Terminé.
¡Hola!
¿Quieres ver cómo quedó?
Tarán… Son los tres hebreos en el horno de fuego.
Bueno, podría estar mejor.
¡Pero esa historia es muy emocionante!
¿Y cómo terminaron en un horno de fuego?
Ven, te lo voy a mostrar.
¡Te va a encantar esta historia!
Hananías, Misael y Azarías eran muy jovencitos cuando se los llevaron a Babilonia.
Daniel también estaba ahí.
Allí la gente no era amiga de Jehová, y querían que los hebreos fueran igual que ellos.
Les pusieron nombres babilonios —Sadrac, Mesac y Abednego— y les ofrecieron comida que Jehová les había prohibido.
Pero ellos y Daniel obedecieron a Jehová porque eran sus amigos.
Un día, el rey de Babilonia le dijo a todo el mundo que se inclinara para adorar una estatua.
Y a los que no lo hicieran los iban a echar en un horno de fuego.
¿Qué harían los tres hebreos?
¿Obedecerían al rey y harían lo mismo que todos los demás?
¡Claro que no!
Sabían que solo hay que adorar a Jehová y querían obedecerle solo a él.
Y, si lo habían obedecido antes, también podían hacerlo ahora.
Dijeron: “Oh, rey, el Dios al que servimos puede librarnos […].
Pero, incluso si no lo hace, […] no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro”.
Los amigos de Jehová siempre lo obedecen.
Y, entonces, ¿cómo los rescató Jehová?
¡Guau!
¡Se puso emocionante!
¿Por qué no lees la historia tú mismo y descubres lo que pasó?
Intenta aprender de los amigos de Jehová todos los días.