Hermanos de todo el mundo se ofrecen como voluntarios para trabajar en los grupos del Departamento Local de Diseño y Construcción. Aunque trabajar en Salones del Reino es la parte de su labor que la mayoría conocemos, también hacen falta voluntarios para Salones de Asambleas, viviendas para quienes sirven en el campo y labores de socorro.
Necesitamos seguir mejorando nuestros lugares de asamblea en Zambia.
En muchos de esos lugares, los hermanos se sientan en el suelo y no hay nada que los proteja de la lluvia o el sol durante el programa de asamblea.
En el año de servicio 2023, terminamos 10 proyectos relacionados con Salones de Asambleas.
En Nigeria, tenemos 23 Salones de Asambleas.
Y, como se imaginan, los usamos muchísimo.
Pero principalmente tenemos dos problemas: el calor y el ruido de la lluvia cuando llueve muy fuerte.
Y, entonces, ¿qué hicimos?
Pusimos paneles aislantes en el techo.
Eso solucionó los dos problemas.
Es muy bonito ver que ahora nuestros hermanos pueden reunirse en lugares dignos.
Además, con las nuevas piscinas de bautismo, están tranquilos porque no tienen que bautizarse en un río que pueda estar lleno de cocodrilos.
Los programas de construcción, lo que permiten también es formar a los hermanos.
Aprovechamos la reforma del Salón de Asambleas para invitar a hermanos mayores —expertos en sus oficios, con buena salud— para que transmitieran su saber a los hermanos más jóvenes.
Y lo cierto es que hubo un gran aprendizaje y “un intercambio de estímulo”, que luego eso se plasmó también en las congregaciones.
Es verdad que construir Salones del Reino y de Asambleas es una prioridad en el programa, pero las viviendas de quienes sirven en el campo siempre son proyectos muy particulares, porque no son edificios a los que los hermanos van algún día en la semana, sino que allí va a vivir alguien, y a comer y dormir.
Un hermano que vive en una de estas nuevas casas dice que antes tenían que viajar largas distancias a casa de los hermanos que tenían electricidad porque en sus casas de barro no había.
Ahora eso ya no pasa.
Es muy importante que estos superintendentes de circuito y sus esposas, que son tan trabajadores, tengan un lugar adecuado donde vivir, que les permita descansar bien, estudiar y preparar lo necesario para ayudar a las congregaciones.
En los últimos tres años, Nigeria ha sufrido varias inundaciones.
Primero, el Comité de Coordinadores envía ayuda humanitaria, y luego el LDC se asegura de que se hagan los trabajos de reconstrucción que sean necesarios.
Los desastres pueden afectar las instalaciones teocráticas y las casas de los hermanos.
Algunos hermanos no tienen recursos para reconstruir sus casas, por eso el LDC tiene un papel tan importante, porque reúne la información necesaria para decidir qué personas trabajarán en esos proyectos.
Aparte de los desastres naturales, Nigeria también ha sufrido desastres provocados por el hombre.
Ha habido muchos conflictos locales, y muchas veces los hermanos tienen que huir a lugares más seguros.
Y cuando vuelven, por desgracia, a veces encuentran sus casas completamente destruidas o quemadas.
Es en ese momento cuando el LDC —si es seguro— va a ver lo que necesitan los hermanos y los ayuda con la reconstrucción.
Ahora mismo tenemos que reconstruir 25 casas y reparar 18.
Si alguien quiere ayudar con las labores de reconstrucción en el territorio de la sucursal, puede llenar algunas solicitudes.
Podría ser la DC-50 (para ser voluntarios del LDC) o la A-19 (con la que uno se ofrece para colaborar en proyectos teocráticos varias semanas o meses) o incluso la A-8 (para colaborar a tiempo completo con el LDC).
Quizás muchos digan que solamente pueden orar.
Pero, la verdad, es lo mejor que pueden hacer.
Necesitamos que Jehová bendiga todos estos proyectos y necesitamos que bendiga a todos los voluntarios que están trabajando en esas instalaciones teocráticas.
Los proyectos de reconstrucción y renovación que estamos haciendo ahora nos están preparando para el futuro, para la gran reconstrucción y rehabilitación del planeta.
Y ahí todos podremos participar.
Mirando las cosas en retrospectiva, me siento bien, me siento feliz y satisfecho en sentido espiritual.
Veo cómo Jehová está bendiciendo el programa.
Esto me recuerda las palabras del salmista, en el Salmo 127, que decía que, si no es porque Jehová construye la casa, de nada vale el que los demás estén poniendo su esfuerzo.
Así, toda la gloria y la honra sin duda es para nuestro gran Dios, Jehová.