaremos una canción que muestra nuestro deseo de hacer más por el Reino.

Es la canción 84, Servimos donde se nos necesite. Canción 84.


 

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