¡Hola!
Muchas gracias por estar con nosotros.
¿Quieren saber qué nos espera en este programa de Broadcasting?
Pues hoy vamos a conocer a dos jóvenes que decidieron seguir las normas morales de Dios en su vida, aunque muchos los presionaron para que no lo hicieran.
También disfrutaremos de un nuevo video musical que muestra el amor y la unidad que hay entre los siervos de Dios.
Y por último conoceremos a un hermano que aprendió que la clave para ser feliz es poner a Jehová en primer lugar en la vida.
Bienvenidos a JW Broadcasting®.
Este es el programa de julio de 2023.
La noche antes de morir, Jesús le hace una oración a su Padre y le pide que proteja a sus discípulos.
Repasemos lo que dijo en Juan 17:15-17.
Leámoslo juntos.
Dice así: Jesús sabía que Jehová podía protegerlos mediante el poder de la verdad, y eso se ve claramente en la petición que hace en el versículo 17: Cuando aceptamos la verdad y dedicamos nuestra vida a Jehová, en cierto sentido somos santificados, pues se nos separa del mundo de Satanás.
Ya no encajamos en este mundo malvado.
No somos como los demás, porque nuestros valores han cambiado.
Ahora nos guiamos por la verdad que hallamos en la Biblia y, gracias a eso, podemos dar honra a Jehová, le damos sentido a nuestra vida y somos más felices.
Teniendo eso en cuenta, ¿qué sentimos por todas esas verdades que a lo largo de los años hemos aprendido?
Seguro que les tenemos mucho cariño, igual que el salmista que escribió las siguientes palabras.
Salmo 119:140.
Él dice: [o literalmente: “plenamente refinadas por fuego”], Es así como nos sentimos por la verdad.
¡La amamos!
Ya quisiéramos que todas las personas respondieran favorablemente a la verdad y llegaran a amarla.
Pero la triste realidad es que la mayoría de la gente la rechaza.
Hay muchas personas que piensan que la verdad, sencillamente, no existe.
En la antigüedad, hubo filósofos que basaban sus enseñanzas en la idea de que había que dudar de todo.
Y los filósofos de hoy, que están tan orgullosos de su inteligencia, lo cuestionan todo y les encanta discutir, pero en ningún momento toman en cuenta a Dios ni lo que él piensa.
Al dejar fuera a Jehová, los filósofos se pierden en un mar de ideas y teorías que, aunque entretienen a la mente e inflan el ego, jamás los llevan a la verdad.
Si es cierto que la verdad no existe, ¿por qué dijo Jesucristo lo que se menciona en Juan 8:31, 32?
Hemos conocido la verdad y por eso somos libres.
Y, si no hay verdad, ¿por qué dijo Pablo en 1 Timoteo 2:4 que “[la voluntad de Dios] es que toda clase de personas se salven y lleguen a tener un conocimiento exacto de la verdad”?
¿Y por qué aparece la palabra verdad más de cien veces en las Escrituras Griegas Cristianas?
Jesús no solo dejó claro que la verdad es algo que existe, también mostró que es esencial que la encontremos para que Dios pueda aceptar nuestra adoración.
Cuando una samaritana le preguntó cuál era la forma correcta de adorar a Jehová —si como lo habían hecho siempre los judíos en Jerusalén o como lo hacían los samaritanos en el monte Guerizim—, Jesús no le respondió con un simple: “La verdad no existe.
No tienes que preocuparte por eso.
Tienes libertad para creer en lo que quieras”.
No, Jesús nunca dijo que la verdad es algo relativo y que depende de la manera en que uno vea las cosas.
Eso es absurdo, y no nos sirve para nada pensar de esa manera.
Al contrario, cuando habló con la samaritana, Jesús le habló específicamente de la verdad, del espíritu santo y de la adoración pura.
En Juan 4:23, 24 dice: Lo que Jesús quiso decir era que, al adorar a Jehová, tenemos que dejarnos llevar por su espíritu.
En realidad, no hacen falta templos o imágenes u otros objetos para adorar a Jehová como él quiere.
Y esa verdad de la que habló Jesús es un conocimiento exacto de la Palabra de Dios.
Porque tener fe en Dios no es simplemente creer que él existe, que es real.
También implica aceptar su Palabra, la Biblia, llegar a comprenderla plenamente y demostrar que confiamos en ella siguiendo su guía.
Los verdaderos cristianos vemos la Biblia como el mensaje inspirado por Dios, útil para enseñar y para educar al ser humano.
En Salmo 119:160 dice acerca de Jehová: Cuando Jesús estuvo ante Poncio Pilato y le dijo que había venido al mundo para dar testimonio de la verdad, Pilato le contestó: “¿Qué es la verdad?”.
Al parecer, Pilato era un poco escéptico; quizás él pensaba que la verdad no existía.
Pero ¿de qué verdad le hablaba Jesús?
De la verdad del Reino y del papel que él cumpliría como Rey.
Ese era precisamente el tema, la base, del mensaje que Jesús predicó en la Tierra.
