Hoy hemos estado hablando de la tecnología.
Y, como ya lo han dicho los hermanos, la organización de Jehová está haciendo buen uso de ella para impulsar la predicación de las buenas nuevas.
Cada semana recibimos cartas de agradecimiento de personas a quienes les encanta mirar el canal JW Broadcasting.
Esta mañana me gustaría hablar sobre nuestro sitio de Internet, jw.org.
¿Sabían que, para muchas personas, el primer contacto con la verdad ha sido a través de jw.org, antes de haber hablado con algún testigo de Jehová?
Sí.
Me gustaría relatarles algunas historias al respecto.
Primero hablemos de Cadja.
Ella no estaba contenta en su iglesia y decidió investigar otras religiones.
En el pasado, probablemente hubiese ido de una iglesia a otra, pero en nuestros días es más común acudir a Internet
si uno desea saber lo que enseña una religión.
Al ahondar en las creencias de cada religión, Cadja se dio cuenta de que había muchos comentarios negativos sobre los testigos de Jehová.
Pero decidió investigar más porque a ella no le gusta ser prejuiciosa.
Así que se puso a navegar en Internet y encontró nuestro sitio.
Le encantó la sección “Preguntas frecuentes”.
Cada pregunta se respondía con la Biblia, y eso era lo que ella buscaba en una religión.
Luego vio en nuestro sitio una invitación para ir a las reuniones.
Como Cadja todavía asistía a la escuela, convenció a una de sus compañeras para que fuera con ella al Salón del Reino.
Le gustó mucho lo que escuchó en la reunión, y los hermanos la recibieron con amabilidad.
Lamentablemente, sus padres se opusieron, y poco tiempo después de que Cadja visitara por primera vez el Salón del Reino, su familia se mudó a una zona aislada donde no había testigos de Jehová.
Estuvo alejada de los hermanos un año entero.
Pero no se desanimó; estudió todas las publicaciones que hay en el sitio jw.org, y así se mantuvo al día con la verdad.
En septiembre de 2014 encontró de nuevo a los hermanos y aceptó estudiar la Biblia.
En julio de 2015 se bautizó.
Cadja pudo aprender la verdad, y su primer contacto con esta fue a través de nuestro sitio, jw.org.
Y si hemos de hablar de jóvenes que enfrentan oposición, hay que mencionar a Kenji, un joven de 15 años de Japón.
Aunque anhela asistir a las reuniones en el Salón del Reino, su padre se lo ha prohibido.
Noten lo que Kenji dice al respecto: “Todos los días veo el canal JW Broadcasting y entro al sitio jw.org.
Me anima mucho saber de hermanos que dan lo mejor a Jehová.
Un día yo también me convertiré en un buen hermano.
Denme tiempo”.
Para mencionar otro ejemplo, el pasado fin de semana asistimos a una asamblea de circuito en San Luis (Misuri).
Allí una hermana me contó que lleva un año gravemente enferma, al grado de que no ha podido asistir a las reuniones ni escucharlas por teléfono.
Me dijo que JW Broadcasting y el sitio jw.org han sido como un salvavidas.
Sin duda, la tecnología puede resultar toda una bendición.
Hablemos ahora de Alenka, una profesora de física.
Cierto día fue a la casa de un conocido, donde le presentaron a una persona.
Más tarde, Alenka le dijo a su conocido que estaba impresionada por la forma de ser de aquella persona, aquel hombre tan amable y equilibrado.
Su conocido le respondió: “Todo lo que dices es verdad.
Pero hay un problema: es testigo de Jehová”.
Una vez más, un comentario negativo sobre los testigos de Jehová.
¿Qué hizo Alenka?
Al llegar a su hogar, nos investigó en Internet
y encontró el sitio jw.org.
Por cinco meses, leyó con atención todos los artículos de nuestro sitio de Internet.
Luego decidió ir a un Salón del Reino.
Noten el interesante comentario que hizo sobre un punto en el cual yo nunca había pensado.
Ella dijo: “Gracias a jw.org, todo lo que vi en el salón me resultó familiar, tanto los discursos como los hermanos”.
Después de asistir a las reuniones durante un mes, solicitó un curso de la Biblia.
Se tomó su tiempo, pero terminó aprendiendo la verdad.
Después de conocer a aquel hermano, su contacto con la verdad fue nuestro sitio de Internet.
Dregan era un monje franciscano de Eslovenia.
Aunque había pertenecido a su orden por varios años, sentía que había un vacío en su vida.
Se dio cuenta de que su religión no satisfacía su necesidad espiritual.
