Desde su comienzo en el año 2014, la Escuela para Evangelizadores del Reino ha hecho muchísimo bien en el campo internacional, pues quienes se gradúan de ella ayudan a fomentar los intereses del reino. Este curso de dos meses está pensado para capacitar a precursores de experiencia que desean servir donde haga falta. Aunque muchos han aprovechado con gusto esta oportunidad, otros no se animan.
¿Por qué? Al principio estaba muy asustada porque cuando llegó la invitación, no era ni mucho menos una buena precursora. Pensaba que no me lo merecía. Algo que me preocupaba un poco era no saber cómo me ganaría la vida en el lugar al que se me asignara, si estaría a la altura de lo que se espera de alguien que asiste a la escuela.
Una de las cosas que me inquietaban de la escuela era no saber a dónde me enviarían, cómo sería el lugar, cómo sería mi vida allí. En mi cultura, las familias permanecen juntas, nadie se marcha, y me preocupaba la idea de que me mandaran lejos. Tenía mis temores sobre a dónde nos asignarían después de terminar el curso, y me preguntaba si seríamos capaces de mantener el ritmo de estudio.
¿Te sientes identificado con tales sentimientos? En ese caso, recuerda por favor que el cuerpo gobernante entiende esto. No es fácil desarraigarse del lugar donde uno vive y adentrarse en lo desconocido, pero antes de que descartes la idea de asistir a esta escuela, te recomendamos cariñosamente que ores sobre la posibilidad de hacerte disponible para que Jehová te dé esta capacitación, a fin de que puedas ampliar aún más tu servicio. Hay una bonita razón para aumentar nuestro servicio a Jehová, y la encontramos en un emocionante ejemplo de las Escrituras.
En Jueces capítulo 4, Jehová le ordena a Barak reunir a diez mil voluntarios, marchar a la cima del monte Tabor y esperar a que le dé la señal para combatir contra el poderoso Císara y su ejército. Pero recordemos que, a diferencia de sus enemigos cananeos, los israelitas no estaban entrenados para la guerra, tenían pocas armas y eran muy inferiores en número. Los que se ofrecieran tendrían que dejar su hogar, subir una montaña y esperar instrucciones.
De hecho, debían parecer débiles e indefensos ante los poderosos ejércitos cananeos que los rodeaban por todos lados al pie de la montaña. Desde un punto de vista humano, había muchísimas razones para no ofrecerse a participar en esta misión. ¿Cómo te habrías sentido tú? ¿Habrías ido? Bueno, los que sí fueron, vivieron una experiencia asombrosamente impresionante.
El capítulo 5 de Jueces cuenta que, tan pronto como Jehová les dio la orden de lanzarse al ataque montaña abajo, la tierra tembló y los cielos derramaron aguaceros. Como salida de la nada, se desató una gran tormenta que sembró el caos entre los ejércitos de Císara, y detrás de la tormenta vinieron los israelitas. Con la ayuda de Jehová, derrotaron a sus enemigos y ganaron la batalla.
Pregunto, ¿sabían Barak y sus hombres que Jehová provocaría esa tormenta? No, pero una cosa sí sabían. Lean conmigo, por favor, las palabras que Jehová les dijo justo antes de que descendieran de la montaña. En Jueces, capítulo 4, versículo 14.
Vamos, que este es el día en que Jehová entregará a Císara en tus manos. ¿Acaso no va Jehová delante de ti? Aquí está la bonita razón que mencionamos antes. ¿Alguna vez has entrado en una habitación oscura y desconocida, y un amigo te ha dicho, no te preocupes, yo iré primero? ¿Sé dónde se enciende la luz? ¿Te sientes seguro, verdad? Pues de forma parecida, cuando Jehová les dijo a aquellos israelitas que él iría delante de ellos, es como si él les hubiera dicho, no se preocupen, yo iré primero, y no dejaré que les pase nada malo.
Como vemos, aquellos hombres se enfrentaban a lo desconocido, a la oscuridad, pero confiaron en Jehová y vieron de primera mano como él encendió la luz al provocar aquella pavorosa tormenta. En efecto, Jehová hizo posible lo imposible. Pues bien, queridos hermanos, Jehová también puede hacer posible lo imposible en su caso.
No se retraigan ante lo desconocido, y no dejen que el miedo se convierta en un lastre. Tal como en los tiempos de Barak, hoy día se está haciendo un llamamiento para pedir voluntarios que puedan ser usados más de lleno en la organización de Jehová. Si su corazón los motiva a asistir a esta escuela, entonces verán de primera mano que Jehová los cuidará día tras día.
Cuando vengan los retos, y todo les parezca totalmente oscuro, él de seguro les alumbrará el camino. La educación que brinda este curso es un tesoro para toda la eternidad. Nos hace mejores maestros, y todo para la gloria de Jehová.
Al aceptar el reto, demostramos que apoyamos a Jehová como el soberano universal. Es un gran privilegio recibir capacitación de Jehová mediante su organización. Ahora me siento más cerca de Jehová.
Lo veo como alguien real. Estoy feliz de tener una amistad estrecha con él. Los beneficios de que Jehová haya invertido en mí han sido que he cambiado mi manera de ver la soltería.
He dejado de ponerme trabas. Me ha impulsado a ir más allá de los límites que yo misma me fijaba. La escuela me preparó para apoyar el trabajo de traducción que se hace a mi idioma, y para darle a Jehová lo mejor de mí, porque él es grande.
No hay un regalo mayor que ser enseñados por Jehová. Aun si tus circunstancias no te permiten llenar la solicitud para ir a la escuela ahora, no te desanimes. Sigue orando al respecto.
Quizás se te vuelva a presentar la oportunidad en el futuro. Mientras tanto, tal vez puedas ayudar a otra persona de tu familia o de la congregación a asistir a la escuela. Al apoyar a otros, tú también puedes experimentar la bendición de Jehová en tu vida de formas inesperadas y sencillamente maravillosas.
Sin importar cuáles sean tus circunstancias, recuerda que si aceptas la invitación de Jehová y confías en Él, Él te despejará el camino. Los obstáculos y los temores quedarán a un lado y serán reemplazados por nuevos amigos y alegrías inimaginables. ¿Por qué? Porque Jehová es quien irá delante de ti.
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