JW Broadcasting: Noviembre de 2020

¡Bienvenidos a nuestro programa!

Hablaremos de la importancia de prestar atención.

Los problemas familiares, las enfermedades, las carreras profesionales y el entretenimiento pudieran distraernos de servir a Dios.

¿Cómo podemos mantenernos centrados en nuestro servicio a Jehová?

También veremos que tendremos mejores resultados en nuestro ministerio si nos concentramos en llegar al corazón de las personas.

Y la canción de este mes está dirigida especialmente a ustedes, jóvenes, para ayudarlos a mantener la vista en el premio de la vida.

Este es el programa de noviembre de 2020 de JW Broadcasting®.

¿Está prestando atención?

Quizás alguien nos haya hecho esa pregunta alguna vez: nuestros padres, un profesor o alguien con autoridad.

Es una buena pregunta que deberíamos hacernos todos.

¿Se le ocurren ocasiones, relacionadas con nuestra adoración, en las que tenemos que prestar especial atención?

Por ejemplo, cuando leemos la Biblia, cuando estamos en las reuniones, los ancianos cuando hacen visitas y ustedes, niños, cuando sus padres les están hablando.

Aunque queremos prestar atención, siempre tenemos muchas distracciones: los aparatos electrónicos, las conversaciones y cosas que suceden a nuestro alrededor...

La verdad es que es un desafío prestar atención.

En la Traducción del Nuevo Mundo se usan varias expresiones que significan prestar atención.

En muchas de esas ocasiones es el propio Jehová el que le pide a su pueblo que preste atención.

¿Qué significa prestar atención?

Y ¿por qué es importante que usted y yo le prestemos atención a Jehová?

El relato de 1 Samuel 15 nos ayuda a contestar esas preguntas.

En el versículo 3, Jehová le ordena al rey Saúl que acabe con los amalequitas y destruya todo lo que tienen, que acabe con todo.

Sin embargo, en los versículos 8 y 9, vemos que Saúl no obedeció.

Le perdonó la vida al rey de Amaleq y a los mejores animales.

¿Cómo reaccionó Saúl cuando Samuel le llamó la atención?

Vamos a leer los versículos 13 al 15, y veamos cómo trató Saúl de justificar lo que hizo: ¿Se fijaron?

Saúl trató de justificar su desobediencia diciendo que los animales eran para hacer sacrificios a Jehová.

¿Le gustó a Jehová lo que hizo Saúl?

Veamos en el versículo 22 la relación que hay entre hacer caso, o prestar atención, y la obediencia: ¿Cuál fue una de las razones por las que Saúl desobedeció?

Él no hizo caso a las instrucciones de Jehová.

Como no prestó atención, fue desobediente, y Jehová se enojó con él por eso.

¡Qué lección tan importante para nosotros!

Tal como le pasó a Saúl, Jehová puede rechazar lo que hacemos por él si no hacemos caso o no prestamos atención.

Ya que sabemos por qué es importante prestar atención, veamos ahora tres maneras de prestar atención de las que habla la Biblia.

El primer texto que vamos a analizar es 2 Crónicas 19:6: Jehosafat les ordenó a los jueces de la tierra de Judá que miraran bien lo que hacían.

Este era un asunto muy serio.

Era muy importante que aquellos jueces prestaran atención a lo que hacían.

¿Por qué?

Porque tenían que rendirle cuentas a Jehová.

Eran sus representantes, y sus decisiones influían en la vida de la gente.

Por eso, tenían que saber cómo veía Jehová las cosas y ser imparciales, como él, a la hora de tomar decisiones.

Esto es un recordatorio muy importante para los ancianos.

Un buen anciano es un buen estudiante de la Biblia y de nuestras publicaciones.

¿Por qué lo decimos?

Porque, si saben cómo piensa Jehová, entonces podrán hacer bien las cosas.

Si quieren reflejar bien la manera de pensar de Jehová cuando atienden sus responsabilidades, ya sea que estén pastoreando a los hermanos, dando un discurso en la congregación, cumpliendo con alguna asignación difícil o cuando un hermano comete un pecado y hay que tratar el asunto, tienen que mirar bien lo que hacen.

Por eso es importante que sepan cómo piensa Jehová y que sigan con cuidado sus instrucciones.

Si hacen esto, demostrarán que están prestando atención a lo que hacen.

El interés de Jehová por ayudar a los ancianos se ve claramente en toda la capacitación que les da.

Cada vez que el superintendente de circuito visita una congregación, les da a los ancianos información especialmente preparada para ellos.

También reciben mucha capacitación en la Escuela del Ministerio del Reino y en la Escuela para Ancianos de Congregación.

¡Qué importante es que los ancianos presten atención a toda esa enseñanza y la pongan en práctica!

Si lo hacen, no solo se protegerán a sí mismos, sino también a la congregación.