Por eso fue que, cuando Pilato le preguntó si él era rey, Jesús le contestó: “Tú mismo lo estás diciendo”.
Es decir, “Sí, claro que lo soy”.
Pero le aclaró que su Reino no era “parte de este mundo”.
Este Reino celestial santificará el nombre de Jehová, vindicará su soberanía y hará posible que vivamos felices eternamente.
Esa es la verdad, una verdad fundamental para los auténticos cristianos.
El papel que tiene Jesús en el cumplimiento de las promesas de Jehová es clave.
De hecho, todas las profecías se hacen realidad gracias a él, a Jesús.
Por eso pudo decir lo que se registra en Juan 14:6: 2 Corintios 1:20 también dice: ¿Para qué usó Jesús la palabra amén?
La usaba para confirmar que una declaración era verdad.
Pero Jesús lo hacía de una manera un poco diferente.
Cuando nosotros decimos “amén”, lo hacemos al final de una oración para decir que estamos de acuerdo.
Pero Jesús, en vez de usarla al final de una oración a Dios o de una declaración, decía la palabra amén para introducir las verdades que iba a decir.
A veces hasta repetía la palabra dos veces: “Amén, amén”, y continuaba con su declaración.
Eso sería como decir: “De verdad les aseguro que”...
Así, al usar esta expresión, les aseguraba a sus oyentes que lo que decía era absolutamente cierto.
Jesús podía hablar con esa convicción porque él tenía la autoridad de hacer que todas las promesas de Dios fueran una realidad.
Estas emocionantes verdades acerca del Reino de Dios y de su gobernante, Jesucristo, no son solo información.
Influyen en nuestra vida.
Dichas verdades nos impulsan a actuar: dejamos que guíen nuestros pasos y las compartimos con otros.
Es más, los cristianos del siglo primero a veces usaban la expresión “el camino de la verdad” —o, sencillamente, “la verdad”— para referirse a su estilo de vida como seguidores de Cristo.
Acompáñenme a leer 3 Juan 4.
Dice así: ¿Y no es así como se sienten los padres que tienen hijos que están sirviendo fielmente a Jehová?
¡No hay duda!
No obstante, no todos los jóvenes que crecen en la verdad permanecen en ese camino.
Y lo mismo les ocurre a muchos que han estudiado la Biblia.
¿Será que ya no hay esperanza para ellos?
No, eso no es así.
Todavía están a tiempo de hacer algo y demostrarle a Jehová que lo aman a él y que también aman la verdad.
Tienen que recordar que el fin está cerca.
Sabemos que es algo real, y será pronto.
Por eso, los animamos a pensar seriamente en la relación que tienen con Dios, porque él de verdad los ama y quiere que vivan para siempre.
Así que esperamos que todas estas personas hagan lo necesario para volver a Jehová antes de que sea demasiado tarde.
La Biblia lo dice claro: es indispensable que amemos la verdad para obtener salvación.
Esta es la idea que Pablo quiere transmitir en 2 Tesalonicenses 2:10.
Ahí dice, en parte, que quienes sean destruidos morirán Siempre le rogamos a Jehová que las personas de buen corazón que hay por todo el mundo acepten su invitación de acercarse a él y amen la verdad.
Este mundo llegará repentinamente a su fin en la batalla de Armagedón.
Para poder sobrevivir, tenemos que conocer bien a Jehová y vivir en armonía con lo que dice su Palabra, la cual contiene las enseñanzas de Jesucristo.
Por eso, hemos anunciado por toda la Tierra que Jesús ya reina en los cielos.
De hecho, la Biblia predijo que en los últimos días les anunciaríamos a “todas las naciones” estas buenas noticias del Reino, y que entonces llegaría el fin.
Y no nos referimos al fin del planeta Tierra, porque otra de las verdades fundamentales que enseñamos es que “la tierra permanecerá para siempre”, como dice Eclesiastés 1:4.
Estas enseñanzas que predicamos son la pura verdad, y las amamos.
Conocer la verdad nos libera de las supersticiones, las mentiras y las falsas ilusiones.
Y vivir la verdad nos fortalece para aguantar pruebas difíciles.
Lo que nos ha enseñado Jehová es tan confiable, tan sólido, una verdad que nos da tanta esperanza, que nos motiva a estar firmes ante cualquier prueba.
Vemos un ejemplo de esto en los hermanos que viven en países donde son maltratados y perseguidos.
Ellos aguantan y lo hacen con alegría.
Quien piensa que la verdad no existe o que puede creer lo que quiera se pierde la oportunidad de emprender una búsqueda emocionante y con grandes recompensas.
Quien encuentra la verdad encuentra esperanza; quien la conoce y la ama conoce y ama al Creador del universo y a su Hijo unigénito, y quien vive la verdad tendrá paz mental y una vida con sentido, ahora y para siempre.
No hay ninguna duda, cuando vivimos la verdad, se ve claramente que somos muy diferentes a los demás.
Eso no es fácil para nadie.
