Kenneth Flodin: El yugo de Jesús es fácil de llevar (Mat. 11:29, 30)

Analicemos Mateo 11:29, el versículo completo.

Justo antes, en el versículo 27, Jesús hizo una afirmación muy interesante.

¿Lo tienen?

Mateo 11:27.

Jesús dijo: “Mi Padre me ha entregado todas las cosas.

Nadie conoce realmente al Hijo excepto el Padre.

Y nadie conoce realmente al Padre excepto el Hijo”.

Y luego añade: “Y todo aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.

¡Qué profundo!, ¿verdad?

Una de las razones por las que Jesús vino a la Tierra fue para revelar claramente cómo es Jehová y cómo piensa.

Teniendo eso en cuenta, vamos a leer el versículo 29: “Pónganse bajo mi yugo y aprendan de mí, porque soy apacible y humilde de corazón.

Conmigo encontrarán alivio”.

Y el versículo 30 añade: “Porque mi yugo es fácil de llevar y mi carga pesa poco”.

Todos sabemos lo que significa ser “apacible”.

Pero, ¿y “humilde de corazón”?

La nota de estudio explica que se refiere a una persona que no es orgullosa ni arrogante.

Pero ¿qué podemos aprender si analizamos más de cerca el versículo 29?

Hablemos primero del yugo.

El que ven en pantalla se coloca sobre el cuello.

Y podemos imaginarnos a dos animales bajo el mismo yugo.

El que vemos aquí se coloca sobre la cabeza.

Por la cara que están poniendo estos animales, no parece que estén superentusiasmados por llevar un yugo.

Sin embargo, el yugo les permite tirar de la carga en la misma dirección y trabajar en equipo.

Pero Jesús dijo en el versículo 30: “Mi yugo es fácil de llevar”.

Algunos agricultores forraban el yugo para que fuera más suave.

Pues así es el yugo de Jesús, agradable.

¿Pero vieron que en el versículo él dice “mi yugo”?

¿Eso qué quiere decir? Perspicacia da dos posibilidades.

La primera es que Jesús está bajo un yugo que Jehová ha puesto sobre él.

Y, en ese caso, otras personas pueden ponerse bajo el yugo con Jesús, y él las ayuda.

La segunda posibilidad es que se refiera a que Jesús pone un yugo sobre nosotros.

En ese caso, Jesús estaría animando a sus discípulos a someterse a su autoridad y a su guía. La Atalaya de septiembre de 2019 habla de esas dos posibilidades.

Ahora bien, nuestras publicaciones, por lo general, se han centrado en el yugo que Jesús pone sobre nosotros.

Hablemos un poco más de esa idea.

Los agricultores a menudo entrenaban a los bueyes para que obedecieran órdenes verbales, así podían sujetar el arado y no tenían que estar pendientes de las riendas.

Podemos comparar al Cuerpo Gobernante con la voz de Jesús, que es cabeza de la congregación.

Así que cuando obedecemos de buena gana al esclavo fiel, en realidad nos estamos sometiendo a la autoridad y la guía de Jesús.

Y esto encaja muy bien con lo que dice Mateo 28:18-20.

Como recordarán, Jesús ya tenía mucha autoridad en la Tierra, cuando era un ser humano.

Pero el contexto de Mateo 28:18 indica que Jesús estaba hablando después de haber resucitado, ahora era un espíritu.

Aunque aún no había subido al cielo, es lógico pensar que Jehová se comunicara con él, como lo había hecho otras veces antes de que muriera.

Es probable que hablara con él justo después de resucitar, porque acababa de dar su vida por la humanidad.

Así que ahora, Jesús ya resucitado dice en Mateo 28:18: “Se me ha dado toda la autoridad [toda la autoridad] en el cielo y en la tierra”.

Volvamos a Mateo 11:29.

Dice que, si nos ponemos bajo ese yugo, encontraremos “alivio” (o “descanso”, según la nota).

Eso suena fantástico, ¿verdad?

Descanso, vacaciones, dejar de trabajar.