Por ejemplo, podrán transmitirles a los hermanos las instrucciones que reciben de forma exacta.

Esto es especialmente importante cuando se restringe o se prohíbe nuestra obra, o cuando ocurre un desastre natural o cualquier otra catástrofe.

Esto nos lleva a la segunda manera de prestar atención que vamos a analizar.

Vamos a leer Lucas 8:18: ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo “fíjense bien en cómo escuchan”?

Las personas que estuvieron con Jesús en el siglo primero tuvieron el privilegio de escucharlo en persona cuando él enseñaba.

Claro, nosotros no podemos escuchar a Jesús en persona, pero sí podemos leer en los Evangelios las cosas que dijo e hizo.

Escuchar es muy importante.

Hay que escuchar a Jehová, a Jesús, al “esclavo fiel y prudente”, a los ancianos de la congregación, a nuestro cónyuge, a nuestros hijos...

Con razón, Santiago dijo en su carta que todos debemos ser “rápidos para escuchar”.

Piensen en esto: Si Saúl hubiera escuchado con atención lo que Jehová le dijo sobre los amalequitas, habría comprendido la importancia de las instrucciones que Dios le había dado y las habría obedecido.

Pero, como no prestó atención, fue desobediente y Jehová lo rechazó.

Si no nos fijamos bien en cómo escuchamos, podríamos volvernos críticos, desagradecidos, e incluso desobedientes.

Así que, cuando Jehová nos dé alguna instrucción, tenemos que pensar en lo que nos está diciendo, meditar en lo que significa —reflexionar en ello— y, más importante aún, ponerlo en práctica en nuestra vida.

Si eres joven, ¿cómo puedes demostrar que te fijas bien en cómo escuchas?

Ten en cuenta lo que dice Efesios 6:1-3: Joven, ¿de quién crees que viene este mandato?

Sabemos que estas palabras son de Jehová.

¿Te diste cuenta de que aquí dice que los hijos no solo tienen que ser “obedientes” a sus padres, sino que también tienen que “honrar” a sus padres?

¿Cómo puedes demostrar que estás prestando atención a este mandato?

Recuerdo que, cuando era niño y mis padres me mandaban que hiciera algo, como sacar la basura, yo siempre obedecía.

Pero a veces dejaba bien claro que yo no quería hacer lo que me estaban pidiendo.

Creo, joven, que sabes a lo que me refiero.

Sin embargo, si nos fijamos bien en cómo escuchamos lo que Jehová nos dice, nos esforzaremos por honrar a nuestros padres.

Solo así estaremos siendo realmente obedientes.

De esta manera, contribuiremos a la paz de la familia y alegraremos el corazón de Jehová.

Además, como se promete en el versículo 3, si te fijas en cómo escuchas y eres obediente, te irá bien no solo ahora, sino también cuando seas un adulto.

Claro, todos debemos recordar que nuestra felicidad eterna depende de que estemos dispuestos a escuchar y obedecer.

Es muy importante que todos nos fijemos bien en cómo escuchamos.

La tercera manera de prestar atención la encontramos en Lucas 21:34, 35: Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que se vigilaran, o se prestaran atención, no los estaba animando a tener una actitud egoísta como la que tuvo el rey Saúl, que hoy en día se fomenta por todas partes y que es muy común.

Más bien, lo que Jesús quiso decir es que para vigilarnos a nosotros mismos tenemos que conocernos bien, saber lo que hay en nuestro corazón.

Pero eso no es fácil de conseguir, ¿por qué?

La Biblia lo explica en Jeremías 17:9: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado.

¿Quién puede conocerlo?”.

El versículo 10 responde: “Yo, Jehová, examino el corazón, analizo los pensamientos más íntimos”.

Jehová sabe lo que hay en nuestro corazón y puede ayudarnos para que nosotros también lo sepamos.

Él nos ayuda a examinar nuestros motivos y metas, y a entender por qué hacemos ciertas cosas.

Si nos miramos con cuidado en la Palabra de Dios y somos sinceros con lo que vemos, podremos darnos cuenta de qué pensamientos, palabras y acciones debemos corregir.

Por ejemplo, algunos testigos de Jehová, incluso hermanos que se han jubilado y llevaban una vida muy cómoda, han llegado a la conclusión de que tenían que hacer algunos ajustes para llevar una vida sencilla y dedicarle más tiempo a Jehová.

Algunos de los que han hecho esto han podido asistir a la Escuela para Evangelizadores del Reino, aunque para ello tuvieron que salir de su zona de confort.

Por ejemplo, quizás tuvieron que cambiar de congregación, pero han recibido muchas bendiciones de Jehová, más de las que se imaginaban.

Y han podido usar su experiencia en la vida y todo lo que han aprendido en la escuela para ayudar a otros.