Pero para los adolescentes, es especialmente difícil.
Queridos jóvenes, sabemos que su fe se pone a prueba todos los días.
Sus compañeros no entienden por qué creen en Dios.
Desprecian las enseñanzas de la Biblia y se burlan de su forma de vivir.
Si quieren tener una fe fuerte, no basta con que solo crean en lo que les han enseñado.
Deben tener buenas razones para creer en lo que creen.
Por eso nos alegra presentarles una nueva serie de videos pensada para ustedes que se titula Razones para tener fe. En cada video, algunos jóvenes como ustedes nos explicarán por qué tienen fe y qué hacen para mantenerla fuerte Recuerdo que en ese tiempo se me hizo muy difícil porque mis compañeros se burlaban de mí.
Siempre me decían que era una santurrona y otras cosas así porque no iba a discotecas, no decía malas palabras ni fumaba.
Me insultaban, trataban de provocarme...
Era insoportable.
El viaje en bus a la escuela duraba una hora, y yo solo quería que el bus me llevara de vuelta a mi casa.
Iba todo el rato nerviosa pensando en lo que me podía pasar, en las cosas horribles que me iban a decir.
La verdad es que a veces me sentía muy sola.
En la escuela había un ambiente inmoral y había muchas tentaciones.
Por ejemplo, las chicas iban a clase con minifalda.
A veces me llegaban al teléfono mensajes de personas que ni siquiera conocía.
Me enviaban fotos, números de teléfono, o me invitaban a fiestas.
Y hubiera sido muy fácil aceptar, así que la verdad es que había muchas oportunidades de hacer algo inmoral.
A veces, cuando mis compañeros hablaban de lo que habían hecho el fin de semana o por la noche, sentía que me estaba perdiendo algo.
Hablaban de todo lo que habían bebido, de las nuevas drogas que habían probado o de las chicas con las que se habían acostado.
Y, bueno, empecé a sentir curiosidad.
En la adoración en familia con mis papás, estudiamos el ejemplo de Daniel.
Él estaba lejos de su familia, rodeado de personas que no servían a Jehová, pero pudo mantenerse leal, y yo quería hacer lo mismo.
Para fortalecer mi fe, empecé a leer la Biblia.
Como iba en metro a la escuela, aprovechaba ese tiempo y leía algunos versículos.
Luego pensaba en lo que había leído.
A lo largo del día, le oraba muchas veces a Jehová.
Era como si estuviera hablando con él todo el rato.
Eso hizo que sintiera que Jehová me había puesto en una especie de burbuja, y allí adentro me sentía protegido de las malas influencias.
También comencé a orarle más a Jehová, y eso hizo que me sintiera más cerca de él.
Era un poco como lo que dice Salmo 63:7, que Jehová nos protege bajo sus inmensas alas.
Así era justo como me sentía yo.
La oración me ayudó a resistir todas las tentaciones.
Cuando me fijé en la vida que llevaban mis compañeros, me di cuenta de que tenían muchos problemas por culpa de sus malas decisiones.
Me esfuerzo mucho por obedecer las normas morales de Jehová y tengo superclaro que son buenas para mí porque, por lo que he visto en la escuela, a la gente le va mal y se mete en muchos problemas cuando sigue sus propias normas en vez de las de Jehová.
A algunos incluso los han arrestado o han tenido problemas de salud por culpa de las cosas que hacen, por culpa del estilo de vida que llevan.
Una chica de mi escuela hizo algo inmoral con un chico.
Todo el mundo se enteró y empezaron a hablar de eso.
Al final la chica dejó de venir a la escuela y comenzó a tener pensamientos suicidas.
Entendí que Jehová nos pone normas, nos da principios, porque quiere protegernos.
Y sé que, si hubiera desobedecido sus normas, aunque hubiera sido solo una vez, tarde o temprano lo habría lamentado, y para mí sentirse culpable es lo peor.
Estoy cien por ciento seguro de que Jehová me ha dado estas normas y principios por mi propio bien, para que pueda mantenerme moralmente limpio.
Jehová también me ha ayudado a tener una actitud positiva.
Por ejemplo, me ayudó a ver a mis compañeros como posibles Testigos.
Gracias a eso pude hablar de la Biblia con ellos.
Estoy convencida de que las normas de Dios son buenas para mí.
De verdad que ser testigo de Jehová es la mejor vida que hay.
en un mundo en el que hay poco o ningún respeto por la Palabra de Dios.
¿Qué les dio a Clara y a Hugo el valor que necesitaban para obedecer a Dios y aguantar la presión que, como Clara dijo, “a veces era insoportable”?
Ya los escucharon.
Están completamente convencidos de que las normas de Jehová son buenas para ellos.
¿Estás de acuerdo con ellos?
¿Por qué no sigues su consejo e investigas a fondo la Palabra de Dios para fortalecer tu confianza en ella?
Además, pídele a Jehová que te ayude en esos momentos en los que estás bajo mucha presión.