Pero esa no es la idea.

Con un yugo uno no se imagina unas vacaciones.

Un yugo es para trabajar.

Un agricultor no le pone el yugo a los bueyes para que se vayan a pastar tranquilamente al campo.

Si les pone un yugo es para que trabajen.

Pues bien, Jesús ahora tiene autoridad en el cielo.

Así que el alivio que encuentran los ungidos resucitados no es el de estar flotando en una nubecita tocando el arpa, como dan a entender algunas religiones.

Jesús no cambió cuando subió al cielo, sigue siendo el mismo.

Y él dijo que es apacible.

Así que, aunque su yugo implica trabajo, es un trabajo agradable y refrescante.

Pensemos en lo que sucederá muy pronto.

Traten de imaginar a los ungidos siguiendo a Jesús en Armagedón.

Ellos van a ayudar a desmantelar todo el sistema malvado de Satanás.

Eso es trabajo.

Pero como será bajo la dirección de Jesús, será un trabajo gratificante, emocionante, satisfactorio.

Y para los que estamos en la Tierra, el alivio no significa recostarnos en una hamaca con una bebida bien fría.

Hay trabajo que hacer.

Pero el yugo es suave, es agradable, no nos lastima.

Jesús es apacible.

Ahora volvamos a Mateo 11:29.

¿Vieron que Jesús dice: “Y aprendan de mí”?

¿Por qué incluyó esas palabras?

La oración ya estaba completa sin ellas, pero Jesús quiso añadir “y aprendan de mí”.

¿Por qué es eso importante?

Quizás quiso hacer un contraste.

¿De quién habían aprendido durante toda su vida los discípulos de Jesús?

De los líderes religiosos de su tiempo.

¡Ni su actitud ni su personalidad se parecían en nada a la de Jesús!

Busquemos Mateo, capítulo 23.

Los discípulos de Jesús habían aprendido de los escribas y los fariseos, y se les habían pegado algunos de sus defectos.

Mientras leemos Mateo 23:4, no dejen de pensar en las palabras de Mateo 11:30, ¿recuerdan?

Jesús dijo: “Mi carga pesa poco”.

Pero ¿qué era lo que los discípulos habían aprendido de los líderes religiosos?

Mateo 23:4: “Preparan cargas”, noten lo que dice, “cargas pesadas y las ponen sobre los hombros de la gente”.

Y como dice el versículo 5, todo lo que hacían lo hacían para que la gente los viera.

Les encantaba ocupar los mejores sitios en las cenas y en las sinagogas.

Pero ¿qué les enseñó Jesús?

Versículo 11: “Más bien, que el más grande entre ustedes sirva a los demás”.

¿Recuerdan cuál era un problema recurrente entre los apóstoles?

A menudo discutían sobre cuál de ellos era el más importante.

Probablemente, aprendieron eso del mal ejemplo de los líderes religiosos.

Así que tiene sentido que en el texto de hoy Jesús les pidiera “aprendan de mí”, como si dijera: “Yo soy diferente; soy apacible y humilde de corazón”.

Aunque está claro que el yugo de Jesús incluye la obra de hacer discípulos, tenemos que aprender de él en todos los aspectos de nuestra vida cristiana. 1 Pedro 2:21.

Allí dice que nos puso el ejemplo para que siguiéramos sus pasos.

Por el contexto, sabemos que este versículo no habla de la predicación, sino del aguante y nuestra relación con otros.

Por ejemplo, 1 Pedro 3:1: “Del mismo modo, esposas, estén en sujeción a sus esposos”.

Y el versículo 7 dice que los esposos tienen que tratar bien a sus esposas.

Y el versículo 8 se dirige a todos nosotros y nos dice cómo tratarnos unos a otros.

Menciona cuatro hermosas cualidades de Jesucristo que debemos demostrar.

Es verdad que, por la imperfección y los malentendidos, todos cometemos errores.

Pero no nos rindamos.

Aprendamos de Jesús.

Imitémoslo.

Seamos apacibles y humildes de corazón.