Estamos muy agradecidos a Jehová porque por medio de su Palabra y su organización siempre nos da instrucciones que nos protegen.

Resolvámonos todos a prestar atención a lo que hacemos, a cómo escuchamos y a nosotros mismos.

Si lo hacemos, no caeremos en la misma trampa en la que cayó el rey Saúl: la desobediencia.

En vez de eso, si prestamos atención y somos obedientes, seremos amigos de Jehová para siempre.

Los ancianos pueden ayudarnos a mantenernos centrados en servir a Dios, especialmente cuando tenemos problemas serios.

En el primer video, veremos cómo los ancianos nos ayudan con cariño.

Todo estaba bien en mi matrimonio —o eso pensaba—.

Expulsaron a mi esposo, se fue de casa y, en menos de un mes, nos habíamos divorciado.

Justo después del divorcio, tuve que arreglármelas sola para mantener a mis hijas.

Así que comencé a trabajar limpiando.

También tenía que cuidarlas en sentido espiritual.

Pero, muchas veces, la tristeza y el cansancio no me permitían darles la atención que ellas necesitaban.

Además de todo eso, también tenía que luchar contra sentimientos muy negativos.

Fue una época muy difícil en mi vida.

Nunca en mi vida había estado tan enfermo.

Ni siquiera tenía fuerzas para ir al hospital.

Lo único que podía hacer era seguir orando.

No podía caminar ni tampoco ir a las reuniones.

Los ancianos se dieron cuenta de que no estaba yendo al Salón del Reino.

Los ancianos enseguida vinieron a ayudarme.

Recuerdo que una de las cosas que más me animó fue un texto bíblico que me leyeron aquel día.

Salmo 139:3: Aquello hizo que me diera cuenta de que soy muy valiosa para Jehová.

Fue como si me estuviera ayudando a recuperarme.

Vi que se interesaba mucho en mí, que me quería y que me estaba cuidando con ternura.

Y además no quería que tuviera ninguna duda de ello.

Algo más que recuerdo con mucho cariño fue lo que hizo un anciano después de una reunión.

Me dio una notita con unos textos bíblicos para que los leyera en casa y me dijo que, si necesitaba cualquier cosa, podía contar con los ancianos.

Dos ancianos tuvieron la bondad de venir a verme, porque Jehová los usa como pastores.

Los hermanos hicieron un gran esfuerzo para visitarme.

Usaron el transporte público y después caminaron 40 minutos para llegar a mi casa, porque vivo muy lejos del Salón del Reino.

No sé qué hubiera hecho sin ellos.

Cuando los ancianos llegaron, me escucharon, lloraron conmigo y me leyeron algunos textos de la Biblia.

Vi cuánto me quiere Jehová.

Cuando me comencé a sentir mejor, pude volver al Salón del Reino.

¡Qué feliz estaba de volver a estar con mis hermanos!

Gracias a la ayuda que recibimos, ahora mis hijas y yo estamos bien.

La congregación es nuestro segundo hogar y nos sentimos muy a gusto con los hermanos.

Todo lo que tengo ahora se lo debo a los hermanos, especialmente a los ancianos.

No tengo duda de que las visitas de pastoreo son una muestra muy clara del gran amor que Jehová nos tiene.

Sé que, a veces, para los ancianos puede ser difícil hacer estas visitas, pero los resultados son muy buenos.

Pueden estar seguros de que todo su trabajo y todos sus esfuerzos valen la pena.

Nunca olvidaré lo que hicieron por mí los ancianos.

Aquella situación me enseñó que Jehová nunca abandona a sus ovejas, ni siquiera a una.

Como dice Jeremías 23:4: ¿Cómo ayudaron los ancianos a Mariana y a Elías?

Como buenos pastores, estaban pendientes del rebaño de Jehová, por eso percibieron que necesitaban ayuda.

Visitaron a Mariana y a Elías en sus casas, les leyeron textos animadores y los escucharon.

Demostraron que Jehová se preocupa por cada una de sus ovejas.

Estos ancianos, al igual que los de todas las congregaciones, prestan atención a las instrucciones que reciben de Jehová y las ponen en práctica.

Para ampliar su ministerio, muchos Testigos han aprendido otro idioma, ¿y usted?

Si es así, puede estar seguro de que Jehová sabe lo mucho que usted se ha esforzado para enseñar y predicar en otro idioma.

Pero ¿basta con predicarle a la gente en su propio idioma para llegarle al corazón?

Veámoslo en la siguiente escenificación.

Mi familia y yo llevábamos más de un año aprendiendo chino.

Pero no es nada fácil.

Dios tiene muchos títulos.

Pero ¿sabía usted que solo tiene un nombre?

Estaba preparado, o eso creía yo.

¡Matthew!

Sí. Voy ahora.

Íbamos mejorando.