La fe verdadera tiene el poder de mejorar la vida de una persona de maneras que jamás se habría imaginado antes de conocer la verdad.
Veamos el ejemplo de Jason Worilds.
Él aprendió que lo que el mundo ofrece no es nada en comparación con lo que Jehová nos da a manos llenas.
Última hora: Jason Worilds, el defensa de los Steelers, deja el fútbol profesional y la NFL en la cumbre de su carrera.
Worilds lleva cinco temporadas con los Steelers y ha sido titular en los últimos 16 partidos.
Va a dejar de ganar millones de dólares.
¿Y a qué va a dedicar su vida a partir de ahora?
Ni idea, pero espero que sea algo que valga la pena.
Me llamo Jason Worilds y soy testigo de Jehová.
Mi madre es una mujer maravillosa.
Conoció a los Testigos cuando tenía unos 20 años y, después de 6 meses de estudiar la Biblia con ellos, se bautizó.
Ella nos enseñó la verdad cuando éramos pequeños, pero yo no me di cuenta del valor de lo que tenía.
No veía lo real que era.
Hay que ponerse metas espirituales.
Si no lo haces, alguien se va a encargar de ponerte metas de otro tipo.
Eso fue precisamente lo que me pasó a mí.
Comencé a jugar fútbol más o menos a los 14 años.
Jugaba tan bien que un día uno de mis entrenadores me dijo que podía recibir una beca para ir a la universidad.
Me esforcé mucho para ser un buen jugador y poco a poco le fui dedicando más y más tiempo.
Estudié la Biblia durante varios años, pero en el momento en el que empecé a progresar comenzaron a llegarme ofertas de la NFL.
Pues... me dediqué con toda el alma a eso.
Digo al fútbol, claro.
Al final hice del fútbol mi carrera en la vida.
Mi sueño se cumplió cuando un equipo de fútbol profesional me contrató.
El primer año fue un caos y, durante el segundo, llegué a un punto en el que sentí que a mi vida le faltaba estabilidad.
Las cosas que estaba consiguiendo no me llenaban.
La verdad es que me sentía hueco, me sentía como si estuviera vacío por dentro.
Veía que quienes tenían más dinero y más éxito no eran felices.
Esa fue una de las cosas que me hizo pensar y me dije: “Tiene que haber algo más.
Tiene que haberlo, porque justo estoy en el sitio en el que siempre había querido estar, pero aquí lo único que hay es más estrés, más ansiedad y más problemas”.
Me di cuenta de que aquella vida no me daría felicidad.
Y eso fue lo que me impulsó a querer analizar lo que enseña la Biblia.
Entonces le pedí un curso de la Biblia a un hermano de Pittsburgh, que era donde yo vivía.
Por un tiempo pensé: “Oye, pues quizás puedo hacer las dos cosas.
Tengo mi trabajo, que me gusta, y también tengo a Jehová”.
Cuando eres defensa en un equipo hay cosas que sueñas con hacer.
Una vez, en un partido, me surgió la oportunidad de hacer algo así, pero cuando llegó el momento me aguanté y no lo hice, aunque hubiera sido una jugada buenísima.
Me contuve.
Ahí noté que yo ya no era el de antes.
Esa noche me puse a pensar y me dije: “Este ambiente no me va a ayudar para nada a progresar en sentido espiritual.
Tengo que hacer cambios”.
En ese momento se me abrieron los ojos, y pensé: “¿Para qué?
Yo no necesito esto”.
La verdad es que me encantaba jugar fútbol.
Pero no era feliz.
Me retiré en un momento crucial de mi carrera profesional.
Me habían puesto ofertas impresionantes sobre la mesa.
Eran millones de dólares, pero eso ya no me interesaba.
Cuando rechacé la propuesta, me ofrecieron más dinero.
Pero eso no era lo que yo quería.
Yo quería hacer mía la verdad y emprender el servicio de tiempo completo.
Me bauticé el 13 de septiembre del 2015.
Y fue un día muy especial porque llegué a formar parte de la familia espiritual de Jehová.
Ahora soy un mejor amigo, un mejor hermano, un mejor hijo… Cuando sirves a Jehová, siempre ganas.
La alegría que siento y lo mucho que disfruto en la predicación es porque ahora tengo la oportunidad de ayudar a las personas a cambiar su vida, ayudarlas a que sean mejores personas, a que tengan un propósito y que puedan llegar a tener la misma relación estrecha con Jehová que tengo yo.
No hay nada mejor.
Esa es la verdad.
Cuanto más centramos nuestra vida en Jehová, más felices vamos a ser.
Por eso es que yo soy feliz.
Como dijo el hermano Worilds: “Cuanto más centramos nuestra vida en Jehová, más felices vamos a ser”.
Muchos quizás crean que él renunció a demasiadas cosas —la fama, el dinero y la admiración de los demás—, pero, en realidad, él descubrió lo que es realmente valioso: las buenas noticias de la verdad.
Con razón decidió que el centro de su vida fuera servir a Dios.