Quiso investigar e ingresó a una sala de charla en Internet donde había muchos evangélicos.
Como se imaginarán, al poco tiempo empezaron los comentarios negativos sobre los testigos de Jehová.
A Dregan tampoco le gustaba mostrar prejuicios, así que aquello no lo detuvo.
Pensó: “No es justo criticar a los testigos de Jehová si no están presentes para defenderse”.
Así que entró en Internet, encontró nuestro sitio y quedó encantado.
Recordemos que Dregan era monje y pertenecía a una orden religiosa que les permite a los monjes salir del monasterio solamente los lunes.
Cierto día encontró la dirección de nuestra sucursal en Eslovenia y un lunes por la mañana decidió visitarla.
Los hermanos le dieron una cálida bienvenida.
Quedó muy impresionado y se le ocurrió una excelente idea.
Pensó que quizás debería empezar a leer la Biblia todos los días.
Regresó al monasterio y empezó a leerla en Internet.
Los demás monjes pensaron que aquello era muy gracioso.
¿Qué hacía un monje católico leyendo la Biblia?
Dregan no permitió que las burlas lo desanimaran.
Continuó leyendo la Biblia y consultando el sitio jw.org.
En el sitio se enteró de que ese año la Conmemoración se celebraría en lunes.
Como era su día libre podría asistir, y así lo hizo.
Esa reunión fue suficiente para que tomara la decisión de abandonar tanto la Iglesia Católica como el monasterio.
Tuvo que vencer varios obstáculos.
No fue fácil, pero siguió adelante.
En junio de 2014 dejó la Iglesia y salió del monasterio; luego, en el mes de octubre de ese mismo año, se bautizó como testigo de Jehová.
Desde entonces, sirve como precursor auxiliar.
En Finlandia, una hermana da clases de la Biblia a una mujer de Bulgaria.
En una ocasión, la estudiante le pidió que la llevara al hospital.
La hermana le preguntó: “¿Estás enferma?”.
Con tono de duda, la mujer admitió que deseaba practicarse un aborto.
La hermana le respondió: “No puedo ayudarte.
Mi conciencia no me permite llevarte al hospital para hacer eso”.
Luego le mostró con la Biblia lo que Dios piensa sobre la vida.
Entonces pensó en una cosa más.
Decidió que al terminar cada sesión de estudio
—y esto es, sin duda, algo que todos podemos imitar—, le mostraría a su estudiante algún artículo de nuestro sitio de Internet.
Ella recordó que la canción 88, titulada Los hijos son un regalo de Dios, había salido recientemente en el idioma búlgaro cantada por un coro de niños.
Escucharon juntas esa canción, la cual le llegó al corazón a la mujer, quien decidió no abortar.
Dijo: “Voy a tener al bebé.
Si es niño, se llamará Ángel.
Si es niña, se llamará Angelina, porque Dios lo ha protegido”.
¡Y también los niños del coro ayudaron un poco!
Por varios años hemos animado a precursores y publicadores a que, en los cursos bíblicos, dirijan a sus estudiantes a la organización de Jehová.
Hace tiempo diseñamos un folleto con este propósito.
Y ahora tenemos uno con muchas imágenes.
Ambos han sido muy útiles.
Pero lo que realmente ha abierto los ojos de nuestros hermanos y estudiantes de la Biblia para conocer mejor la organización ha sido JW Broadcasting y jw.org.
Cuando visitamos congregaciones o circuitos, escuchamos a los hermanos hablar de la organización como nunca antes.
Sin duda, el uso de la tecnología ha contribuido a esto y a difundir las buenas nuevas.
Sin embargo, unas palabras de advertencia: La tecnología desempeña un papel importante, pero también conlleva un riesgo.
Cada vez es más común que las personas ignoren a quienes las rodean por estar mirando sus dispositivos electrónicos.
¿Se han percatado de ese fenómeno en la sociedad actual?
Imaginen a una pareja en un restaurante.
Cada uno está usando Internet para buscar información o contestar correos, pero están ajenos el uno al otro.
Según cierto estudio de la Universidad de Baylor, esta costumbre se ha convertido en un verdadero problema.
Así que, aunque deseamos estar conectados a Internet, es aún más importante relacionarnos con las personas que nos rodean.
El hermano John Barr, del Cuerpo Gobernante, solía decir que si nos aislamos de los demás por estar mirando una pantalla, nos estamos perdiendo de las cosas buenas de la vida.
Además, dejamos pasar valiosas oportunidades para fortalecer los lazos que nos unen a nuestros hermanos.