No estábamos dispuestos a rendirnos.

Nos daba la impresión de que a la mayoría de la gente no le interesaba el mensaje.

No nos fue muy bien esa mañana.

¿Qué tal fue?

A mamá y a Liz tampoco les había ido muy bien.

Entonces llegaron los hermanos Lin.

La verdad es que ellos siempre nos han ayudado mucho.

Les contamos lo que nos había pasado.

Ahora que éramos capaces de conversar un poquito en chino y hacer presentaciones, nadie quería escucharnos.

Hacen buenas preguntas en las puertas, pero no siempre son las mejores.

Cuando uno aprende un idioma, debe conocer también la cultura.

Tenía razón.

Las preguntas que hacíamos funcionaban en nuestro territorio anterior, pero no en este.

Tienes una pronunciación muy buena.

De verdad.

Muchas gracias.

Nos dimos cuenta de que no era solo cuestión de aprender un idioma, sino que teníamos que aprender a llegar al corazón de las personas que lo hablan.

Encontramos un artículo en La Atalaya de julio de 2019, que se titulaba “Cómo llegar al corazón de quienes no son religiosos”.

Según el párrafo 7, ¿qué podemos hacer para imitar el ejemplo del apóstol Pablo?

Bueno, Pablo era judío, pero, cuando hablaba con otras personas, adaptaba su manera de predicar.

Me gusta lo que dice 1 Corintios 9:20-23: “Con los judíos me hice como judío para ganarme a los judíos.

Con los que están bajo ley —me hice como bajo ley —Liz tenía razón.

—para ganarme...”. —Cuando Pablo habló con los judíos de Atenas, utilizó las Escrituras para razonar con ellos.

Pero, cuando habló con unos griegos en el Areópago, se adaptó, y al principio conversó con ellos sin usar la Biblia.

Eso era lo que teníamos que hacer.

Así que decidimos aprender más sobre la cultura china.

Nos esforzamos por escucharlos y por hablarles de cosas que les interesaran.

También nos aprendimos diferentes presentaciones.

Y seguimos conociendo sus costumbres.

Encontré un proverbio chino que dice en parte: “Quien se acerca a la tinta se mancha de negro”.

Y me ha venido muy bien para introducir Proverbios 13:20: “El que anda con los sabios, se hará sabio”.

Al final, lo que da resultado es demostrar amor.

Cuando adaptamos nuestra manera de enseñar, conseguimos ayudar a la gente a conocer al Dios que los ama.

Este video nos recuerda que, cuando predicamos, tenemos que centrarnos en las personas, en lo que les interesa, en lo que podría ayudarlas.

Y, como hemos visto, tenemos que analizar nuestros métodos de enseñanza y adaptarnos, como hizo Pablo.

Es verdad que tenemos que esforzarnos por llegar al corazón de las personas, pero también tenemos que proteger nuestro corazón.

Un artículo reciente de La Atalaya dio algunas sugerencias prácticas que nos pueden ayudar.

En el siguiente video, veremos cómo se han beneficiado algunos hermanos al aplicar estos consejos.

Teníamos unos muy buenos amigos que decidieron hacer las cosas a su manera y dejar a Jehová.

Y, antes de que finalmente tomaran esa decisión, se convirtieron en malas compañías.

Habíamos hecho muchas cosas juntos sirviendo a Jehová, como por ejemplo ir a predicar a territorio aislado o ir al hospital a visitar a un hermano enfermo para darle ánimo...

Me duele muchísimo que ya no estén sirviendo a Jehová.

Es muy triste que un amigo abandone a Jehová.

Es muy triste.

Estaba a punto de empezar el servicio de tiempo completo, pero todavía me hacía falta un empujoncito.

Mi mamá me crio como Testigo y, aunque no tenía mucho contacto con mi papá, él seguía intentando que yo no progresara en sentido espiritual.

Pero luché por mantenerme en la verdad y me bauticé cuando tenía 11 años.

Creo que sentía que estaba haciendo suficiente por Jehová, y al terminar la enseñanza media superior fui a la universidad.

Tenía que hacer algunos ajustes en la forma en la que elegía mi entretenimiento.

La verdad es que nunca dejamos de aprender.

Me gusta relajarme viendo la televisión, pero tengo que admitir que cada vez es más difícil encontrar algo decente que ver.

No estoy diciendo que vea programas malos, yo nunca haría eso.

Aun así, me pregunto si lo que veo en televisión me está ayudando a mantenerme cerca de Jehová.

En la universidad me trataban de convencer de que, para tener seguridad en la vida, necesitaba cosas materiales, como comprar una casa y conseguir mucho dinero.

Pero ¿a qué precio?

Recuerdo un párrafo que decía que Satanás promueve la idea de que, para tener seguridad en este mundo, hay que ganar mucho dinero.