¡Y qué alegría nos da que Jason sea miembro de la familia Betel de Estados Unidos desde el año 2017!
Nuestro amor a la verdad no solo nos motiva a obedecer las normas de Dios, sino también a compartir la verdad con otros.
Cuando encuentra a alguien en la predicación que le escucha, ¿tiene muchas ganas de volver a visitarlo?
¿O la idea de hacer revisitas lo pone un poquito nervioso?
Si quiere tener más éxito haciendo revisitas, preste mucha atención al siguiente video de la serie “El hierro afila el hierro”.
Hola, soy Marcelo, y esto es “El hierro afila el hierro”.
Bueno, tuvimos una muy buena primera conversación con alguien, pudimos leer un texto de la Biblia, la conversación fue muy agradable y hasta pudimos dejar una pregunta pendiente.
Pero ahora tenemos que hacer lo que a algunos de nosotros nos da mucho miedo: la revisita.
¿Pero por qué a algunos nos cuesta hacer revisitas?
Bueno, quizás nos ponemos nerviosos porque pensamos: “Intenté volver pronto, pero la persona no estaba en casa.
¿Y si ahora ya no se acuerda de mí?
¿Y si ya no tiene interés?
¿Y si me hace una pregunta que no sé responder?”.
Es normal que nos preocupemos por estas cosas, pero no nos olvidemos de algo: nuestro objetivo en este momento es simplemente seguir con la primera conversación.
Es mejor concentrarnos en lo que ya sabemos: que esta persona mostró interés.
Recordar esto puede que nos ayude a estar más tranquilos.
Pero veamos ahora tres sugerencias que nos ayudarán a tener más posibilidades de hacer buenas revisitas.
Primer paso: sea amigable.
Relájese.
Eso lo ayudará a ser simpático y amable cuando salude a la persona.
Es normal que algunos de nosotros nos pongamos un poco nerviosos cuando hablamos con alguien a quien no conocemos mucho.
Pero, si vamos bien preparados, ahora podemos respirar hondo, centrarnos en la importancia de nuestro mensaje y sonreír.
Cuando estamos tranquilos y sonreímos es más fácil que la persona responda igual.
Soy Laura.
La última vez que vine, hablamos sobre quién es el que controla el mundo.
Sí, me acuerdo.
Me enseñaste que es el Diablo, ¿no?
Eso, muy bien.
Si tienes unos minutitos, me gustaría responderte a la pregunta que te dije la última vez: ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
¿Vieron que la publicadora no hizo preguntas incómodas?
Ella misma le recordó a la persona su nombre y también el tema del que habían hablado la primera vez.
Ahora la publicadora puede seguir la conversación justo donde la dejó.
¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
Ahora no tengo mucho tiempo, pero la verdad es que tengo una pregunta.
¿Te importa si te la hago?
Ahí está.
Ha llegado uno de los momentos más temidos.
Nos habíamos preparado para seguir la conversación, y ahora la persona nos hace una pregunta que no esperábamos.
Bueno, fíjense ahora en algo que podemos hacer si queremos tener tiempo para preparar una buena respuesta.
Es que quería saber si la Biblia dice algo sobre el matrimonio gay.
Pues mira, esa es una muy buena pregunta.
Y sí, bueno, podría decirse que la Biblia habla de eso.
Pero, ¿qué tal si te respondo la otra pregunta primero?
Así puedo buscar información y encontrar textos de la Biblia que me permitan responder de la mejor manera tu pregunta la próxima vez.
¿Qué te parece?
Sí, está bien.
¿Vieron qué respuesta tan sincera dio nuestra hermana?
Preguntemos si podemos terminar de hablar del primer tema, y así volver otro día con una respuesta bien preparada para la nueva pregunta.
A la mayoría de la gente le parecerá buena idea.
Pero, claro, si la pregunta no es muy difícil y si nos sentimos cómodos respondiendo en ese momento, hagámoslo.
Podemos adaptarnos.
La idea es tratar de seguir con la conversación, pero si hace falta podemos ser flexibles.
Y esta es la última sugerencia: deje a la persona con ganas de saber más.
No se quede mucho rato y deje a la persona queriendo saber más.
Y ¿cómo podemos hacer eso?
Dejemos una pregunta pendiente para la siguiente visita.
¡Qué interesante!
Ya vimos por qué Dios permite el sufrimiento, pero entonces surge otra pregunta: ¿Cuándo va a acabar con él?
Es una buena pregunta.
Pero, como te dije que iba a ser breve, ¿qué tal si vuelvo el sábado?
Ahí podemos responder esta pregunta y también la que me hiciste tú.
Sí, me parece bien.
¡Ahí los tienen!
Tres pasos sencillos que nos ayudarán a sentirnos más cómodos y que nos ayudarán también a hacer buenas revisitas: sea amigable con la persona, continúe con la conversación y déjela con ganas de saber más.
Estas sugerencias me han ayudado mucho, y por eso quería compartirlas con ustedes, porque, como saben, “el hierro afila el hierro”.