Pero, tratando de lograrlo, uno puede perder muchas cosas, hasta su amistad con Jehová.

Ese artículo era justo lo que necesitábamos.

Hablaba de los centinelas, que protegían la ciudad y que daban la voz de alarma si veían acercarse un peligro.

Entonces, cuando daban la alarma, se cerraban las puertas para proteger la ciudad.

Y eso es lo que yo tenía que hacer.

Los dos teníamos que hacerlo.

Es verdad.

Y, bueno...

la verdad es que estaba muy claro.

Nuestra lealtad a Jehová es lo primero.

Es más importante que nuestra lealtad a cualquier otra persona.

Recuerdo que un párrafo de La Atalaya decía que las historias hacen mucho más que entretenernos.

En Bana, la ciudad de Camerún donde nací, las madres pasan las tardes con sus hijos contándoles historias.

Y, aunque yo era pequeña, las historias que mi mamá me contaba siguen influyendo en mí hasta el día de hoy.

Así que me dije a mí misma: “Ay, no, espera un momento.

Eso significa que las historias que yo veo en televisión también me afectarán tarde o temprano, y el Diablo lo sabe”.

Por eso decidí dejar de ver varios de los programas que antes veía.

Ahora estoy sirviendo a tiempo completo, y me encanta.

Sé que Jehová me está cuidando mucho, pero no quiero olvidarme de los principios tan sabios que he aprendido en este artículo.

Tengo que seguir protegiendo mi corazón.

Así podré darle lo mejor a mi Padre, Jehová.

No pasa ni un solo día en que no pensemos en nuestros amigos.

Y de verdad que esperamos que ellos vuelvan a Jehová y que así podamos servirle de nuevo juntos hombro a hombro.

También hemos aprendido que tenemos que asegurarnos de que ese “centinela” en nuestro interior haga bien su trabajo, y dé la voz de alarma y cierre las puertas cuando sea necesario.

Nunca dejamos de aprender.

Y, claro, es más fácil decirlo que hacerlo, pero es nuestra responsabilidad.

Tenemos que proteger nuestro corazón.

A todos nos gusta leer La Atalaya y comentar cuando la estudiamos en la reunión.

Pero prestar atención también implica poner en práctica lo que aprendemos.

¿Qué podemos hacer para aprovechar al máximo la enseñanza de Jehová?

Veámoslo en el siguiente programa de adoración matutina, presentado por el hermano Joel Dellinger.

El artículo de La Atalaya en el que se basa el comentario explicaba cómo aprovechar al máximo el poder de la Palabra de Dios al enseñar desde la plataforma.

Pero, sea que estemos enseñando en la congregación o en la familia o a un estudiante de la Biblia, ¿verdad que todos nosotros, tanto hermanos como hermanas, tenemos que prestar constante atención a nuestra enseñanza?

Y sabemos que eso es muy importante porque hay vidas en juego.

Y todos nosotros, jóvenes y mayores, podemos influir en la vida de otras personas.

Así que, si somos maestros hábiles, les damos a otros la oportunidad de conseguir la sabiduría y el discernimiento que ofrece la Palabra de Dios.

Por eso, debemos tomarnos en serio esta responsabilidad y pedirle ayuda a Jehová cuando tengamos que enseñar.

Hace más de 20 años, un anciano muy amable me dio algunos consejos prácticos cuando terminé de dar un discurso.

Y, con una sonrisa, me dijo: “Recuerda que nadie enseña tan bien como Jesús”.

Bueno, nunca olvidaré ese consejo.

¿Por qué me sirvió tanto lo que me dijo ese hermano?

Porque me recordó que, al enseñar, tenemos que seguir el ejemplo de Jesús, el Gran Maestro.

Nunca dejamos de aprender de él.

Y el ejemplo de Jesús nos recuerda que tenemos que ser alumnos humildes y diligentes cuando nos enseña Jehová, el Gran Instructor.

Aunque a veces a todos nos toca ser maestros, ¿verdad que en nuestros programas espirituales la mayor parte del tiempo nos toca ser los alumnos?

Pensemos por un momento en todas las horas que pasamos siendo alumnos, no maestros, cuando vamos a las reuniones y a las asambleas de circuito y regionales.

Y a eso hay que sumarle el tiempo que dedicamos a ver el programa mensual de JW Broadcasting®, a preparar las reuniones y a hacer el estudio personal o en familia.

Y pensemos además en el privilegio que tenemos aquí de disfrutar de la adoración matutina cinco días a la semana.

Normalmente, este programa dura entre 20 y 25 minutos.

Si multiplicamos eso por los cinco días de la semana y después por 52 semanas, podemos calcular que recibimos, como mínimo, 86 horas de instrucción divina todos los años.

Pero, si no tenemos cuidado, podríamos perdernos una parte importante del ánimo, los consejos y la valiosa instrucción que se nos da.

Por eso, en los próximos minutos, vamos a ver algunas cosas que podemos hacer para beneficiarnos al máximo cuando escuchamos los programas espirituales.

Para ver el primer punto, busquemos Esdras 7:10 y analicemos el ejemplo de Esdras.

Esdras 7:10.

Veamos lo que dice: “Esdras había preparado su corazón para consultar la Ley de Jehová, ponerla en práctica y enseñar sus normas y sus decisiones judiciales en Israel”.

Si leemos lo que dice el asterisco que está después de la palabra para, vemos que la expresión “había preparado su corazón” también podría traducirse “había decidido en su corazón”.

¿Qué aprendemos de Esdras?

Ya antes de ponerse a estudiar, tenía la actitud correcta.

Él veía el estudio de la manera adecuada.

Reconocía que era Jehová el que le iba a enseñar por medio de su Ley.

Y, como sigue diciendo el versículo, él se daba cuenta de que primero tenía que poner en práctica en su vida lo que iba a aprender.

Solo entonces estaría en la posición adecuada para poder enseñar a otros.

Así que este versículo destaca lo que explicamos antes, ¿verdad?

Que, aunque a veces nos toca ser maestros, somos siempre y en primer lugar estudiantes de la Palabra de Dios.

¿Cómo podemos imitar a Esdras y preparar el corazón antes de estudiar, antes de escuchar cualquier programa espiritual, sea aquí en Betel o en la congregación, o antes de ver el programa de JW Broadcasting?

Tenemos que preparar nuestro corazón haciendo oraciones específicas a Jehová porque reconocemos que es él el que nos está enseñando.

¿Qué deberíamos pedirle específicamente?

Por ejemplo, debemos pedirle que nos ayude a ser humildes mientras recibimos instrucción bíblica.

Sin importar cuánto tiempo llevemos siendo alumnos de Jehová, necesitamos escuchar, porque no hay ningún ser humano que lo sepa todo, y nunca lo habrá.

Proverbios 1:5 nos recuerda que “el que es sabio escucha y recibe más instrucción”.

Esto nos lleva a otra pregunta: ¿qué pasa si tenemos una actitud un poco negativa al escuchar un discurso, porque tal vez el tema no nos atrae o porque no nos gusta la manera de enseñar del hermano que está presentando el discurso?

¿Qué podemos hacer?

Preparar el corazón.

Debemos pedirle a Jehová que nos ayude a reconocer y a recordar que la instrucción viene de él.

Pidámosle que nos ayude a ser agradecidos.

En una Atalaya del 2002 se dijo algo muy interesante.

El artículo se titulaba “Prestemos más de la acostumbrada atención”, y cito: “Algunos tienden a medir la calidad de las reuniones por las aptitudes docentes de los participantes [...].

Aunque las aptitudes docentes de los participantes son importantes, este no es el único factor que contribuye al éxito de una reunión.

¿No es verdad que lo principal para nosotros no debería ser la habilidad del orador al pronunciar el discurso, sino el interés con que lo escuchamos?”.

El artículo sigue diciendo: “Cuando asistimos a las reuniones y prestamos atención, adoramos a Dios acorde con su voluntad.

En eso estriba el éxito de las reuniones.

Si estamos ansiosos de adquirir el conocimiento de Dios, nos beneficiaremos de ellas sin importar la habilidad de los oradores”.

Qué importante que recordemos esto.

Así que ¿cuál es el primer punto?

Preparemos el corazón, como Esdras, y oremos.

Porque estamos decididos a ser alumnos que siempre acepten y pongan en práctica lo que Jehová nos enseña.

Veamos el segundo punto: esforcémonos por estar atentos.

¿Les ha pasado alguna vez que les cuesta concentrarse durante una reunión?

Tal vez estamos distraídos pensando en otras cosas, quizás en un problema.

O puede que los ruidos o los movimientos de la gente nos distraigan.

Y, si no estamos viendo la adoración matutina en el comedor de Betel, ya sabemos que hay muchas cosas que pueden desconcentrarnos.

¿Verdad que puede pasarnos?

O quizás nos cuesta concentrarnos porque tenemos alguna enfermedad o un problema físico.

Hace poco, una hermana de nuestra congregación nos contó que lleva muchos años sufriendo de migrañas.

Traté de imaginarme cómo me sentiría yo si tuviera una migraña y estuviera escuchando un programa espiritual.

¡Qué difícil concentrarse!

Bueno, en cualquier caso, tenemos que admitir que hay muchas cosas que pueden distraernos.

¿Qué podemos hacer?

Como fijar la vista en algo nos ayuda a concentrarnos en eso que estamos mirando, el libro Benefíciese recomienda lo siguiente: “Fije la mirada en el orador.