¿Qué les parece?
¿Creen que los consejos del hermano Coelho los ayudarán a ponerse menos nerviosos cuando hagan revisitas?
Esperamos que sí, porque no nos gustaría que nada les impidiera volver a visitar a los que han mostrado interés.
Jehová sabe que necesitan conocimiento exacto, y nos ha preparado a nosotros para dárselo.
Nuestro amor por la verdad también nos impulsa a ayudar a nuestros hermanos cristianos.
A veces necesitan que les aconsejemos sobre algo que deben cambiar.
¿Cómo deberíamos hacerlo?
El hermano Splane nos da algunas sugerencias muy prácticas en el siguiente discurso que presentó en la adoración matutina.
La verdad es que a la Biblia le podemos sacar mucho jugo, y un ejemplo de esto es lo que aprendemos en Gálatas 6:1.
Así que búsquenlo conmigo.
Primero lo vamos a leer completo.
Y luego analizaremos este versículo frase por frase, idea por idea.
Ya verán, lo vamos a exprimir.
Aquí, en Gálatas 6:1, Pablo escribe: “Hermanos, aun si un hombre da un paso en falso sin darse cuenta, ustedes, los que tienen las debidas cualidades espirituales, traten de corregir al hombre con espíritu apacible.
Pero que cada uno se vigile a sí mismo para que no sea tentado también”.
La primera palabra que aparece es “hermanos”.
Y, como podemos ver, está en plural.
Esto es interesante.
Lo retomaremos más tarde, no se preocupen.
Ahora Pablo dice: “Aun si un hombre da un paso en falso”… ¿Cuál es la comparación aquí?
¿En qué está pensando el apóstol Pablo?
En andar.
Él se está imaginando a un hombre que va andando por un camino y, de repente, el pobre hombre “da un paso en falso”.
Bueno, pensándolo bien, esta no es la primera vez que Pablo habla de andar en la carta que escribió a los gálatas.
Vamos a echar un vistazo rápido al capítulo 5.
Versículo 16: “Les digo esto: sigan andando de acuerdo con el espíritu y así no harán realidad ningún deseo de la carne”.
Ahora el 18.
Dice: “Es más, si el espíritu los guía, no están bajo la ley”.
Y luego también en el 25: “Si vivimos de acuerdo con el espíritu, también sigamos andando correctamente [literalmente, en línea recta] de acuerdo con el espíritu”.
Y ahora vuelve a hablar de andar: “Hermanos, aun si un hombre da un paso en falso”.
Aquí Pablo está describiendo a un cristiano que va caminando en línea recta cuando, de repente, tropieza, da un paso en falso.
Una pregunta: ¿dar un paso en falso es tan grave?
¿Recuerdan cuando caminábamos por Brooklyn, por aquellas aceras que podían ser tan desiguales?
A veces, al bajar de la acera, si no teníamos cuidado, dábamos un paso en falso y se nos torcía algo.
Esto nos muestra que dar un paso en falso puede tener consecuencias graves.
¿Y qué piensas tú, joven, que juegas al baloncesto?
¿Verdad que, si das un paso en falso mientras estás jugando un partido en la cancha, puedes terminar con muletas durante un par de semanas?
Así que no hay duda de que dar un paso en falso puede ser algo muy serio.
Y, de hecho, la palabra griega que se traduce “dar un paso en falso” puede tener varios significados.
Puede referirse, por ejemplo, a un pequeño error, pero también puede referirse a algo más serio, a un pecado mucho más grave.
Y se darán cuenta de que, en el comentario, las palabras de Gálatas 6:1 se aplican a un pecado grave.
Tengamos esto en cuenta mientras analizamos el versículo.
Continuemos.
“Un hombre da un paso en falso [y noten] sin darse cuenta”.
¿Por qué dice eso?
Bueno, la expresión griega que se utiliza aquí ya transmite la idea de hacerlo sin querer.
Es decir, el hombre no salió de su casa con el propósito de pecar.
Fue algo que no había planeado; lo tomó por sorpresa.
Quizás empezó a juntarse con quien no debía y al final terminó metiendo la pata.
Terminó haciendo algo que no tenía pensado hacer.
Fue sin querer.
Pero eso no significa que no haya sido grave, simplemente quiere decir que no fue algo a propósito.
OK.
Ahora la ayuda viene en camino: “Ustedes, los que tienen las debidas cualidades espirituales”… Seguro que los gálatas ya sabían a lo que se refería Pablo, porque en el capítulo 5, los versículos 22 y 23, él menciona los aspectos del “fruto del espíritu”.
Así que tenían que saber cuáles eran esas cualidades espirituales.
¿Y qué aprendemos?
Como destacó el hermano Devine en su comentario, si tenemos que dar un consejo, tenemos que dejarnos guiar por el espíritu santo, no por la frustración ni tampoco por la rabia.
No hay que saltar a dar un consejo porque algo nos ha hecho enojar.
Es el espíritu santo el que nos debe impulsar a dar ese consejo.