Busque los pasajes bíblicos que este cite —incluso los más conocidos— y siga su lectura”.

Y fíjense en esto.

El libro dice: “Resista el impulso de girar la cabeza cada vez que se produzca un ruido o un movimiento.

Si permite que sus ojos lo distraigan, se perderá buena parte de lo que se enseñe desde la plataforma”.

Pensemos también en cómo usamos los dispositivos electrónicos.

¿Les ha llegado alguna vez un mensaje o un correo mientras están usando la Biblia en su dispositivo?

Para que eso no nos ocurra, podemos poner nuestro teléfono o nuestra tablet en un modo que evite las distracciones.

Y, si tenemos un problema o algo nos preocupa, ¿qué podemos hacer en ese caso?

Nuevamente debemos recordar que la enseñanza viene de Jehová, nuestro Gran Instructor y que, mientras nos enseña, podemos sentirlo muy cerca de nosotros.

Leamos lo que dice Salmo 94:19 y recordemos lo que el escritor de este pasaje le dijo a Jehová.

Salmo 94:19.

Dice: “Cuando las preocupaciones me abrumaban, tú [Jehová] me consolabas y me tranquilizabas”.

¡Qué hermosas palabras!

Cuando estamos escuchando un programa espiritual, Jehová puede consolarnos y tranquilizarnos para que podamos concentrarnos en lo que nos está enseñando.

Estos programas son un regalo que él nos da para ayudarnos a mantener una fe fuerte.

Así que, cada vez que nos distraigamos, orémosle a Jehová para que nos ayude a concentrarnos.

Oremos todas las veces que sea necesario.

Entonces, ¿qué aprendimos hoy?

Que, aunque todos somos maestros de vez en cuando, primero y sobre todo somos alumnos de Jesús, el Gran Maestro, y de Jehová, el Gran Instructor.

Si somos humildes y agradecidos como Esdras, prepararemos nuestro corazón antes de escuchar un programa espiritual.

No queremos perdernos absolutamente nada de lo que Jehová nos está enseñando.

Estamos decididos a consultar la Ley de Jehová, para obedecerla y luego enseñarla.

Y, como hay tantas cosas que pueden distraernos, pongámonos como objetivo usar nuestros ojos, nuestra mente y nuestro corazón para concentrarnos en todas las cosas buenas que Jehová nos está enseñando.

Si eres un joven que está a punto de terminar los estudios, o que acaba de hacerlo, tendrás que tomar decisiones que afectarán tu futuro.

¿Qué decisiones pueden ayudarte a alcanzar el premio en la carrera de la vida eterna?

Lo veremos en el siguiente video musical.

♪♪ Sin dudar, sin mirar atrás.

Corre sin descansar y lo lograrás.

Fortalece tu fe y sacia tu sed.

El premio es muy real: vida sin final.

¡Vamos!

Muévete, muévete, corre sin parar.

Y muévete, sí, muévete, que lo vas a lograr.

Y muévete, muévete, sin aflojar el paso y sin bajar los brazos.

Y muévete, sí, muévete.

Mantente fiel, ¡no te dejes desviar!

No detengas tus pies, ¡tienes que aguantar!

¡Vamos!

Muévete, muévete, corre sin parar.

Y muévete, sí, muévete, que lo vas a lograr.

Y muévete, muévete, sin aflojar el paso y sin bajar los brazos.

Y muévete, sí, muévete.

¡Corre sin parar!

El viejo mundo te querrá tentar, concéntrate en la meta y no dejes de avanzar.

¡Vamos!

Muévete, muévete.

Muévete, muévete.

¡Vamos!

Muévete, muévete, corre sin parar.

Y muévete, sí, muévete, que lo vas a lograr.

Y muévete, muévete, sin aflojar el paso y sin bajar los brazos.

Y muévete, sí, muévete.

¡Corre sin parar!

¡Corre sin parar!

Tendrás la vida eterna.

No pares, muévete, muévete.

Sí, muévete, muévete.

¡Corre y ganarás! ♪♪ Muchos tienen la meta de colaborar en proyectos de construcción de nuestra organización.

Hace poco, miles de hermanos dedicaron muchísimo tiempo y energías a construir una nueva sucursal en Gran Bretaña.

¿Les gustaría ver el resultado de su duro trabajo y las bendiciones que recibieron?

Pues veamos el siguiente informe.

¿Cómo te sentirás cuando se termine el proyecto en el que hemos trabajado tanto?

Seguro que encontraremos el momento para reflexionar en las palabras de Filipenses 2:13.

Como dice ahí, Jehová nos llenó de energías y nos dio a todos y cada uno de nosotros “tanto el deseo como las fuerzas para actuar”.

¿Qué efecto ha tenido en tu vida participar en este proyecto?

Todo empezó hace algo más de siete años.

¿Se imaginan lo contentos que se pondrán cuando las autoridades de Chelmsford aprueben la construcción de la nueva sucursal?

Pues adivinen qué...

Ayer en la tarde nos dieron los permisos.

Aunque los edificios son bonitos, la verdad es que son solo eso: edificios.

La parte más bonita de este proyecto han sido las personas.

Incluso los que no eran Testigos se dieron cuenta de que lo que se vivía aquí era algo especial.

Da gusto trabajar en un lugar como este.

Es increíble lo amable que es la gente aquí.

Cuando llegas te quedas impresionado.

Vivimos en una sociedad bastante negativa.

Venir aquí te dibuja una sonrisa en la cara.

Nos sorprendió mucho el éxito que tuvo el centro de visitantes.

No esperábamos que los hermanos y hermanas tuvieran tantas ganas de ver lo que está haciendo la organización de Jehová.

Personas de muchos lugares del mundo vinieron a ver con sus propios ojos todo lo que Jehová está logrando.

Esta es una de las razones por las que estoy estudiando la Biblia y me quiero bautizar.

Cuando vine aquí, todo lo que vi me impactó mucho.

Como Alicia y yo no podemos ver, todos han sido muy considerados y nos han animado mucho.

Sentimos que Jehová está con nosotras y que nos ayuda.

Lo que más me gustó fue ver a las mujeres conduciendo tractores.

Los hermanos fueron muy generosos.

Todos querían participar de alguna manera en el proyecto.

Hasta nos regalaron gorritos para el frío.

Otra cosa muy bonita fue el programa que permitía que los hermanos que quisieran vinieran a trabajar con nosotros un día.

Los esfuerzos y los sacrificios económicos que hicieron nos recordaron el privilegio que tenemos de trabajar para Jehová.

¿Y qué podemos decir de los voluntarios externos que nos ayudaron?

Esto no habría sido lo mismo sin el entusiasmo que todos ellos aportaron al proyecto.

¿Verdad que es muy bonito formar parte de esta maravillosa familia?

Se nos recordó muchas veces que nuestra espiritualidad es lo más importante.

Cada reunión mensual que tenía el equipo parecía mejor que la anterior.

Cuando sales de la zona de confort, entras en la zona de la fe.

No llores porque se terminó...

Sonríe porque sucedió.

¿Y cuál es tu historia?

Todas nuestras historias giran en torno a Jehová.

Él es el que nos llenó de energías...

Él es el que nos dio “tanto el deseo como las fuerzas para actuar”.

Y a él debemos darle las gracias por haber encontrado amigos para toda la vida, por todo lo que hemos aprendido y por habernos ayudado a superar los desafíos.

No olvides cuál es tu historia.

En realidad, esto es solo el comienzo.

En el programa de este mes hemos aprendido qué significa prestar atención a Jehová.

También hemos visto cómo podemos mantenernos centrados en servir a Dios a pesar de las distracciones.

Los ancianos son buenos pastores porque siguen las instrucciones de Jehová.

Tendremos más éxito al predicar si nos concentramos en llegar al corazón de las personas.

Y la canción de este mes les recuerda a los jóvenes que tienen que mantener la vista fija en el premio de la vida.

Antes de terminar, vayamos al suroeste de Japón y visitemos a los hermanos de la congregación Ishigaki.

Su territorio incluye las islas Yaeyama, un archipiélago de 12 islas y más de 360 arrecifes de coral.

Unas aguas verde esmeralda rodean estas exuberantes y frondosas islas.

Como casi no hay contaminación lumínica, este es un lugar ideal para observar el maravilloso cielo que Jehová ha creado.

Predicar aquí es un desafío debido a las enormes distancias que hay entre las islas.

Para llegar a los lugares remotos, los hermanos toman ferris y avionetas.

Eso es bastante costoso, y las condiciones económicas aquí no son fáciles.

Otras formas de transporte son las bicicletas y las carretas tiradas por búfalos.

La predicación pública es una manera muy efectiva de dar testimonio a los muchos turistas que vienen aquí.

Hace poco, en tan solo un año, más de un millón de turistas visitaron las islas.

Las tarjetas de contacto también dan muy buenos resultados.

La congregación Ishigaki tiene 112 publicadores, de los cuales, 35 son precursores regulares.

Dirigen más de 100 cursos bíblicos todos los meses.

El Salón del Reino está en la ciudad de Ishigaki, en la isla principal.

Los discursos que se dan en este Salón del Reino se retransmiten a este pequeño lugar donde se reúnen los siete hermanos que viven en la lejana isla de Iriomote.

Los hermanos colaboran en el mantenimiento del Salón del Reino.

Y les encanta pasar tiempo juntos en este bonito lugar.

Los hermanos de la congregación Ishigaki les envían todo su cariño.

Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.



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