La siguiente palabra es interesante.
“Los que tienen las debidas cualidades espirituales, traten”.
“Traten”.
Esta palabra no la van a encontrar en muchas otras traducciones de la Biblia.
Creo que en inglés solo aparece en una más.
El resto sigue el modelo de la versión del rey Jacobo, que dice algo así como: “Los que son espirituales, corrijan al hombre”.
Es decir, háganlo.
Se puede traducir así, pero también puede ser: “Traten de corregirlo”.
Y los traductores tienen que tomar una decisión.
El primer comité a cargo de la Traducción del Nuevo Mundo decidió poner “traten”.
Ellos sabían que, por más que uno trate de corregir a una persona, el resultado va a depender de ella misma.
¿Aceptará esa persona la corrección?
Puede que sí la acepte o puede que no.
Y, como los testigos de Jehová quizás tenemos más experiencia dando consejos a las personas, el comité se dio cuenta de ese detalle y por eso tradujo así esta idea que aparece aquí en Gálatas 6:1.
Entonces, tenemos un hombre caminando que, de repente, da un paso en falso.
¿Y qué pasa cuando uno da un paso en falso?
Tal vez nos disloquemos un hueso.
Y eso nos lleva a la palabra de la nota.
Junto a “corregir”, la nota dice: “O ‘reajustar’ ”.
Quizás ya saben que la palabra griega era un término médico y se refería a colocar un hueso en su lugar.
Así que encajaba muy bien con la comparación.
Vas caminando, das un paso en falso, te dislocas un hueso y ahora ese hueso tiene que ser reajustado, es decir, hay que volver a ponerlo en su lugar.
Ahora seguimos con algo que también destacó el hermano Devine: “Con espíritu apacible”.
Y esto es importante.
A veces los ancianos tienen que aconsejar a alguien que hizo algo que a ellos les parece horrendo, o quizás algo que los haga sentirse indignados.
Y puede que incluso le quieran decir a la persona unas cuantas cosas, pero no lo hacen.
Le piden a Jehová espíritu santo.
¿Y cuál es un aspecto del fruto del espíritu?
La apacibilidad.
Así que necesitan que Jehová les dé un espíritu apacible.
Al fin y al cabo, si la persona ha hecho algo así de malo, se sentirá muy avergonzada, y le habrá hecho falta muchísimo valor tan solo para ir a contarles lo que hizo a los ancianos.
Por eso hay que tratarla con bondad.
Así que dice: “Con espíritu apacible”.
Y sigue diciendo: “Pero que cada uno se vigile a sí mismo”.
¿“Cada uno”?
Un segundo.
¿Y por qué “cada uno”?
¿No empezamos leyendo el versículo 1 con la palabra “hermanos”?
Ahí les hablaba a todos.
Pero, ahora, Pablo aquí le habla individualmente a quien tiene que dar consejos y le advierte claramente que tiene que vigilarse “a sí mismo”.
Por eso es muy importante que nos examinemos.
Estoy seguro de que muchos nos hemos sentido identificados con el comentario que se hizo antes.
Los que llevamos muchos años dando consejos tal vez sintamos cierto grado de arrepentimiento por haber dicho algo alguna vez de forma poco amable o poco cariñosa.
De ahí la necesidad, hermanos, de que todos de vez en cuando nos hagamos un autoexamen.
Preguntémonos cómo hacemos sentir a los demás cuando les damos un consejo.
Cuando dice “cada uno”, Pablo nos está hablando individualmente a los que somos ancianos.
Pablo te está hablando a ti, anciano.
Pablo me está hablando a mí.
Y nos dice: “Vigílate a ti mismo.
Ten cuidado con la forma en la que estás dando los consejos”.
Última frase: “Para que no sea tentado también”.
¿A qué se refería Pablo?
¿Quería decir que, si escuchamos todos los detalles de lo que hizo el hermano, nosotros vamos a querer hacer lo mismo?
No, lo que nos está queriendo decir es que todos nosotros somos imperfectos.
Nos dice: “Que no se te suban los humos a la cabeza.
No te creas que eres mejor que los demás.
Recuerda que tú también eres imperfecto.
Quizás algún día seas tú el que tenga que sentarse en esa silla para recibir un consejo”.
Y, si llega ese día, ¿cómo te gustaría que te trataran?
Con un espíritu apacible, ¿verdad?
Recordar nuestros propios defectos nos ayudará a hablar con un tono más suave.
Le hablaremos al hermano con un espíritu apacible.
Volvamos a leer Gálatas 6:1: “Hermanos, aun si un hombre da un paso en falso sin darse cuenta, ustedes, los que tienen las debidas cualidades espirituales, traten de corregir al hombre [o reajustarlo] con espíritu apacible.
Pero que cada uno se vigile a sí mismo para que no sea tentado también”.
¿Qué es lo que debemos recordar de este análisis?
Que debemos dejarnos guiar por el espíritu santo cuando damos un consejo y darlo con apacibilidad.
Con que recuerden eso habrá valido la pena.
¡Qué consejos tan excelentes!
Así que ya lo sabemos: si tenemos que aconsejar a alguien, debemos hacerlo con espíritu apacible.
Antes hablamos de que la verdad nos impulsa a actuar.
Pero también nos une.
En el pueblo de Jehová se hablan cientos de idiomas, y hay personas con culturas y antecedentes muy diferentes.
Aun así disfrutamos de una paz tan maravillosa que es un auténtico milagro.
De eso habla el video musical de este mes.
Se titula Por fin vivir en paz. Vamos a verlo.
♪♪ Mira a tu alrededor y solo verás dolor, por toda la Tierra, peleas y guerras, corazones de hielo.
Mira otra vez allí y puedes también sentir que hay una semilla, un rayo que brilla del uno al otro confín.
¡Qué milagro de Jehová!
Es un sueño que se hace realidad: por fin vivir en paz.
Hoy nuestras armas son el cariño y la comprensión.
No importa el color, importa el amor, somos una familia.
Únete a la canción, hay un solo corazón, vivimos felices, sin más cicatrices, sirviendo juntos a Dios.
¡Qué milagro de Jehová!
Es un sueño que se hace realidad: por fin vivir en paz.
El Príncipe de Paz —muy pronto lo verás— dará libertad a la humanidad bajo la justa ley de Jehová, nuestro Rey.
¡Qué milagro de Jehová!
Es un sueño que se hace realidad...
¡Qué milagro de Jehová!
Es un sueño que se hace realidad: por fin vivir en paz.
¡La paz universal! ♪♪ Para nosotros, los testigos de Jehová, la unidad no es solo un sueño.
Es una realidad.
Sea que estemos reunidos en una asamblea o ayudándonos en los momentos difíciles, nuestro amor y unidad se ven con total claridad.
Imagínense lo maravilloso que será cuando se cumpla la voluntad de Dios en toda la Tierra, y cuando todas las personas estén unidas, absolutamente todas.
En este programa hemos visto lo importante que es que el amor por la verdad se refleje en nuestra vida.
Ese amor nos impulsa a vivir como a Jehová le gusta porque las normas de Jehová son también las nuestras.
Además, nos mueve a volver a visitar a quienes se interesan en el mensaje y a mantenernos unidos en todo momento.
Cuando escucha la palabra paraíso, ¿qué le viene a la mente?
Muchos tal vez piensen en la belleza tropical que encontramos en Fiyi, desde donde nos llega la videopostal de este mes.
Fiyi es un país del océano Pacífico sur compuesto por más de 300 islas, de las cuales solo unas 100 están habitadas.
En esas islas hay selvas exuberantes, praderas secas y lagunas de aguas cristalinas repletas de coral.
En el interior, el terreno es escarpado y difícil, con picos de más de 1.300 metros de altura, es decir, más de 4.200 pies.
En este hermoso lugar, hay 3.186 publicadores que les predican las buenas noticias del Reino a casi un millón de personas.
En la pequeña isla de Koro, que se encuentra entre las dos islas principales de Fiyi, nuestros hermanos predican la mayor parte del territorio a pie.
Para predicar en las aldeas que están más apartadas, a veces alquilan un camión para llevar a los hermanos mayores y a los más jovencitos.
Para cubrir las necesidades de sus familias, muchos hermanos de la congregación se dedican a la agricultura.
Otros se dedican a la fabricación de tapetes o alfombras tradicionales de Fiyi.
Los tejen con las hojas alargadas y estrechas del pandano, un árbol típico de las zonas tropicales.
Las secan, las tiñen enterrándolas en el lodo y las suavizan para poder usarlas.
Gracias a la venta de estos artículos, muchas familias pueden pagar el viaje para asistir a las asambleas regionales y de circuito.
Tienen que viajar en barco 12 horas por aguas muy agitadas hasta llegar a Viti Levu, la isla más grande de Fiyi.
En el 2016, el ciclón Winston azotó Fiyi.
Hasta ese momento, no había registro de una tormenta tan fuerte en el hemisferio sur.
En la pequeña aldea de Naqaidamu, la mayoría de las casitas quedaron totalmente destruidas, y nuestros hermanos perdieron prácticamente todo lo que tenían.
El único edificio que quedó en pie fue el Salón del Reino.
Como los Testigos tienen muy buena reputación, uno de los jefes de la aldea les dio un terreno que estaba alrededor del Salón del Reino para que los hermanos pudieran reconstruir sus casas.
Los voluntarios del Comité de Socorro y otros Testigos de la zona construyeron casas para todos los hermanos de la congregación, 14 casas en total.
El Salón del Reino de Naqaidamu funciona completamente con energía solar, y los hermanos aprovechan bien la tecnología tanto en las reuniones como en la predicación.
Los 38 publicadores de la congregación Naqaidamu les envían a los hermanos de todo el mundo su loloma, es decir, su amor, como se dice en fiyiano.
Desde la central mundial de los testigos de Jehová, esto es JW Broadcasting.